Las historias de invasiones extraterrestres son un ingrediente común en la ciencia ficción moderna desde la publicación hace tantos años de la fantástica La guerra de los mundos de H. G. Wells. Por eso, cada cierto tiempo tenemos una nueva película o libro o videojuego que trata sobre el tema. Y el mundo del cómic no iba a ser una excepción. El último ejemplo lo tenemos con Territorio, con guion de David Muñoz y dibujo de Miguel Robledo, un álbum publicado por Astiberri y en el que la humanidad se enfrenta a la invasión de unas criaturas con forma de armadillo que quieren conquistar nuestro planeta.
Pero como suele ocurrir muchas veces en las obras de ciencia ficción, este escenario solo es una excusa (muy bien planteada, eso sí) para hablar de un tema más profundo: el bullying y sus consecuencias. Algo que está más que claro desde el principio ya que la contracubierta del álbum recoge en una serie de palabras lo que vamos a encontrarnos en sus páginas: bullying, extraterrestres, adolescencia, guerra, conquista, dolor, trauma y venganza.
Y por si necesitáis más pistas, os dejo con el resumen de la editorial: La humanidad ha ganado la guerra contra una civilización extraterrestre. El capitán Noguera forma parte de las tropas destacadas en el planeta de los alienígenas, convertido ahora en una colonia terrestre. Cuando el soldado Castro se incorpora a la brigada de Noguera, este le reconoce inmediatamente: es el sádico líder del grupo que le hizo bullying en el instituto. Ahora, Noguera tiene por fin la oportunidad de vengarse de él. La historia, que comenzó en un instituto de la Tierra hace 20 años, se resuelve en un mundo a decenas de años luz de nuestro sistema solar. Territorio es un proyecto de largo recorrido escrito por el versátil guionista David Muñoz que le ha llevado a su dibujante, Miguel Robledo, siete años de trabajo y que por fin ahora ve la luz.
No es la primera vez que David Muñoz trata el tema del bullying. Hace más de veinte años publicó Miedo (Glénat), una historia autobiográfica en la que nos hablaba sobre el bullying que vivió durante su juventud. Ahora vuelve al tema, pero abordándolo desde una perspectiva diferente, dejando de lado el realismo, para ofrecer un interesante relato en el que podemos ver las consecuencias que tiene el acoso.
El quid de la obra es saber si Noguera ha podido dejar atrás el trauma que sufrió de joven o si, por el contrario, aprovechara la situación de poder que tiene sobre su acosador para vengarse de él. A través de breves flashbacks vemos lo mal que lo pasó el protagonista de joven y como el acosó al que se vio sometido le hizo tomar una decisión que le ha llevado hasta donde se encuentra ahora.
El desarrollo de Noguera es realmente soberbio. Se nota que Muñoz sabe de lo que está hablando porque lo ha vivido en primera persona. Las decisiones que toma, como esconde sus actividades de guerra a su mujer y lo frio que parece haberse vuelto… todo encaja como un guante. Es una pena que por el contrario el desarrollo de Castro no sea tan redondo. Pasa de ser un acosador cruel y asqueroso de manual, a una bellísima persona que se preocupa por los aliens sin que se nos explique mínimamente dicho cambio.
Dejando de lado el tema del bullying que vertebra la obra, hay más asuntos que el guionista trata también de manera muy acertada. Al principio parece estar claro que fueron los extraterrestres los que atacaron a la humanidad, pero conforme se va desarrollando el relato se van estableciendo dudas razonables sobre si esto fue así realmente. Recuerda mucho a la manipulación de los poderes políticos en los medios de comunicación para establecer su “verdad” o su “relato” y manipular a la sociedad. O incluso al tema tan de moda ahora de las fake news. Por otro lado, también vemos las consecuencias de la deshumanización que se vive en los conflictos bélicos, la crueldad de la guerra, lo difícil que es ser diferente cuando se es adolescente… todo está perfectamente retratado en un relato apasionante.
La única pega que se le puede poner al guion es que se pasa muy por encima sobre el escenario de la historia. Y es una pena ya que lo poco que se vislumbra es muy atractivo. David Muñoz demuestra ser un competente constructor de mundos y escenarios, pero entendemos que dada la extensión del relato y lo que verdaderamente se quiere tratar, tampoco hay espacio para mucho más.
En cuanto al apartado gráfico, el trabajo de Robledo es perfecto a la hora de acompañar a la historia. El dibujante da el do de pecho a la hora de plasmar un mundo futurista atrapado en un conflicto bélico en el que brilla tanto su diseño de personajes como de escenarios y de tecnología. Su uso del color también es muy acertado, aportando los toques de oscuridad o de frialdad cuando es necesario, mientras que las explosiones de colores más brillantes se dejan para las escenas de acción, con disparos, explosiones y muertes por doquier. Todo sin olvidar una más que correcta narrativa que lleva de la mano al lector por las distintas viñetas del cómic.
La edición de Astiberri es muy buena. La decisión de publicarlo en un formato de gran tamaño (22 x 29,5 cm) hace que se disfrute mucho más del buen acabado gráfico de Robledo. El volumen tiene 136 páginas encuadernadas en tapa dura e incluye como extras unas bellísimas ilustraciones a toda página a cargo del dibujante de la obra y una breve semblanza de los autores. El precio de venta es de 24 euros.
En resumen, Territorio es un cómic apasionante que dentro de un atractivo escenario de guerra de ciencia ficción esconde un tema mucho más duro y profundo tratado de manera adulta e inteligente por los autores. Todo ello con un gran dibujo y una trama de intriga en la que los giros de guion están a la orden del día, sin que la historia pierda coherencia y llevando al lector de la mano hasta un final perfecto.
