Bienvenidos por cuarta vez a Gilead. La revolución que tanto tiempo se ha estado gestando ha comenzado. Ochenta y seis niños han sido liberados y transportados a Canadá por obra y gracia de June (Primero llamada DeFred y luego DeJoseph). La pregunta es, ¿Y ahora qué? Esto es El cuento de la criada.
Análisis de todos los capítulos de El cuento de la criada y también os invitamos a leer más libros de Margaret Atwood.
Se acabó. Finalmente, asistimos al desenlace de la temporada que viene a cambiarlo todo. La transición de una narrativa excesivamente circular, basada en la constante captura y huida de Gilead mientras los personajes permanecían enquistados. Parecía más importante la visualización de la tortura, del daño a las mujeres, que de la propia evolución de los personajes. Las series de ciencia ficción actuales están arrasando y El cuento de la criada es una de las mejores valoradas
Obviamente, es importante el carácter de El cuento de la criada como señal de alerta de lo que nos podemos convertir en el futuro. Función vital de toda distopía, por otro lado. Pero es innegable que la circularidad de la trama, siempre en torno a la violencia casi pornográfica y poco sutil contra las mujeres, acaba por convertirse en algo inconscientemente monótono.
En este sentido, es de valorar el intento de Bruce Miller, creador de la serie, por salir de Gilead. Los primeros capítulos olían a rutina y hacían presagiar lo peor. Y la vuelta a Canadá, pese a rebajar la intensidad de la trama, nos dio el esperado cambio de aires necesario para oxigenar a la serie. Tal vez centrarse únicamente en June y su incapacidad para superar a Gilead no haya sido el mejor recurso argumental, pero es el que ha salvado a El cuento de la criada.
Dejamos a June en su peor momento tras averiguar que Fred y Serena Waterford van a ser liberados de su cautiverio a cambio de información sobre Gilead.
Al inicio del capítulo se inviertan los roles. Mientras que June adquiere una actitud pasiva, necesaria para poder sobrellevar la ira que puede destruirla, Moira la incita a acudir a Ginebra a dar la cara frente a Fred. La serie parece caminar hacia los dignos derroteros de la diplomacia, pero nada más lejos de la realidad.
June comienza a asimilar y a abrazarse a sí misma, la que Gilead intento someter y, a cambio, la transformó para siempre. Consigue que Mark Truello acceda a un intercambio de mujeres consideradas muertas en Gilead por Fred Waterford gracias a la mediación de Lawrence y Nick.
Y llegamos al despiadado final. Como si de una película de terror se tratase, Fred Waterford sufre el mismo destino que muchas de las Criadas que incumplían las normas del régimen: apaleado hasta la muerte por un ejército de mujeres que, directa o indirectamente, sufrieron sus acciones. No hay duda ni remordimiento.
A falta de una quinta y última temporada, queda claro que ya poco importa (y mucho tendrán que hacer para corregirlo) los destinos de Janine, tía Lydia o Lawrence. Incluso el de Serena, convertida en el probable nuevo objetivo del odio de June. Porque la mayor enemiga de nuestra protagonista va a ser ella misma, la que es incapaz de convivir y adaptarse a Luke, Moira y Nicole. La que solo parece ser entendida por Nick por la sencilla razón de que entiende y ha vivido con ella todo lo que ha pasado en Gilead. Y, por ello, tal vez el personaje de Gilead más importante de lo que queda de serie sea el líder de los Ojos.
Lo cierto es que esta cuarta temporada deja una sensación de satisfacción general, pero ni mucho menos es perfecta. De hecho, su calidad es superior por poco a la de la segunda y tercera temporada. La irregularidad campa por sus anchas. Los primeros capítulos suenan a repetitivos y los posteriores, pese al loable intento, dejan relucir múltiples costuras.
En primer lugar, centrarse única y exclusivamente en June supone el inevitable desprecio en el resto de personajes secundarios. Y lo que es peor, su difuminación. Porque es entendible que Fred, Serena y Nick aparezcan poco. Pero es sangrante la simplificación del comandante Lawrence (cuesta entender muchas de sus acciones) y de tía Lydia.
Por otro lado, lo intimista de la serie, que Miller rescata de la novela original de Atwood, no consigue maquillar lo poco construido que está el mundo de El cuento de la criada. Seguimos sin conocer cómo funciona Gilead… y Canadá. Y eso hace poco entendible el entorno en el que intenta integrarse June…imagino que con poco éxito.
Enlace a El cuento de la criada en HBO
Un saludo y sed felices!
Más que un análisis esto resulta un resumen carente de profundidad, pero no es falta del autor dado que en el caso de esta serie, con una narrativa tan cerrada, poco más es lo que se puede decir de lo que ya se ve en la tele.
Supongo que la falta de información y focalización casi exclusiva sobre June se basa en hacer honor al nombre de la serie y ver la historia desde su punto de vista, su cuento. Habrán muchas cosas que suceden en Gilead y que ella desconoce, por tanto como describirlas o si quiera intentar explicarlas?
Lo cierto es que June ha cambiado y su vida ya no volverá a ser igual.
Ahora, indistintamente del por qué, ha cometido un delito que deberá asumir ya no sólo como mujer, madre y esposa sino también como ciudadana protegida en un país en donde la justicia no se toma por cuenta propia.
Éste seguirá siendo su cuento, falta ver cómo reaccionará a la presión y fuerza ejercida sobre ella, ya no por Gilead sino por ella misma.
Más que un análisis esto resulta un resumen carente de profundidad, pero no es falta del autor dado que en el caso de esta serie, con una narrativa tan cerrada, poco más es lo que se puede decir de lo que ya se ve en la tele.
Supongo que la falta de información y focalización casi exclusiva sobre June se basa en hacer honor al nombre de la serie y ver la historia desde su punto de vista, su cuento. Habrán muchas cosas que suceden en Gilead y que ella desconoce, por tanto como describirlas o si quiera intentar explicarlas?
Lo cierto es que June ha cambiado y su vida ya no volverá a ser igual.
Ahora, indistintamente del por qué, ha cometido un delito que deberá asumir ya no sólo como mujer, madre y esposa sino también como ciudadana protegida en un país en donde la justicia no se toma por cuenta propia.
Éste seguirá siendo su cuento, falta ver cómo reaccionará a la presión y fuerza ejercida sobre ella, ya no por Gilead sino por ella misma.