Con un increíble cuarto episodio e inolvidable actuación de Cristin Milioti, ha llegado a su mitad la miniserie El Pingüino que, creada por Lauren LeFranc para HBO, es emitida semanalmente por Max y se sigue confirmando como una de las mejores series basadas en personajes de DC Comics.
Hola otra vez, ciudadanos de Gotham. Bienvenidos a analizar un nuevo episodio de El Pingüino, en este caso el cuarto que, titulado Cent’ anni, es uno muy particular al estar por completo dedicado a Sofía Falcone, además de narrado en varias líneas temporales a través de flashbacks (e incluso de flashbacks dentro de los flashbacks).
Hay mucha tela para cortar de esta entrega, así que mejor empezar ya mismo a ver qué nos ha dejado, no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.
Malas Noticias para Sofía
El primer flashback nos cambia en pocos minutos el escenario que nos había quedado en mente al final del episodio anterior, ya que nos retrotrae al momento en que Oz y Sofía estaban de rodillas y a manos de los Maroni justo antes de la oportuna intervención de Víctor.
Nos anoticiamos de que Sofía se acababa no solo de enterar que Oz había estado viéndose con los Maroni, sino que además y según las palabras de Nadia, fue el responsable de la muerte de Alberto. Es un golpe fuerte para ella y se entiende todavía más que Oz le ordenara a Víctor huir tan presurosamente de la escena sin siquiera intentar rescatarla. De todas formas, también nos anoticiamos de que Sofía no ha muerto, sino que alcanzó a ocultarse en medio de la desbandada de los Maroni y en ese momento un flashback nos lleva mucho más atrás en el tiempo…
Arkham
Nos vamos pues a los días en que Sofía lucía mucho más afable y menos ida, cuando patrocinaba una fundación para mujeres en riesgo de suicidio debido a que justamente ese había sido el motivo de la muerte de su madre, del cual un desgarrador flashback dentro del flashback nos pone al tanto de que ella misma sufrió de niña en carne propia al encontrarla colgando sin vida del techo de la habitación.
Sin embargo, una periodista llamada Summer Gleeson (Nadine Malouf) busca contactarla para mostrarle evidencia de que varias mujeres que trabajaban en los clubes de su padre fueron muertas por ahorcamiento a pesar de haberse alegado en su momento suicidio. Sofía se niega a aceptarlo, pero no puede evitar relacionar con su madre ni quedarse rumiando el asunto, así que vuelve a encontrarse con la reportera.
Oz, por aquellos días su chofer, le va con el cuento a Carmine (Mark Strong), que se molesta sobremanera con el asunto por ser Gleeson una periodista muy vinculada a la policía, así como Sofía la persona en quien pensaba legar su imperio criminal por encima de Alberto, normalmente entregado a la bebida y los placeres libertinos.
De pronto, Gleeson aparece muerta y se lo endilgan a Sofía, lo mismo que la muerte de las otras mujeres. En despiadado acto de crueldad paterna, Carmine la hace internar en Arkham, donde es atada con cadenas y sometida a terribles procedimientos y terapias de choque por un tal doctor Ventris (T. Ryder Smith).
En medio de ese infierno, no obstante, logra entablar buena relación con el psicoanalista Julian Rush (a quien, interpretado por Theo Rossi, ya viéramos en el primer episodio) y es visitada por Alberto, único miembro de la familia que la sigue teniendo en cuenta y que además le promete que saldrá en seis meses luego de demostrarse su inocencia en juicio. También se hace de una amiga llamada Maggie, pero es conocida como Urraca (o Magpie, interpretada por Marié Botha), personaje conocido para los lectores de DC Comics del cual ya volveremos a hablar…
En escena casi de filme de horror, una interna totalmente desquiciada que por alguna razón no lleva cadenas (Syd Skidmore), culpa a Sofía de ser una asesina y la ataca brutalmente: por muy poco no la mata, pero la deja muy maltrecha y pronto Sofía descubre que no era casualidad ni accidente que estuviera suelta…
Invirtiendo la escena, le entregan a esa misma interna en bandeja y encadenada mientras le ponen un tenedor en mano. Quieren, claro, que cometa una locura que confirme los cargos en su contra y la encierre para siempre, pero Sofía se da cuenta y se niega, no obstante lo cual y en medio del forcejeo, la interna le arrebata el tenedor y se termina dando muerte a sí misma en demencial acto del cual, ni falta hace decirlo, también culpan a Sofía.
No es por cierto el único asesinato que le cargan, aunque el otro es real cuando mata a golpes a Urraca al enterarse que pasaba información sobre ella a cambio de drogas. Ello, desde luego, sirve aún más a los planes de su padre y de Vetris, quien la declara inapta para juicio, quitando así a Sofía toda posibilidad de salir a los seis meses como se le había prometido…
Revancha
Ya en el presente y después de la escena con los Maroni y la fuga de Oz, Sofía vuelve con su familia, dejando obvio que no piensa marchar a Sicilia, como quieren obligarla a hacer.
Tras dar un discurso que molesta visiblemente a Luca y a John Viti, pone a salvo a Gia, la hija de su prima Carla y, munida de correspondiente máscara, abre en la noche las exclusas de gas y mata a todos. Al llegar a la habitación de Viti, que no ha sido afectado, lo apunta con un arma…
Balance del Episodio
Sin duda la mejor entrega hasta el momento y eso que nos venía dando grandes episodios. Pero este ha sido brutal en todo sentido: por lo terrible de la historia, por el manejo de los flashbacks (en ningún momento innecesarios), por la demencial recreación de Arkham y por las increíbles actuaciones, especialmente de una impagable Cristin Milioti, de quien ya para esta altura se puede decir que sería una injusticia que no estuviese nominada en la próxima entrega de los Emmy.
En un episodio en el cual hemos visto muy poco de Oz (solo en flashbacks) y casi nada de Víctor (apenas la escena incial), Sofía ha sido la gran protagonista y ello ha permitido ver un trabajo deslumbrante que nos ha hecho olvidar de Colin Farrell y hasta agradecer su ausencia. Y no porque lo de él no sea bueno, que claramente lo es, sino porque hubiera quitado clima al episodio y protagonismo a una Milioti que ha hecho esta entrega suya por completo y se ha terminado de afirmar como uno de los puntales sobre los cuales se sostiene esta excelente miniserie que estamos viendo (¿de verdad que no piensan hacer segunda temporada?).
Al ser un episodio tan extendido en el tiempo (con sus flashbacks y líneas temporales ha cubierto más de diez años, sin contar las escenas de Sofía como niña), la actriz ha tenido que recrear las distintas personalidades y cambios de su personaje a través del tiempo con los terribles traumas de su paso por Arkham que, de pronto, hacen que sintamos una especial simpatía por ella y que después de todo, aun a pesar de lo terrible de la escena, el gaseo en casa de los Falcone no haya estado tan mal…
De todas formas, Milioti ha estado muy bien secundada. Admito que sentí miedo con el personaje interpretado por Syd Skidmore: hacía tiempo que una actuación no me hacía experimentar en carne propia tanta desprotección como al verla avanzar hacia Sofía casi como la mismísima Bestia desencadenada, la mirada prácticamente en otro mundo y una expresión que haría empalidecer al peor psicópata, con algo tan bestial y descontrolado en sus ojos que nos hace saber que claramente no estamos ante alguien con quien pudierámos dialogar o entendernos.
El bueno de Theo Rossi (Hijos de la Anarquía, Luke Cage) ha también cumplido como suele hacerlo y su personaje nos ha mostrado algunas facetas que no le habíamos conocido en su primera aparición, como el hecho de que Sofía le hubiera conocido en Arkham. Y se nota que el vínculo establecido es fuerte, pues es la persona a la cual ella llama al quedar abandonada a la puerta del club tras el episodio con los Maroni y consecuente fuga de Oz.
En cuanto a Mark Strong, le ha tocado la difícil tarea de reemplazar a John Turturro, quien en The Batman diera vida a Carmine Falcone, pero aquí no pudo estar por problemas de agenda. No es un desconocido para el mundo DC: ha interpretado a Sinestro en la controvertida Green Lantern (2011) y al doctor Sivana en la primera película de Shazam! (2019). Su trabajo aquí no es malo ni mucho menos, pero pareciera no terminar de decidirse entre construir un Carmine propio o recrear al de Turturro, herencia por cierto difícil de sobrellevar.
Y ya que hablamos de DC (este ha sido claramente el capítulo más anclado a los cómics), nos hemos encontrado con una antigua conocida como Urraca (Magpie), quien naciera en las historias de Superman de la mano de John Byrne, apareciendo luego como parte del Escuadrón Suicida o de los Black Lantern Corps. Y no es la primera vez que el personaje ha sido llevado a la pantalla, pues ha estado en Gotham y en Batwoman.
En fin, poco más que decir, salvo que hemos visto una entrega inolvidable y que estamos viendo una serie inolvidable, de las mejores de DC y también, en general, de las mejores basadas en cómics. Me trae recuerdos de aquellos días de Daredevil en Netflix, antes de que Disney tomara a su cargo las series de Marvel y las fuera arrojando progresivamente a la saturación, el declive y finalmente la intrascendencia. E insisto: El Pingüino merece una segunda temporada. Sería una pena que quedara en miniserie…
A ver qué nos trae el próximo episodio, con el cual ingresaremos ya en la segunda mitad. Hasta entonces y sean felices…