Finalmente se estrenó en Max la largamente aplazada El Misterio de Salem´s Lot (2024) que, dirigida por Gary Dauberman y basada en la novela Salem´s Lot, adapta por primera vez en película lo que fuera la primera incursión de Stephen King en el género vampírico. El tiempo transcurrido, sumado a los retoques y recortes, hacen que el resultado no compense la larga espera.
Era casi impensable que se terminara un año sin que se estrenase alguna película basada en Stephen King. En parte por eso y en parte por tratarse de un proyecto tan largamente aplazado, la expectativa en torno a El Misterio de Salem´s Lot era alta. Publicada por primera vez en 1975, Salem´s Lot fue la segunda novela escrita por King y también, en lo personal, la segunda suya que leí (bajo el horrendo título La Hora del Vampiro, como reza el lomo que asoma en mi biblioteca).
Existieron dos adaptaciones previas en formato de miniserie estrenadas respectivamente en 1979 y 2004, siendo claramente la primera (dirigida por Tobe Hooper) la mejor de ambas. También hubo una serie a modo de precuela ambientada en el siglo XIX que, titulada Chapelwaite y protagonizada por Adrien Brody, fue estrenada en 2021 pero duró lamentablemente una única temporada. Y como secuela, la película Regreso a Salem´s Lot (Larry Cohen, 1987), que pasó sin pena ni gloria y con muy malas críticas.
El Misterio de Salem´s Lot, que acaba de ser estrenada en Max, está dirigida por Gary Dauberman y adapta por primera vez la novela de King a formato de largometraje. Originalmente, el estreno estaba previsto para 2022, pero Warner, fiel a su estilo, decidió quitarlo de todo calendario a pesar de estar la película ya filmada: esas maniobras de probable carácter impositivo que nunca entenderemos los simples mortales…
Hizo falta que el propio Stephen King (también productor ejecutivo) dijera que le había gustado el filme para que el proyecto fuera reflotado y estrenado en streaming, como finalmente nos ha llegado. No sé bien qué le habrá encontrado Stephen en aquel momento o si la versión que vio sería la misma que la que terminamos viendo nosotros, pero la impresión es que no, pues al volver a emitir juicio sobre la película en febrero de este año, se limitó a decir que “no es vergonzosa”, lo cual no es decir mucho.
Lo cierto es que las altas expectativas que abrigábamos con respecto a esta adaptación terminan cayendo en saco roto. Seguramente tendrá en ello que ver lo difícil de llevar a menos de dos horas una historia con tanto desarrollo de personajes, pero también la cantidad de retoques al filme durante los dos años en que estuvo archivado hasta llegar a nosotros.
La Historia
Después de muchos años y en busca de inspiración, el escritor Ben Mears (Lewis Pullman, hijo de Bill)regresa a su pueblo natal Jerusalem´s Lot y se encuentra con que dos misteriosos sujetos apellidados Straker (Pilou Asbæk) y Barlow (Alexander Ward) se han puesto una tienda de antigüedades y el segundo de ellos, incluso, comprado la lúgubre mansión Marsten, que domina la zona desde una colina cercana y en la cual dos operarios de una empresa de transportes dejan un enigmático cajón que ha llegado de lejos y en el cual solo pareciera haber tierra.
Pronto un niño desaparece y otros hechos misteriosos se siguen sucediendo, todo lo cual conduce a que Barlow es en realidad un vampiro y lo que hace su socio Straker no es otra cosa que llevarle alimento. Pero allí no termina la cosa, sino que los habitantes de Salem´s Lot se van a su vez vampirizando entre sí y en poco tiempo el pueblo es un criadero de chupadores de sangre, ante lo que Mears debe armar un improvisado equipo de cazadores para erradicar el mal…
El mismo se halla integrado por Susan (Mackenzie Leigh), fan de los libros de Ben que acaba siendo su pareja, además de la doctora Cody (Alfre Woodard), el profesor Matthew (Bill Camp) y el sacerdote Callahan (John Benjamin Hickey).
Como buena historia de King, no faltan tampoco los personajes infantiles o los molestos matones de colegio que hacen bullying. De hecho, la novela en que se basa la película abre un camino que el escritor volverá a transitar en muchas de sus historias y muy especialmente en It, de la cual Salem´s Lot puede considerarse casi un tráiler.
Pero la cuestión es que entre esos niños se halla Mark (Jordan Preston Carter), quien es amigo del primero en desaparecer y, con su astucia e inteligencia (más un protagonismo que excede con creces el que tiene en la novela original), termina aportando lo suyo como pequeño prodigio cazador de vampiros.
Adaptación sin Sangre
Una de las grandes virtudes de la novela original es la riqueza de sus personajes, algo común en las historias de King. Ello hace que la adaptación a película sea a priori difícil por el escaso tiempo para desarrollarlos. Tobe Hooper lo hizo bastante bien en modo miniserie, pero ello solo es válido si se ha visto la versión completa de cuatro horas y no la que, con solo tres, se publicó en su momento en VHS privilegiando las escenas de sangre por sobre las que daban desarrollo a personajes.
Aquí son todos bastante planos y no se profundiza en ninguno. Hay algún amago con Ben, pero queda en nada y ni hablar de Susan, que pasa de fan a novia de Ben y de allí a cazadora de vampiros sin que sepamos cómo. Al resto no les va mejor y es una pena porque entre ellos están los siempre buenos Bill Camp y William Sadler.
El poco tiempo en pantalla hace que a la postre no se destaque ninguno, siendo quizás el niño Jordan Preston Carter quien se lleva la mejor parte gracias a su gran actuación y aun cuando su personaje, casi un adulto en miniatura, resulte muy poco creíble.
La verdad es que a Gary Dauberman no le ha ido mal como guionista en las películas de It dirigidas por Andy Muschietti, pero está claro que la dirección no es lo suyo y ya lo demostró en Annabelle vuelve a Casa, tercera dedicada a la terrorífica muñeca.
Hay, sí, un par de buenos sustos y algunos méritos estéticos interesantes como la escena del rapto de Ralph en que los niños son perseguidos por alguien en el bosque y, al igual que los árboles, sus siluetas se recortan contra un fondo azul como en un teatro de sombras (aunque no llega ni por asomo al terror que me provocó ese mismo momento en la novela).
También la icónica escena en que el niño vampirizado levita al otro lado de la ventana mientras golpea el cristal está bastante bien lograda y sin mucho que envidiarle a la tan recordada que filmara Hooper en aquella miniserie de 1979.
Pero la sensación es que todo ocurre de modo apretujado y es válido preguntarnos qué tanto habrán retocado (o recortado) la película original que, según se decía, duraba tres horas en lugar de los ciento trece minutos que aquí nos presentan. De hecho y para estas horas, una campaña en redes sociales pide a gritos el corte del director como en su momento ocurriera con la versión de la Liga de la Justicia de Zack Snyder pero, honestamente, no creo que tengan tanta suerte.
La fallida edición, quizás producto justamente de tanto recorte, provoca la sensación de que a la historia le faltan partes y ello se percibe tanto si se ha leído el libro como si no. Y hay errores de concepto que son claro producto de malas elecciones.
No es que no haya puntos positivos: es una decisión valiente, por ejemplo, haber ubicado la historia en 1975 (mismo año de publicación de la novela) en lugar de traerla a la actualidad, lo cual implica un trabajo de ambientación que está muy logrado.
También hay guiños interesantes a otros títulos de Stephen King o a sus adaptaciones cinematográficas, como los niños vampiro diciendo “ven a jugar con nosotros” (clara referencia a las gemelas de El Resplandor) o el taller en el cual alcanzamos a distinguir un Plymouth Fury rojo y blanco mientras el corazón nos salta en el pecho de pensar que Jerusalem´s Lot pudiera ser quizás uno de los lugares en que Christine haya recalado entre 1957 y 1978.
Hay asimismo claros homenajes a Nosferatu, obra maestra del expresionismo alemán y película icónica de vampiros si las hay (aquí retro-análisis), pues el aspecto de Barlow es muy semejante al del Conde Orlok y algunas escenas de sombras remiten también claramente a dicho filme.
Pero más allá del toque delicioso de esas referencias, es una lástima que se haya querido hacer una película juvenil o adolescente con apariencia de capítulo extendido de Buffy, Stranger Things o Miércoles, todas series muy entretenidas y con sus méritos, pero lejanas al espíritu que debería tener una adaptación del maestro del horror en el último medio siglo.
Y una de las cosas que más me hacen chirriar es que mientras en la ficción de la novela no existen los vampiros en la cultura popular, aquí Barlow es identificado rápidamente como uno, el sacerdote Callahan lee Drácula y el niño Mark recurre a los cómics para saber cómo combatir a las criaturas de la noche. El filme termina así acercándose a las películas de Noche de Miedo rodadas en los ochenta (La Hora del Espanto para América Latina), pero la diferencia es que esos filmes funcionaban debido a que siempre estaba claro que la cosa venía de ironía.
Balance Final
Quizás era iluso pensar que nos fuéramos a encontrar con una buena adaptación. Se puede pensar que por algo no fue estrenada en su momento, como también que el tiempo transcurrido y el drástico acortamiento del metraje habrán jugado en contra, redundando en un evidente apresuramiento, una edición desastrosa y actuaciones desaprovechadas.
Y es una lástima porque el filme tiene una buena ambientación y varias referencias para deleite de los fans de King, además de basarse en una de las más queridas e icónicas historias del escritor de Maine. Nos queda, desde luego, preguntarnos cómo se vería aquella versión de tres horas que nunca vio la luz y que probablemente nunca la vea, como también si no será hora de que los vampiros duerman en sus tumbas tan tranquilos como Tobe Hooper, cuya adaptación a miniserie sigue siendo por lejos la mejor.
Hasta la próxima y sean felices…