Penúltima entrega de esta primera temporada de El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder con un episodio mucho más oscuro que los anteriores cuyo título es El Ojo. La serie, inspirada en la obra de J.R.R. Tolkien y creada por Patrick McKay y J.D. Payne, es emitida por Prime Video.
Bienvenidos una vez más, humanos, elfos, hobbits y por qué no algún orco a nuestro encuentro semanal con El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder, esta vez con una séptima entrega que, a falta de solo una para concluir la temporada, se aparta de la épica de la anterior y asume un tono mucho más introspectivo y pesimista, aunque con destellos de optimismo entre líneas. Hay referencia, además, a dos personajes más que remiten a Tolkien, aunque solo llegamos a ver a uno de modo tan fugaz como impactante.
En esta semana que pasó hemos tenido además la buena noticia (algunos detractores de la serie dirán que no lo es, pero yo nunca celebro cancelaciones) de que desde el lunes 3 de octubre se ha comenzado a rodar la segunda temporada de la serie, que ha mudado su localización a las afueras de Londres.
¿Se viene entonces un recorte de presupuesto? Esperemos que no; hasta donde se sabe, es porque Amazon ha montado allí sus propios estudios y ello permitiría un control más cercano: recordemos que la primera temporada, pandemia mediante, acabó demandando un año y medio de realización. Sería una pena que desaparecieran los maravillosos paisajes de Nueva Zelanda, pero habrá que esperar…
Hay mucho para analizar de este episodio, así que pasemos a hacerlo ya mismo advirtiendo que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y recordando que pueden leer aquí nuestros análisis anteriores.
El Esposo Perdido
Primero que nada: el título del episodio es tramposo, casi un clickbait. Llamándose El Ojo, cualquiera que haya leído a Tolkien o visto las películas de Jackson asociará con el Ojo de Sauron y con el cercenamiento del dedo por parte de Isildur ya que es después de ello que Sauron queda reducido a condición de ojo. Pero el único ojo en aparecer lo hace apenas comenzar y es el de Galadriel despertando en el campo de batalla con todo rojo en derredor: inicio, eso sí, que anuncia la entrega más oscura en lo que llevamos de serie…
Cómo sobrevivió a una erupción volcánica es un gran misterio y ya veremos que no solo aplica a ella, pero la escena es fílmicamente impactante, sobre todo cuando el pandemónium de fuego y cenizas es atravesado por un caballo con el lomo en llamas. Comienzo a preguntarme por qué en tantas series (y tan distintas) la escena más icónica o fílmicamente mejor lograda tiene que ver con un caballo: The Walking Dead, Peaky Blinders, Los Tudor, Star Trek: Strange New Worlds. Se los dejo como tema a investigar…
Galadriel se encuentra con Theo. Él se siente culpable por haber entregado la empuñadura y ella por haber guiado a los numenorianos al desastre: primera vez en toda la serie que muestra alguna inseguridad; ojalá le sigan despuntando rasgos de “humanidad” por más elfa que sea. Galadriel le consuela con la importancia de la intención por sobre los hechos, pero él está devastado porque cree haber perdido a su madre y a Arondir, de quienes aún no hay rastro. Le pregunta si le ha tocado perder seres queridos y ella menciona a su hermano Finrod y a… su esposo Celeborn…
Paréntesis: Celeborn, a quien oímos en esta serie nombrar por primera vez, es, en efecto, el esposo de Galadriel en la mitología tolkieniana. Y que ella diga que lo ha perdido ha hecho estallar a los fans en las redes sociales. ¿Celeborn muerto? Se supone que, en el futuro, gobernará junto a Galadriel el reino de Lothlórien, en donde algún día recibirá a Frodo y los suyos.
Pero ella dice que lo ha “perdido” durante una guerra del pasado (obviamente la de Morgoth), no que haya muerto. “No le he vuelto a ver después de eso” expresa, así que doy por descontado que se halla desaparecido y le veremos en alguna próxima temporada. Calma: el cánon puede estar golpeado, pero no destruido. Y créanme: Celeborn está vivo..
Tierra Muerta
Tras una entrega sin noticias, volvemos a los pelosos, hasta aquí la subtrama más inconexa. Al llegar con sus carromatos al paraje denominado La Arboleda, lo encuentran totalmente socarrado y devastado, convertidos los árboles en simples tocones quemados y los frutos en carbones chamuscados.
Sadoc (¿soy el único al que ese nombre le suena a sigla de sindicato u obra social?) afirma que ese tipo de ignominias aparecen muy cada tanto y solo cuando un nuevo mal se despierta, lo que dirige irremisiblemente las miradas hacia El Extraño. Paradójicamente, pide a Nori que interceda ante él para solucionar el asunto, pues ha quedado visto, tras el ataque de los huargos, que tiene intención de ayudarles. Poppy no ve bien abusar de su generosidad pero, sin que nadie se lo pida, El Extraño se acerca a un árbol y le habla. Gran guiño cuando alguien dice que “los árboles no hablan” y Sadoc replica que algunos sí: vaya si lo sabremos…
Pero cuando coloca sus manos sobre la corteza y pronuncia unas palabras en una lengua extraña, el árbol se sacude, quiebra y casi aplasta a dos niñas, entre ellas Nori. Por muy buenas que sean sus intenciones y como él mismo dejara entrever dos episodios atrás, es un peligro para la comunidad y su rostro evidencia pesar y culpa mientras todos le echan miradas de temor y recelo, incluida Nori…
Roca y Fuego
La trama de Khazad-Dum también ha regresado y sigue siendo la más interesante. Elrond propone al rey Durin III proveerles caza, grano y madera durante cinco siglos si se les permite acceso al mithril. En un buen diálogo, el monarca le pregunta por qué deberían confiar en un elfo, a lo que, en ingenioso giro, Elrond aduce ser medio elfo, permitiéndole ello una mirada más externa y capaz de ver en los elfos lo que ellos no…
El rey parece impresionado por la respuesta y así cree también interpretarlo su hijo Durin IV, al que pide ver en privado. Percepción equivocada: le cuenta que cuando Aulë creó a los enanos, lo hizo con roca y fuego; la primera los hace resistentes al paso del tiempo y el segundo aceptar la inevitable verdad de que todas las cosas, a la larga, mueren. Tal destino cabe también a los elfos y no corresponde ayudarles a burlar la muerte, o sea: no hay mithril…
Con los ojos al borde de las lágrimas, Durin IV clama por su amigo, pero su padre insiste en que el destino de los elfos fue escrito hace demasiado tiempo y grandes males podrían caer si les ayudasen a burlarlo. Disa estalla en furia cuando su esposo le va con la noticia y le alienta a desoír los necios consejos de su padre para seguir excavando por su cuenta. Él repone que no se trata solo de su padre sino del rey y no puede marchar en su contra.
En emotiva escena, se despide de Elrond, quien hasta le devuelve la pieza de mithril que le obsequiara. Pero cuando este se marcha y el enano, con furia, la deposita sobre la mesa, ve a su lado cobrar vida a una mustia hoja del árbol cuyo retoño le dejara Elrond tiempo atrás. Lo que su amigo ha dicho sobre el mithril es cierto…
Camino de Cenizas
En las Tierras del Sur, a las que quizás ya deberíamos dejar de llamar así, Isildur ha encontrado sin vida a Otamo entre la tirantería de una vivienda derrumbada. Se advierte un fuerte sentimiento de culpa ya que su amigo nunca hubiera estado allí si él no hubiera provocado irresponsablemente aquel episodio con las jarcias.
No volvemos a saber de Isildur en el resto de la entrega y quien más lo sufre es, obviamente, Elendil, quien le presume muerto por haber encontrado sin jinete a su montura. Juntando fuerzas, se aboca a reunir a los supervivientes entre la espesa ceniza (extrañamente, nadie tose). La reina Míriel sigue con vida pero ha perdido la vista y no quiere que ello se sepa a los efectos de evitar sembrar desánimo: marcha altiva en su cabalgadura, aunque guiada por Elendil.
Galadriel y Theo, separados de los demás, marchan por su cuenta en procura de encontrarlos. En la noche y mientras están ocultos al amparo de un tocón, un grupo de orcos con antorchas cruza por el camino y uno se acerca para olisquear el aire: imposible no relacionar con el Nazgûl…
Theo echa mano al pomo de la espada que Galadriel le ha entregado pero, por fortuna, no son descubiertos: el olor de la ceniza confunde al orco y el grupo sigue su camino; toda una escena referencial a La Comunidad del Anillo, más aún que aquella de Theo en el pozo. Cuando se han marchado, Galadriel dice al joven que retomarán el camino al alba. “¿Qué alba?” pregunta este con aire de desconsuelo…
Veta Madre
Contrariamente a la voluntad de su padre, Durin IV ha hecho regresar a Elrond y retomado el trabajo en la mina. En maravilloso diálogo, la conversación deriva hacia los nombres de los enanos y Elrond se burla de su tendencia a mencionar siempre padres o abuelos. Durin objeta que los enanos tienen nombres secretos que solo revelan a sus “hermanos” y parece a punto de pronunciar el suyo cuando Elrond le detiene pidiendo que lo deje para otro momento. Amé esta escena…
Durin retoma su trabajo y da con una oquedad en la roca: una impresionante gruta desciende hasta donde se pierde la vista junto a la mayor veta de mithril que hubieran pensado hallar.
Azorado, comparte el hallazgo con su amigo pero son descubiertos por el rey que, decepcionado, hace expulsar al elfo y da a su hijo una lección sobre su nacimiento y su destino de “mover montañas”. Este repone que no puede hacerlo si no lo deja siquiera cavar un mísero hoyo… Más aún: le echa en cara su actitud con Elrond, a quien dice considerar como si tuvieran una misma madre. Ofendido y disgustado, su padre le arranca el collar real espetándole que ya no le pertenece.
Durin IV se lamenta luego ante su esposa por haberle fallado a su amigo y esta le insiste en que labre su propio destino para ser rey por sobre su hermano. Durin III ordena sellar la mina pero antes, en gesto por demás significativo, arroja al abismo la revivida hoja de árbol que, depositándose en el fondo, se consume en fuego junto a la tan inconfundible como escalofriante presencia de un balrog. Ya sé que nadie me preguntó, pero ese debería haber sido el cliffhanger final del episodio y no el que fue…
Flores Amarillas
Los pelosos temen ahora al Extraño y este debe marcharse. Sadoc siente pena por él y al momento de despedirle le señala la ubicación del asentamiento humano más próximo. Allí, dice, podrán quizás ayudarle a encontrar esas estrellas que busca y a las que su gente no ve desde hace por lo menos mil años, cuando vivían en tierra muy lejana…
Apesadumbrado, El Extraño se marcha y nadie se percata de que una pequeña flor amarilla crece tras él. Al otro día, el lugar vuelve a verse fértil y los árboles poblados de carnosas manzanas: no hace falta decir quién ha sido el responsable.
En un arroyo cercano, Poppy encuentra una gran huella y le va con la noticia a Nori. Se trata de las tres misteriosas mujeres embozadas de blanco a quienes hemos visto dos episodios atrás y que en los créditos aparecen como La Asceta, La Nómada y La Moradora: la sensación que es que siguen el rastro de flores amarillas.
Nori intenta distraerles pero sin éxito y su padre, ingenuamente, azuzarles con una antorcha. Una de ellas (La Asceta, según interpreto) extingue la llama al solo contacto, pero en realidad la captura y arroja contra el campamento haciéndolo arder.
Cuando al otro día, devastados, los pelosos buscan rescatar lo más que pueden de entre los rescoldos, el padre de Nori pronuncia un emotivo discurso exaltando la lealtad como principal virtud de su pueblo e instando a enfrentar las dificultades por más adversas que sean: me viene a la cabeza el alegato de Sam a Frodo hacia el final de La Comunidad del Anillo…
Haciendo su propia interpretación, Nori decide ir tras El Extraño, a quien considera uno de los suyos. Elige, por lo tanto, apartarse del sendero una vez más, aunque esta vez no solo se le suma Poppy, sino también su madre Mari y el propio Sadoc, aun afirmando que “todos vamos a morir”.
Mordor
El grupo de supervivientes se está acercando a la costa, pero el caballo de Isildur no quiere seguir. Un dolido Elendil le libera y el corcel echa a galopar de retorno a campo traviesa . Se encuentran con Galadriel y Theo que, con alegría, descubre que tanto su madre Bronwyn como Arondir siguen vivos. Pero la presencia de la elfa causa disgusto en Elendil, quien se culpa por haberla rescatado del mar y busca convencer a su reina de abandonar esas tierras cuanto antes y embarcar de regreso a Númenor.
Míriel, sin embargo, no culpa a Galadriel: por el contrario, afirma que sus enemigos no saben lo que han iniciado y aunque acepta marchar de regreso a Númenor, lo hace pensando en regresar con un ejército mayor. Viendo partir los barcos, Arondir se pregunta si cumplirá su promesa y Galadriel está segura de que lo hará. Lo que no llego a entender es por qué ahora Míriel usa una venda sobre los ojos cuando no quería que se conociera su ceguera…
Bronwyn, en tanto, anuncia que reunirá a los aldeanos para llevarlos a una colonia numenoriana al otro lado de una cordillera que, sospecho y suponiendo consonancia con Tolkien, debe ser Pelargir, la ciudad portuaria de Gondor. Lo harán bajo bajo el liderazgo de Halbrand, quien ha recibido una fea herida pero sigue vivo y es aclamado y vitoreado como rey por los campesinos.
Lejos de allí y entre las cenizas, una escena similar se vive con Adar reclutando a los orcos que han quedado dispersos y, en escena casi idéntica, le lanzan vítores como rey de las Tierras del Sur mientras él, en cambio, prefiere designarlas por su nuevo nombre. En efecto, como cierre del episodio, de modo poco imaginativo y algo tosco, vemos esfumarse ese nombre para ser reemplazado por Mordor…
Balance del Episodio
En claro constraste con la entrega anterior, hemos tenido una entrega mucho menos épica, más oscura y de atmósfera introspectiva, triste y depresiva. No es que sea un mal episodio: quizás menos consistente, pero es lógico al volver a coexistir las subtramas separadas.
Tanta desesperanza puede verse chocante en cualquier historia inspirada en Tolkien pero hay entre líneas destellos de esperanza durante todo el episodio: los habitantes de las Tierras del Sur vitoreando a su nuevo rey (quizás sin saber su verdadera identidad), el discurso del padre de Nori, Míriel prometiendo regresar o Bronwyn reorganizando a los campesinos.
Es un episodio plagado de culpas, pero también de decisiones. Nori se culpa por haberse salido del sendero para auxiliar al Extraño; Durin de fallarle a su amigo; Theo de haber entregado la empuñadura; Elendil de haber rescatado a Galadriel y esta a su vez de haber llevado a los numenoreanos a una catástrofe. Pero todos toman decisiones rupturistas salvo quizás Elendil, todavía absorbido por el dolor y la culpa.
Lo que no se entiende es el absurdo intento por crear suspenso con la supuesta muerte de Isildur cuando sabemos perfectamente que en el futuro cercenará el dedo de Sauron. Si lo hacen pensando en quienes nunca hayan leído a Tolkien ni visto las películas de Jackson, entonces ignoran que no hay casi nadie siguiendo esta serie en tal condición. Otro tanto con respecto al débil cliffhanger final: ¿cuál es la sorpresa de mostrarnos que las Tierras del Sur han pasado a ser Mordor cuando ya lo sabíamos sobradamente del episodio anterior? ¿De verdad creyeron que seguía habiendo suspenso alrededor de eso?
Al reaparecer las tramas separadas, Elrond y los enanos vuelven a recuperar su lugar como arco más interesante: cada línea de diálogo entre ellos es brillante y el vínculo entre Elrond y Durin muy fuerte y emocional gracias a los grandes desempeños de Robert Aramayo y Owain Arthur. Y a pesar de algún que otro invento, como esa leyenda de los enanos forjados con roca y fuego, sigue siendo la subtrama que se mantiene más aferrada a Tolkien, ahora incluso con la aparición del balrog que, en gran paradoja, termina despertando tanto por la ambición de los enanos como por el férreo compromiso de amistad de Durin.
Ha sido además un episodio de buenas actuaciones, más que cualquiera de los anteriores y es lógico considerando el clima introspectivo. Lloyd Owen ha estado magnífico encarnando a un Elendil devastado por la probable pérdida de su hijo y seguramente lamentando no haber construido con él un vínculo efectivo: no lo dice, pero se desprende de su rostro y eso es lo que define a un gran actor.
Hasta el diálogo entre Galadriel y Theo ha estado interesante y eso que, a mi juicio, son los dos personajes más insufribles de la serie. Pero debo admitir que el chispazo de “humanidad” en ella me despierta alguna esperanza de que vaya empezando a ser la que conocemos y, de hecho, ya lo hizo en este episodio: más reflexiva que impulsiva (conteniendo incluso los impulsos de Theo), más consejera que guerrera.
En cuanto a la trama de los pelosos, sigue sin saberse hacia dónde va y menos todavía con esas tres que parecen androides alienígenas salidos de algún manga. Tampoco hemos podido avanzar mucho en nuestras sospechas sobre Halbrand ya que le hemos visto bien poco. Y no sé qué pensar de Adar… No se entiende por qué aparece liberado: si fue por el cataclismo, bien podrían habérnoslo mostrado o explicado. Pero además me está costando determinar su lugar en la historia: si juega con Sauron o contra él. Espero que el último episodio de la temporada nos arroje algo más de luz…
Por lo pronto, creo que ha sido una buena entrega en el balance final, pero con muchas cuestiones aún débiles o en la nebulosa. A ver qué nos trae la próxima. Hasta entonces y sean felices…
“Lo que no llego a entender es por qué ahora Míriel usa una venda sobre los ojos cuando no quería que se conociera su ceguera…” lo mismo pensé yo. A esa incongruencia de guion le sumo otra, la cual es: cuando Galadriel ve a Halbrand muy mal herido y expresa que necesita medicina élfica para curarse, siguiente escena, aparece Halbrand cabalgando como si nada junto a Galadriel 🙄 ¿no que andaba muy mal herido?
En resumen, para mi la serie sigue visualmente espectacular (toda la primera secuencia en tonos rojos viendo la devastación que dejo el volcán quedó muy bien), pero hasta el momento el guion me parece flojo y falto de fuerza, y a falta de un capítulo, no creo que vaya a levantar mucho para el siguiente.
Saludos.
Hola Javier: gracias por comentar! En efecto, adolece de varios problemas de guion y hasta diría de edición, porque me da la sensación de que eso es lo que ocurrió particularmente en este episodio en el cual se advierten discontinuidades. La impresión es que quedaron faltando escenas que quizás formaban parte del guion original y que ayudaban a explicar algunos nexos, pero no terminaron quedando en la edición. . Lo que cuentas sobre la rehabilitación de Halbrand es cierto y, además, una secuencia que ocurre demasiado rápido.
Supuestamente, los showrunners dicen que el último episodio cerrará todas las historias en el sentido de que todo lo que se planteó en esta primera temporada quedará explicado. Veremos qué tan cierto es: gracias una vez más por el valioso aporte!
Como siempre, gracias por tomarte el tiempo de responder mis comentarios Rodolfo 👍
¡Hola, Rodolfo! Una vez más coincido con tu análisis. En general el episodio se me ha hecho entretenido. Como se ha comentado, también me sorprendió ver a Halbrand medio moribundo y en la escena siguiente apenas si cojeaba. Algo que me chocó mucho, incluso rozando lo ridículo, es que mostraran el nombre de Mordor en una ¡Power Point! Si hubiera terminado la frase Adar o alguno de los orcos habría quedado mucho más efectivo o al menos más natural. En otros episodios no he sido tan consciente de los lugares comunes con las películas que ibas comentando pero en este sí se me han hecho evidentes, como dices la escena del olfateo similar a la del jinete negro, o el “no irás solo” o algo así, de los pelosos y alguna otra. Pero bueno, como decía, se ha hecho entretenido y se han revelado algunas cosas. La trama de los enanos muy bien conseguida. Lo que dudo es que cierren todas las tramas en un solo episodio. ¿Sabremos quién es el hombre caído del cielo (sigo apostando por Saruman), las tres mujeres raras o quién es Sauron? me parece mucha tela para un solo capítulo. En la parte positiva, al menos la serie ha vuelto a despertar de nuevo mi curiosidad por la obra de Tolkien y he empezado a releer el Silmarillion, del que apenas recordaba ya nada. Sobre los Istari (magos) se menciona que el primero en llegar fue Saruman y después Gandalf y los demás, aunque creo que esto fue ya en la Tercera Edad. En fin, a ver qué nos depara el último episodio. ¡Un saludo!
Hola Jama_Wan: gracias por comentar! Coincido en todo y en cuanto a lo del cambio de nombre a Mordor ha sido terrible (yo he utilizado la palabra tosco), así como también el que pretendieran todavía jugar con suspenso en torno a ello cuando creo que ya nadie lo entendía así. A mí también se me hace difícil que logren explicar y cerrar todo en un solo episodio, menos todavía que logren hacerlo confluir, pero habrá que ver. Y lo de los enanos marcha muy bien; diría que es la única de las tramas que llega a emocionarme. Gracias por el valioso aporte de siempre y nos encontraremos seguramente al análisis de la entrega de cierre de temporada. Un saludo y que estés bien!