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Análisis de Outlander. Temporada 7: Parte 2. Episodio 14

Ya nos quedan solo dos episodios para concluir la séptima tempora de Outlander y analizamos hoy el decimocuarto. La serie, creada por Ronald D. Moore sobre los libros de Diana Gabaldon, es emitida para España por Movistar+ y para Latinoamérica por Disney+.

Bienvenidos otra vez, forasteros y viajeros del tiempo. Apenas dos capítulos restan para concluir la séptima temporada de Outlander y aquí estamos para ver qué nos ha dejado el decimocuarto, cuyo título es Nunca te acostumbras (Ye dinna get used to it), el cual tiene la particularidad de estar escrito por la propia Diana Gabaldon, autora de la saga de novelas originales en que se basa la serie.

El rumbo de la temporada, sobre todo en esta segunda parte, no repunta y prácticamente todo se siente como relleno inconducente. Se viene la batalla y Jamie parece tener un papel cada vez más decisivo en la revolución americana, lo cual es desde luego preocupante para el devenir histórico y más aún cuando le vemos departiendo con personajes como Washington o Lafayette.

No tenemos noticias de Roger y sí de Brianna, como también de Ian y Rachel, aunque no sé para qué. Sin más preámbulo, pasemos a ver qué nos ha dejado el episodio no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí los análisis previos.

Cena con Washington

Comenzamos en Londres en 1775 con John Grey reunido con su hermano Hal. Hay diferencias de opinión acerca de la revolución americana, siendo más pacifista el primero y más belicoso el segundo, quien hace prometer a John que nunca se pasará al bando revolucionario.  Sin embargo, vamos de inmediato a 1778 y vemos a John romper su promesa y, haciéndose llamar Bertram Armstrong, jurar lealtad a los Estados Unidos como forma de salvar el pellejo tras caer nuevamente en manos de los rebeldes.

Entretanto, en Filadelfia, donde todos se cruzan con todos, Claire está haciendo las compras porque sabe que en la noche tendrá invitados a cenar muy especiales en casa de John, entre ellos nada menos que George Washington. Caminando, se lleva por delante un hombre de acento francés y estilo galante que, entre todas las casualidades posibles y habiendo tanto francés dando vueltas por la ciudad, tenía que ser, por supuesto, el marqués de Lafayette (Charles Crehange), de quien se entera que esa noche será justamente uno de sus invitados.

Ya en la cena, y ya convertido oficialmente en capitán de brigada, Jamie es consultado por Washington acerca de la marcha de la lucha revolucionaria y él llama la atención sobre el hecho de que los británicos están más cerca de lo que se venía pensando.

En momento patriótico insoportable y casi patriotero, Washington les obsequia una bandera (la original de las trece estrellas) y hace referencia a Betsy Ross, la costurera a la que la mitología popular adjudica su diseño. Claire se muestra emocionada y dice que “una nación sin bandera es como un horno sin fuego”. Suena a aforismo barato, pero Washington parece impresionado.

En privado, Jamie se muestra luego preocupado por tener que conducir un cuerpo de treinta mil hombres.  Claire le advierte que controle su influencia o Brianna terminará encontrando su nombre en los libros de historia. Esta vez tiene razón…

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Home Invasion 2

Hablando de Brianna, regresamos al siglo XX para verla en la noche volver a Lallybroch, donde supuestamente debía encontrarse con el cerrajero que cambiaría todas las cerraduras. Una nota en la puerta, sin embargo, la anoticia de que él ya ha estado allí y quedó en reprogramar.

Brianna vuelve entonces al auto en busca de la escopeta y, agazapándose entre la maleza, alcanza a ver a través de la ventana a dos sujetos con pasamontañas en el interior de la casa. La fortuna le juega en contra, pues en ese momento arriba una furgoneta y son Ernie y Fiona, con los niños que habían quedado a su cuidado.

Viendo descender del vehículo a Jeremiah, Brianna corre hacia él para rogarle que suba nuevamente. Fiona explica que vinieron porque Rob anduvo buscándola y temían por ella. Mientras ponen en marcha la furgoneta, uno de los sujetos intenta treparse a la misma, pero con sorprendente facilidad Brianna logra golpearlo y sacárselo de encima. En ese momento, llega al lugar Rob, quizás pensando que sus dos secuaces son aún más estúpidos que los ladrones de Solo en Casa (ups, aún no se había estrenado).

De todos modos, Brianna dice después a Ernie y Fiona que cambiará de estrategia a partir de ahora e irá al encuentro de Roger que, por cierto, no está en Boston, como ellos creen. Parece que el viaje en el tiempo que para ella veníamos anticipando tendrá lugar finalmente. ¿Se encontrará con Roger o se cruzarán con caminos invertidos? Sería interesante, de hecho, saber a qué época va a parar ella si decide ir a las piedras, ya que Roger dijo que él cayó en 1739 porque pensó en su padre.

Visita en el Campamento

Ian y Rachel siguen edulcorados y a puro arrumaco. Él dice que le gusta como suena “esposo” y ella lo sorprende hablando con alguien que no está allí. Ian explica que hablaba con su padre y que tiene que ver con la guerra que se viene. Ella se emociona y quiere ayudarlo con las pinturas de ocasión, que él le instruye cómo aplicar. ¿A alguien le importó esto? Ok, sigamos…

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En el campamento rebelde, Claire se encuentra con John y, obviamente, también lo hace Jamie, que le arroja una mirada de hielo. Claire le atiende su maltrecho ojo, lo cual implica reacomodarle el globo ocular para liberar el músculo. Suena desagradable y de hecho lo es; por fortuna ocurre en off, pero debo confesar que me dolió mi propio ojo…

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En el campamento británico, William es prácticamente ninguneado por el capitán Richardson (Ben Lambert), que le echa en cara su aspecto desaliñado, su uniforme descuidado y la ausencia de gorjal que, recordemos, el joven entregó en su momento a Jane (Arabela) en forma de pago para quitársela de las garras al capitán Harkness.

Casi como si la hubiera llamado, un momento después la joven se aparece por su tienda acompañada de su hermana menor Fanny (Florrie May Wilkinson). Dicen venir huyendo del capitán Harkness, quien ha regresado al burdel por ella, pero pronto sabremos que es más complicado. William dice que no quiere que la vean como prostituta por más que ella admita serlo y se compromete a no delatarla siempre y cuando trabaje como lavandera para no levantar sospechas.

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Jane manifiesta no tener idea de cómo lavar ropa ni tan siquiera de cómo hacer compras, pues en el burdel jamás manejó dinero por cuenta propia sino que todo iba a parar a manos de su madama Madge. Parece, de todas formas, aceptar el ofrecimiento, pero en la noche sorprende a William apeándosele a la cama de campaña en busca de emoción…

Superado por la situación, él la expulsa, pero al momento en que ella se gira para marcharse, se arrepiente y la toma por un brazo para besarla. Jane le confiesa después que la verdadera razón de su presencia allí tiene que ver con Harkness, pero no del modo en que se lo contó. Es cierto que este ha regresado al burdel, pero no por ella sino porque arregló con Madge por la virginidad de Fanny, así que le terminó clavando un cuchillo en la garganta.

Asqueado y horrorizado, William se compromete a mantener silencio ante quienes las buscan, así como a ayudarles a llegar a New York. Se me ocurre que se puede venir un enfrentamiento con Harkness y que eso termine deviniendo para él en un cambio de bando…

Mensajero

Richardson, a todo esto, tiene un nuevo mensaje para darle a William y espera que esta vez sea capaz de entregarlo. Se trata de una carta que debe hacer llegar a una unidad de hessianos (mercenarios alemanes) que se hallan acampados más adelante.

Del otro lado, John se encuentra con su hermanastro y ex amante Percy Beauchamp (que no tiene parentesco con Claire) y este le pone al tanto de que Richardson está enviando a su “hijo” hacia una trampa. Claire, algo tarde, les anoticia de que ya sabía que Richardson es un traidor que trabaja para los rebeldes y John se enfada por no habérselo dicho. Ella se justifica en que en aquel momento lo vio como un aliado y no como motivo de preocupación (ok, ¿pero ni siquiera comentarlo?).

Ahora que William va con un recado para los hessianos, es obvio que está siendo llevando a una trampa y, en efecto, le vemos llegar al campamento de los mismos y entregar la nota al jefe que, de manera sospechosa y tras leerla, le invita a quedarse a cenar…

Balance del Episodio

Otro capítulo anodino y de relleno. La continuación de la guerra americana sigue en eternos preparativos y, obviamente, la batalla caerá a caballo entre los dos últimos episodios de la temporada. El encuentro fortuito con Lafayette es de lo más hilarante por lo casual, pero lo peor de todo es que ya tenemos esas cosas normalizadas.

Sin noticias de Roger ni de Buck, el arco de Ian y Rachel no conduce a ningún lado y el de Brianna merece párrafo aparte, pues no se sabe si son más estúpidos los compinches de Rob o los “tíos” de Jeremiah, capaces de exponer al niño llevándolo a Lallybroch y permitiéndole incluso descender del vehículo cuando lo están buscando. Por suerte, Brianna viene demostrando gran habilidad para sacarse de encima a maleantes y acosadores, ya sea con una sartén o con una escopeta. Definitivamente, este arco dejó de ser interesante…

Lo de Jane yendo a ver a William con su hermanita es igual de insólito. ¿Qué hizo? ¿Se apareció de buenas a primeras diciendo que venía a verlo? ¿No se supone que la están buscando? Y no deja de ser sorprendente la facilidad con que encontró el campamento británico: se entiende por qué perdieron la guerra. Lo que estaba claro era que reaparecería y, según se ve, su única función en la historia es que William se saque de la cabeza a Rachel o, a más largo plazo, que termine cambiando de bando al tener que enfrentarse con Harkness. Así y todo, con sus traumas y conflictos, William me sigue pareciendo uno de los personajes más interesantes.

Como tantas veces he dicho, ignoro cuál es el camino que llevarán los libros de Diana Gabaldon para esta altura de la historia, pero estando ella como escritora del episodio, se me hace difícil pensar que sea muy diferente o más sustancioso que esta pobre temporada que estamos viendo. La falta de imaginación queda patente en el hecho de que, como en eterno loop, vamos hacia arcos ya recorridos: otra vez William llevando un mensaje y otra vez una batalla que enfrentará a padre e hijo. De ideas nuevas, nada

Por destacar algo, hay algunos detalles históricos interesantes que se ajustan bastante bien a la evidencia, como la presencia de los hessianos, mercenarios alemanes que en el siglo XVIII sirvieron a los británicos. O la importancia de los mensajeros durante la guerra de independencia americana. O el que William ofreciera a Jane ser lavandera, pues ese era por lo general el oficio declarado y diurno de la mayoría de las prostitutas: de allí que se sorprenda cuando ella dice no tener idea al respecto.

Pero, en fin, la cuestión es que nos quedan solo dos episodios y pocas esperanzas podemos abrigar de que ello alcance para salvar una temporada que hasta aquí es claramente la peor. Y eso que yo pensaba que la tercera era insuperable, pero por lo menos no era aburrida…

Hasta la próxima y sean felices…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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