Bienvenidos a un nuevo análisis de Perry Mason, la serie que nos traslada a la época de la Gran Depresión, los convulsos años 30 del siglo pasado, donde tenemos de todo: racismo, intolerancia, políticos corruptos, pobreza,… más o menos como ahora. Eso si, para compensar tenemos un héroe con los pies de barro que se lía a tortas en el colegio de su hijo y como recompensa se lía con la profesora (jajajaja, si, me sale de un tirón). Y nosotros también vamos al lío.
Capítulo 12
Ya dije en el primer análisis de esta nueva temporada que todo apuntaba a un Perry Mason más coral. La prueba la tenemos en que Perry no sale hasta el mínuto 10 del episodio. Antes hemos tenido a Paul Drake amagando con deshacerse de la pistola, a una Della agobiada por el suicido de Emily Dobson y buscando refugio en los brazos de su amante y al detective Holcomb investigando porque la empresa de Goldstein ya no les suministra.
Este punto es el más centrado en la trama del asesinato del episodio. ¿Qué se traían entre manos Brooks McCutcheon y Goldstein? Parece que todo apunta a contrabando de vete a saber qué. ¿Estaba su padre enterado del tema? El tipo al que le destrozo la cara en el episodio anterior se revela como uno de los camioneros de Goldstein y parece poner a Hobson tras la pista de algo.
Por otra parte Paul Drake vive su propio conflicto moral. ¿Tirar la pistola al mar? ¿Dársela a Perry? Al optar por esta última opción ha puesto el caso patas arriba. La culpabilidad de los hermanos Gallardo parece ser cierta y eso hace que Perry quiera dejar el caso, ante la oposición de Della y Paul, quienes le recuerdan su deber como abogado.
Sin embargo esa culpabilidad no parece estar demasiado clara y Paul decide seguir investigando. ¿Es posible que los Gallardo aceptasen cargar con la culpa a cambio de una recompensa y así poder mejorar las condiciones de vida de su familia? En el episodio anterior pensé que el coche que uno de ellos dibujaba era el de Brooks pero al final del episodio se ve que no, que era más bien un mensaje para que su cuñada encontrase un fajo de billetes.
Perro Mason
Ya dijimos que iban a ir a por él. Todos los periódicos de Los Ángeles han puesto el punto de mira en Perry y saber que sus clientes son culpables no le ayuda a controlarse. Si bien al principio del episodio parece que la terapia con caballos funciona, a medida que pasan los minutos nuestro protagonista recae en sus viejos hábitos. No sólo en el alcohol sino también en las gamberradas. Toda la fachada de abogado responsable que ha superado el pasado se echa a perder en este episodio, donde nos muestran a un Perry Mason demasiado vulnerable.
No sólo eso sino que en una escena entre Della y Camilla Nygaard parecen dejar claro que Perry es más un lastre que un apoyo para ella, alguien que va llorando por los rincones mientras ella hace todo el trabajo. Eso no quita para que Perry acabe liado con Ginny Aimes. Ya lo dije yo. Si es que se veía venir.
En resumen, este capítulo 12 de Perry Mason (tuve que quitar esa referencia del título para no liar al personal) parece más un capítulo de transición, no en vano la mayor parte del episodio transcurre en fin de semana, cuando los juzgados están cerrados. Aún así, es interesante el giro que han tomado los acontecimientos, con la supuesta culpabilidad de los Gallardo.
Sería todo un punto de inflexión en la serie y en la trayectoria del personaje que esa culpabilidad se confirmase pero habrá que esperar acontecimientos. Nos leemos la próxima semana. Un saludo, sed felices.