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Análisis de Perry Mason. Temporada 2. Episodio 7

Bienvenidos al penúltimo análisis de Perry Mason. Ya sólo nos queda uno para conocer el desenlace de esta segunda temporada y el caso se va aclarando. Muchas respuestas en este episodio y algunas ya las vaticinamos. Os dejo con el enlace a los análisis anteriores y vamos al lío.

Capítulo 15

El episodio se abre con Strickland y Perry saliendo del agua. Para saber cómo han llegado a esa situación hay que remontarse a un día antes. Constatamos que fue Pete Strickland quien allanó el despacho de Perry y encontró el arma del crimen en la caja fuerte. Si es que se lo puso a huevo al no cambiar la combinación.

El caso es que Strickland se siente culpable de haber jodido a Perry y, tras un intercambio de opiniones, se embarca en la aventura de ayudarle. Lo de embarcarse es literal (me ha salido de sopetón, soy así de bueno) ya que ambos se suben a uno de los barcos de McCutcheon rumbo a Japón para descubrir por qué lanzan comida por la borda en plena Gran Depresión.

Y es que resulta que McCutcheon y sus socios deben hacer sitio al petróleo que llevan a Japón de contrabando, burlando así las sanciones impuestas por la Sociedad de las Naciones (antecedente de la O.N.U.). Los japoneses han invadido Corea y necesitan combustible para sus ejércitos y ya sabemos que siempre hay desaprensivos dispuestos a aprovecharse de todo.

Perry

Aquí ya lo vimos venir

Mientras tanto, los Gallardo tienen sus propios problemas. Rafael ha sido admitido en una academia de arte pero dudo mucho que llegue a ir. Otro que también tiene lo suyo es Hamilton Burges, quien está siendo chantajeado mediante fotografías comprometedoras de su orientación sexual. A estas alturas ya queda claro que Lydell McCutcheon no es quien está detrás de todo. Sus métodos son demasiado burdos y no cuela que asesinara a su propio hijo para evitar que declarase ante el Gran Jurado.

Así pues, ¿quién es la mente maestra detrás de todo? Pues ya dijimos que el trajeado que había encargado a los Gallardo el asesinato de Brooks McCutcheon tenía pinta de ser Melville Phipps, el abogado de Camilla Nygaard. Efectivamente, es a su mujer drogadicta a quien Paul Drake andaba buscando y encuentra en este episodio, gracias también a la ayuda de su mujer, a la que Constance Phipps confunde con Joséphine Baker.

Queda claro que Camilla Nygaard, socia de Lydell McCutcheon en el negocio de contrabando de petróleo, es quien ordenó el asesinato de Brooks y también de su socio verdulero. Ahora parece que su objetivo es Della Street, que anda muy cerca de descubrir la verdad pero habrá que ver como continúa el siguiente episodio, porque Melville no parece que vaya a estar disponible.

Camilla

Era muy evidente que tanto Camilla como su abogado tenían que ver con la resolución del caso y eso es así no porque seamos muy listos sino porque los habían ido metiendo con calzador. Su presentación no respondía a nada y les iban dando algo más de protagonismo en cada episodio, por lo que ya podíamos intuir que eran importantes. Encima teníamos a los actores que los interpretan, Hope Davis y Wallace Langham, que no son unos desconocidos y que no los fichas a no ser que quieras darle un mayor peso a sus personajes.

Queda por saber quién puso el papel con el número de teléfono del sanatorio en la cartera de Brooks y por qué, ya que eso puso a Perry en el buen camino para acercarse a los verdaderos culpables. En todo caso lo sabremos la semana que viene, en el episodio final de esta segunda temporada de Perry Mason. Nos leemos entonces y haremos una valoración final de la serie. Un saludo, sed felices.

Pedro Pérez S.
Pedro Pérez S.
Aficionado también al cine, las series de televisión, la literatura fantástica y de ciencia ficción, a la comida, la cerveza y a todas las pequeñas cosas que nos hacen felices.
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