Nuevo análisis semanal de Riverdale y llegamos, finalmente, al anunciado salto temporal que nos muestra a nuestros personajes en caminos separados pero reencontrándose al final. La serie se emite por The CW y en España puede ser vista por Movistar+.
Bienvenidos otra vez a nuestra cita con Riverdale. Luego de los muchos golpes emocionales del episodio anterior, llegamos, por fin, al tan mentado salto de siete años que se nos venía anunciando. El episodio es el cuarto de la quinta temporada o, si lo prefieren, capítulo 80 dentro del listado general: su título es Purgatorio, lo que remite a las historias personales de cada uno de nuestros protagonistas, quienes llevan por separado vidas muy diferentes entre sí, pero siempre sin conocer la felicidad. En parte es lógico o no se justificaría ningún reencuentro.
Por si aún no han visto el episodio, advierto que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y les recuerdo que pueden leer nuestros análisis anteriores aquí.
La Vuelta del Sargento
El episodio comienza, por supuesto, con Archie, a quien vemos, como tantas veces lo hiciera, dando la arenga a los Bulldogs antes de salir a la cancha: pronto la misma se fusiona con la de un oficial superior al momento de entrar en combate y es entonces cuando vemos a Archie con uniforme y corriendo entre humo y metralla. Las imágenes se siguen mezclando y dan un paralelo entre deporte y guerra: Archie ve a las Vixens alentando a un costado del campo de batalla mientras corre a auxiliar a un soldado herido creyendo que es Reggie.
Seguimos sin saber qué guerra es y no hay referencias visuales para identificar al enemigo, pero sí las hay a Archie 1941, cómic publicado en 2018 que, creado por Mark Wayd y Bryan Augustyn, profundiza en los efectos de la segunda guerra mundial sobre los habitantes de Riverdale, tanto padres como hijos (en sus encarnaciones clásicas, claro).
Pero todo era un sueño y Archie despierta en un hospital militar. Oímos que se alude a él como sargento Andrews mientras se le anoticia de que ya es hora de que regrese a casa.
No sería Archie si no se negara, pero la decisión está tomada y, de todos modos, no se le desvinculará del ejército sino que estará a cargo de los programas de promoción, reclutamiento y entrenamiento en el colegio de Riverdale.
Sin más remedio que aceptar, pasa a despedirse de un compañero suyo apellidado Jackson, el cual viene de perder las piernas. Archie lamenta no haberlo podido evitar pero el soldado, en cambio, le agradece por salvarle la vida. ¿Volveremos a saber de él?
Regresado a Riverdale, Archie recibe un triste primer impacto al ver deteriorado el icónico letrero. Una vez en Pop´s, le llama la atención no ver, justamente, a Pop Tate. En el subsuelo, ya no existe La Bonne Nuite, sino que está reconvertido y rebautizado como Whyte Wyrm, tal como aquel viejo búnker de las Serpientes que parece haber resucitado.
La escena del lugar remite más a Hijos de la Anarquía que a Riverdale y sobre el escenario se halla cantando y bailando Toni Topaz en visible estado de embarazo (no tiene relleno: la actriz Vanessa Morgan esperaba un niño al filmar el episodio).
Hablando con ella, se entera que el local ha sido vendido por Hiram y ahora está a su cargo; no solo eso, sino que además la banda de las Serpientes se ha pasado al negocio de los camiones. Toni no quiere hablar sobre la identidad del padre del niño en camino, pero tampoco parece cargar cruz alguna al respecto: lo asume como anécdota del pasado. Distinto es el caso cuando Archie le pregunta por Pop y su rostro se ensombrece, mostrando sorpresa de que él no sepa nada. Todos pensamos lo peor, claro, pero fuimos engañados…
Agente en Terapia
Vamos ahora a Quantico, Virginia, en busca de Betty, quien se desempeña como agente del FBI y cuya primera escena, trotando a través de los bosques, la remite claramente al inicio del filme El Silencio de los Corderos (El Silencio de los Inocentes para Latinoamérica): las referencias continúan, pues también la vemos en sesión con una terapeuta apellidada Starling (al igual que aquel personaje de Jodie Foster) y la razón por la que está allí tiene que ver con su obsesión por atrapar a un asesino psicópata (¿a qué otra cosa puede dedicarse siendo hija de uno y hermana de otro?) al que se conoce como el Mutilador de la Bolsa de Basura y al cual estuvo a punto de aprehender pero, por no esperar refuerzos, todo terminó al revés y quedó cautiva de él por varios días.
Tal experiencia, por supuesto, la ha traumado, pero lejos de cejar en su obsesión, insiste una y otra vez en que se trata de un asesino itinerante, alguien que se desplaza cometiendo crímenes en lugares alejados entre sí. Su hipótesis, sin embargo, es desdeñada por el resto de la fuerza, inclusive por su colega Glen (Greyston Holt), con el cual sostiene una relación sentimental.
La idea es que deje de trabajar en investigaciones y sea derivada a archivos: conociendo a Betty, sabemos cuán poco debe agradarle. Me da la impresión de que esa subtrama no va a quedar olvidada, pero de momento se ve interrumpida al sonar el móvil y leerse en pantalla el nombre de Archie.
La Loba de Wall Street
Veronica, al igual que su madre, está viviendo en New York, pero mientras Hermione, tal como había anunciado, se desempeña en el reality televisivo The Real Housewives of New York City (su participación debe ser exitosa si sigue allí tras siete años), Veronica está casada con Chadwick Gekko (Chris Mason), personaje al que solo pueden reconocer si han visto la única temporada de Katy Keene, efímera serie spin-off de Riverdale de la cual les hablé tres análisis atrás.
Tampoco a ella parece irle bien en su vida privada: están celebrando un año de matrimonio, pero la relación no marcha. Ambos se desempeñaron como agentes de bolsa en Wall Street hasta que algo cambió todo. Él, de todas formas, es un exitoso empresario inmobiliario mientras ella vende joyas, pero se lo oculta.
Veronica quiere sostenerse de manera independiente en lo económico, pero Chad solo la ve como fábrica de hijos, algo en lo que ella aún no muestra interés a pesar de los constantes reclamos que él le hace. De todos modos y si es por reclamos, también ella tiene los suyos en relación a una vida sexual que se ha ido apagando, cosa que él lamenta y adjudica a un accidente de helicóptero del cual poco sabemos, pero que ha alterado drásticamente sus vidas.
Chad es posesivo, bipolar y contradictorio: pretende hijos cuando no están teniendo sexo y suele pedir disculpas después de tensas discusiones, tanto que, compungido, hasta obsequia a Veronica un huevo de Glamergé. Si les suena, es porque alguna vez Cheryl y Toni robaron uno de la casa de Hiram; se trata de una joya artesanal muy escasa y costosa que opera como analogía de los huevos que diseñara Carl Fabergé para los zares rusos. Pero más allá de huevos, peleas y reconciliaciones, también a Veronica le suena en su móvil el llamado de Archie.
El Escritor Atormentado
Jughead también se encuentra en New York, pero su vida ni se roza con la de Veronica. Como era de suponer, tampoco la vida le sonríe: tras haber entrado al mundo editorial con resonante suceso, se ha bloquedo por completo y no puede escribir nada a pesar de las constantes demandas de sus editores.
En una escena casi de policial negro, lo vemos frustrado ante su máquina de escribir (impensable un ordenador) mientras el departamento que alquila es un caos regado de botellas, prendas de vestir y bollos de papel. Vive, según nos enteramos, acuciado por deudas y evitando a a sus cobradores, lo que incluso deviene en la partida de su novia Jess, de quien ni llegamos a retener el rostro. Estaba por buscar el nombre de la actriz, pero creo que no importa: un gusto haberte conocido, Jess…
Al mejor estilo Charles Bukowski o Henry Miller, Jughead termina ahogándose en alcohol en algún bar cada vez que no le sale una línea y es allí donde lo encuentra Cora Carter (Megan Peta Hill), una fan que define a su novela publicada como sexy. Palabra mágica: todo termina en el departamento con una noche desenfrenada, pero la realidad golpea a la puerta a la mañana siguiente cuando vienen a exigirle los meses de alquiler que adeuda.
No queriendo dar la cara, Jughead recurre a Cora, quien abre la puerta para decirles que él no se encuentra allí: no le sale gratis…
El encuentro del bar no ha sido casual: ella es escritora aficionada y quiere que él le haga de contacto para publicar una novela muy apropiadamente titulada Las Reglas de la Distracción, de la cual le solicita una devolución para el fin de semana. Mientras Jughead mira el manuscrito intentando asimilar algo, le suena el móvil y, por supuesto, es Archie.
El Quinto Beatle
Volvemos a Riverdale y al renacido Whyte Wyrm, en donde Toni sigue poniendo a Archie al tanto de las novedades. Tras graduarse en Highsmith, ella ahora trabaja para el colegio, como también Kevin, que enseña teatro; Reggie, por su parte, está al servicio de Hiram y lo de Pop fue falsa alarma: solo se retira. Demasiado para procesar, pero… ¿qué pasa con Cheryl, casi quinto integrante del grupo principal?
Toni cuenta que no la vio muy entusiasmada con su regreso al visitarla en Thornhill: ni siquiera le llamó la atención su embarazo o, quizás, prefirió no verlo considerando la relación que habían tenido. En cambio y según vemos en flashback, se la nota particularmente absorta con la pintura e, inclusive, hace posar a Toni para un retrato que, contrariamente a lo que podría esperarse, no se queda para ella sino que se lo regala y, de hecho, está colgado sobre uno de los muros del Whyte Wyrm.
Antes de la entrega, sin embargo, notamos a la abuela Blossom particularmente impresionada por la perfección del retrato y preguntando a Cheryl si se atrevería a imitar la obra de algún artista célebre como Rembrandt. La pelirroja no responde y solo sonríe, pero está claro que ha asomado una nueva veta en el vasto y siempre rico universo de los Blossom. ¿Cheryl falsificadora de arte? A tener en cuenta ese arco: las abuelas no hablan por hablar…
El Saneamiento de la Comarca
Toni lleva a Archie a recorrer Riverdale y la realidad es devastadora: me viene a la cabeza Frodo regresando a la Comarca en el tercer libro de El Señor de los Anillos (momento omitido en las películas). La ciudad está sumida en el caos entre casas derruídas, comercios abandonados y paradas de bus desmoronadas, mientras nuestro eterno villano Hiram construye una autopista. Por cierto, no se fue a las Islas Caimán como dijo que haría pero, claro, eso fue antes de que Hermione le pidiera divorcio por segunda vez.
En Pop´s se produce el esperado reencuentro: como si el tiempo no hubiera pasado, Archie halla allí sentados a Betty, Veronica y Jughead, a quien se nota molesto. Fuera de esa reacción en particular, debo decir que esperaba más emoción: hasta aquí, bastante frialdad.
Toni, quien llegó acompañando a Archie, considera que sobra y amaga irse, pero él la convence de quedarse por ser, después de todo, una más entre ellos. Con el quinteto a la mesa, les pone al tanto de que si bien los ha convocado para despedir a Pop en su jubilación, la realidad es que los necesita para salvar a Riverdale de las garras de Hiram. No me quedó claro si cambió de planes tras el paseo con Toni o lo de Pop fue solo un señuelo.
Mientras tanto, junto a la barra, vemos despedirse a una joven que, al parecer, ha estado trabajando allí. Según el relato en off, había llegado dos años atrás pero nunca cuajó en el lugar y su sueño, algo sesentero, era ir a San Francisco. Su nombre es Lynette Fields, aunque se la conoce como Squeaky, lo cual remite a Lynette “Squeaky” Fromme, criminal que integró la banda de Charles Manson y hasta intentó asesinar en 1975 al entonces presidente Gerald Ford. Ignoro por qué tan perversa referencia para esta muchacha en apariencia inocente, pero lo último que le vemos hacer es detener un camión que la levanta en la carretera haciendo dedo: por lo que sabemos, nunca llegó a San Francisco. Ya tenemos el misterio que Jughead nos había anticipado que volvería a unirlos…
Balance del Episodio
Como sabemos, esta entrega de Riverdale iba a abrir originalmente la temporada. Es lógico, entonces, que haya subtramas aún en pañales y no sepamos bien hacia dónde va la cosa.
El episodio, en líneas generales, me gustó y me entretuvo: mostrar a los protagonistas en caminos separados que se terminan uniendo es un recurso que, no por utilizado, deja de ser efectivo y, además, como ya es clásico en la serie, el bombardeo de guiños y referencias siempre da un atractivo extra.
Lo que no me termina de convencer es que, salvo Jughead, el resto no parezca mostrar en sus personalidades la evolución y los cambios que, se supone, deberían haber acumulado durante siete años, más aún habiendo llevado vidas tan distintas de las que llevaban y hasta pasado por experiencias traumáticas: quien más, quien menos, los cuatro cargan frustraciones. Betty muestra algún ligero cambio, pero Veronica es la misma persona que conocimos hasta aquí y ni qué hablar de Archie, que es quien más debería haber sido moldeado por sus experiencias de guerra y, sin embargo, parece el mismo adolescente que se subiera a aquel bus.
Quizás mis expectativas eran muy altas, pero esperaba un reencuentro mucho más intenso. Viéndolos en Pop´s me da la impresión de que el único que manifiesta algo (una vez más) es Jughead y es lógico que así sea después del plantón que le hicieron seis años atrás. El resto no da trazas de no haberse visto en siete años, pero también es cierto que los personajes de esta serie acusan recibo de sus emociones tarde y esta no tiene por qué ser la excepción. Lo que no me termina de quedar claro es si lo del retiro de Pop fue motivo real o más bien excusa estratégica de Archie para la convocatoria, quizás porque las historias separadas, aun con pocos días de diferencia, no han ido en simultáneo. Tal vez nuevos flashbacks nos vayan poniendo al tanto de lo que no vimos o lo que ocurrió con cada uno de ellos en estos siete años, pues no creo que nos hayan mostrado ciertos detalles al azar.
En cuanto al misterio de la chica que se sube al camión, creo que nos fue arrojado al final del episodio de manera algo abrupta cuando, quizás, hubiera sido más interesante que la fuéramos conociendo y empatizando con ella: también aquí futuros flashbacks podrían rellenar los baches.
Me queda repicando lo dicho por Toni acerca de que ahora las Serpientes controlan camiones, así como la hipótesis de Betty sobre el asesino itinerante. Juntando un poco todo, podría haber nexos aunque, claro, sería demasiada coincidencia que el asesino hiciera presencia en Riverdale al mismo tiempo que Betty… a menos, claro, que no haya casualidad. ¿Estoy delirando? A ver: nos contaron muy poco acerca del Mutilador de la Bolsa de Basura pero, por lo que sabemos, mata y desmembra a sus víctimas. ¿Por qué no lo hizo con Betty y prefirió tenerla cautiva durante dos semanas? No sé: puedo estar especulando mucho o, quizás, me ciega la esperanza de que la trama del Autor no esté del todo cerrada y haya una explicación más satisfactoria que la que nos han dado…
Veremos cuánto de todo esto se va revelando en el próximo episodio. Hasta entonces y sean felices…