InicioSeriesAnálisis de Tales of the Walking Dead. Temporada 1. Episodio 3

Análisis de Tales of the Walking Dead. Temporada 1. Episodio 3

La tercera entrega de esta primera temporada de Tales of the Walking Dead nos ha contado el origen de Alpha con un episodio mucho más oscuro que los anteriores, una Samantha Morton brillante y un estilo más semejante a la serie principal.

Bienvenidos otra vez, amigos de los apocalipsis zombies, para analizar una nueva entrega de Tales of the Walking Dead. Si algo tienen las series de formato unitario y autoconclusivo es que cada episodio puede ser una caja de sorpresas y, justamente, Dee (tal el título del tercero), nos ha traído una entrega oscurísima que nos ilustra sobre el pasado de una de las villanas más emblemáticas de TWD con un par de revelaciones ajenas a nuestros cálculos.

Este episodio de la serie de AMC creada por Scott M. Gimple y Channing Powell cuenta con la dirección de Michael Satrazemis, responsable de algunos de los mejores episodios tanto de la serie principal como de Fear the Walking Dead y que ya había tenido a cargo el anterior, pero este es enteramente diferente.

Pasemos sin más a conocer y analizar el pasado de Alpha advirtiendo que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y dejando links a nuestros análisis de esta y otras series de la franquicia.

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Dee

“Déjame contarte cómo morí…”

Eso es lo que apenas comenzar nos dice una voz que nos suena familiar pues no es otra que la de Samantha Morton. O Alpha, si lo preferís. O Dee, pues esta entrega nos retrotrae a los días en que aún tenía pelo y era conocida por ese nombre.

Brooke (Lauren Glazier) es la propietaria de un vapor fluvial de estilo Mississippi en el que tanto ella como sus pasajeros estables viven en permanente fiesta y en un mundo ideal mientras navegan el apocalipsis zombie. Entre ellos se encuentra nuestra ya conocida junto a su hija Lydia, interpretada, en versión infantil, por Scarlett Blum.

Se trata, por lo tanto, del pasado de Dee (Alpha) y de su hija, historia de la que sabemos largo y tendido por la serie principal desde la novena temporada en adelante, pero poco sobre sus orígenes. Dee ya ha matado a su esposo Frank delante de la niña y ello hace que esta le rehúya y prefiera, por el contrario, la compañía de Brooke, quien la apaña entre cuentos de hadas y le da todos los gustos al punto de organizarle una fiesta de cumpleaños como la que hubiera tenido cualquier niña antes de que comenzaran a despertar los muertos.

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Ello molesta sobremanera a Dee, no solo por el celo de que alguien “externo” tenga tal ascendente sobre su hija, sino porque además le está mostrando un mundo ideal en lugar de enseñarle a sobrevivir en el real. De talante permanentemente circunspecto y depresivo, Dee luce una imagen de loser que lleva al menosprecio del resto y, en particular, del cantinero Billy (Nick Basta).

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A Dee no le gusta el tipo: no solo por el ninguneo sino porque además le ha visto hacer señales con un espejo para alguien en los alrededores, fuera del barco. Cuando le plantea a Brooke que no confía en él, esta minimiza el asunto y simplemente la ve como rencorosa. Pero pronto desaparece del barco un tal Langston y ello reaviva las sospechas de Dee.

Cuando saca un cuchillo en su presencia, Billy se arroja a las pantanosas aguas y los desaparecidos pasan a ser dos, lo cual provoca contra Dee una lluvia de recriminaciones y culpas, por lo que, temiendo ser expulsada y separada de su hija, oculta a esta en un bote para llevársela de allí.

Sus sospechas acaban por ser ciertas. Mientras permanece a escondidas, ve a Billy retornar al barco acompañado con cinco compinches para poner de rodillas a todo el pasaje. Quieren lugar a bordo y están decididos a eliminar a seis pasajeros para tenerlo: más aún, comienzan a hacerlo, en una escena que remite a Negan al final de la sexta temporada de TWD.

Pero Dee acecha cuchillo en mano desde las sombras y tras rebanar el cuello de uno de los miembros de la banda, genera tal revuelo que los pasajeros se rebelan y la cosa termina en gresca con tiros incluidos. En la confusión, escapa con su hija mientras otros hacen lo propio a bordo de los botes pero, claro, en la orilla no desaparece el peligro y son atacados por caminantes. Dee protege a su hija bajo el cuerpo de uno de ellos y, para camuflarse, embadurna tanto su rostro como el de la niña con sangre: vemos así nacer la costumbre casi ritual de lo que después será su grupo…

Al salir de su escondite, da cuenta de los caminantes que quedan en la escena y está a punto de hacer lo mismo con Brooke, pero el desesperado ruego de Lydia la hace preferir, en cambio, tajearle la cara como marca recordatoria de que nadie le saca lo suyo.

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Dee quiere enseñar a su hija a sobrevivir, pero al ser acechadas por caminantes en un parque de casas rodantes y dar cuenta de ellos, ve que esta permanece sin reacción y con ojos aterrados. Llega a la conclusión de que el mundo no es lugar para ella y está a punto de darle muerte, como en su momento hiciera con Frank o, inclusive, con su propio padre, tal cual nos ha confesado en off que hizo a los nueve años.

Pero se escuchan voces entre los árboles y Lydia relaciona con las hadas de las que Brooke le ha hablado. Lejos de ello, son los Susurradores, quienes lucen sus clásicas pieles de caminantes y son liderados por una mujer de cabello platinado llamada Hera. A partir de allí, tenemos un final abreviado y prácticamente en off, pero sabemos que la niña huyó y que Dee terminó tomando el lugar de Hera, tal como lo demuestra la cabeza zombificada que, con cabellera platinada, tiene en una cueva.

Vaya: parece que finalmente no fue Dee la fundadora de los Susurradores y, por cierto, ya no es Dee sino Alpha; a su modo, ella también ha revivido…

Balance del Episodio

Tal como fue dicho al inicio, esta ha sido, de las tres entregas que llevamos, la más cercana al tono de la serie principal de la franquicia y hasta agregaría superior a muchas de la misma. Incluso puede considerarse como precuela o gran flashback sobre los orígenes de Alpha.

Tal vez muchos fans la vean, por lo tanto, como la mejor hasta aquí y coincido, pero no porque se parezca más a lo conocido (en lo personal, valoro siempre el intento de construir algo diferente) sino por ser también el episodio más sólido y mejor cerrado desde lo narrativo.

Lejos del optimismo en que acababan los dos anteriores, aquí solo se nos ha ofrecido oscuridad y pesimismo, alejando así los temores expresados por este redactor de que los episodios pudieran volverse previsibles en su planteo final: ni la luz ni la felicidad ni los cuentos de hadas sirven en ese mundo… Solo adaptarse a la realidad por dura que sea y allí es donde entra Dee o Alpha, que hasta ha deslizado un par de frases exaltando la capacidad evolutiva y supervivencia del más apto.

Ahora sabemos que no solo asesinó a su esposo sino también a su padre y ello nos hace pensar en una probable infancia de abusos que haya después hecho extensiva a su hija: la vamos entendiendo (no justificando). No sorprende que lo haya matado ni que haya estado a punto de hacer lo propio con la niña: la verdadera sorpresa es que no fue la fundadora de los Susurradores (a cambiar la información en todos los sitios fandom) sino que usurpó el liderazgo a través del asesinato y la selección natural a la que rinde culto.

El trabajo actoral de Samantha Morton ha sido realmente notable, luciéndose mucho más que en la serie principal al estar el episodio prácticamente centrado en ella: no en vano tiene dos nominaciones al Oscar sobre su cabeza.  Y es muy interesante el antagonismo con Brooke como metáfora de mundos en conflicto (la pareja de Brooke, en cambio, fue un personaje que no aportó absolutamente nada).

Lo del barco fluvial es una gran idea y recuerda a La Máscara de la Muerte Roja, clásico relato de Edgar Allan Poe en que el príncipe Próspero vive de juerga con su corte mientras se aísla (a la larga en vano) de la peste que está asolando la comarca.

Se nota, por otra parte, la mano de Michael Satrazemis, quien ya tiene larguísima experiencia en una franquicia en que se mueve como pez en el agua o caminante en el apocalipsis. Quizás podamos preguntarnos por qué, siendo las entregas unitarias, no se eligió esta para abrir la serie, pero creo que dos cuestiones lo explican: por un lado, la presencia de Terry Crews y Olivia Munn en el episodio inicial podía atraer a una franja de público quizás ajena a la franquicia; por otro, abrir con este hubiera generado la expectativa equivocada de que la serie se asemejaría a la principal cuando, a la vista de los tres episodios ya vistos, está claro que no es así.

Veremos qué nos depara el siguiente y les espero aquí para analizarlo. Gracias por leer y sean felices…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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