La franquicia The Walking Dead sigue generando spin-offs y AMC acaba de estrenar Tales of the Walking Dead, la cual, creada por Scott M. Gimple y Channing Powell, responde a un formato de antología con episodios autoconclusivos.
Bienvenido a otro encuentro con el universo The Walking Dead, el cual no para de generar productos desde que aquel cómic creado por Robert Kirkman y Tony Moore irrumpiera en 2003. A partir de entonces, hemos tenido una serie principal que ya se halla en su temporada final (aquí nuestros análisis) y otras dos a modo de spin-off, ubicadas respectivamente antes y después de los sucesos principales: Fear the Walking Dead y The Walking Dead: World Beyond (análisis pinchando en sus respectivos links). Sin contar las dos series proyectadas para 2023: Isle of the Dead (con Maggie y Negan como dupla principal) y, todavía sin título, la que seguirá a Rick y Michonne.
Nos llega ahora Tales of the Walking Dead, cuya gran particularidad con respecto al resto es ser, como fuera anunciado, serie de antología. Cada episodio tiene, por lo tanto, historia, personajes y actores diferentes aunque siempre, claro, en el contexto del apocalipsis zombie.
Otra particularidad a destacar es que ese mismo carácter antológico permite la inclusión de actores o directores impensables en otras series de la franquicia por el compromiso a largo plazo que implicarían. Habiéndose ya estrenado el episodio doble de inicio (en realidad, dos episodios independientes), pasamos al análisis advirtiendo, desde ya, que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA.
Episodio 1: Evie/Joe
En medio de un apocalipsis para el que se ha preparado como corresponde, Joe (Terry Crews) vive en una casa debidamente prolija y amueblada aunque monitorizada en derredor y rodeada por todo tipo de trampas para eventuales caminantes. Allí pasa sus días escribiendo poesía, bebiendo cerveza y viendo antiguos partidos de fútbol americano en compañía de Gilligan, dóberman por el que siente tal devoción que hasta tiene un pijama con imágenes suyas y al cual saca cada mañana para hacer sus necesidades, ocasión que le permite apreciar que el mundo, a pesar de todo, sigue lleno de “cosas bonitas”.
Pero en el universo TWD los animales, sean caballos, tigres o perros, nunca terminan bien y todo cambia cuando la mordida de un caminante mata a Gilligan dejando así a Joe en absoluta soledad y haciendo caricias al aire en su sillón. Rescata entonces del olvido antiguas conversaciones de chat que, poco antes del apocalipsis, venía sosteniendo con una mujer de la región de los Grandes Lagos a la cual nunca conoció personalmente y que se identificaba por el nick “Ushldbscrd”. Alcanza un mínimo conocimiento de inglés para saber que la frase contenida es “You should be scared” (deberías estar asustado), lo cual nunca puede arrojar buen augurio.
Escapándole entonces a su soledad, equipa su moto con sidecar y sale a la búsqueda de quien quizás pueda ser su alma gemela en el fin del mundo. En el camino, sin embargo, cae en una trampa de red y está a punto de ser mordido por un zombie cuando es salvado en el último instante por una muchacha llamada Evie (Olivia Munn), quien obviamente ha colocado la misma.
Se trata de una hipster en camino hacia el veganismo y adepta a terapias alternativas, yoga y cualquier cosa que implique energías positivas. A la vez domina artes marciales y es muy desconfiada, al punto que maniata a Joe y lo apunta con un arma.
Ella también busca a alguien: un esposo del cual se había separado ya antes del apocalipsis y del cual no supo nada después de que se marchara a un curso de pintura, pues tiene por costumbre pintar, con rasgos transfigurados, todo aquello que odia. Evie desconoce si sigue vivo, pero de no ser así, necesita saber si la habrá pintado antes de morir y cómo.
Ello, claro, implica un largo viaje con destino no declarado y la moto de Joe, sidecar incluido, le viene de perlas, por lo que este se convierte en su chofer a punta de pistola o bien esposado durante cada alto del camino. El tener que defenderse juntos de un ataque de zombies los convierte en inesperados aliados y el antagonismo entre ambos deviene en química. Más aún: se enteran que sus destinos están apenas distanciados diez kilómetros.
Un incidente desafortunado termina en el robo de la moto por alguien que les deja una cabrita en forma de pago. Joe intenta disparar al sujeto con el arma de Evie, pero descubre que está descargada: siempre lo estuvo. No les queda más remedio que hacer los últimos kilómetros a pie hasta que sus caminos se separan llegando a destino.
Evie no encuentra a su ex esposo, pero sí sus últimas pinturas: en todas expresa claramente su odio con excepción de una, en la cual la retratada es ella y sin transfiguración alguna. ¿Murió él? No lo sabemos, pero de ser así, Evie sabe que sus últimos pensamientos hacia ella fueron de amor…
En cuanto a Joe, llega hasta la casa de Ushldbscrd y queda rodeado de caminantes, pero una trampilla en el suelo le permite ingresar al búnker de quien responde al nombre de Sandra (Kersti Bryan) y que, en emotivo encuentro, no puede creer que él haya terminado llegando, pero pronto la cosa se pone turbia…
Le convida un brownie y todo comienza a darle vueltas. Sandra ha drogado y, además, maniatado a Joe. Termina siendo una mujer psicótica y paranoica, convencida de que él ha ido allí para robarle y que termina tajeándolo con un cuchillo y sustrayéndole su reloj de pulsera que pasa a engrosar la colección de todos los que le ha quitado a sus anteriores víctimas.
En esos momentos, las cámaras de seguridad muestran el arribo de Evie, que ha ido en busca de Joe. Manteniendo a este en cautiverio, Sandra la hace ingresar y le convida uno de sus brownies, pero apenas prueba el primer bocado, Evie se da cuenta que algo anda mal: la mujer dice no saber nada de Joe y está claro que miente. Para confirmarlo, la ataca con un cuchillo, pero Evie se la saca de encima con sus habilidades de lucha y corre a liberar a Joe.
Sandra va detrás, pero Joe alcanza a ensartarle una hacuela de cocina en el pecho y cuando parece que ya se han librado de ella, les persigue como caminante revivido y a duras penas logran salir del búnker.
Ninguno de ambos ha encontrado lo que buscaba, pero se han encontrado a sí mismos y el mundo, tal como alguna vez Joe le dijera a Gilligan, todavía puede estar lleno de cosas bonitas. Y eso es precisamente lo que le dice Evie para convencerlo de que aun cuando haya dejado su vida anterior por ir en busca de algo que terminó en frustración, está a tiempo de comenzar una nueva a partir de ahora.
Ambos terminan marchando a la ventura en medio del apocalipsis con la cabrita como mascota: por fin un animalillo que no muere en The Walking Dead…
Episodio 2: Blair/Gina
En las afueras de Atlanta, Blair (Parker Posey) es jefa de una compañía de seguros llamada Circle of Trust (Círculo de Confianza): pronto sabremos que lo de “círculo” tiene connnotación. Egoísta, mandona y con tendencia a tamborilear de manera antipática, regaña a sus empleados por el funcionamiento de la oficina y, particularmente, a su recepcionista Gina (Jillian Beth), mujer retraída y con aspecto de loser a la que hasta acusa de robar tazas (la realidad es que las destruye).
Hay rumores de una peligrosa epidemia en curso y ello tiene muy intranquila a Gina, pero Blair lo minimiza y hasta afirma que el pánico generalizado conviene a los negocios. Desdeñando el asunto, parte a un fin de semana con su novio Brian mientras Gina sale en busca de un bocado por estar rota la máquina expendedora. Se cruzan en una gasolinera cercana y el encuentro acaba en despido. Pero no es cualquier día: confirmando los rumores, ven a un hombre horriblemente demacrado atacando y mordiendo en el piso a su compañera de vehículo.
Presa de pánico, Gina quiere escapar o, más bien, llegar hasta su hermana y sobrinos, que viven en el centro de Atlanta, pero la ciudad está acordonada por el ejército. Con una escopeta propia, intenta robar un camión cisterna y un agente local trata de detenerla mientras Blair busca dar marcha atrás con el despido. La cosa termina con voladura de la cisterna, pero extrañamente… están nuevamente en la oficina.
Todo pareciera haber sido una visión o pesadilla de Blair, pero poco a poco se vuelven a desarrollar los mismos sucesos que, aun con detalles cambiados, conducen irremisiblemente al mismo final. Y Gina está experimentando los mismos deja vu.
La sensación es que ambas estuvieran dentro de un continuo loop y, como el periodista de Atrapado en el Tiempo o el mayor Cage en Al Filo del Mañana, Blair tiene la posibilidad de introducir pequeños cambios para corregir el destino. En una ocasión termina atropellada por Gina; en otra, la denuncia por tenencia ilegal de arma; en otra, se termina dejando morder por un caminante y en otra es la propia Gina quien la muerde a bordo del camión. Pero en todas, el vehículo acaba en llamas.
No hallan forma de escapar del loop ni de siquiera llegar a las cinco de la tarde sin que todo se vuelva a repetir. Pero el presenciar tantos posibles caminos termina haciendo a Blair darse cuenta de unas cuantas cosas, entre ellas de lo mal que trata a sus empleados y, particularmente, a Gina. No solo eso: también que en ninguno de los casos posibles, su novio Brian hizo algo por ayudarla o defenderla, con lo cual concluye que su destino no está junto a él.
Dándose cuenta de la soledad en que se halla, quiere operar un cambio y ayudar a Gina a llegar hasta sus sobrinos, pero cuando se hacen con la cisterna y van camino a Atlanta, descubren miles de caminantes avanzando de modo ominoso por el acceso principal. Desde lo alto de un puente y trabajando en equipo, logran rociarlos con combustible y darles fuego aunque el camión, como en cada futuro alternativo, acaba estallando y también ardiendo.
Se han dado cuenta que tienen cosas en común y que podrían haber sido perfectamente amigas; más aún: todavía pueden serlo. Y el loop se ha roto. Ambas terminan caminando hacia la ciudad a un paso lento que, en toque humorístico, no se diferencia mucho del de los caminantes…
Balance de los dos Primeros Episodios
Siempre es positivo es que, entre tanto spin-off, TWD se las apañe todavía para hacer productos que no se repitan, acusación que, en ocasiones justamente y en otras no tanto, se ha hecho muchas veces a la serie principal. Ya se había advertido ello en The Walking Dead: World Beyond, serie que, analizada en esta web por un servidor, abordaba la temática de los adolescentes crecidos ya con el apocalipsis formando parte de sus vidas cotidianas.
En este caso, el formato antológico convierte a Tales of the Walking Dead en la serie más peculiar que hasta aquí la franquicia haya estrenado y los dos episodios vistos, lejos de ser brillantes, tienen al menos la virtud de insuflar aire fresco a la misma.
Si tengo que elegir uno, me quedo con Evie/Joe, sobre todo por la cantidad de lecturas que admite. La idea de que el mundo puede ser un lugar bello a pesar de tanta muerte y destrucción perfectamente puede aplicarse al nuestro sin necesidad de ningún apocalipsis, del mismo modo que personajes como Sandra pueden ser infinitamente más peligrosos que cualquier muerto viviente y puede haber muchos como ella caminando entre nosotros.
La química entre los personajes, además, funciona muy bien. Terry Crews (Dueños de la Calle, Los Indestructibles, Deadpool 2) aporta su solvencia y carisma, no dejando de ser un gran guiño que lo pase viendo partidos de fútbol americano cuando él mismo practicó ese deporte de manera profesional: hay que ver su cara cuando, atado y amordazado en el búnker de Sandra, oye a Evie equivocar el equipo por el que alienta.
En cuanto a Olivia Munn (Iron Man 2, X-Men: Apocalypsis, Ocean´s 8), siempre está algo sobreactuada pero le sobra carisma para compensarlo. Y no es dato menor el director, pues el episodio está a cargo de Ron Underwood (Cowboys de Ciudad, Tremors), ya que muchos creímos que había destruido por completo su carrera con Pluto Nash. Como los caminantes, él también ha revivido…
Y ya que hablamos de revividos, me llena de dudas la rápida reanimación de Sandra o cómo se contagió, ya que, se supone, ha estado viviendo en un búnker bajo tierra y sin contacto con el exterior. Pero bueno, aún nos falta saber más sobre el virus y se nos ha dicho que todos los humanos pueden tenerlo latente: el cómo es algo que todavía está en proceso de explicación, así que concedamos beneficio de la duda.
El episodio Blair/Gina, en tanto, aborda un tema bastante manido como lo es el loop temporal (ya hemos mencionado antes algunas películas basadas en tal tópico), pero lo hace para recrear un cuadro de paranoia social que se parece bastante al de los primeros tiempos de la pandemia que aún nos sigue afectando. La historia tiene alguna reminiscencia del Cuento de Navidad de Charles Dickens, ya que el ver otra alternativa hace cambiar la mentalidad a una jefa que maltrata y ningunea a sus empleados.
Aquí también tenemos una dupla que se combina fuerte, como Parker Posey (Scream 3, Superman: El Regreso) y Jillian Bell (Infiltrados en la Universidad), a pesar de que la primera, que viene de ser la doctora Smith en la serie Perdidos en el Espacio (aquí nuestros análisis), es otra actriz con tendencia a sobreactuar y no es esta la excepción, pero el tono paródico que aquí adquiere su personaje de oficina hace que no quede fuera de lugar.
En cuanto a la dirección de Blair/Gina, está a cargo de Michael Satrazemis, alguien ya con mucha experiencia dentro de la franquicia dirigiendo episodios de la serie principal y de FTWD.
Hay algo uniendo a ambos episodios: personajes antagónicos que, sin embargo, se terminan complementando al descubrir que tienen en común más de lo que les separa. Lo que aún no sabemos es si es simple coincidencia o tónica general de la serie de aquí en más. Espero que no termine pagando el precio de Black Mirror, interesantísima propuesta inicial que, una vez captada la premisa de que quien da mucho lugar en su vida a la tecnología acaba mal, sabemos cómo terminará cada episodio con solo ver los primeros cinco minutos. La idea de una serie antológica es justamente que sorprenda: si lo sabría Rod Serling…
¿Hay puntos de contacto con las otras series de la franquicia? Pues sí: más allá del obvio marco del apocalipsis zombie, la historia de Joe y su preparación para el mismo es indisociable de la familia Otto en FTWD, en tanto que la ciudad de Atlanta caída en desgracia nos transporta sin dudarlo a aquel episodio piloto de TWD, estando claro que los sucesos que se muestran ocurren estando Rick en coma. Los escenarios, por otra parte, son los mismos, ya que la serie vuelve a estar localizada en Georgia y hasta son reconocibles algunos parajes que antes hemos visto.
En definitiva, Tales of the Walking Dead ha tenido un inicio que no nos ha volado la cabeza, pero tampoco nos ha dejado mal sabor y, además, al ser de formato antológico, cada episodio puede ser una caja de sorpresas: dado que esta primera temporada consta de seis, quizás lo mejor aún no lo hayamos visto. Sin sobrarle demasiado, el comienzo aprueba…
Veremos qué nos depara la próxima entrega que, al parecer, tiene relación con un personaje muy emblemático de la serie principal: una de las grandes villanas que, al parecer, nos mostrará otra cara y una revelación clave…
Hasta la próxima y sean felices…
No hace falta que te muerdan para convertirte, todos tienen el virus, a cuantos han disparado y se levantan? Llevamos todas las temporadas de todas las series viendo esto
Hola Corpesat: gracias por comentar! Perdón por haber planteado una frase que, como pregunta y entre paréntesis, careció de contexto explicativo como para dejar en claro mi duda específica. Entiendo y es válido lo que me dices: a lo que me refiero es a que Sandra no es cualquier persona, sino una que, al parecer, ha vivido aislada por completo en un búnker bajo tierra desde que el apocalipsis comenzó. ¿Que se lo hubiera contagiado de antes? Puede ser. O tal vez a partir de alguno de los que atrajo y fue matando antes de la llegada de Joe, pero no está claro si eso fue antes o después del apocalipsis. Al parecer, el nick ya lo usaba de antes, lo cual da la pauta de que su manía psicótica es anterior, pero no llegué a entender si siguió practicándola después del apocalipsis. En principio, pensaría que no, porque… ¿cómo iba a seguirse comunicando?
En todo caso, son las dudas que nos siguen dejando acerca del origen del virus y las formas de transmitirse, que continúan aún bastante misteriosas, supongo que porque Robert Kirkman no se había propuesto explicarlo originalmente pero TWD se volvió algo demasiado grande y comenzó a requerirlo. Es más: él reniega de ello y sigue diciendo que el carácter y origen del virus seguirá sin resolverse jamás en ningún cómic de su autoría porque no quiere que se convierta en una historia de ciencia ficción cuando el sentido es otro.
Pero bueno, si nos ubicamos en el universo tal como lo han planteado la series y si bien todos los humanos son potenciales portadores del virus o están infectados con él en forma latente, el período de reanimación es diferente según el caso y, tal como lo entiendo, el hecho de que una persona haya sido mordida acelera el proceso o al menos así creí entenderlo siempre pero, en este caso, la reanimación es instantánea: quizás debí haberme explayado más en eso para que se entendiera mejor la duda, pero lo puse como pequeña pregunta entre paréntesis y perdió contexto (de hecho, lo he cambiado explayándome más al respecto).
O quizás aún hay cosas que se me siguen escapando: me gustaría saber cómo lo interpretas para saber si estamos de acuerdo o si hay algo en cuya comprensión estoy fallando.
De todas formas, siempre volvemos a que aún nos siguen faltando elementos explicativos acerca del virus y si bien nos han dado alguna que otra pista o teoría, todavía hay cosas que permanecen misteriosas. En mi caso personal, no termino de entender por qué Sandra estaba contagiada, pero todo depende, justamente, de esas respuestas que nos faltan acerca de todo el proceso recorrido por el virus desde que (según se nos contó en otra serie) comenzó en Francia. Gracias nuevamente por el aporte y un saludo!