La sexta serie (y quinto spin-off )de la franquicia The Walking Dead ya está aquí. Nos referimos a The Walking Dead: Daryl Dixon, de la cual analizamos el primer episodio cuyo título, en francés, es L’Ame Perdue (El Alma Perdida). La serie, creada por David Zabel, es emitida por AMC+.
Hola, caminantes del apocalipsis. Una vez más nos encontramos para analizar una serie de The Walking Dead y, en este caso, se trata del primer episodio de The Walking Dead: Daryl Dixon, que es el quinto spin-off de la franquicia, pero el segundo que continúa directamente a personajes de la serie principal. El anterior, estrenado también este año, fue Dead City y, al igual que en el inicio de esta, no retomamos directamente a los mismos en donde les dejamos, sino que han pasado cosas en el medio que poco a poco se van revelando y explicando. Y si es como en Dead City, puede haber giros al respecto hasta el final de la temporada…
Lo primero para destacar es la mudanza a Francia, en donde sabemos (por la escena post-créditos del final de The Walking Dead: World Beyond y por atisbos en otras series) que es donde el virus se inició. Ello nos provoca la sensación de que hasta el momento nos veníamos manejando en escenarios marginales y ahora estamos en el centro del problema: la capital del apocalipsis zombie, por decirlo de alguna manera.
Lo otro es que nos encontramos con un Daryl Dixon al que las experiencias han moldeado de tal forma que ya no es exactamente el que conocimos, sino que su personalidad ha mutado. Y ya que hablamos de mutar, también los caminantes parecen estar haciéndolo…
En fin, pasemos mejor a ver lo que nos ha dejado esta primera entrega no sin antes dejar de advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA. Y les invito, si así lo desean, a leer los análisis que en esta web hemos hecho de las otras series de la franquicia.
Análisis de Fear the Walking Dead.
Análisis de The Walking Dead: World Beyond.
Análisis de Tales of the Walking Dead.
Análisis de The Walking Dead: Dead City.
Náufrago del Apocalipsis
“Tú también te mereces un final feliz”. Aquella frase alguna vez pronunciada por Judith Grimes resuena en la mente de Daryl Dixon (Norman Reedus) mientras flota a la deriva en un bote invertido. Sediento y hambriento, llega a una costa desconocida y los letreros evidencian que se halla en el sur de Francia. Donde todo empezó…
En ese momento, no sabemos cómo terminó allí cuando lo recordamos por última vez en Ohio, dejando atrás Alexandria y despidiéndose de Carol. Y si había alguna esperanza de que Europa luciera distinto que América, se desvanece a la primera vista con un panorama igual o peor de desolador y un muelle sembrado de zombies eliminados, uno de ellos con un arpón: no parece mal arma, así que se lo lleva.
En una embarcación abandonada, oye el desgarrador relato grabado por alguien que ha dejado testimonio de la desesperada búsqueda que, junto a su familia, ha emprendido en busca de algún lugar no alcanzado por la pesadilla zombie y que, finalmente, no ha encontrado.
En las cercanías, la cosa no se ve mejor y un cartelillo reza irónicamente “Dieu vous aime” (Dios te ama). Buscando comida, es atacado por caminantes y se defiende como sabe, pero la sorpresa es que despiden un extraño ácido al destrozarles el cerebro e incluso, como su brazo puede atestiguar, queman al contacto…
Se encuentra con dos sobrevivientes: una joven llamada Maribelle y un anciano llamado Guillaume. Parecen hospitalarios y le cambian suministros médicos por carne de conejo mientras, al reconocerle como americano, el hombre evoca los tiempos de la Segunda Guerra Mundial y la resistencia contra los nazis, cuando franceses y americanos luchaban a la par.
Pero aparecen un par de hombres armados y motorizados con la intención de quitarles sus pertenencias y se produce una lucha en la cual Daryl y la joven acaban dando cuenta de ellos aun a costa de recibir el primero una herida. La sensación de victoria, al menos para él, es ilusoria, ya que es golpeado en la cabeza por Maribelle y resulta que tanto ella como Guillaume son simples ladrones. En el poco tiempo que lleva en Francia, Daryl ya tiene una quemadura de ácido, una herida de bala y un golpe en la cabeza, además de haberse quedado sin comida ni medicamentos…
El Elegido
Una monja llamada Isabelle (Clémence Poésy) le asiste y lleva a un convento que funciona como comunidad autosuficiente aun cuando parece formar parte de una más amplia que, fundada por un tal padre Jean, se conoce como Unión de la Esperanza.
Tras atenderle sus heridas, ella le habla de los caminantes, a los que, siguiendo la norma de que reciban nombres diferentes según región, se refiere como “affamés” o “hambrientos” . Dentro de ellos, dice, están los “brûleurs” o “quemadores”, que no hace falta decir que son los que lo atacaron. Es más: al parecer hay más variantes y me viene a la cabeza aquel zombie rápido que, precisamente en Francia, vimos en la escena post-créditos del cierre de The Walking Dead: World Beyond…
En el lugar son todas mujeres que, aunque monjas, están llenas de armas que van desde la Edad Media hasta la Segunda Guerra Mundial. Los únicos sujetos de sexo masculino son Daryl y un niño llamado Laurent (Louis Puech Scigliuzzi), cuyo nacimiento consideran milagroso por haber sido sacado del vientre de una caminante embarazada (¡wow!). Aunque pronto Daryl sabrá que hay un tercero…
El niño es una especie de genio en el cubo de Rubik (o cubo mágico) y dice conocer todos los países y capitales previos al desastre. Pero además las monjas lo toman por un mesías y es entonces cuando Daryl se entera que la razón por la cual le han atendido es porque relacionan su aspecto con el de un dibujo que Laurent hizo y que, como si fuera San Cristóbal, convierte a él en el “elegido” que debe llevar al niño a un sitio en el norte al cual llaman El Nido.
Él no está interesado y mucho menos cuando comprueba con espanto que las monjas tienen en cautiverio al padre Jean, fundador de la orden, pero en estado de zombie y a la espera de una supuesta cura en que depositan su fe. La cosa le huele a brujería y no es para menos…
Masacre en el Convento
Por otra parte, miembros de la banda de matones que antes se cruzaran con Daryl están a la búsqueda de sus compañeros perdidos, entre ellos su líder Codron (Romain Levi), de quien parece que uno de los dos era hermano. Se encuentra con Maribelle y Guillaume, a quienes presiona y tortura por información que le niegan. Acaba matando al anciano y conmina a hablar a la muchacha con la sola promesa de su piedad como recompensa. Ella, obviamente sin inculparse, le habla del americano y un folleto sirve a Codron para sospechar que pueden estarle ocultando en el convento…
Pero claro: llegan cuando él ya se ha marchado y la cosa se pone tensa: las monjas ocultan a Laurent mientras Codron se horroriza ante la dantesca visión del caminante en cautiverio. Hace que uno de los suyos le mate con una bayoneta y no elige a cualquiera, sino a un joven católico y, según parece, formado por el tal Jean en el pasado. El hecho hace salir del escondite a un lloroso Laurent y Codron quiere llevarlo con ellos.
Ello motiva la intervención de Daryl, que ha regresado y se genera una batalla entre los “guerreros” (tal como se denominan a sí mismos) y las monjas, que sacan a relucir sus armas. La mayoría terminan muertas, pero también los hombres de Codron, que es el único que alcanza a escapar mientras Daryl no consigue detenerlo.
El escenario en el convento es de masacre y una agonizante madre superiora dice, antes de morir, confiar en que Daryl sea realmente el elegido, algo de lo que en su momento había dudado. Solo quedan dos monjas, entre ellas Isabelle y una tal Sylvie (Laika Blanc-Francard), además de Laurent y el propio Daryl.
Arrojando algo de luz sobre lo ocurrido desde que le viéramos por última vez, este cuenta que salió de su hogar en busca de algo mejor, pero solo encontró gente mala; fue capturado y subido a un barco, pero la cosa no acabó bien y quedó flotando en el mar sin saber después cómo llegó allí. Cambiando de opinión tras la tragedia ocurrida, se compromete a llevarlos al norte a ellas y al niño a sabiendas de que allí hay un puerto (Le Havre) que puede facilitarle un equipo de radio e incluso su regreso a casa. La cosa, de todos modos, no parece en principio pintar fácil, a juzgar por un vengativo Codron que anda cojeando por las cercanías…
La última escena nos lleva justamente a Le Havre, en donde un capitán de barco es regañado por una tal señora Genet (Anne Charrier). El motivo es que, debido a un motín en la zona del Golfo de Cádiz, ha perdido material importante para un experimento y solo han llegado unos pocos sujetos de prueba, en definitiva caminantes.
Ella se muestra fría, pero insistente y por momentos da impresión de que lo hará matar de un momento a otro, pero no ocurre, al menos en este episodio. Anoticiada de que el responsable fue un americano de apellido Dixon, da orden de buscarlo y encontrarlo…
Balance del Episodio
Hemos tenido una primera entrega interesante, aunque con algunas sombras y lagunas. Por un lado, hay que destacar que, como viene ocurriendo con todos los spin-offs de la franquicia, la serie tiene su propia personalidad y no busca ser mera continuación de la principal. De hecho, estamos ante un Daryl mucho más introspectivo y depresivo, seguramente como consecuencia de lo que le habrá tocado vivir en el último tiempo.
La historia del motín despejó parte de nuestras dudas iniciales sobre cómo terminó en Francia, pero no sé si suena muy creíble que un bote a la deriva pueda acabar en el Golfo de León cuando, según se nos dice, Daryl saltó por la borda en el de Cádiz: digamos que, sin timón, remos ni rumbo cruzó Gibraltar y entró al Mediterráneo para terminar en la Riviera Francesa. No es que sea imposible, pero…
Quizás la cuestión sea que mucho de lo que aquí hemos visto aguarda a ser explicado en detalle en futuros episodios. Seguramente sabremos más sobre la orden fundada por el padre Jean, aun cuando este ya haya dejado de existir por completo. Y lo mismo sobre los grupos armados de sobrevivientes que parecen asolar Francia o la misteriosa señora Genet, que pinta para gran villana de la serie o, cuando menos, de la temporada: de momento, y salvo simple venganza, no se entiende para qué quiere a Dixon ni por qué supone que esté en Francia cuando se le vio por última vez arrojarse a las aguas del Golfo de Cádiz.
Amén de ello, Francia incorpora un escenario interesante y distinto para la franquicia que, por primera vez, rompe con la localización americana. Ello aporta elementos góticos bien patentes en el arco del convento, a la vez que la historia del mesías y el nacimiento milagroso no dejan de ser una gran analogía con la religión y, especialmente, con el cristianismo. Los “salvadores”, después de todo, solo pueden aparecer en contextos de crisis.
Eso sí: Daryl tiene tanta suerte que todos los franceses que encuentra hablan inglés e incluso Genet lo usa al hablar con los suyos, pero con acento francés (?????), haciéndome acordar a aquellos documentales de Jacques Cousteau que veía de niño y en los que el actor de doblaje hacía deliberadamente gárgaras en las erre. Digamos que se contradice un poco con tanto nombre en francés o que los propios episodios, salvo el último, lleven títulos en dicha lengua.
Lo que sí nos pone ansiosos es la promesa de ver más especies de caminantes, haciendo ello evidente que se están diversificando y probablemente evolucionando (al final Alpha tenía razón). Si es así, tiene sentido que se manifieste por primera vez en Francia, que es donde tienen su origen y, por lógica, más tiempo de evolución. O bien las subespecies son resultado de los experimentos de que hemos ya tenido también noticias en otras series y a los que Genet pareciera aludir fugazmente.
Isabelle pinta para personaje interesante y damos por descontado que también iremos conociendo mejor su pasado. La atracción entre opuestos con Daryl agrega un buen ingrediente a la trama, ya que, contrariamente a él, representa el optimismo y la esperanza. Manifiesta haber llegado adonde está por “una serie de buenas decisiones” mientras que él, por oposición, define lo suyo como “una serie de malas decisiones“.
Otro punto interesante es que Calley Fleming aparezca anunciada como parte del elenco interpretando una vez más a Judith Grimes y no creo que sea solo para mostrarla en alguna imagen fugaz o flashback. De hecho, ella misma le había expresado a Daryl tener su sensación de que volverían a verse, así que ignoro cómo, pero se me ocurre que sus caminos volverán a cruzarse y me estoy devanando los sesos imaginando cómo caerá Judith en Francia.
Y una última cuestión: el hecho de que ya hayamos sabido de un padre Jean y de una señora Genet, ¿será un homenaje a Jean Genet o revelará más bien falta de imaginación para nombres y apellidos franceses?
En fin, hay puntos débiles y otros a ser explicados, lo cual hace que aún no tengamos a la vista elementos suficientes para una evaluación adecuada. Habrá que ver hacia dónde lleva este episodio o esperar que los flashbacks nos iluminen sobre cómo hemos llegado hasta aquí para, recién entonces, decir qué tan bueno ha sido. Nos falta, por ejemplo, saber si el viaje de Daryl como protector del niño no acaba en lugares comunes o en mera repetición de The Last of Us.
Pero todo ello, por supuesto, está por verse y habrá qué ver qué tanto nos dice al respecto el próximo episodio. Hasta entonces y sean felices…