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Análisis de True Detective. Temporada 3. Capítulo 4

Bienvenidos una semana más a los Ozarks. Los niños Purcell han desaparecido y asistimos a la investigación dirigida por Wayne Hays y Roland West. Bienvenidos a True Detective III.

Análisis de todos los capítulos de True Detective

1980: SE ATISBA UN SENDERO

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Wayne Hays y Roland West deciden abandonar el resto de pistas (entre ellas, las que sugieren una conspiración al más alto nivel) para centrarse en la foto de comunión de Will, en la que el chico mantiene la misma posición con la que fue encontrado. Por lo tanto, a lo largo de este episodio, la pareja de “true detectives” topan con la Iglesia católica.

El sacerdote de la parroquia del pueblo identifica a la mujer que fabrica las muñecas de paja, a la vez que intenta volver a traer al redil católico a Hays. La conversación con la anciana asienta el conflicto racista en True Detective. Un hombre de color con un ojo afectado compró diez muñecos para “sus sobrinos”. Si es un hombre negro, vivirá con su gente.

La visita de Hays y West al barrio negro no sale bien. El sospechoso llama al resto de sus vecinos, acusando a los policías de querer cargarle el muerto por ser de color. Nuestros protagonistas escapan de la situación como pueden, sin la certeza de que se haya avanzado algo en el caso.

El siguiente paso se produce gracias al trabajo del FBI, que identifica las huellas de la bicicleta de Will. Son las de Freddy Burns, uno de los jóvenes que aparecieron en el primer capítulo. Burns confiesa haberle robado la bicicleta a Will cuando este buscaba desesperadamente a su hermana. Hays opina que no es el culpable, pero el misterio parece ir desentrañándose: el asesino quería llevarse a la niña Purcell y Will fue asesinado por querer impedirlo. Sin embargo, una llamada telefónica vuelve a desviar a los protagonistas del camino.

Acabamos el capítulo anterior con Brett Woodward, el indio chatarrero, y una bolsa misteriosa que, se presumía, podía contener un cadáver. Ahora sabemos que Woodward guardaba un arsenal en caso de tener que defenderse, cosa que está dispuesto a hacer hasta las últimas consecuencias de aquellos padres blancos por los que él luchó, y perdió, en Vietnam.

No sabemos si Woodward fallecerá en la explosión, pero podemos teorizar que, dadas las ganas del alcalde de cerrar el caso, se convertirá en el chivo expiatorio y el camino andado por Hays y West volverá a oscurecerse…hasta 1990.

1990: RELLENO, RELLENO

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Diez años después, Hays se muestra ilusionado por volver a incorporarse a la investigación dirigida por West. Sin embargo, parece que su tendencia a querer controlar las directrices del caso (no en vano, ha marcado su vida) puede terminar por enfrentarle por West, que se muestra mucho más inteligente que su compañero. Por lo pronto, la intención oficial de la reapertura del caso es defender que el acusado fue considerado culpable justamente, algo que ni West ni Hays pretenden obedecer.

2015: ADIVINAD…MÁS RELLENO

El viejo y demente Wayne Hays le confía a su hijo todas las grabaciones que ha realizado con objeto de repasar toda la investigación y, a la larga, toda su vida. Finalmente, acude a hablar con la reportera para intercambiarse información. Así, la periodista le informe de que encontraron a Dan O´Brien, el primo de la madre y uno de los sospechosos más importantes del caso, enterrado en una presa.

CONCLUSIONES

Llegado el ecuador de la tercera temporada de True Detective, toca echar la vista atrás. Y lo que vemos no es muy halagüeño.

True Detective III tiene el sello de calidad de HBO en lo que respecta a la fotografía, reparto y dirección. Y… poco más. La serie me está dejando totalmente indiferente. No hay tensión, ni una sola escena destacable. El ritmo es muy lento y, lo que es peor, con muchísimo relleno. Todavía no consigo ver, cosa que en la primera True Detective sí se apreciaba, para qué diablos sirven las tres líneas temporales. Apenas se dedican minutos, y los que se enfocan con insulsos, a las líneas temporales de 1990 y 2015. Para eso, mejor haber seguido una continuidad lineal.

La intención que tiene Pizzolatto de centrarse en los demonios que el caso generó en Wayne Hays fracasa. Y lo hace porque toda la trama centrada en Hays y Amelia es muy aburrida y no transmite nada. Sí, la escena de la cena ya nos da a entender que el caso marcó su relación hasta el punto de apenas hablar de sus respectivas vidas personales, pero no hace falta alargarlo tanto y de forma tan aburrida.

De esta forma, Ali pierde fuelle porque su personaje, su carácter y, sobre todo, sus motivos se vuelven repetitivos y termina por darte igual lo que le ocurre. No así con el personaje de West, magníficamente interpretado por Stephen Dorff, que iba de tapado y nos ofrece los mejores momentos y diálogos del capítulo. No cabe duda de que los momentos que se centran en la investigación son los que sostienen esta insulta True Detective. No es mala, ojo, pero no tiene la originalidad de la primera temporada ni la radicalidad de la segunda que, al menos, no dejaba indiferente a nadie.

Fernando Vílchez
Fernando Vílchez
Comecocos. Intento aprender como si viviera para siempre y vivir como si hoy fuera mi último día...con las cosas que me hacen feliz.
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3 COMENTARIOS

  1. Pues concuerdo con lo que expones. Me parece que están sobrevalorando esta serie por ser HBO y ser la marca True Detective pero hay mucho déja vú y muchas tramas aburridas. Los arcos 1990 y 2015 son soporiferos. Pizzolatto no atina. Es hora de pasar la serie a otro autor, por ejemplo a Dennis Lehane.
    Saludos y enhorabuena por tus análisis

  2. hola
    creo que deberías rever la escena donde aparecen los combatientes del Vietcong, tiene relación con una pequeño detalle del episodio siguiente, creo es una revelación. necesito ver todo otra vez
    te felicito
    gracias

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