Bienvenidos una semana más a los Ozarks. Los niños Purcell han desaparecido y asistimos a la investigación dirigida por Wayne Hays y Roland West. Bienvenidos a True Detective III.
Análisis de todos los capítulos de True Detective
1980: CONVERSACIONES CON AMELIA, PARTE 1.
Como venía pasando desde, prácticamente, el cuarto capítulo, las escenas dedicadas a la línea temporal de 1980 se cuentan con los dedos de una mano.
Wayne está enfadado con Amelia y actúa como solo él sabe hacerlo. Sin dar explicaciones, echándola de casa. En el fondo, no puede evitar sentirse utilizado por ella y que es la culpable de su despido de Delitos Graves.
En un primer momento, ella se marcha, pero después decide volver con él. Hays se disculpa y, de forma súbita, como yendo por delante de lo que puede ocurrir, le propone matrimonio. Un acontecimiento aparentemente feliz pero que ya nos da pistas de que el detective está mucho más atormentado de lo que parece.
1990: CONVERSACIONES CON AMELIA, PARTE 2.
Como ya pronostiqué en el anterior artículo, Edward Hoyt pretende hacer chantaje a Hays. Su silencio sobre lo ocurrido con Harris James a cambio de su negativa a seguir investigando. La conversación no aporta más información. De hecho, da la sensación de que Hoyt, realmente, no tiene respuestas, y parece más un hombre cabreado por haberse metido en un berenjenal de este nivel.
La conversación entre Hays y Amelia en esta línea temporal es la escena más importante de todo el capítulo. Al fin y al cabo, ha quedado claro que a Pizzolatto le importa mucho más la vida personal de Hays que el caso en sí. Hays se arrepiente y decide no contarle a Amelia lo que ha hecho porque no quiere que nadie, ni siquiera ella, comparta su remordimiento. Aprovechando la situación en la que se encuentra, Hays propone un abandono del caso conjunto. Ella podrá escribir lo que quiera y él dedicarse a otra cosa que no sea investigar. A partir de este momento, su relación marital mejora.
2015: CONVERSACIONES CON AMELIA, PARTE 3.
En una conclusión tremendamente apresurada (hubiera sido más interesante centrarse en esta línea temporal), Hays y West casi resuelven el caso.
Los ancianos detectives localizan los aposentos rosas en la abandonada finca Hoyt (al final, el estatus no deja de ser una circunstancia temporal) y a Junius Watts, el hombre tuerto de color, el que acechaba con su coche a Hays 35 años después de la desaparición de los niños. El hombre clave de ese macguffin que es el caso Purcell.
Lo que les cuenta no deja de ser algo tan previsible como el resto del episodio. Watts era el supervisor del servicio cuando el marido y la hija de Isabel Hoyt fallecieron de forma trágica. El patriarca Edward Hoyt, incapaz de ver deprimida a su hija (aunque más bien hay indicios de trastorno bipolar, dada la necesidad de tratarse con litio) decide pagar a Lucy Purcell para que Isabel pudiera ver a Julie de cuando en cuando, ya que le recuerda a su hija fallecida. Como previendo lo que podía ocurrir, Edward comienza a ausentarse más y más y deja a cargo del asunto a Junius Watts.
Isabel comienza a drogar a Julie con litio, lo que sin duda ayudó a que la niña quisiera irse con ella rumbo a una vida mejor en los aposentos rosas de la residencia Hoyt. Will, encargado de supervisar las visitas por mandato de su madre Lucy, es asesinado accidentalmente. Ahora sabemos que fue Julie la que colocó las manos idénticas a las de su foto de comunión, ya que Junius le dijo que se había quedado dormido y despertaría en breves. Como veis, un intento tras otro de tapar una serie de chapuzas.
Para más inri, Isabel consigue retener a Julie un par de años en los aposentos rosas. Con la ayuda del propio Watts, Julie escapa a un paradero desconocido. Tras el suicidio de Isabel, incapaz de soportar la marcha de una nueva hija, Watts consagra el resto de su vida a buscar a Julie y a protegerla de los hombres de Hoyt, temeroso de que un acto así saliese a la luz y salpicase sus negocios.
En 1997, Watts encontró a Julie Purcell, pero no como esperaba. Trabajó en un convento durante tres años. Los años previos le pasaron factura y contrajo el VIH. La chica falleció en 1995 y su tumba, la tumba de Mary July, se encuentra en el tranquilo cementerio del convento. Desde aquel entonces, Watts apenas ha podido lidiar con la culpa y, por ello, casi todas las noches acudía a la casa de Hays, con el deseo de querer contarle la verdad y poder liberarse de la culpa que siente.
Hays y West, al contrario de lo que Watts imaginaba, se marchan sin aplicarle un castigo. La investigación se cierra en un coitus interruptus. West propone a Hays compartir vivienda y nuestro protagonista se reencuentra y reconcilia con su hija Becca. Lógicamente, algo tenía que pasar.
La tercera conversación con Amelia es la que aporta a Hays la resolución definitiva del caso, aunque se trate de una charla imaginaria. Mike, el amigo afligido de Julie, la reconoció cuando trabajaba en el convento como jardinero y se enamoraron. Ayudada por las monjas, que sabían quiénes le perseguían, fingió su muerte para poder vivir tranquila con su nueva familia. Así que Julie Purcell, finalmente, vive feliz. Alejada de Hoyt, Lucy, Tom, Harris James, Junius Watts, Hays, Amelia y West.
Y Hays pierde la memoria justo cuando resuelve el caso. Sin ninguna duda, un momento bastante irónico. Treinta y cinco años para resolver un caso y que este se te escape por el maldito Alzheimer. Aunque, por otro lado, ¿Qué más da? Hay secretos que es mejor mantener enterrados.
En el epílogo de esta tercera temporada, Pizzolatto introduce la duda de si Hays recuerda de nuevo al ver a sus nietos montando en bicicleta, al igual que los Purcell cuando se marcharon para no volver. Aún así, su hijo tiene el papel con la dirección de Julie Purcell y no sabemos qué podrá hacer movido por la curiosidad.
Para terminar, Pizzolatto despide la serie con una visita a la raíz de la psique de Wayne Hays. Adentrándose solo en la jungla de Vietnam. Hays nunca dejó de estar solo, de ir por delante, de no expresar sus sentimientos. Precisamente por eso, la verdadera investigadora de esta temporada ha sido Amelia, la que más avanzó en el caso, la que supo aportar una visión ajena a los tormentos de la pareja de detectives. La que aportó la solución final a la maltrecha mente de su marido.
CONCLUSIONES.
Seamos claros. True Detective III no es una gran serie. No está a la altura de la primera y tampoco de la segunda temporada. Demasiado deudora, sobre todo en sus primeros capítulos, de la primera temporada, Pizzolatto no ha sido capaz de aportar un guión digno. La trama de la investigación, la más interesante, se podría haber reducido a tres capítulos. El enfoque personal de Hays, aquello en lo que el guionista se había centrado, llega a hacerse insufrible por momentos y a enlentecer el ritmo en extremo. Su protagonista, en definitiva, es un personaje que va de más a menos conforme avanza la serie.
Por otro lado, está claro que el éxito de la primera temporada de True Detective no solo se debió al guión, si no a la realización de Cary Joji Fukunaga. En esta tercera temporada no apreciamos ni el pulso, ni el manejo de la tensión ni el uso de la ambientación que pudimos contemplar hace cinco años. No hay ni una sola escena memorable (sí, en la segunda temporada también hay momentos para el recuerdo).
En definitiva, un buen reparto y grandes nombres tras las cámaras no te garantizan una buena serie. Mucho hemos esperado para lo que ha deparado al final esta tercera temporada de True Detective. La pregunta es obvia, y tan predecible como ha sido la investigación de los niños Purcell, ¿Habrá cuarta temporada?
Excelente post Fernando. A estas alturas que yo hable es repetirme. Esta tercera temporada es la peor con diferencia, que dos carcamales que deberían estar en un centro uno de jubilado y otro de enfermos de Alzheimer consigan cerrar el caso es de traca. Lo de Hoyt haciendo callar a Hays no lo veo muy sostenible. La resolución es una trampa para el espectador que haya querido jugar a descubrir quién era el asesino. Me dice un seguidor que es que la ambientacion de la serie es maravillosa. Para mi es un bello envoltorio vacío porque no nos cuenta gran cosa. HBO debe cerrar ciclo con True Detective. Pizzolatto es un bluff en toda regla. Mi veredicto. Un 6 sobre 10. Muy pobre para lo que debía ser uno de los grandes estrenos del año.
Totalmente de acuerdo, compañero. Un saludo!
Acertado análisis porque a mi,exceptuando la magnífica interpretación de ambos actores principales,no me ha parecido ni mucho menos redonda.En el capítulo 7 se insinuaba que podría tratarse de una organización criminal con inclinaciónes pederastas,al igual que los de la primera temporada.Esta premisa sin ser nada nueva u original si hubiera resultado más efectiva que la que finalmente eligieron.¿8 horas de serie, tantos años con este caso,incluida una investigación periodistica que no termina de convencer por el nivel del asunto,para terminar en que solo fue un acto de amor y la muerte del pequeño fue solo un trágico accidente?.Hombre sr Pizzolatto curreselo un poco más coño!.En fin,una pena porque tenía mimbres para haber llegado más lejos.
Ese guion ni de coña estaba pulido y mira que le han dado tiempo. Pizzolatto lo que consiguio con la primera temporada no solo se debe a el, cada vez lo tengo mas claro. Mucho tuvo que ver esos dos actores, Harrelson un máquina y McConaughey en estado de gracia por aquellos tiempos. Y Fukunaga que le imprimió a la serie un sello propio que nunca más ha alcanzado. EL gran error de HBO ha sido darle plenos poderes a Pizzolatto.
Saludos.
True Detective, como serie que es, al igual que una película, es el resultado de un trabajo conjunto. El cine y la televisión son como una orquesta. Hay miembros más o menos importantes, pero está claro que no todo es guión o interpretación, igual que una buena dirección no puede compensar una mala trama y unas interpretaciones desganadas. La primera temporada de True Detective aunó una dirección magnífica, un guión sobresaliente y un reparto con dos actores magníficos. Pero no olvidemos una cosa: un actor siempre está al servicio del guión. Si la trama no es creíble, el personaje tampoco lo es por mucho que pongamos al mejor actor de la historia.
Hola a todos. Poco puedo decir acerca de esta temporada que no hayais dicho ya vosotros. Una decepcion enorme. El piloto nos puso los dientes bien largos pero su desarrollo posterior es tedioso y aburrido. Ali es un actorazo, pero poco puede hacer con un personaje tan pobre, por no hablar de la insufrible relacion con su mujer, que no hay por donde cogerla. Que dialogos mas absurdos que mantienen estos dos cada vez que estan juntos en pantalla. La investigacion no interesa, el misterio se va diluyendo poco a poco hasta una revelacion final que parece sacada de un culebron de sobremesa de Antena 3. Al terminarla se siente como una perdida de tiempo absoluta y en lo personal no entiendo ni entendi en su dia las criticas a la segunda entrega, puesto que el unico pecado de esta fue querer hacer algo diferente a lo planteado en la primera. En lo personal entiendo cada vez menos al Fandom y a la critica. Por cierto, ¿soy el unico que en esta temporada que SI a notado la vena machista lantente en los guiones de Pizzolatto?. Porque hay frases que madre mia…Un Abrazo.
Saludos Fernando, buen análisis del episodio y la temporada. Parece que todas las personas que comentamos coincidimos en el bajonazo que ha pegado la serie. Por momentos me pareció una copia de la primera sin la atmósfera absorbente de ésta y con mucho más tedio añadido. Me sorprende que un guión tan chapucero recibiera luz verde para una serie como ésta, porque para el modo en que se resuelve todo, y con tanto tiempo que han tenido de la anterior temporada a ésta, se podían haber ahorrado bastantes capítulos. Admito que Ali no es santo de mi devoción, y por eso me ha sobrado tanto metraje dedicado a su personaje. Así que en resumen me quedo con las dos temporadas anteriores antes que con esta tercera. Creo que la única forma de levantar esta serie si deciden seguir con ella, es o bien cambiar de guionista o intentar juntar de nuevo a Harrelson y McConaughey. ¡Un saludo!