Castlevania vuelve a Netflix después de año y medio con una tercera temporada que crece en número de episodios (ahora diez) manteniendo sus señas de identidad: una narración pausada (a veces demasiado pausada) que desemboca en unos capítulos finales de acción trepidante. Por eso los aficionados ya saben a qué atenerse.
Si te gustó la temporada anterior (como es mi caso) pese a sus problemas de ritmo, ésta no te defraudará. Lo que sí es cierto es que el hecho de tener a los personajes ya presentados y tener más episodios hace que la trama sea más compleja y abarque bastante más. Y eso es un punto a favor. Antes de entrar en materia os dejo aquí los análisis de temporadas anteriores.
Crítica de Castlevania temporada 1
Crítica de Castlevania temporada 2
Así, esta nueva temporada nos ofrece cuatro historias que transcurren en paralelo y que dan continuidad directa a los acontecimientos de las dos primeras tandas de episodios de la serie. A la vez que se aprovecha para presentar nuevos personajes que parecen importantes de cara al futuro y crece la importancia de algunos elementos. Las criaturas de la noche son ahora una amenaza de más calado y sus forjadores (Hector e Isaac) tienen mayor peso en las tramas.
Ha pasado un mes desde la muerte de Drácula y en la primera de las historias que componen esta temporada vemos a Alucard cuidando del castillo de su padre en solitario, echando de menos a sus compañeros. Al poco llegan un chico y una chica japoneses queriendo ser los mejores cazavampiros del mundo. Alucard ve en ellos una salida a su autoimpuesto ostracismo y se ofrece a ayudarles, ya habíamos visto cómo el hijo de Drácula abrazaba su herencia humana en la temporada anterior. Aunque una serie de circunstancias harán que al final acabe pareciéndose más a su progenitor de lo que en principio parecía que le gustaría.
Trevor y Sypha se dedican a recorrer el mundo en busca de aventuras como cazadores de monstruos y acaban en el pueblo de Lindenfeld. Su intención es descansar un poco, pero en la aldea hay una iglesia que desde el principio desprende malas vibraciones y el alcalde les pide que la investiguen. Acaban contando con la ayuda de un mago llamado Saint Germain, un personaje bastante interesante que parece que dará bastante juego en el futuro.
Por su parte, Carmilla regresa a su casa con el maestro forjador Héctor prisionero. Conocemos el reino de la vampiresa, donde comparte gobierno con otras tres “hermanas”, cada una especializada en una cosa. Y la labor de Carmilla es la de ofrecer grandes planes que todas puedan llevar a cabo. Su nueva idea consiste en aprovechar la situación de caos para conquistar un gran pedazo de territorio y establecer una reserva de humanos que les sirvan como alimento siempre disponible. Pero necesita la ayuda de Héctor para poder crear un ejército de criaturas de la noche. Y después de cómo le ha tratado, el forjador no está por la labor. Por ello Leonore, la hermana pequeña, deberá ganarse su confianza y demostrar de paso que, aunque parezca la más débil de las vampiresas gobernantes, no lo es. Ni muchísimo menos.
Por último, vemos el destino del otro forjador de Drácula. Isaac busca venganza por la traición de Héctor. Acaba descubriendo que su enemigo está prisionero en el reino de Carmilla y no duda en atravesar el mundo mientras va creando un ejército de criaturas de la noche. En su viaje va cambiando de parecer sobre lo que la humanidad puede ofrecer mientras acaba embarcado en una titánica lucha contra un mago maligno que tenía hechizada a toda una ciudad.
En contra de lo que se podía esperar, estas cuatro historias no confluyen en ningún momento. Cada trama va por su cuenta y se resuelve de manera independiente, aunque parece claro que por lo menos la de Carmilla y sus hermanas acabará mezclada en futuras temporadas con la de Isaac. Esta independencia no es buena ni mala en sí misma, pero hace que cada historia se vea de manera distinta y ofrezcan unos resultados que varían de una a otra.
La historia de Alucard es la que menos ocupa y menos mal. Es con mucho las más aburrida y la que menos sentido tiene. Su único objetivo es mostrar el paso del hijo de Drácula al “lado oscuro”, poco más ofrece. Las otras tres historias sí son bastante interesantes.
La parte del reino de Carmilla puede parecer pesada a algunos ya que no tiene nada de acción. Pero a cambio ofrece una visión de cómo gobiernan los vampiros bastante atractiva. Y sobre todo, ver lo que hace Lenore con Héctor para que colabore con los vampiros es impresionante.
El camino de Isaac también es bastante entretenido, sobre todo por ir viendo cómo sus encuentros con distintos humanos pueden ir haciéndole cambiar de idea sobre su propia raza. El problema es la parte final de esta trama. Parece que los guionistas querían meter acción y ésta llega de una manera un tanto extraña, con un enfrentamiento que en todo momento parece bastante bizarro. De todas maneras, ver en acción a Isaac, usando sus poderes y acabando con sus enemigos mola bastante.
La trama de Trevor y Sypha es la que más minutos ocupa y es sin duda la mejor. Ofrece momentos bastante inquietantes mientras vemos su investigación sobre la iglesia de la aldea y sus habitantes. Además, el personaje de Saint Germain es una buena adición al elenco de la serie. Y por si fuera poco, el final es genial, con una pelea espectacular, a la altura de la batalla contra Drácula.
En cuanto al apartado técnico, esta temporada también sigue la estela de la anterior. La animación es bastante buena, aunque a veces, sobre todo en los momentos de tranquilidad, sea un poco estática. Pero se dispara en los momentos de acción, con los protagonistas moviéndose con una gracia y energía sensacional. Sí que hay un mayor uso de efectos por ordenador que hacen que la serie gane en espectacularidad, lo que unido al gran contenido de violencia y gore al que nos tiene acostumbrados la serie hace que todo luzca genial.
Valoración final
En resumen, el guion de Warren Ellis construye un universo propio que se ve enriquecido por muchos elementos nuevos. Tener más episodios hace que la trama sea más profunda y rica, abordando temas interesantes como el poder de la religión, la organización de los gobiernos, o una visión propia del infierno, siempre desde una perspectiva adulta que es de agradecer (con mucha violencia y alguna que otra escena de sexo). Por el contrario, esa mayor profundidad puede hacer que el ritmo a veces sea demasiado lento. Aunque al ser este un problema que ya había en la temporada anterior, si el espectador lo asume y ve los capítulos desde una perspectiva tranquila, será una serie de la que se podrá disfrutar mucho.