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Crítica de Falling (2020), de Viggo Mortensen. Amor y odio. Perdón y culpa. Familia.

Domingo. Nada que hacer y todo el día para hacerlo. Llueve y hace un viento desapacible. ¿Qué hacer? Y recuerdo aquello de comprar una bolsa de gominolas (no palomitas) y un refresco. Ir al cine. El reencuentro ha sido raro. La sala no es la misma, con cabezas parcheadas frente a la gran pantalla. De todas formas, yo tampoco lo soy, así que estamos empatados. Toca Falling, drama familiar dirigido por el gran Viggo Mortensen.

Mortensen es una rara avis en la industria. Un actor que se encontró el éxito al protagonizar una de las trilogías más famosas de la historia del cine pero que nunca ha perdido su camino. Si algo se puede decir de este artista es que se compromete en todos y cada uno de los papeles que ha interpretado. Su primera película como director no iba a ser una excepción.

Rodada con pocos medios (de hecho, Mortensen accedió a aparecer en la película para obtener financiación), Falling es la sencilla y, a la vez, compleja historia de Willis, un anciano granjero conservador, machista e intolerante con principio de Alzheimer que pide ayuda a su hijo progresista, culto y homosexual porque no puede valerse solo en la granja. La dinámica familiar se verá sacudida por viejas rencillas del pasado que nunca terminaron de cicatrizar, sobre todo las referentes a Gwen y Jill, las dos mujeres de la vida de Willis. Una por ser su primera esposa y madre de sus dos hijos y otra por ser su segunda mujer.

Desde el primer momento, notamos que Falling es una película muy personal. Dirigida, escrita, montada y con música de Mortensen, esta es una historia en la que aparecen tintes autobiográficos y que significa mucho para él.

La trama contrapone a dos posturas familiares absolutamente contrapuestas, tanto ideológicamente como personalmente. Era fácil caer en el melodrama.

Falling habla de la figura paterna. De la idealización en la infancia y de cómo ese pedestal, por unos motivos u otros, se va desintegrando. Willis, interpretado de forma maravillosa por un felizmente recuperado Lance Henriksen (encasillado en papeles de villano de serie B), es un anciano cuyos rasgos huraños de personalidad se han acentuado con la demencia, teniendo incluso conductas agresivas. Además, vive asediado por los recuerdos de su vida. Unos aparecen de forma agradable y otros vividos con angustia. En este sentido, la descripción del inicio de tan devastadora enfermedad es admirable, con una secuencia absolutamente portentosa (la playa).

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Por otro lado, el hombre tampoco es que fuera adorable antes de la enfermedad, y eso se reproduce en torno a conflictos no resueltos con una hija traumatizada e incapaz de hacer frente a la autoridad paterna y con un hijo dispuesto a plantarle cara de forma pasiva y a no dejarle tirado. Porque de eso también habla Falling. De las relaciones familiares, tan complejas como mantener una relación a base del resentimiento, con mucho que echar en cara y, aun así, seguir estando al lado. De cómo el perdón es la única manera de frenar la espiral del rencor.

Es muy fácil caer en el sentimentalismo grueso con una trama como esta, pero Mortensen lo rueda con suma elegancia, huyendo de la sensiblería y sin miedo a escarbar en preguntas incómodas.

Henriksen interpreta a un hombre huraño y despreciable, al que es muy fácil odiar. Pero también está enfermo, frágil, por lo que es muy fácil compadecerte de él. Él es el protagonista absoluto, pero está fenomenalmente acompañado por un Mortensen contenido y por una Laura Linney que nos regala una breve aparición.

En definitiva, Falling es una película sencilla, tanto como para que muchos de nosotros nos sintamos identificados con el personaje de Mortensen o el de Linney. Es pequeña en sus pretensiones argumentales pero grande en la descripción de una enfermedad tan dramática e inevitable como el Alzheimer y en las complejas relaciones familiares entre un padre autoritario y unos hijos que se han esforzado por alejarse de él para, al final, estar a su lado. Es una pequeña gran fábula sobre el perdón, la culpa, los recuerdos y, en definitiva, toda una vida.

Enlace a otras críticas de Falling

Un saludo y sed felices!

¡Nos leemos en Lascosasquenoshacenfelices!

Fernando Vílchez
Fernando Vílchez
Comecocos. Intento aprender como si viviera para siempre y vivir como si hoy fuera mi último día...con las cosas que me hacen feliz.
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1 COMENTARIO

  1. Lance Henriksen, protagonista de una gran serie del creador de Expediente X, Chris Carter: Millenium. Viggo Mortensen, insuperable Alatriste.

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