Bienvenidos, auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.
Como todo videojuego de Paradox nuestro querido Crusader Kings III es una continuación de su forma de hacer las cosas. La segunda parte fue famosísima y tuvo un éxito enorme por salirse un poco de la filosofía general de Paradox en sus videojuegos. Es decir, en todos hay combate y conquistas. Pero los Europa Universalis, ambientados en la época que va desde el fin de la edad media hasta las guerras napoleónicas, tienen que ver con la macroeconomía y la diplomacia. Los Hearts of Iron, ambientados en la Segunda Guerra Mundial, están centrados en la logística de la guerra, especialmente la cuarta parte. Los Victoria, ambientados en época victoriana, tienen como foco la gestión industrial. Los Crusader Kings, ambientados en el medievo, dan al Pueblo lo que más quiere. Intrigas palaciegas. Puñaladas en las cenas. Hijos con la nuera. Hermanos locos. Mucha gente teniéndote manía. Reinos que se van al garete por antipatías personales. Es decir, son los más realistas políticamente hablando. Como pasaba, tal cual, en la segunda parte.
Crusader Kings y el medievo
Al fin y al cabo los dirigentes del medievo eran los dueños de sus tierras y ni había ciudadanía ni había nada. Muchos reyes tenían que estar constantemente negociando con los nobles para cambios de leyes o para que les dieran tropas para pegarse con otra gente. Una cantidad desproporcionada de la Historia de la época tiene que ver con antipatías personales, celos, gente a la que le pueden los genitales y culebrones más que de auténticos enfrentamientos ideológicos. Todo esto podía pesar por el estilo al puro interés material. El cuadro completo está perfectamente reflejado en el juego. Es decir, sí, en Crusader Kings III tenemos guerras, reclutamientos de soldados, tratados de paz, construcciones de castillos y demás como en tantos otros juegos. Pero la base no es esa. Es el salseo.
Básicamente estaremos la mayor parte del tiempo tratando con nuestros súbditos más poderosos (nobles, alcaldes de ciudad, altos cargos religiosos) para tener al suficiente número de ellos sin estar enfadados. Es decir, tendremos que sobornar a uno, darle un cargo al otro, ofrecerle una posesión al otro, chantajear a ese, intentar asesinarle o meterle en prisión. A la vez, si hay gente por encima nuestro o al mismo nivel podemos proceder igual. También podemos intentar seducirlos sexualmente, acostarnos con la mujer de nuestro hijo, de nuestro padre o de nuestro mayor rival, invitar a gente a cacerías y que “pasen cosas” y muchas más. En Crusader Kings III la política y la economía se basa fundamentalmente en ser querido u odiado personalmente.
Estaremos mucho tiempo pinchando en el retrato de ese noble que no quiere aprobarnos una ley que beneficiaría a nuestro hijo, viendo quien es su esposa, sus herederos, sus vasallos, con quien se lleva bien y con quien mal. Viendo si es mejor darle dinero o investigr sus trapos sucios. Porque luego cada personaje tiene rasgos de personalidad y habilidades que les hacen únicos. Puedes tener un hijo tímido con habilidades estupendas en combate. O una esposa con furor uterino y profundamente imbécil. Rivales con habilidades administrativas fantásticas que les hacen nadar en dinero (y en mercenarios, claro) pero que son crueles y todos sus vasallos estarían encantados de que “alguien” le hiciera caer por un barranco. Puede que tu rey sea un completo inútil en todo pero queridísimo por el Pueblo y que meterle mano sea complicado. Puede que tengas hijas inteligentísimas y puede que las leyes de tu reino impidan que lleguen a sucederte y puede que tus súbditos te miren con cara rara por querer cambiar las leyes: se han coaligado para matar a tu heredero varón, que haya vacío de poder y sacar cada uno algún condado más.
Crusader Kings III y el salseo
Es decir, en Crusader Kings III llevamos siempre a un dirigente. Un rey, un conde, un emir. Cuando muere pasamos a jugar con su heredero. Así, el principal interés del jugador no es exactamente el reino o la gente sino qué va a pasar con tu heredero. Hay épocas y sitios en los que las leyes dicen que al morir el heredero las posesiones se reparten, en otras heredera el primogénito. En todo caso la muerte de tu personaje siempre lleva asociado un torrente de sudores fríos. El heredero pasa a ser dirigente y los viejos súbditos no tienen la misma opinión que del viejo dirigente. Casi siempre te toman por un niñato sin experiencia y tienes fuertes penalizadores a la opinión de casi todos. Muchos súbditos se coaligan casi desde el principio para socavar tu posición. Tienes que ganártelos sin tener la experiencia del anterior, tienes que pensar en casarte y tener descendencia para que siga la partida, tienes que pensar en ver con quién casas a tus hijos (entre ellos tu futuro heredero).
La parte de la búsqueda de parejas para tus hijos es clave. En Crusader Kings III las alianzas no son por negociación, son por parentesco. Es decir, si tu hija está casada con el Duque de Borgoña cuando vayas a la guerra puedes llamarle. Pero no vas a ver al Duque de Borgoña y le dices que podríais aliaros. Si quieres casar a tu hija con el heredero al trono de Francia y tú eres el conde de Pisuerga pues lo más normal es que te digan que no: hay un salto de poder muy grande (a menos que maniobres excepcionalmente bien, que puede ser). Al revés, por supuesto, te dirán que sí encantados. Por ejemplo, la sexta hija que no va a valer para nada puede valer para casarla con el noble de baja estofa que es un genio militar para ponerlo de tu lado en vísperas de una conspiración de súbditos.
Seguro que quien haya llegado hasta aquí pensará que todo esto parece complicadísimo de jugar, pero el enorme mérito de Crusader Kings III es que pese a su complejidad todo es intuitivo. Pinchas en el retratado de un personaje y enseguida tenemos quien es, su retrato animado conforme a su edad y cargo, sus relaciones, opiniones, cargos, habilidades, todas las múltiples opciones al respecto. Hay explicaciones de prácticamente todo emergiendo de donde pongas el puntero del ratón. El tutorial que viene es fácil de seguir por cualquiera y explica la lógica del juego. Empieza en Irlanda, sitio muy recomendable para empezar por su facilidad: es más o menos sencillo unificar la isla y luego ir a por metas mayores. Aunque, claro, la mayor parte del tiempo la pasaremos en el salseo, siendo las conquistas y la construcción de castillos el remate del juego. Pero no lo principal.
Crusader Kings III y ser feliz
Hay tantas maneras de jugar a Crusader Kings III, divertirse y salir airoso (y de pegársela) que hay centenares de videos y escritos por internet sobre las rocambolescas historias de cada persona que lo juega. Es un universo en el que los desarrolladores han puesto la mesa, las fichas y te dejan crearte tu versión de la historia. Aquí hemos enlazado a nobles que se dedican a ir asesinando a toda su familia para ascender y una vez ascienden matan a sus súbditos. Hay quien usa sus matrimonios de forma estratégica para ir engordando su reino sin guerrear casi nunca. En mi caso en Asturias todos los herederos de los dirigentes siempre tenían problemas para tener hijos, así que casi siempre el rey ya viejo tenía que “ayudar” a quedarse embarazada a la joven esposa del hijo. Me pasó dos veces seguidas: esos reyes asturianos solo eran fértiles de viejos. Así que lo tomé como tradición: hasta cinco veces lo hice. Sí, en vez de ponerme a completar la Reconquista ponía recursos del reino en que el heredero no se enterara que su anciano padre yacía con su joven esposa. Una vez le pillaron y se armó un pifostio con el viejo corriendo y el hijo llamando a la guerra a los nobles que no tragaban al rey. Yo me partía con cada nuevo capítulo de aquella cosa sórdida y tremenda, con los musulmanes seguramente mirando el show muertos de la risa.
Sed felices.