El Paciente, de Timothé Le Boucher, es uno de los mejores cómics que he leído en el último año. Así de sencillo y así de simple. Publicada por la editorial Nuevo Nueve el pasado mes de febrero, esta novela gráfica es una lectura que los amantes de las buenas historias no pueden dejar pasar.
El argumento de esta obra no puede ser más interesante. El joven Pierre es el único superviviente del macabro crimen conocido con el nombre de la masacre de los cuervos y está en la cama de un hospital en coma. Su hermana Laura asesinó a toda su familia para luego ser encontrada en la calle con toda la ropa manchada de sangre y un cuchillo en la mano. Varios años más tarde Pierre despierta, siendo un joven que ha dejado atrás su niñez sumergido un sueño profundo. Anna Kiefer es una psicóloga que a pesar de que no trabajar en el hospital, ha pedido hacerse cargo de este paciente ya que años atrás trató a una Laura que se suicidó mientras estaba detenida, llevándose consigo el misterio del asesinato.
El Paciente se trata pues de un thriller psicológico a través del cual asistimos a la búsqueda de la verdad por parte de Anna. La trama se sustenta a través de las sesiones de terapía que la sicóloga lleva a cabo con Pierre en el hospital en el que el joven se recupera. La relación entre los dos personajes es la que mantendrá al lector pegado a sus páginas mientras Anna bucea en el pasado de Pierre gracias a la hipnosis buscando saber que pasó realmente la noche del crimen.
Pero pasar tanto tiempo juntos, con un pasado tan sórdido en común, hace que la relación médico-paciente de paso al algo más. Algo turbio que Anna intenta manejar de la mejor manera posible a la vez que lo usa para poder internarse mejor en el sombrío mundo que esconde la mente de Pierre.
Hay un contrates enorme entre los dos personajes. Pierre proviene de una familia complicada, con mala fama en el barrio, muchos hermanos, pocos recursos, y de pronto se van a vivir a casa de la abuela, en un barrio completamente diferente, en donde no acaban de encajar. Mientras, Anna es una persona de éxito profesional y personal. Escribe libros, ha colaborado con la policía, es atractiva y básicamente es una persona completamente realizada. Esto podría suponer que la sicóloga tiene una posición superior en la relación, pero Pierre se descubre como un joven brillante, con una mente privilegiada y aguda y un físico de querubín que le hacen irresistible. El choque entre estas dos personalidades, una buscando la verdad y el otro buscando su camino en la vida, está servido.
Alrededor de estos personajes vemos la vida del hospital, donde enfermeras, medicas y demás pacientes van dando el contrapunto necesario a los protagonistas. Son sus pequeñas historias y las relaciones que establecen con Pierre y Anna lo que dota de profundidad a un guion que guarda múltiples sorpresas y giros que no vamos a destripar aquí.
La historia que Timothé Le Boucher nos cuenta en El Paciente te atrapa de tal manera que no podemos dejar de leer una vez que hemos empezado. Queremos saber más del pasado de Pierre y queremos saber que pasó realmente el día de la matanza. Pero el interés de la obra va mucho más allá. Su verdadera fuerza radica en la relación que se establece entre Anna y Pierre y el juego del gato y el ratón que se traen entre ellos. Por que no solo el joven parece esconder algo, es posible que Anna también tenga sus propios intereses en esta relación ya que lleva mucho tiempo ligada al caso. Esa ambigüedad en los protagonistas hace que sea el propio lector el que tenga que acabar de definirlos, el que tenga que tomar partido, pero siempre desde su propia concepción de la historia.
El dibujo de Le Boucher es perfecto para la historia que nos quiere contar. Tiene una clara influencia del manga, pero narrativamente es occidental. Esa mezcla es ideal para mostrarnos las distintas emociones que experimentan los personajes, algo fundamental en una historia donde importa no solo lo que nos cuenta, si no también lo que los personajes ocultan. El trazo limpio y fino es típico del comic europeo y hace que la lectura sea muy agradable y el diseño de personajes, sobre todo de los protagonistas es realmente bueno ya que Pierre y Anna brillan en cada viñeta en la que aparecen. El único problema que veo es que, si bien Le Boucher hace un buen trabajo con la mayoría de los personajes, a la hora de dibujar a los que son más mayores patina un poco ya que no sabe plasmar la vejez en ellos y quedan un poco raros. También hay que comentar el uso de un color frio que queda muy bien en las secuencias del hospital y que el autor intenta cambiar un poco cuando Pierre nos cuenta sus recuerdos, aunque en esos momentos no está tan bien logrado. En definitiva, el arte de El Paciente es una herramienta al servicio de la historia que hace que la lectura sea más fluida y agradable si cabe.
La edición de Nuevo Nueve de la obra es impecable. La historia está recogida en un único volumen de 296 páginas, con un gramaje superior al habitual y con una encuadernación en tapa dura y un marcapáginas que le da un toque muy elegante por un precio de 25 euros. Para ser perfecta no hubiera venido mal algún artículo que nos pusiera en contexto, por ejemplo, hablando de la trayectoria del autor, pero dejando esto de lado, la edición es realmente buena.
En resumen, solo puedo recomendar encarecidamente la lectura de El Paciente. Me ha atrapado como hacia mucho tiempo que no lo hacia ningún cómic ni ningún libro. El juego del gato y el ratón que se traen Anna y Pierre, lo interesantes que son como personajes, así como los giros de guion que Le Boucher introduce en la trama, hacen que la lectura sea apasionante, algo a lo que ayuda bastante el buen hacer del autor también en la parte gráfica. Totalmente recomendable para los amantes de las buenas tramas de crímenes y para los que gusten de historias con una buena carga sicológica. Y una última cosa… mientras estaba leyendo no podía dejar de pensar en lo bien que quedaría esta historia en una miniserie de esas que tan bien hace HBO…