Desde que, en el año 1928, el maestro Fritz Lang nos regalara Los Espías, la primera película del género, el oficio del espionaje nos ha acompañado de distintas maneras a lo largo de la historia del cine. La mayor parte de estas películas se han debatido entre la profundidad psicológica deudora de las novelas de Graham Greene o John Le Carré y el disfrute aventurero de James Bond y sucedáneos.
Aprovechando el estreno de El agente invisible, la película más cara de Netflix, repasamos los mejores espías que nos ha dejado la historia del cine. ¿Conseguirían Ryan Gosling, Chris Evans o Ana de Armas entrar en la lista?
Vamos a ello.
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Sergio, de El agente topo (2020) de Mateo Alberdi.
Documental insólito en la historia del cine, esta producción chilena nominada al Oscar a mejor documental adopta la forma del género del espionaje para hablar sobre la vejez y cómo la figura del abuel@ venerado en la casa por el resto de la familia pasan a tener que adaptarse a un nuevo medio “hostil” en forma de residencia.
Sergio, nuestro agente topo, es el espía más veterano de esta lista. Ni más ni menos que 83 años y escasas ideas tecnológicos, pero mucho empeño en destapar lo que ocurre en una residencia chilena.
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El cuarto protocolo (1987), de Jon Mckenzie.
Una de las mejores adaptaciones de las historias de espionaje de Frederick Forsyth, autor con experiencia en el servicio secreto cuyas tramas se caracterizaban por una mezcla de acción y verosimilitud.
Protagonizada por Michael Caine, probablemente el actor que más veces ha interpretado a un espía en la historia del cine, el mejor personaje de la película es el agente doble del KGB interpretado por un joven y amenazador Pierce Brosnan cuyo papel le sirvió para ser el James Bond de los finales de los 90.
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Atómica (2017), de David Leitch.
Enrevesadísima historia de agentes dobles al final de la Guerra Fría, lo mejor con diferencia de esta atómica es una avasalladora Charlize Theron como Lorraine Broughton, una apisonadora en forma de infatigable agente secreta y heroína de acción con una personalidad tan carismática como autodestructiva.
Theron lo da todo en una película desigual cuya trama acaba confundiendo pero que cuenta con escenas tan sobresalientes como la pelea en la escalera.
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Nuestro hombre en la Habana (1959), de Carol Reed.
El género de espionaje es uno de los que más raíces literarias tiene en el mundo del cine. Por ello, es imprescindible hablar de Graham Greene, uno de los pioneros en esto del thriller psicológico ambientado en el mundo del espionaje. O, al menos, de profundizar en la particular psique de aquellos que se pasan toda la vida mintiendo.
Con un acertado tono cómico, Nuestro hombre en la Habana nos presenta a Sir Alec Guinness (nuestro primer Obi Wan Kenobi, entre otros míticos papeles) como Jim Wormwald, un comerciante inglés que acaba trabajando como espía y mandando informes falsos al MI6.
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El puente de los espías (2015), de Steven Spielberg.
El maestro Spielberg también lo ha bordado en el género de espionaje. No en vano, el Mark Rylance de El puente de los espías es perfectamente intercambiable con el Eric Bana de Munich.
De los dos, me quedo con el espía más entrañable de la lista. Mark Rylance es el infiltrado del que nadie sospecharía y, también, el que mejor abogado tiene de este artículo. Ya quisiera yo tener a Tom Hanks defendiéndome contra todo y contra todos.
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Syriana (2005), de Stephen Gaghan
Absorbente y profundo thriller político coral que critica la actuación de Estados Unidos en Oriente. Syriana está basada en las memorias de Robert Baer, espía interpretado en la película por George Clooney, lo que le reportó un Oscar al mejor actor de reparto.
Clooney, asociado a la elegancia y el glamour en películas como la saga Ocean´s o Crueldad intolerable, lo clava interpretando a una versión más realista de lo que supone ser espía: un oficio solitario y expuesto continuamente a traiciones, sangre y torturas.
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Harry Hart, de la saga Kingsman.
El infravalorado Matthew Vaughn lleva desde 2014 inmerso en el universo Kingsman, que consta de tres películas, una de ellas precuela situada en la Primera Guerra Mundial.
Crítica de The King´s man, la película más bondiana del año.
Adaptación de la novela gráfica homónima de Mark Millar, Kingsman es un James Bond llevado a la máxima expresión. Lo que es de agradecer en una época marcada por lo políticamente correcto, hasta el punto de alterar el mito del agente secreto más conocido de la historia del cine. Pero no es el momento de hablar de 007, sino de Harry Hart, ese sosias de James Bond tan elegante como brutal que tiene como rostro a un Colin Firth en un papel inesperado en su carrera. Todo un representante de los valores británicos clásicos que guarda a su perro disecado en su propio baño.
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Gerd Wiesler, de La vida de los otros (2006).
Volvemos al más puro realismo con esta trágica historia de espías comunistas en la Alemania del Este. El competente oficial de la Stasi Gerd Wiesler va derrumbando su pétrea fachada durante su espionaje a una pareja de artistas y se va llenando de la intensa vida interior de la que el espía, comunista convencido y sin relaciones personales, carece.
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Alec Leamas, de El espía que surgió del frío (1965).
En pleno inicio de la Bondmanía con Goldfinger, el director Martin Ritt produjo y dirigió la primera adaptación cinematográfica de una novela de John Le Carré, el escritor más importante de la novela psicológica de espionaje.
La Guerra Fría es retratada con un blanco y negro crudo que no es casual. Esta es una historia turbia de traiciones y peones con un enorme Richard Burton como alcohólico y cínico espía que se sorprende jugándose la vida por unas altas instancias que le manejan sin piedad.
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Nathan Muir, de Spy game (2001)
Todos queremos a Ridley Scott, pero no hay que olvidar a su infravalorado y malogrado hermano Tony, autor de esta Spy Game, disfrute de espías con una pareja protagonista que parecían pasado y futuro de una misma moneda: Robert Redford y Brad Pitt.
En este caso, me quedo con el veterano (la película transcurre durante el día de su jubilación) Redford, que, con argucias administrativas, intenta salvar a su pupilo de una muerte segura mientras engaña a la CIA.
Como curiosidad, Redford ha interpretado otros dos papeles que bien podrían haber entrado en la lista: el protagonista de Los tres días del cóndor, icónica película de 1975; y Alexander Pierce, uno de los mejores villanos del Universo Cinematográfico de Marvel en Capitán América: El soldado de invierno.
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Alden Pyle, de El americano impasible (2001).
Nueva y desconocida adaptación de una novela de Graham Greene y, probablemente, la mejor interpretación de Brendan Fraser en toda su carrera. Película con Michael Caine como protagonista periodista, asistimos a un triángulo amoroso con una joven vietnamita y un americano, el americano impasible que da título a la película, un frío y aparentemente inocente americano que esconde mucho más de lo parece.
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Peter Joshua, de Charada (1963)
Primera vez que aparece Cary Grant en la lista, y no será la última. El actor británico era la mezcla perfecta de socarronería y elegancia. En el final de su carrera, su interpretación fue llevada al extremo en la genial Charada, comedia de intriga y confusión de identidades en la que Grant muestra una química genial con Audrey Hepburn, el mito.
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Diello, de Operación Cicerón (1952)
Una hecatombe histórica como la II Guerra Mundial pudo decantarse para uno u otro bando, tanto por errores de gran magnitud como por errores de (des)información.
Basada en hechos reales, Operación Cicerón se centra en Diello, el avaricioso secretario del embajador inglés en Estambul, uno de los pocos territorios neutrales durante la II Guerra Mundial, y su intención de vender secretos británicos a los nazis.
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Jason Bourne, de la saga Bourne.
Adaptación de la novela ochentera de Robert Ludlum, escritor de perfil similar a Frederick Forsyth. La saga Bourne está compuesta de cinco películas y una serie. Cuatro de estas películas están protagonizadas por el propio Jason Bourne, Matt Damon. De ellas, la primera trilogía, El caso, El mito y El ultimátum de Bourne, es la piedra fundacional del cine de acción del siglo XXI.
En este sentido, es indudable el carisma de un Matt Damon, actor con cara de buena gente que aquí se convierte en toda una apisonadora al que no se le resiste ninguna conspiración gubernamental.
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Ethan Hunt, de la saga Misión Imposible.
Si Ethan Hunt no está más arriba en esta lista es porque se trata de Tom Cruise. Es decir, que es un personaje intercambiable con Jack Reacher o Pete Maverick.
Eso sí, es admirable su capacidad para amoldar su saga bandera a las necesidades del cine de acción de los últimos treinta años. El suspense de Brian de Palma, la cámara lenta de John Woo, la oscuridad de J. J. Abrahams y la mezcla perfecta de acción, ritmo y suspense de las tres últimas películas (cortesía de Brad Bird y Christopher McQuarrie). Ah, y no pueden faltar las escenas de acción realistas marca de la casa Cruise.
Sin duda, puede que Ethan Hunt no sea el mejor espía, pero suya es la mejor saga de acción y espionaje de la historia del cine.
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George Smiley, de El topo (2011)
La mejor adaptación de John Le Carré es esta compleja y apropiadamente fría intriga de espionaje acerca de un topo en las altas esferas de CONTROL.
George Smiley, espía marca de la casa Carré (es decir, tranquilo, hierático, callado y con escasas habilidades sociales) será el encargado de averiguar quién es el infiltrado en una trama con múltiples sospechosos e insospechadas implicaciones personales. Lo mejor, la increíble interpretación de un Gary Oldman pétreo acostumbrado a papeles tan histriónicos como el Drácula de Francis Ford Coppola o Sirius Black.
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James Bond, de la saga 007
El espía más icónico de la historia del cine y uno de los grandes mitos del séptimo arte. Creación pulp de Sir Ian Fleming durante los comienzos de la Guerra Fría, James Bond es el emblema de las procederes cinematográficos de Gran Bretaña: una saga interminable y múltiples actores.
Tantas películas dan para resultados muy desiguales. Hay Bonds catastróficos y algunas películas que son auténticas joyas.
Dos son sus mayores méritos.
Por un lado, la capacidad de adaptarse a las necesidades del público a lo largo de su historia. Bond ha tonteado con el Blaxploitation, las aventuras marinas post Tiburón, las aventuras espaciales post Star Wars, los Narcos, las conspiraciones tecnológicas, la acción marca Bourne o, incluso, el desmoronamiento del mito como consecuencia del #Metoo.
Por otro lado, el propio mito. Cada actor aportó su particular granito de arena, pero la esencia Bond, exceptuando en su última película, sigue ahí: vividor, alcohólico, asesino y misógino.
Os dejo mis cinco favoritas:
– El mañana nunca muere.
– Goldeneye.
– Goldfinger.
– Skyfall.
– Casino Royale.
Actualmente, parece que el mejor posicionado para interpretar a 007 es el gran Henry Cavill.
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Harry Caul, de La conversación (1974)
Entre Padrino y Padrino 2, un Francis Ford Coppola en estado de gracia rodó este peliculón, una de las mejores disecciones sobre el trastorno de personalidad paranoide, el más adecuado para un espía.
Harry Caul es un experto en escuchas que, precisamente por lo bien que hace su trabajo y, siendo consciente de que cualquier podría grabar o escuchar lo que dice, no se fía de nadie. La desconfianza prima en su vida, una vida rutinaria que saltará por los aires a raíz de un encargo de un aparente sencillo caso de infidelidad…
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Alicia Huberman y Devlin, de Encadenados (1946)
Una de las primeras y más grandes películas de espionaje de la historia del cine. Cary Grant (otra vez, en su papel espía más sobrio) se debate entre el deber y el amor por Alicia Huberman, una mujer de vida disoluta a la que se le ofrece seducir a un nazi afincado en Argentina para conseguir información.
El maestro Alfred Hitchcock, el mejor director de la historia del cine, teje una historia de suspense en la que lo más importante es la relación entre estos personajes. Grant y Bergman desbordan química, hasta el punto de darse el beso más largo de la historia del cine.
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James Wilson, de El buen pastor (2006)
Infravaloradísima, El buen pastor es un absoluto peliculón, el retrato más ambicioso y complejo del mundo del espionaje.
En su segunda y, desgraciadamente, última película como director, Robert De Niro aborda toda una vida de un hombre con un don para la mentira con el rostro de un Matt Damon alejado de la acción Bourne. Enorme reparto para mostrar un trabajo que, más allá de los excesos Bondianos, es toda una forma de vida basada en el engaño. A todo y a todos.
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Roger O. Thornhill, de Con la muerte en los talones (1959)
Pongámonos en pie. Llevamos todo un artículo hablando que si de James Bond, Ethan Hunt, Jason Bourne… Pues bien, ninguno de estos personajes hubiera sido posible sin la mejor película de espionaje y el mejor espía (accidental, eso sí) de la historia del cine.
Roger O. Thornhill es un publicista vividor que es confundido con el agente secreto George Kaplan y comienza a ser perseguido por una misteriosa organización.
Con la muerte en los talones es la película más Hitchcock de Hitchcock. Dos de sus principales temas, el ciudadano medido acusado injustamente y el mcguffin (una situación que únicamente sirve para vehicular toda la trama) en su máxima expresión.
Adiós a toda profundización psicológica. Aquí lo que importa es la sucesión de trepidantes escenas en las que caemos entregados. ¿Acaso alguien cae en la cuenta de lo absurdo que resulta matar a un solo hombre con una avioneta?
Con razón, Alfred Hitchcock fue la primera opción para dirigir la seminal 007 contra el dr. No y Sir Ian Fleming imaginó a su 007 con el rostro del gran Cary Grant.
Y esto es todo. ¿Qué os ha parecido la lista?
¡Un saludo y sed felices!
¡Nos leemos en Las cosas que nos hacen felices!
