¿Debe una adaptación ser fiel al original?
Los amantes del cómic, ya sea americano, oriental o europeo, parecen estar de enhorabuena en lo referente a las adaptaciones: los derechos de prácticamente todas las propiedades populares están en venta y las películas de personajes basados en cómics ya forman parte del imaginario popular, no solo de un grupo selecto de personas. Esto, claro, crea un cierto debate interno a la hora de valorar una cinta: ¿debemos aceptar un filme de calidad por sí solo o hay que exigir fidelidad? La eterna pregunta que lleva aquejando a los aficionados a los tebeos desde que las traslaciones de los mismos a la pantalla grande comenzaron a dar dinero.
Dependiendo del medio, esto podría tener una respuesta muy distinta. En Estados Unidos, cuyas películas tienen que convertirse en un éxito internacional para justificar su abultado presupuesto, son más pragmáticos y siempre se han decantado por hacer cambios en la estética o los orígenes del personaje. El caso de Pantera Negra, en la que se obvió el atuendo y el nombre del villano Hombre Mono, es solo el último ejemplo de una alteración en la mitología de un personaje para adaptar elementos que se consideran anticuados o imposibles de trasladar al cine. Con mejor o peor fortuna, esto lleva haciéndose desde hace mucho tiempo… pero suele suceder así en las adaptaciones a imagen real del anime.
Aunque es imposible no hacer cambios, como ahora comentaremos, suelen mantener una estética y unas tramas muy apegadas al original. Quizás con un mayor presupuesto esto sería más aconsejable… pero, veremos, esto es desastroso con un presupuesto tan limitado como este.
La película
El largometraje nos cuenta la historia de un mundo alternativo con fuertes influencias steampunk en el que la alquimia es una ciencia oficial y practicada por un selecto grupo de técnicos. Dos hermanos con grandes conocimientos en esta disciplina, Edward y Alphonse Elric, intentan resucitar a su madre mediante técnicas prohibidas, pero esto acaba resultando en desastre: el primero de ellos perderá su brazo y su pierna, mientras que el segundo perderá todo su cuerpo y tendrá que vivir confinado en una armadura. A lo largo de las más de dos horas de esta producción, estos dos inseparables compañeros buscarán la piedra filosofal para enmendar el daño que hicieron.
Lo dejamos claro desde el principio: no es una buena película. A partir de ahora, nos dedicaremos a analizar por qué, pero la calidad (o falta de ella) en este filme no tiene discusión. Falla la historia, fallan los actores, falla el vestuario. Los efectos especiales, si bien no son nada del otro mundo, suponen uno de los pocos puntos positivos de esta adaptación, sabiendo trasladar la magia del manga desde el primer momento. Sin embargo, ninguno de los otros elementos logra ni acercarse al aprobado.
El principal problema que tiene esta cinta es su ambición, que la lleva a abarcar demasiados aspectos de la historia original sin contar con los recursos para ello. Quizás para contentar a los fans más radicales del mismo o para no complicarse a la hora de escribir un nuevo guión, los creadores de esta película han creado un guión que mezcla varias líneas argumentales del cómic original sin añadir nada nuevo y sin preocuparse por si podía condensarse en dos horas y cuarto. Por poner un ejemplo, en el largometraje se incluye la historia del alquimista Shou Tucker, que muchos recordarán por lo impactante de su aparición, pero que se podría haber eliminado perfectamente de la historia principal, así como se podría haber reducido la absurda duración de la pelea inicial. Errores como estos se van acumulando y perjudican seriamente al ritmo de una película a la que no le sobra el tiempo.
Esto conlleva otros fallos más graves, como unos diálogos que, teniendo que contar lo que en el manga veíamos por nosotros mismos, se vuelven meramente expositivos en muchas ocasiones. Esto hace que algunos personajes pierdan en la caracterización. Es el caso de Edward que, apenas han pasado veinte minutos, ya está contando su origen al coronel Mustang de una forma lacrimógena que nada concuerda con la chulería habitual que mostraba al comienzo del manga. Por ser fiel a unos acontecimientos concretos, la adaptación acaba traicionando la esencia de la fuente original. Y, claro, acaba perjudicando a la película como producto independiente, ya que un espectador primerizo no podrá sentir ninguna empatía por estos libros de texto con patas. No hay espacio para el respiro y, por lo tanto, no lo hay para la caracterización.
El vestuario no ayuda: su aspecto es fiel al manga y, por lo tanto, conserva el buen diseño, pero en ocasiones parece que estemos ante cosplayers de baja calidad, como sucede en el caso de la peluca de Edward. Quizás alterando los materiales o colores de algunos de ellos, o incluso dándoles un toque más realista para adaptaros a imagen real, se habría logrado sortear este problema, que desluce completamente la película y acentúa unos errores que, quizás, algunos habrían perdonado por sí solos. Aunque estas malas decisiones afectan sobre todo a los protagonistas, claman al cielo en el caso de los villanos, muy perjudicados por el vestuario y el casting.
Conclusión
Problemas de presupuesto aparte, esta adaptación se ve lastrada por una fidelidad mal entendida al manga que le impide ser un producto autónomo. Como decíamos, intenta abarcar demasiados aspectos de la obra original cuando lo más sensato habría sido hacer una primera película en la que se incluyeran apenas los tres o cuatro primeros tomos, antes de que los elementos más fantásticos y que requieren mayores efectos especiales empezaran a poblar la serie. Para que las adaptaciones japonesas en imagen real tengan tanta aceptación como las americanas, deben hacer concesiones al medio cinematográfico, no en la esencia de la obra original, sino en la forma. Dos medios distintos exigen recursos distintos y, cuando esto se olvida, nada puede salir bien.
No se si es porque los chinos sobreactuan o porque el amarillo del pelo es ridículo o porque la historia es inventada respecto al manga pero tengo que decir que cada vez que veo una peli de estas parece que estoy viendo una de serie B
Bueno, yo creo que principalmente por la pobreza del vestuario o la historia.
Sin embargo, los japoneses saben adaptar bastante bien otras historias más “mundanas” como “Ichi The Killer”, que no requieren tanto presupuesto.
Siendo Japoneses los actores, no chinos. Es un producto que intenta sumarse al carro del éxito mundial del frikismo. No obstante, como ya no todo vale. Si no te esfuerzas pues te conviertes en Castañero y nos vendes castañas, cómo está.
Sí, las adaptaciones son mucho más ambiciosas hoy en día. Aunque siguen surgiendo productos inferiores, algo como “Batman y Robin” (por ejemplo) no sería posible hoy.