Grant Morrison, el escritor detrás de Joe el bárbaro, sabe que la vida real suele traer desilusiones: después de todo, aunque en un mundo ideal habrían sido colegas respetados e incluso colaboradores, su relación con el otro gran guionista británico de cómics mainstream es mucho más tormentosa. El escocés sabe que, para sobrellevar los muchos problemas y miserias a los que nos enfrenta el mundo real, precisamos de una ficción escapista que nos permita creer, aunque solo sea durante lo que dura la lectura de un tebeo o el capítulo de una serie, que los sueños se pueden cumplir. Así, junto a un Sean Gordon Murphy famoso hoy por su particular visión de Batman, dio vida en 2010 a esta miniserie de ocho números publicada dentro del difunto sello Vértigo.
Morrison ha explorado la influencia de la ficción y ha roto la cuarta pared en muchas otras obras, desde su Animal Man hasta Multiversity. Frente a todos estos trabajos, ¿qué tal ha envejecido Joe el bárbaro? ¿Está a la altura de lo que esperamos de este loco escritor, o es un cómic menor dentro de su prolífica carrera? Descubrámoslo, aprovechando que ECC acaba de sacar un tomo recopilatorio.
Joe el bárbaro: Año Uno
Joe no tiene una vida demasiado envidiable: su padre murió en la guerra de Irak, los abusones de su instituto no le dejan respirar y sufre problemas de salud derivados de la diabetes. Se pasa los ratos muertos en su propio mundo, con sus juguetes, para disgusto de una madre preocupada por él pero que no puede pasar todo el tiempo que le gustaría ayudándole. De hecho, esta odisea comienza cuando el chaval se encuentra solo en casa y sufre un ataque de hipoglucemia, es decir, provocado por un nivel bajo de azúcar en sangre.
Cuando esto sucede, su mente se traslada a un mundo de fantasía donde sus habitantes, sospechosamente parecidos a sus juguetes y a los animales de su entorno, llevan mucho tiempo esperando a un niño elegido que les rescate de la tiranía del Rey Muerte, un conquistador despiadado. Acompañado por una rata guerrera, Joe deberá hallar el modo de derrotar a este villano y a sus secuaces… y, mientras tanto, en nuestro mundo, se dedicará a buscar la lata de soda que le proporcionará la glucosa necesaria para volver a la normalidad.
Joe en el País de las Maravillas
La idea no es nueva: un individuo desencantado con el mundo real, normalmente un niño, se ve trasladado a un reino mágico en el que su existencia cobra una importancia desmedida. En literatura, autores como Lewis Carroll o L. Frank Baum trataron estos temas, en cómics tenemos a Little Nemo, y hay todo un subgénero de anime dedicado a este tipo de tramas. Se trata de una fantasía de poder bastante evidente pero también inofensiva, en la que la imaginación o la bondad del personaje principal son apreciadas por un mundo más agradecido que el nuestro, en el que el héroe suele ser ignorado o hasta marginado por sus semejantes.
En este sentido, Joe el bárbaro no aporta nada que no hayamos visto antes: como el lector podrá imaginarse, nuestro protagonista irá superando una serie de obstáculos, tanto en este mundo alternativo como en su realidad, hasta llegar a un clímax donde estos dos confluyen. Al contrario que en otras obras del escocés, no hay grandes sorpresas. Conoceremos a personajes encantadores como el guerrero Jack y a otros bastante olvidables, y veremos cómo el chaval hace las paces con sus demonios. Como anotación, cabe destacar que nunca llegaremos a saber si la cruzada del héroe es real o imaginada: se ofrece una explicación más o menos aceptable sobre los elementos comunes de ambos mundos, pero la conclusión final depende del lector.
Si bien el guión de Morrison es correcto, es el dibujo de Sean Murphy lo que sobresale: al igual que en obras tempranas como Punk Rock Jesus, su trazo dinámico es capaz de aportar vida hasta a las escenas más insulsas, pero poco hay aquí de eso. Por el contrario, sus ilustraciones son perfectas para reflejar el entorno mágico donde se mueve la trama, y algunas de sus splash pages llegan a quitar el aliento. El nombre del guionista es aún más conocido que el del dibujante, pero este último se ha ganado a pulso la racha de éxitos que ha tenido durante los últimos años.
Conclusión
Joe el bárbaro no forma parte de las obras más destacadas de su creador, pero ofrece una historia bastante entretenida que, a pesar de haber sido publicada en Vértigo, es apropiada no solo para adultos, sino para unos niños o adolescentes que se sentirán más que identificados con ella. Después de todo, al igual que el protagonista, todos necesitamos un refugio al que acudir cuando las cosas salen mal.