Bienvenido, auténtico creyente, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez.
Nos alegra que vuelvas a este tu blog a leernos, estimado lector. Esperamos sinceramente que lo hagas mientras estás en el trabajo y no comiendo con tus padres. Nos gustaría pensar que quieres dejar de sufrir y te has encerrado en el servicio mientras lees tontadas. Y, vaya, has acabado aquí. Felicidades: vamos hablar exactamente de lo que necesitas. Vamos a hablar de la felicidad, de la calma, de ser feliz. Vamos a hablar de “Kirby y la tierra olvidada”, videojuego de Nintendo Switch que salió en marzo de 2022.
La bola rosa de Kirby en un juego propio en tres dimensiones, claros dejes de Super Mario Odyssey, muchas habilidades de copia…lo que pudo verse antes del lanzamiento del juego prometía mucho. Y, para quienes se vayan cansando ya de leer (no culpamos a nadie: leer, como siempre decimos, es cansadísimo y peligrosísimo), podemos resumirlo así: este juego de Kirby es divertidísimo, amable para cualquier jugador, accesible para todos, está lleno de maravilla y es más necesario que nunca.
Podemos decir que la dinámica principal es que Kirby irá atravesando distintas zonas temáticas (acuática, desértica, un parque de atracciones, un terreno volcánico, etcétera) dentro de las cuales hay unas pocas fases. En cada fase debemos saltar, acabar con enemigos, resolver puzzles que tienen que ver más con la habilidad y rapidez que con ser complicados de solucionar, encontrar secretos y sobre todo rescatar a Waddle Dees, unos seres pequeñajos que están secuestrados por los villanos de la historia. Éstos están en jaulas, a veces a la vista y a veces escondidos tras puzzles.
Además de fases que debemos ir completando para avanzar en el juego tenemos la ciudad de los Waddle Dees. En ella están los que hayamos rescatado. Cuantos más rescatemos más edificios habrá y más cosas podremos hacer. Desde mejorar nuestras habilidades a ver películas del juego hasta que aparezcan nuevos minijuegos, tener tiendas de objetos o incluso una casa para que Kirby duerma y recupere vida. Uno de los edificios es un bar, en el que podemos tanto tomar algo como trabajar en un minijuego graciosísimo en el que Kirby hace de camarero. También hay un coliseo para enfrentarnos a muchos enemigos e incluso jefes a cambio de recompensas.
Una vez pasamos varias fases y rescatamos un número mínimo de Waddle Dees podemos desafiar al jefe de la zona. Al vencerle se abrirá otra zona nueva. Pero para conseguirlo quizás queramos mejorar las habilidades de Kirby, es decir su capacidad de copiar habilidades de los enemigos. Kirby puede absorber a los enemigos, y en algunos casos copiar lo que hacen. Puede tirar bombas, echar hielo o fuego, ser un topo, tener una espada, disparar con pistolas, ser un torbellino y muchas más. Cada vez que consigamos una por primera vez aparecerá luego en la armería del pueblo de los Waddle Dees, pudiendo mejorar su potencia, velocidad o prestaciones si conseguimos planos de mejora.
Éstos suelen estar escondidos por las fases o ser recompensas de minijuegos. Si pagamos el precio de la mejora los poderes de copia de Kirby mejorarán mucho en poder de daño, en velocidad de ataque o incluso en hacer cosas que antes no hacían. Toda la dinámica de mejora de las habilidades de copia es muy fácil de entender y diseñada a la perfección: siempre estaremos descubriendo nuevos planos, siempre estaremos a punto de mejorar otra habilidad y siempre estaremos con el gusanillo de jugar un poco más para poder mejorar otra habilidad.
No solo hay fases de la misión principal y la ciudad de los Waddle Dees, también están las brechas que nos llevan a desafíos. Allí usaremos un poder de copia en concreto y tenemos que superar el desafío antes de que acabe el tiempo. Al acabarlo nos dan estrellas de rareza, un elemento fundamental para poder pagar las mejoras de los poderes de copia de Kirby. Luego en cada fase de la misión principal tenemos de todo, como hemos dicho: desde fases de ir escalando a ascensos a torres, exploración por centros comerciales laberínticos, peleas con fantasmas en la casa del terror de un parque de atracciones o convertirnos en un ala delta para ir esquivando enemigos a toda velocidad.
Y aquí hay que hablar de la imaginación puesta en cada fase llevando a Kirby. Desde que Kirby pueda convertirse en un coche y tengamos minijuegos de carreras de coches (algunas con truco) hasta convertirnos en unas escaleras para alcanzar recompensas, absorber agua para ir limpiando el suelo por el que pasaremos o montarnos en una montaña rusa convertidos en una vagoneta. Es complicado no verse sorprendido por cómo las transformaciones y poderes de copia de Kiby sirven para avanzar en el nivel y además no se cae en ninguna monotonía en casi ningún momento.
Los juegos de Kirby nunca han sido difíciles, y se ha dicho que éste sube algo la dificultad. De todos modos cualquier persona adulta que se ponga lo superará sin problemas. Incluso un niño se lo pasará sin problemas en el modo fácil (mi hija de 9 años lo ha hecho). Aquí hay que decir que se pueden jugar a dobles desde la misma Nintendo Switch (el segundo jugador lleva a un Waddle Dee especial).
Después de acabar el juego se abre un mundo nuevo en el que se retoman las fases del juego y sus jefes finales pero con bastante más dificultad…pero digamos que la lógica de este Kirby es disfrutar del viaje. Sorprenderte al ver a una mamá pato que busca a sus patitos y estar buscándolos por la fase. Disfrutar otra vez de convertirte en un rodillo e ir aplastando a enemigos. Volar de nuevo siendo un Kirby-dragón, congelar a los jefes finales, ver bailar a la bola rosa sonriente cuando se pasa una fase.
Kirby es bonito, es relajante, es amable con todo el que quiera acercarse y no hay nada de cinismo ni de doblez en el juego. Es artísticamente sencillo pero bonito. Es jugablemente fácil pero las recompensas y exploración están muy bien diseñadas para que vuelvas otra vez a ponerte a jugar. Al acabar el juego te entra esa nostalgia de saber que vas a echar de menos volver a sentirte así, maravillado y satisfecho.
No todo tiene que ser una obra maestra o un horror. No todo es competición, tensión y rankings. A veces una cosa sencilla hecha honestamente y con cariño de un buen artesano puede ser muy necesaria. Y este “Kirby y la tierra olvidada” lo es. Con sus defectos y su enfoque infantil, pero qué queréis que os diga, amado pueblo: ojalá el 25% de todo lo que no es obra maestra fuera como este videojuego.
Sed felices.
¡Me encantó este artículo! Definitivamente lo recomendaré.