A ver, vamos a hablar claro. Marvel Studios lleva unos años como ese amigo que después de petarlo en todas las fiestas, se presenta pasado de vueltas, borracho y sin duchar. ¿Qué está pasando con el UCM? ¿Tiene la Fase 5 del UCM alguna posibilidad real de recuperar la gloria de Endgame o vamos directos a un Resacón en las Vegas?
Para empezar, situémonos. La Fase 5 arrancó oficialmente con Ant-Man y la Avispa: Quantumanía (2023), y con ella nos dijeron que Kang el Conquistador sería el nuevo Thanos. ¿El problema? El tipo no ha conquistado ni la taquilla ni los corazones de los fans, y tras las turbulencias legales del actor Jonathan Majors, la Casa de las Ideas ha tenido que hacer… bueno, lo que hace últimamente: improvisar. Y eso huele.
Marvel despide a Jonathan Majors tras ser condenado por agresión. ¿Cuál será el futuro del Kang?
Y a partir de ahí, la Fase 5 fue un “vamos viendo”. Lo que debía ser una estructura sólida acabó siendo un menú degustación en el que algunos platos brillaron (como Guardianes de la Galaxia Vol. 3, que nos hizo llorar más que cuando se te cae el kebab al suelo) y otros quedaron fríos (The Marvels, estamos mirando en tu dirección). Y eso que no menciono la fallida Capitán América Brave New World. Otra más para olvidar.
Las series: el multiverso en bata y pantuflas
En la tele, Marvel también jugó a todo. Secret Invasion prometía espionaje, paranoia y giro tras giro, pero terminó más plana que una Fanta sin gas. Loki temporada 2, por otro lado, salvó los muebles y nos recordó que el caos temporal puede ser hermoso si te lo cuenta Tom Hiddleston con voz de terciopelo.
En medio de esto, se anunciaron, retrasaron y reconfiguraron series como Ironheart, Agatha, y hasta Daredevil: Born Again, que llevaba tantos cambios de showrunner que empezaba a parecer una telenovela venezolana.
Thunderbolts (o The New Avengers): el truco de magia final
Y entonces, cuando ya nadie sabía si llorar, reír o pedir la cuenta, llegó Thunderbolts. Que no es que fuera la película más esperada del año, pero oye, qué bien entró. Reunir a los “secundarios interesantes” (Yelena, Bucky, Guardián Rojo, Fantasma…) en un equipo con poca disciplina pero mucha química fue un acierto.
Y cuando parecía que todo era un spin-off con esteroides, zas: escena postcréditos, nueva sede, nuevo logo, y se nos suelta que estos son los Nuevos Vengadores. Marvel no solo cambió el nombre, cambió el foco. Ya no se trata de replicar la fórmula del pasado, sino de renovarla con caras que aún tienen hambre y cicatrices que contar.
Lo mejor es que el público respondió. La taquilla no está rompiendo récords, pero está superando las expectativas. La crítica, normalmente más afilada que las garras de Lobezno (Wolverine), fue generosa. Y sobre todo, los fans salieron con algo que hacía tiempo no sentían: ilusión.
¿Y ahora qué, Marvel?
Con la Fase 5 cerrada, La casa de las ideas mira hacia adelante. La Fase 6 promete grandes eventos como Los 4 Fantásticos (que por fin llega tras mil rumores y memes) y Avengers: Doomsday, donde todo apunta a que se desatará el infierno en forma de multiverso desquiciado.
Pero esta vez, Marvel lo tiene claro: menos promesas grandilocuentes y más historias que conecten. Más personajes con alma y menos fuegos artificiales sin sustancia. Porque, seamos honestos, no necesitamos otro Kang. Necesitamos algo que nos emocione de nuevo.
Conclusión: la Fase 5 fue… ¿una resaca necesaria?
La Fase 5 no será recordada como la mejor etapa de Marvel. Pero sí como una fase de transición, de limpieza, de reset narrativo. Como cuando te despiertas después de una noche rara y decides que es momento de hacer las cosas de otra forma.
Y si Los Nuevos Vengadores es el nuevo punto de partida, entonces brindemos. Porque puede que Marvel haya estado dando tumbos, pero todavía sabe cómo cerrar una fiesta con estilo.
Un saludo y sed felices.
