Disney+ estrenó a finales del mes de octubre la serie española Noche de chicas. Con un total de seis episodios de aproximadamente media hora cada uno de ellos, nos lleva a conocer a un grupo de amigas y un fin de semana que no va a salir como tenían planeado.
La historia nos conduce al año 2010, coincidiendo con la celebración del Mundial de Fútbol de Sudáfrica que ganó España, pero tendremos flash backs al año 1998, cuando el grupo de amigas eran jóvenes y tenían toda la vida por delante llenas de sueños e ilusión.
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El grupo formado por cuatro amigas de la niñez regresa al pueblo en el que pasaron sus vacaciones para ayudar a Tess (Aislinn Derbez) con la mudanza por la venta de la casa que tiene allí. Se supone que es un fin de semana especial ya que las cuatro amigas regresan a un lugar que las marcó para siempre y que fue parte importante en su crecimiento hacia la madurez.
Lo que parecía que iba a ser un encuentro tranquilo y lleno de nostalgia pronto se convierte en una auténtica pesadilla con la aparición de Lola (María León), una antigua amiga del grupo con la que no se hablan ahora. La joven tiene retenidos, en una pequeña cabaña cercana a la casa de Tess, a tres hombres acusados de violación de una menor pero que nunca fueron condenados.
Todo indica que Lola quiere tomarse la justicia por su mano y esto hará que el grupo de amigas empiece a plantearse qué es lo correcto es estos casos y qué haría cada una de ellas. Además, antiguos resentimientos saldrán a la luz complicando aún más la tensa situación entre las cinco amigas.
Noche de chicas. Demasiadas historias complicadas.
Noche de chicas nos propone de primeras algo ilegal. Eso de retener a tres violadores para juzgarlos y condenarlos del modo en que legalmente no se pudo hacer, nos pone en una situación de difícil moralidad. Pero además de ese mensaje tenemos otros que nos hablan de abusos callados en una época en que, de forma mayoritaria, la mujer era la que cargaba con la responsabilidad de un desliz. Y a estas dos cosas tenemos que añadirles el tema de la amistad atemporal.
Es decir, demasiados temas complicados que nos quedan expuestos sobre la mesa, abiertos para que el espectador piense, en una serie tan corta. Esto hace que muchas veces solo se rasque la superficie de todos ellos y que todo quede como en agua de borrajas. Y además, aun se disuelven más cuando se mezclan con las otras tramas. El suspense empieza a desaparecer conforme avanzamos y eso hace que el espectador empiece a perder el interés.
Aunque es verdad que la actuación de las cinco protagonistas de Noche de chicas ha hecho más fácil el ver la serie. El peso de casi toda la historia recae en Lola y Tess, pero el resto de chicas no quedan del todo a oscuras.
Tendremos a la decidida Laura (Silvia Alonso), la chica dura del grupo: una joven con las ideas muy claras y un concepto de lo correcto que está por encima de otros lazos. Luego tenemos a la locuaz y divertida Elena (Leticia Dolera), una actriz que no quiere separarse de su hermana pequeña, la atrevida Kira (Paula Usero).
Las actuaciones de las cinco son correctas, pero hay momentos en que el guion se mete solito en algún berenjenal que ni las actrices son capaces de hacer creíble con su esfuerzo. En general, Noche de chicas se deja ver, pero no seas muy, muy exigente.