Paranoia Agent es una de las mejores obras de Satoshi Kon, mente pensante detrás de creaciones como la magistral Perfect Blue, la excelente Paprika, detective de los sueños y la simpática y emotiva Tokyo Godfathers. Se trata de un fascinante vistazo a la sociedad japonesa (y, por extensión, a la sociedad moderna) y de una reflexión sobre el propio anime y la subcultura que lo rodea, que siempre merece la pena revisitar. Ahora que Amazon Prime Video la ha incluido en su catálogo, es un momento tan bueno como cualquier otro para mirar hacia atrás y comprobar que no hay ningún bate a punto de golpearnos.
Un misterio sin resolver
Algo raro sucede en Tokio. Numerosas personas sin relación aparente entre sí dicen haber sido atacadas por un misterioso joven armado con un bate, con consecuencias variadas y un gran revuelo mediático y social. ¿Cuáles son las motivaciones de este chico? ¿De dónde ha salido, dónde se esconde? ¿Es siquiera humano?
Entre los personajes a los que seguiremos se encuentran su primera víctima, una artista deprimida detrás de un icónico personaje, y los detectives que investigan los incidentes que involucran al enigmático individuo. A lo largo de la serie, sus apariciones se irán volviendo más oscuras, hasta llegar a un clímax espectacular.
Paranoia Agent: un retrato de nuestro mundo
Paranoia Agent es un anime coral, protagonizado por distintos personajes en cada episodio, aunque algunas de las historias acabarán confluyendo. Este formato nos permite explorar no solo cómo reacciona la sociedad ante este fenómeno inexplicado sino géneros muy distintos. En algunos capítulos, nuestro antagonista será una amenaza más intimidante desde un punto de vista físico, en otros su presencia es más sutil y se incide en el terror psicológico que provoca, y otros incluso acaban degenerando en un guiñol de humor negro que sirve para aliviar el tono algo más siniestro de la serie.
En general, el producto mantiene un difícil equilibrio entre lo absurdo de su propuesta y lo trascendente de algunos de los temas que plantea, que van desde el suicidio hasta el vacío existencial. El ambiente enrarecido que Satoshi Kon logra crear, en el que suceden cosas inexplicables pero que parecen encajar dentro del mundo que se nos ha presentado, recuerda inevitablemente a Twin Peaks, que ya presentaba un villano similar y unos personajes igual de excéntricos.
Y es que, al final, los responsables de esta obra entienden que lo importante son los personajes. En la mayor parte de sus apariciones, el chico del bate es un mero Macguffin que nos sirve para explorar la psique de unos individuos atormentados, paranoicos, enfermizos o incluso locos, pese a la apariencia de normalidad que a veces mantienen. Como en la ya mentada serie de David Lynch, existen fuerzas positivas que hacen frente a la maldad que acecha a nuestros protagonistas, y algunos de ellos crecerán como personas al hacer frente a este nuevo peligro. Pero también, en muchas ocasiones, este pequeño enemigo será un catalizador que mostrará unas carencias que existían desde hace tiempo.
Paranoia Agent realiza un trabajo encomiable al construir la tensión, culminando en un clímax donde se explica (a su manera) qué es el misterioso chico del bate y cómo se relaciona con la sociedad y, en concreto, la sociedad japonesa. Satoshi Kon, que conocía bien el mundo del anime, hace una crítica mordaz y devastadora hacia el escapismo que este medio y sus productos derivados ofrecen, con un final algo ambiguo y pesimista. Los temas que se trataron en esta inimitable obra de animación están más presentes que nunca, lo que hace conveniente un revisionado.
Conclusión
Paranoia Agent no es para todo el mundo. Al igual que sucede con otros productos de animación japonesa como Neon Genesis Evangelion, funciona perfectamente a un nivel alegórico y emocional, encontrándose ahí sus mayores virtudes, pero puede decepcionar a quien espere una explicación detallada de los fenómenos que presenciamos en esta joya audiovisual. Su intro ya nos advierte de la atmósfera onírica que presenta la serie.
Sin embargo, en un mundo plagado de remakes y secuelas tardías, de un aluvión constante de vídeos de veinte segundos que compiten por nuestra atención, de distracciones de todo tipo a un clic de distancia y de gente que vomita amenazas de muerte para defender el honor de su superhéroe o compañía de videojuegos favorita, necesitamos a alguien que nos arruine el día, aunque sea por un momento. Alguien que nos haga pensar en lo enfermizo de algunas de nuestras actitudes y que nos invite a la reflexión, aunque no lleguemos a unas conclusiones categóricas.
Uno no puede evitar preguntarse qué clase de maravillas habría concebido Satoshi Kon si hubiera vivido hasta el día de hoy y hubiera contado con el presupuesto necesario. Pero Paranoia Agent permanece aquí, como una negra predicción del futuro que ofrece una pizca de esperanza. Y, como las mejores historias, siempre estará vigente de un modo u otro.