Ya tenemos aquí una de las series más esperadas y, aparentemente, innecesarias del año. Un director de series de televisión de prestigio, dos actores primera espada de Hollywood y un libreto inmortal. Esto es Secretos de un Matrimonio. Si queréis saber qué me ha parecido este segundo capítulo, vamos a ello.
Todos los análisis de Secretos de un matrimonio.
En esta ocasión, pasaré olímpicamente de la escena inicial porque estoy cada vez más convencido de lo inútil de este recurso. Pasaré directamente a analizar Un valle de lágrimas, tercer episodio de Secretos de un matrimonio, situado un año después del desgarrador final en el que Mira se marcha con su amante a Tel Aviv.
UNA NUEVA DINÁMICA
Como en el segundo capítulo, volvemos a enfrentarnos a Oscar Isaac frente a Jessica Chastain. Pero, esta vez, la dinámica ha cambiado.
Un año después, Mira se ha marchado a vivir con Poli. Parece que la situación en el antaño matrimonio se ha asentado, que no normalizado. Poli ya es una persona importante en la vida de Ava, la hija de Mira y Jonathan. Esta vez, Mira quiere ver a Jonathan para comunicarle una noticia.
El motivo del encuentro es la propuesta del jefe de Mira para trasladarse a Londres con un ascenso. Pero eso no quiere decir que sea el leitmotiv de este episodio. Mira ha cambiado su aspecto físico. Su cabello ahora es de un rojo intenso y luce un estilo más atractivo. Y su conducta ha cambiado. Su “liberación” de Jonathan también ha supuesto la eliminación de todo lo que pudiera reprimir de su conducta. Es una mujer egoísta que no tiene miedo de pedir y conseguir todo aquello que desee, incluso a través de la persuasión. Se marchó de su hogar porque quiso y ahora espera un regreso triunfal. Y lo que obtiene es bien distinto.
Porque Jonathan también ha cambiado. Un año después, parece haber asumido la pérdida y eso le ha hecho relajarse, no encontrarse tan encorsetado como en los episodios anteriores. Ante la estupefacción de Mira, ha cambiado la distribución de la casa. En una actitud aparentemente honrada, Jonathan le dice que su hogar sin ella se le hacía tan grande que decidió empequeñecerlo. El piso de arriba se encuentra vacío, desmantelado. El despacho de Jonathan ha desaparecido para albergar la habitación de Ava. La relación entre padre e hija se ha estrechado…y en la casa cada vez hay menos rastro de Mira, lo que la entristece. Le cuesta asumir que su marido, la persona a la que más ha querido y más daño ha hecho, está haciendo todo lo posible por olvidarla y seguir adelante.
En un primer momento, ambos toman una actitud defensiva. Jonathan se niega en rotundo a cualquier intento de Mira de plantear algo con Ava en el caso de marcharse a Londres. Pero, las cosas como son, la liberación de los corsés de la unión matrimonial, del querer contentar el uno al otro, hace que la dinámica sea más honrada, con cal y arena y, con ello, más atractiva. Ambos, sobre todo ella, no pueden evitar ciertos momentos de coqueteo.
El cambio en la distribución de la casa supone el primer golpe para Mira. El segundo tarda poco en llegar: Jonathan le plantea el divorcio. Es decir, la constatación de que el estado de ruptura indefinida con el que Mira ha sometido unilateralmente a Jonathan va a desaparecer.
Y una pregunta carcome a Mira y al espectador. Si Jonathan parece estar rehaciendo su vida… ¿Lo está haciendo en todos los sentidos?
Con esa duda flotando en el ambiente, Mira justifica su situación actual despreciando su relación con Jonathan. Se enorgullece de estar sola y, como tal, elegir con quien quiere estar unido sentimentalmente. Eso sí, alegando no tener ataduras materiales asociadas a su relación. Porque, según piensa ella, fueron esas ataduras las que hundieron su matrimonio con Jonathan. Una casa, una hipoteca, las relaciones con la familia política…
Pero Jonathan vuelve a desmantelar esa aparente coraza de seguridad dejándole claro que ese discurso era el que presentaba cada vez que rompía con su novio en la Universidad. Que bajo esa fachada de soledad pacífica se esconde una mujer que no puede estar sola, aunque eso implique estar con un chico que le maltrataba.
Él, sin embargo, se escuda en su capacidad para salir adelante tras su desmoronamiento personal. Está yendo a una psicóloga y ella le ha encargado realizar una tarea de papeles matinales, que consiste en la plasmación escrita de los primeros pensamientos de la mañana.
Aunque lo niegue, también presenta un discurso aparentemente sereno que se desmorona cuando nota que su ex mujer no le hace caso, que se aburre.
LOS PAPELES MATINALES
Al ver la brusquedad de Jonathan, ella se rompe totalmente y le suplica que continúe su historia. En el fondo, Mira está asustada porque teme perder definitivamente a Jonathan. Hasta ahora, había visto a un hombre enamorado perdidamente de ella pese a su decisión. Ahora asiste a una progresiva desintegración de todo lo que ha significado para su familia.
Jonathan le lee sus papeles matinales, una confesión en la que se abre totalmente y analiza lo problemático de su personalidad enraizándola en un padre autoritario y una madre ansiógena. Y define a Mira como la persona que le salvó. Su matrimonio se construyó sobre la ayuda que se dieron mutuamente. Ambos se salvaron y se quisieron por ello.
Secretos de un matrimonio mejora a cada capítulo que pasa. Y prueba de ello es que consigue provocar en el espectador lo que su creador desea. Así, tanto Mira como nosotros nos emocionamos ante la confesión de Jonathan. Así que entendemos perfectamente que se besen.
Y que él la rechace. Por muchas ganas que tengamos de que vuelva a culminar el amor, él sabe que ella volverá con Poli. Y no quiere dar un paso atrás. Ella intenta seducirlo con todas sus armas, pero puede más el sufrimiento por el que ha pasado, que tan bien describe el personaje de Oscar Isaacs.
Ella le rebate que no ha sido el único que ha sufrido, que lo ha echado de menos día tras día…Mira es un personaje totalmente despreciable. Y lo es porque sus motivaciones aún todavía son difíciles de entender. Lo echa de menos, lo desea… ¿Por qué tomar esa decisión unilateral y huir hacia adelante?
Finalmente, él le pide que se marche. Ella le plantea la posibilidad de que Poli no vaya con ella a Londres. Le da esperanzas. Un mensaje que él rechaza inicialmente.
En un giro de los acontecimientos, Mira decide quedarse en la casa a pasar la noche.
UN MATRIMONIO CON SECRETOS
Ambos recuperan la rutina que tenían antes de dormir. Por un momento, la paz gobierna en la serie. Hasta que el mundo exterior vuelve a interrumpirles.
Es la novia de Jonathan, agobiada porque sabe que su novio está con su ex mujer y madre de su hija. En ese momento, y tal vez ante la perspectiva de que las cosas con Mira marchen de otra manera, decide cortar con ella. Sí, bajo esa cubierta de serenidad, sigue totalmente enamorado de ella, capaz de entregarlo todo, de que el mundo arda, con tal de estar con Mira.
Tanto los reproches posteriores de Mira como la aparición de Ava suponen un anticlímax para todo lo visto durante los minutos anteriores. Un reflejo de la situación en la que se encuentra el matrimonio, en un continuo estado de vaivenes emocionales.
Y llega la revelación final. Porque, aunque los dos comenzaron el encuentro bajo la bandera de la honestidad, ninguno de ellos ha sido honesto del todo. Ambos sabían que Poli se había marchado y habían actuado como si no lo supieran.
En definitiva, estamos ante el mejor capítulo hasta ahora de Secretos de un matrimonio. Lo que es decir que estamos ante un episodio sobresaliente. Es impresionante la capacidad de Chastain e Isaac de mimetizarse con sus personajes. Corremos el riesgo de centrarnos en el actor por tener un papel más “agradecido”. Es muy fácil quererlo. Pero lo de Chastain, más Liv Ullmann que nunca, es otro nivel. Que personaje más repulsivo, más odioso y, sin embargo, encontramos momentos en los que empatizamos con ella, con sus anhelos y decepciones. Cuando entendemos sus motivaciones. Porque no se puede perdonar aquello que no se entiende. Como la vida misma.
Enlace a Secretos de un matrimonio en HBO
Un saludo y sed felices!