A veces las mejores intenciones provocan las peores críticas. Así se deben sentir los organizadores del festival de cine de San Sebastián tras anunciar, siguiendo el modelo de la Berlinale, la desaparición de los premios interpretativos por géneros. En su lugar, únicamente habrá un premio a la interpretación principal y otro a la de reparto. Se acabó aquellos de mejor actor y mejor actriz. Y veremos a ver si será un modelo que afecte a otros festivales como los Goya. O incluso internacionales.
El objetivo es anular toda mención al género para que aquellos que no se definan en ninguno de ellos, los que afirman ser no binarios, no se sientan ofendidos ante la distinción entre masculino y femenino. Independientemente de la opinión personal de cada cual, siempre respetable, lo cierto es que se trata de una decisión absolutamente nefasta para el mundo del cine.
Y es un desastre por dos motivos. Uno afecta a la función básica que tiene todo premio cinematográfico. El otro, directamente, afecta a uno de los colectivos menos beneficiados del cine. Me refiero, claro está, a las mujeres, discriminadas de forma exponencial tras esta decisión.
Empezando por el aspecto meramente cinematográfico. ¿Cuál es la utilidad real de un premio para una película? ¿Qué más da que gane uno que ocho Oscar? ¿Qué importan las buenas o malas críticas? ¿Lo sobrevalorado o unánime de su recibimiento crítico?
La importancia real de la obtención de un premio es, precisamente, que la gente con menor acceso a dichas películas acuda a verlas por el interés del reconocimiento crítico. Solo así se explica el éxito que ha tenido el cine independiente en el año del COVID o el de películas tan circunscritas, en principio, a un público minoritario como la surcoreana Parásitos.
El reducir a la mitad el número de premios interpretativos disminuye también la posibilidad de acceso a otras películas que, de otro modo, acudiríamos al cine por el interés del “nominada al…”/”ganadora del…”.
Y, lo que es todavía peor, es que la supresión de los premios interpretativos por género afecta al colectivo cinematográfico femenino.
Aún hoy, los papeles de una actriz en cualquier película supone un 30% del total de lo estrenado a lo largo del año. De hecho, siempre es una agradable noticia el que una mujer sea nominada a un premio importante porque, sencillamente, no es algo normal. Solo hay que ver las dos directoras ganadoras del Oscar desde su primera edición en 1928.
Lo cierto es que a las productoras parece costarle mucho encontrar historias donde las mujeres tengan su propia voz. De hecho, es flagrante el caso de la “masculinización” de mujeres en películas que normalmente han sido protagonizadas por hombres (pienso en el cine de acción, con películas como Atómica, Mad Max: Furia en la carretera o Blade Runner 2049). Y aunque cada vez se ruedan más películas centradas en personajes femeninos, también es llamativo el monopolio en la selección de papeles.
Sin desviarme mucho del tema, hace poco se publicó una entrevista en la que Sharon Stone discutía la reverencia que todo el mundo tenía hacia Meryl Streep. Independientemente de que se trate de una de las mejores actrices de la historia del cine, Stone criticaba como ella se queda con todos los papeles de mujeres que superan la mediana edad. Hablamos de interpretaciones que podrían tener el rostro de Sally Field, Jessica Lange, Judy Davis, Debra Winger, Susan Sarandon…
En definitiva, que todavía nos queda mucho camino como para, ahora, poner un obstáculo más retirando el premio a mejor actriz. Tal vez la solución fuera dejar de simplificar y, más bien, diversificar. O tal vez dar premios a interpretación masculina, femenina y no binaria, por hacer uso del lenguaje como una herramienta política. No centrarse en el género del intérprete, sino en el del papel que ha interpretado.
De una forma u otra, esta decisión promete dar pie a un intenso debate que, desde luego, no favorece al cine. Y es que lo políticamente correcto ha llegado al extremo de perder la libertad de ofender por no ofender a nadie. Los que no se identifican con ningún género aplauden, los hombres callan y el feminismo lo rechaza de manera radical. Veremos a ver en qué queda, más allá de las películas a las que no accederemos por no entrar en tal o cual palmarés.
Un saludo y sed felices!
Uf, que artículo más desafortunado, madre mía. Patina en numerosos aspectos, demasiados, así que me centraré en uno con el objetivo de no soltar tremenda parrafada.
El más absurdo de todos ellos: “premios a interpretación no binaria”. Es decir, papeles interpretados por un…acter?…que sea una persona de esas que no se siente ni hombre ni mujer, ni masculina ni femenina. Cuantos hay? Su personaje también tendría que ser no binario? “Tamos” locos o qué? XD
Soy una persona bastante empática, me gusta lo de ponerme en el lugar de los demás…a menudo es muy útil. Pero, hay algo que no alcanzo a entender: de verdad hay personas que se sienten excluidas o degradadas porque no hay categoría de premios a intérprete no binario? Y en el resto, absolutamente todo el resto, de aspectos de la vida, algunos mucho más importantes que el arte audiovisual? En fin…
Por último, no entiendo de que modo suprimir el género en los galardones afecta más a un género que a otro. No me vale la comparación con la dirección. Hay muchas menos galardonadas femeninas en dirección porque también ha habido siempre muchas menos mujeres tras las cámaras. Eso está cambiando poco a poco. Pero en interpretación…hay tanto personajes masculinos como femeninos por igual. Ahora eso sí, el pifostio que se montaría cada vez que premian a uno en lugar de a una en cada categoría (sin género) sería monumental. La polémica se multiplicaría por cien mil en tiempos del feminismo radical que vivimos. Es curioso, suprimir el género significa ponernos a todos por igual…igualdad. Y ojo, no digo que esté a favor de suprimir categorías, más que nada porque es reducir el espectáculo y premiar a menos gente.
Y podría seguir largo y tendido, hay más aspectos con los que no estoy de acuerdo en este, insisto, desafortunado artículo. Pero mejor paro, que menudo tocho…saludos!
Buenas! En primer lugar, gracias por tu comentario, aunque no estés de acuerdo con mi reflexión plasmada en el artículo.
En lo que respecta a mi posible propuesta de premios de interpretación no binaria, ni siquiera es una propuesta. Es más bien el reflejo de las múltiples opciones que se podrían abarcar a la hora de abordar el “problema” (que, ojo, para mí personalmente no lo es) de las etiquetas de género desde el punto de vista social. Es más, ahora que estoy escribiendo esto, incluso me surge una pregunta que podría fructificar en un debate interesante: premiar al actor por el género del actor o por el género del papel que interpreta. No sería la primera vez que un actor o una actriz interpretan un papel de género contrario (me viene a la cabeza Linda Hunt en El año que vivimos peligrosamente). No estoy diciendo que esté a favor de esta medida. Pero es un hecho que cada vez hay más gente, más audiencia y, porque no decirlo, más figuras del cine ofendidas por no reconocerse en alguna de estas categorías. Y figuras probablemente ofendidas porque se supriman esas categorías.
Realmente no es que haya personas ofendidas porque no exista una categoría no binaria. Hay personas ofendidas porque no existe una categoría con las que se sienten identificados. Y, desde luego, debe haberlas. Porque, si no, la Berlinale y San Sebastian no habrían aprobado la supresión de los premios por géneros.
¿Qué hay aspectos más importantes en otras esferas de la vida que lo meramente sociocultural? Pues claro, pero la visibilidad que aporta el mundo del cine no la tienen otros ámbitos. Si un médico habla sobre el COVID (y esto lo digo como médico) tiene menos impacto en redes sociales que la opinión que pueda tener Tarantino.
En lo que respecta al ratio interpretaciones masculinas/femeninas, no puedo estar más en desacuerdo. Hay muchísimos menos papeles protagonistas femeninos que masculinos. Solo tienes que ver la cantidad de actrices con mayores de 40-50 años que mantienen una carrera comparable a cuando eran más jóvenes frente al número de actores.
Por último, sí, reducir los premios reduce el espectáculo. Pero también la audiencia. Supongamos que en este año los Oscar hubieran dado un solo premio a intérprete. En ese caso, tanto Nomadland como El padre, especialmente la no premiada, hubiera tenido menos recorrido en taquilla.
Un saludo!
Buenas Fernando! Planteas un problema distinto con lo del ratio de interpretaciones. Y es el de la edad en Hollywood: un hombre envejece mejor a sus ojos (y los nuestros, no seamos cínicos). Ejemplos hay muchos: Brad Pitt, George Cloney…Mientras que son menos las mujeres que cumplen esos estándares de “belleza”. Pero eso no quiere decir que haya menos papeles femeninos, simplemente que verás muchos más guiones con el típico cuarentón/cincuentón con la jovencita veinteañera a su lado. Es triste, pero de momento no creo que eso cambie mucho por allí, también tiene que ver mucho con el tipo de guiones y papeles que más se realiza.
De verdad existen esas personas que están ofendidas por no sentirse identificadas con los géneros de los premios? En un número considerable como para que unos premios prestigiosos y de dilatada trayectoria vean necesario hacerlo? Yo si fuese de ese colectivo, me importaría mucho más cualquier aspecto de la vida cotidiana, donde todo está dividido en masc. y fem., que unos premios de cine, la verdad. Y tampoco veo quejas, protestas, manifestaciones al respecto. Por ejemplo, tú como médico, has visto quejas al respecto? Porque la sanidad es uno de los primerísimos ámbitos donde se deberían producir.
Más bien creo que la Berlinale y San Sebastián se han marcado una campaña de marketing o realmente sienten que no se debe hacer distinción de género y darle visibilidad. Objetivamente y pensando en igualdad, yo lo veo bien. Salvo por el hecho de que se pierden premios, intérpretes premiados, y por lo tanto películas premiadas, con lo que eso repercute en taquilla, como bien dices.
Un saludo!
Buenas! En primer lugar, gracias por tu comentario, aunque no estés de acuerdo con mi reflexión plasmada en el artículo.
En lo que respecta a mi posible propuesta de premios de interpretación no binaria, ni siquiera es una propuesta. Es más bien el reflejo de las múltiples opciones que se podrían abarcar a la hora de abordar el “problema” (que, ojo, para mí personalmente no lo es) de las etiquetas de género desde el punto de vista social. Es más, ahora que estoy escribiendo esto, incluso me surge una pregunta que podría fructificar en un debate interesante: premiar al actor por el género del actor o por el género del papel que interpreta. No sería la primera vez que un actor o una actriz interpretan un papel de género contrario (me viene a la cabeza Linda Hunt en El año que vivimos peligrosamente). No estoy diciendo que esté a favor de esta medida. Pero es un hecho que cada vez hay más gente, más audiencia y, porque no decirlo, más figuras del cine ofendidas por no reconocerse en alguna de estas categorías. Y figuras probablemente ofendidas porque se supriman esas categorías.
Realmente no es que haya personas ofendidas porque no exista una categoría no binaria. Hay personas ofendidas porque no existe una categoría con las que se sienten identificados. Y, desde luego, debe haberlas. Porque, si no, la Berlinale y San Sebastian no habrían aprobado la supresión de los premios por géneros.
¿Qué hay aspectos más importantes en otras esferas de la vida que lo meramente sociocultural? Pues claro, pero la visibilidad que aporta el mundo del cine no la tienen otros ámbitos. Si un médico habla sobre el COVID (y esto lo digo como médico) tiene menos impacto en redes sociales que la opinión que pueda tener Tarantino.
En lo que respecta al ratio interpretaciones masculinas/femeninas, no puedo estar más en desacuerdo. Hay muchísimos menos papeles protagonistas femeninos que masculinos. Solo tienes que ver la cantidad de actrices con mayores de 40-50 años que mantienen una carrera comparable a cuando eran más jóvenes frente al número de actores.
Por último, sí, reducir los premios reduce el espectáculo. Pero también la audiencia. Supongamos que en este año los Oscar hubieran dado un solo premio a intérprete. En ese caso, tanto Nomadland como El padre, especialmente la no premiada, hubiera tenido menos recorrido en taquilla.
Un saludo!
Buenas Fernando! Planteas un problema distinto con lo del ratio de interpretaciones. Y es el de la edad en Hollywood: un hombre envejece mejor a sus ojos (y los nuestros, no seamos cínicos). Ejemplos hay muchos: Brad Pitt, George Cloney…Mientras que son menos las mujeres que cumplen esos estándares de “belleza”. Pero eso no quiere decir que haya menos papeles femeninos, simplemente que verás muchos más guiones con el típico cuarentón/cincuentón con la jovencita veinteañera a su lado. Es triste, pero de momento no creo que eso cambie mucho por allí, también tiene que ver mucho con el tipo de guiones y papeles que más se realiza.
De verdad existen esas personas que están ofendidas por no sentirse identificadas con los géneros de los premios? En un número considerable como para que unos premios prestigiosos y de dilatada trayectoria vean necesario hacerlo? Yo si fuese de ese colectivo, me importaría mucho más cualquier aspecto de la vida cotidiana, donde todo está dividido en masc. y fem., que unos premios de cine, la verdad. Y tampoco veo quejas, protestas, manifestaciones al respecto. Por ejemplo, tú como médico, has visto quejas al respecto? Porque la sanidad es uno de los primerísimos ámbitos donde se deberían producir.
Más bien creo que la Berlinale y San Sebastián se han marcado una campaña de marketing o realmente sienten que no se debe hacer distinción de género y darle visibilidad. Objetivamente y pensando en igualdad, yo lo veo bien. Salvo por el hecho de que se pierden premios, intérpretes premiados, y por lo tanto películas premiadas, con lo que eso repercute en taquilla, como bien dices.
Un saludo!