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Análisis de El Ministerio del Tiempo. Temporada 2. Capítulo 7: Tiempo de valientes (I)

-Nada, le he abierto una incisión en la pleura.

-¿De dónde has sacado semejante idea?

-Se lo vi hacer a un médico americano en Madrid…el doctor House

Julián al sanitario del ejército español en Filipinas, 1896.

Se intuía en el capítulo anterior. Se palpaba en el ambiente. Julián nunca había terminado de marcharse del todo. Salvador le seguía ayudando en la clandestinidad y Amelia continuaba buscándole. Si está enamorada de alguien, es de él y no del atractivo Pacino. En definitiva, vuelve Julián.

Análisis de los capítulos anteriores.

Tiempo de valientes comienza de una manera inmejorable, probablemente el mejor inicio de toda la serie. La trama se retrotrae a cuando Susana Torres ocupa el puesto de Salvador. Este llama a Julián, al que ha estado protegiendo desde entonces. Las cosas han cambiado y al estar fuera del ministerio no puede ayudarle. Julián, sanitario del ejército español durante la Guerra de Cuba, coge su petate y se va en medio del ataque estadounidense y la masacre española. Dos meses después, desembarca en Filipinas.

Es cierto que no he echado de menos a Julián durante estos capítulos. Pacino es un personaje que ha dado mucho más juego, menos trágico y más inmerso en la dinámica de la serie, haciendo una gran pareja con Alonso y siendo un ligón de toda la vida con Amelia. Pero también es verdad que con Julián vuelve ese punto de vista del espectador actual, esas referencias que tan bien le sientan a la serie, como la que habréis podido leer al principio del análisis.

Entretanto, debido a tanto vaivén de directores del Ministerio, el Gobierno quiere hacer auditoría de las cuentas e informes de la organización secreta. Para complicar un poco más las cosas, la inspectora es una antigua amante… ¡Ernesto! Si es que ser tan recto debe tener su atractivo…

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Julián ejerciendo de sanitario a finales del siglo XIX.

Salvador, que es de todo menos ordenado, pone a todos los agentes a trabajar en cuadrar las cuentas. Mientras Alonso y Pacino investigan puertas descatalogadas, Amelia debe quedarse haciendo el papeleo, algo con lo que no está muy de acuerdo.

Mientras buscan una factura, Ernesto y Angustias dan con una carta anónima en la que una mujer le dice a Ernesto que tiene un hijo secreto. La secretaria promete guardar el secreto mientras el pobre hombre comienza a pasar lista a todos sus amoríos. Por supuesto, piensa en Marisa, la inspectora de la auditoría al ministerio, pero ella lo niega rotundamente.

Por otro lado, Pacino sigue intentando conquistar a Amelia. Le invita a ver un capítulo de Historias para no dormir, una serie al estilo La dimensión desconocida pero a lo español. Si Julián es el referente actual, Pacino lo es de los maravillosos años 70. Por supuesto, Alonso no entiende las indirectas de Pacino de dejarles solos. En el siglo XVI no se entendían este tipo de coberturas.

Amelia deja claro que no quiere nada con Pacino. No puede olvidar a Julián y su simple mención le afecta mucho. Prueba de ello es cuando acude con Pacino a investigar una puerta descatalogada, esta lleva al Ministerio de unos meses atrás, cuando Julián todavía estaba con la patrulla. Aquí vemos el primer encuentro (esperemos que no el último) entre Julián y Pacino.

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El reparto principal de nuevo al completo.

En Filipinas, Julián se destaca por ser un sanitario excepcional, gracias a sus conocimientos médicos actuales. Antes de morir, un soldado le pide que entregue un camafeo para su esposa, una indígena que vive en Baler. Julián se dirige hacia allí. La guarnición consiste en unos pocos soldados españoles con la moral baja y un delicado equilibrio de poder entre un capitán diplomático y un teniente tirano que no confía en Julián.

En la actualidad, Alonso, paseando por Madrid, encuentra en una manifestación antidesahucios a una mujer igual que Blanca, su esposa. Al ver que la policía se la quiere llevar, comienza a pelearse con ellos y, claro, acaba en comisaría. Si tuviera que poner una pega a esta segunda temporada, es la disminución de momentos que ha tenido Alonso en detrimento de Pacino. Eso sí, sus apariciones son de lo mejor de cada capítulo.

Amelia descubre una llamada perdida de un móvil de otra época que no se encuentra en territorio español. Irene sospecha que se trata de Julián. Finalmente, averiguan que se encuentra en Baler.

En Filipinas, el 12 de junio de 1896, ningún indígena se encuentra en Baler. Todos han abandonado el pueblo. El capitán, que se huele algo, manda a toda la guarnición a la iglesia. Así comienza el largo asedio de Baler, a cuyos defensores se les conoce como los últimos de Filipinas, soldados distinguidos por su valor, tan alto como el abandono que España tuvo con ellos.

Salvador, consciente de que tiene un agente oficial en otra época no autorizado, decide que hay que rescatarle. La segunda parte, para la semana que viene. ¿Volverá Julián definitivamente? ¿Qué pasará con Pacino? ¿Quién será el hijo secreto de Ernesto? Muchas preguntas que, esperemos, se respondan en los capítulos que quedan.

Un saludo y sed felices.

Fernando Vílchez
Fernando Vílchez
Comecocos. Intento aprender como si viviera para siempre y vivir como si hoy fuera mi último día...con las cosas que me hacen feliz.
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