El Castigador es un personaje curioso que desentona con lo que estamos acostumbrados a ver en los cómics de superhéroes y en sus adaptaciones audiovisuales. Aunque pertenece a Marvel, no tiene poderes ni cuenta con una tecnología prodigiosa a su disposición. No tiene identidad secreta, y sus villanos no van a la cárcel para volver dentro de treinta números, sino que los ejecuta sin piedad. Más que un superhéroe, El Castigador es uno de esos antihéroes de los setenta como Harry el Sucio o el Paul Kersey de Charles Bronson. Es una respuesta violenta y exagerada a las frustraciones que todos, de algún modo u otro, tenemos: Frank Castle es un padre de familia, veterano de Vietnam, que ve cómo su mujer y sus hijos son asesinados por unos mafiosos para silenciar un ajuste de cuentas. Un origen sencillo, pero muy anclado en la vida real: en muchas ocasiones sentimos, como Castle, que el Sistema no funciona, y que el mal queda impune con demasiada frecuencia.
Por eso, el irlandés Garth Ennis lo alejó del Universo Marvel y creó una continuidad distinta para contar sus mejores aventuras en el sello MAX de la editorial, destinado a contar historias enfocadas al público adulto. Nosotros mismos hemos comentado esta magistral etapa, que le otorga una dignidad al personaje que jamás había tenido y que trata temas muy diversos como la trata de blancas, las organizaciones mafiosas, el terrorismo, las cloacas del Estado… desde una óptica crudamente realista, y con un guión muy cuidado. En 2017, casi una década después del final de su etapa, volvería al personaje con El Castigador: El Pelotón, publicado por Panini en 2018. Aprovechando la llegada de la segunda temporada de su serie de Netflix, hacemos un repaso a esta miniserie de seis números que cuenta la historia del joven teniente Castle.
Un buen soldado
Garth Ennis siempre ha estado fascinado por el género bélico, que logra introducir en casi todas sus obras de un modo u otro, y El Castigador era el personaje ideal para ello. Por eso, guionizó la miniserie El Castigador: Nacimiento, en la que explicaba cómo ser el único superviviente de una masacre en Vietnam había forjado su dura personalidad. En esta ocasión, el autor nos narra el primer viaje de Frank Castle a este país, cuando todavía no tenía experiencia militar previa y era un tipo ya duro, pero con un idealismo optimista que haría fruncir el ceño a su yo del futuro.
El irlandés consigue que este cómic funcione como un prólogo y, a la vez, un epílogo de su etapa. ¿Cómo lo hace? Fácil: el tebeo comienza con una reunión entre varios soldados de su antiguo pelotón y el autor de Valley Forge, Valley Forge, un libro en el que cuenta la historia de Frank Castle en Vietnam y que tuvo una importancia capital en el último arco de El Castigador: MAX. A través de la conversación que tiene con estos curtidos veteranos y de los flashbacks que la historieta introduce, vamos descubriendo algunos aspectos desconocidos del hombre que acabaría convirtiéndose en una implacable máquina de matar.
Las miserias de ambos bandos
En El Castigador: El Pelotón vemos el regreso del mejor Ennis, que trata temas controvertidos con una acidez y un realismo que, sin embargo, no impiden que el tebeo sea endiabladamente entretenido. Esto se debe en gran parte a los diálogos, en los que cada personaje se expresa no solo por lo que dice, sino por cómo lo dice. Solo al leer los bocadillos, vemos las diferencias entre los jóvenes soldados y los malhablados veteranos que comparten mesa con el escritor. Y, gracias a la acción, comprobamos el violento proceso que les llevó a convertirse en esos cínicos individuos. Ennis, como siempre, no se corta un pelo al mostrar la crueldad de la guerra. Aunque aquí no abusa tanto de la casquería, logra que el peligro de pisar una mina o de ser asaltado por un guerrillero del Vietcong sea palpable para el lector.
Y, hablando de los soldados vietnamitas, el cómic se centra también en ellos, en lugar de insistir únicamente en la experiencia americana. Los antagonistas son tan humanos como los estadounidenses a los que combaten, y tienen sus propias razones para participar en esa cruenta guerra. Casi podríamos aventurar que Garth Ennis ha querido dejar al Castigador en un segundo plano, para centrarse en sus hombres y en el enemigo que tan desdibujado aparece en multitud de películas. Es cierto que la presencia de este justiciero empapa toda la obra, y que los soldados que sirvieron junto a él mencionan cómo ha cambiado desde entonces, pero él ya tuvo su ocasión de ser el personaje principal. Aunque se relatan elementos importantes de su desarrollo personal, el verdadero protagonista es Vietnam, y todo lo que supuso el conflicto. Este queda hermosamente retratado por Goran Parlov, que ya participó anteriormente en la colección de este antihéroe, y cuyo dibujo le va como anillo al dedo a las escenas descarnadas de combate.
Conclusión
El Pelotón no llega a alcanzar las cotas de calidad establecidas por la etapa de Ennis en El Castigador, quizás por falta de espacio y porque la historia no le deja utilizar la continuidad de un modo tan excelente como lo hizo en ese cómic. Sin embargo, sigue siendo mucho mejor que la mayoría de obras que se publican en la actualidad, y tiene ese sello inconfundible de identidad propia que le aporta el combo perfecto de autor y personaje. Un excelente aperitivo o postre para la segunda temporada de The Punisher y que, a juzgar por la primera, quizás sea más delicioso que el plato principal.