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100% Marvel HC. El Castigador: Soviético

A simple vista, uno podría pensar que El Castigador: Soviético nos contaría qué habría pasado si Frank Castle se hubiera criado en la URSS, al estilo de la conocida Superman: Hijo Rojo, pero nada más lejos de la realidad. No, este tomo reúne la última miniserie que el prestigioso Garth Ennis ha escrito sobre el Castigador. Este antihéroe, que podría considerarse su personaje fetiche en Marvel, parece haber sido creado expresamente para satisfacer los gustos de este brutal guionista: el escritor nos regaló una de sus obras más maduras con The Punisher: Max, dando vida a un universo sucio y realista al que volvió con el personaje de Nick Furia y con otra miniserie que nos relataba los orígenes de este violento justiciero.

La soporífera serie que produjo Netflix sobre el personaje parece haber tenido, al menos, efectos colaterales positivos, devolviendo al Castigador a la más relevante actualidad y permitiendo que el irreverente Ennis nos vuelva a deleitar con su particular visión de Frank Castle, esta vez con dibujos de Jacen Burrows. En las dos miniseries que siguieron al estreno, el irlandés vuelve a su género predilecto: el bélico, en unas sangrientas historietas donde nuestro veterano de Vietnam favorito se convierte en un mero vehículo para que su autor nos cuente lo que le interesa contar. No me oirán quejarme por ello.

El Castigador se encuentra con la competencia

La historia comienza con Frank Castle siguiendo el rastro a un asesino cuyas víctimas no podrían importarle menos, ya que su presa ha provocado una serie de importantes matanzas contra los matones de una organización criminal rusa. Lo que le preocupa al Castigador no es el bienestar físico de estos angelitos, a los que él mismo habría condenado al mismo destino, sino que alguien se le haya adelantado. Por ello, localizar al hombre que está haciendo su trabajo mejor que él se convertirá en su prioridad.

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El pistolero resulta ser un veterano soviético de la guerra de Afganistán, con una motivación similar a la suya: rencillas personales con el cabecilla de esta mafia. Los dos vigilantes congenian de manera casi instantánea y deciden dar caza a un capo que, en estos momentos, está llevando a cabo su plan más perverso: retirarse tras haber blanqueado todo su dinero y dedicarse a unos negocios más legales pero no necesariamente menos despreciables.

Guerras paralelas

Garth Ennis ya había utilizado previamente a otro veterano ruso de la guerra de Afganistán en algunos arcos del Castigador pero, mientras que allí aparecía como un villano con interesantes tonos grises, el nuevo personaje se convierte en un aliado de nuestro protagonista. Valery es una adición más que bienvenida a la mitología del personaje, una especie de álter ego del propio Castle, y que ha vivido circunstancias tan duras como las del veterano de Vietnam. En este sentido, el irlandés no se corta al mostrarnos los horrores de una guerra desde una perspectiva que no solemos ver: la de los soldados soviéticos que lucharon en el desierto afgano. Tan acostumbrados a las vivencias de veteranos yanquis, esta nueva visión de un tema tan universal resulta refrescante… pero, eso sí, tan cruda como siempre, y con algunas escenas que provocarán escalofríos a más de uno.

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Ennis trata otro de sus temas fundamentales: el de la amistad o, mejor dicho, la camaradería. El Castigador y su tovarisch, a pesar de haber servido bajo bandos antagónicos durante la Guerra Fría, comparten unas vivencias y unas motivaciones que van más allá de las fronteras y nos permiten hablar de (¿soñar con?) una universalidad en nombre de la que dos personas criadas en entornos muy lejanos pueden dejar a un lado sus diferencias cuando les resulta necesario. Aunque sea por un objetivo tan poco edificante como tomarse la justicia por su propia mano.

Porque, no nos olvidemos, este cómic sigue siendo un thriller de acción y, como tal, las reflexiones de los personajes principales no tardan en dar paso a los elementos más distintivos del género: tensos interrogatorios, tiroteos nocturnos, giros de guión… que hacen de este tebeo una lectura muy entretenida, lejos de los excesos de su guionista pero manteniendo todas sus virtudes. Aún sin los flashbacks que suponen el meollo temático de esta miniserie, estaríamos hablando de un recomendable exponente de género negro.

Conclusión

El Castigador: Soviético es, por el momento, el último capítulo de uno de los mejores cómics que ha publicado Marvel durante este siglo. Entretenida pero escabrosa cuando es necesario escandalizar, esta historieta nos recuerda que Frank Castle es un personaje que sigue dando para mucho y que, por desgracia, sigue habiendo muchos conflictos de la vida real que la ficción podría tratar con la misma profusión con la que ha mostrado la manida guerra de Vietnam.

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Máximo Simancas
Máximo Simancashttps://laautopistadepalabras.wordpress.com/
Periodista. Redactor en esta página y, antes, en el portal digital madridesnoticia. Creador de contenido para redes sociales.
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2 COMENTARIOS

  1. Hola, calificar la serie The Punisher de Netflix (2 temporadas) de “soporífera” es una opinión que no comparto. Yo la recomiendo, pero no para adolescentes, sino para un público maduro y que busca coherencia, profundidad en los personajes, y un cierto realismo.

    Un saludo y sed felices!

    • Ante todo, gracias por el comentario.
      Todos buscamos coherencia, profundidad en los personajes y un cierto realismo de vez en cuando… y lo encontramos, por ejemplo, en la excelente “Daredevil”: su primera o tercera temporada también dosificaban la acción, pero sus cuidados diálogos y tramas complejas evitaban los bostezos y mantenían a los espectadores pegados a la pantalla. Por el contrario, la serie del Castigador cuenta con algunos capítulos muy interesantes y bien rodados al principio y al final de cada temporada, pero con una gran cantidad de relleno insulsa que, aunque sea un mal que afecta a muchas series, jamás había visto tan acusado como en este producto. Si realmente querían producir tantos capítulos, deberían haber creado una trama acorde a su duración… o, mejor todavía, haber creado una miniserie al estilo de la BBC, por ejemplo. Todo ello por no hablar de lo ridículo e inverosímil que resulta complicar aún más el asesinato de la familia de Frank Castle solo para darle una motivación extra a un antihéroe que ya había quedado asentado en “Daredevil”.
      La evaluación final de cada una de estas series depende, claro, de la opinión de cada uno. Un saludo.

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