Buenos días Whovians y curiosos de Doctor Who, en Las cosas que nos hacen felices os traemos otra semana más el análisis del capítulo de la semana. En esta ocasión tenemos un episodio entretenido, muy del estilo Doctor Who, por lo que espero que hayáis pillado la manta y preparado el té para disfrutar del viaje en la TARDIS junto a la Doctor y a sus companion.
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El siguiente artículo está lleno de SPOILERS, doy por hecho que habéis visto el capítulo o que no os importan que os destripen el capítulo.
Este capítulo está dirigido por el director Jennifer Perrot, a quien ya hemos visto dirigiendo el capítulo titulado El enemigo Tsuranga. El guión corre a cargo de Pete McThighe, conocido por ser escritor de la serie Wentworth y un gran whovian, trabajando como asesor en las temporadas anteriores.
El capítulo comienza con el equipo TARDIS sufriendo las turbulencias de su nave espacial hasta el momento en el que reciben la visita de un cartero perteneciente a la empresa Kerblam. Un robot mensajero perteneciente a esta empresa se ha tteletransporta dentro de la TARDIS con la misión de entregar un paquete para la Doctor. Dentro del paquete encontramos un Fez como el que solía llevar el undécimo doctor, que habrá sacado al sonrisa a muchos. Dentro del paquete encontramos una nota con la palabra Ayuda escrita. Como no podía ser de otra manera, la Doctor y el resto se dirigen a conocer más sobre la nota y quien solicita auxilio, por lo que visitan la empresa de paquetería más grande del universo: Kerblam, ubicado en la luna del planeta Kandoka, convertido en una sede para la empresa, que recordará a muchos a una especie de Amazon futurista. Esta empresa cuenta con un 90% de su plantilla formada por robots, con solo un 10% de trabajadores humanos obligados por ley. Una vez dentro consiguen unos puestos de trabajo gracias al papel psíquico que usa la Doctor para engañar a Judy, la encargada de personal de la empresa. Gracias a esto, podrán infiltrarse en la empresa y conocer que es exactamente lo que anda mal y quien pide ayuda.
Por lo tanto encontramos a la Doctor, Ryan y Yaz como trabajadores del almacén en paquetería y a Graham a tareas de mantenimiento premium, con fregona y cubo incluidos. Estos se encuentran con los robots que trabajan en la empresa, quienes a pesar de su amabilidad dan bastante mala espina, por lo que desde un principio podemos intuir que algo no saldrá bien con ellos.
Uno de los personajes que nos presentan en el capítulo es Kira, una joven y amable chica que se encuentra trabajando junto a Ryan y la Doctor. Otro secundario que tenemos es Dan Cooper, un hombre de mediana edad que se encuentra junto a Yaz y se ofrece para ir en su lugar a la sección triple nueve, ya que al parecer es una zona en la que han ocurrido cosas extrañas desapariciones los últimos días, y no quiere que Yaz vaya en su primer día. Como podíamos intuir, las cosas no salen bien para Dan, y cuando llega a la sección triple nueve es atacado por uno de los robots que trabajan en la empresa, y a pesar de que Yaz corre en su ayuda cuando escucha su grito, esta solo encuentra su colgante. En el lugar en el que estaba el colgante encuentra al robot que atacó a Dan, y ante las malas vibraciones que le dan a Yaz, huye del lugar consiguiendo salir antes de que otro robot la rodee.
Por otro lado encontramos a Graham, quien conoce a su mentor de mantenimiento, Charlie, un joven que trabaja en la empresa y que una vez que Graham se gana su confianza, le lleva hasta los planos originales de Kerblam, para poder conocer las instalaciones de la empresa como le había pedido la Doctor. Mientras tanto Yaz, la Doctor y Ryan entran en el despacho de Slade, el jefe del almacén, pero mientras inspeccionan entre unos documentos en los que Slade tiene apuntados los nombres de los desaparecidos, son sorprendidos por Judy. Pero una vez que le enseñan los documentos que escondía Slade, logran convencerla de que hay algo oculto en la empresa. En ese momento hay un apagón total en la empresa producido debido a que la energía se ha concentrado en el nivel subterráneo. Ante la confusión llegan Graham y Charlie con los planos de las instalaciones. De repente, y a pesar del apagón, aparece uno de los robots repartidores atacando a Charlie, pero logra zafarse con la ayuda de Judy, arrancándole la cabeza al robot. Gracias al destornillador sónico la Doctor logra analizar los restos del robot y observa que la energía de la empresa se canalizaba en ese único robot. Mientras la Doctor y el resto del equipo TARDIS buscan una solución al problema, unos robots repartidores comentan a Kira que ha ganado un premio por su buen trabajo y con este engaño consiguen llevarla a una habitación en la que se encuentra una caja sorpresa. Cuando en el aparato de control que lleva Judy no aparece Kira activada en el panel; Ryan, Charlie y Yaz van a buscarla, y aunque logran llegar hasta donde se encuentra, no llegan a tiempo y por desgracia Kira explota después de explotar el papel de envoltorio, ante la mirada atónita de nuestros compañeros.
A continuación ponen en funcionamiento a Twirly, uno de los robots de primera versión de la empresa para acceder al código de la empresa y acceder a la información de esta. Sorprendentemente el sistema de la empresa usa a Twirly como enlace y descubrimos que era el propio sistema quien pedía auxilio a la Doctor. Entra en escena Slade, quien descubrimos que no tiene nada que ver con las desapariciones, y que al final era una confusión, ya que este también desconfiaba del resto, llevando tiempo intentando descubrir quien estaba detrás de las desapariciones.
Una vez que está todo aclarado, son teletransportados debido a una especie de pistola transportadora a la zona de envíos, dónde vemos los restos de los empleados desaparecidos, quienes han sido literalmente licuados. Pero además, vemos un gigantesco ejército de robots repartidores ordenados en fila y con apariencia de estar preparados para la batalla. Yaz, Ryan y Charlie llegan a esta zona con el resto y la Doctor descubre que el culpable de todo es Charlie, quien ha conspirado contra la empresa para sabotearla como castigo por solo contratar un 10% de personas. Charlie había preparado la armada de robots para que una vez que llegan a los clientes, estos mueran debido a la explosión ocasionada por el papel de burbujas. A pesar del genial plan, la Doctor consigue que Twirly cambie la dirección de los robots para que exploten sin que se muevan del lugar en el que están. A pesar de que avisan a Charlie de que salga de la zona, este muere ante la explosión ocasionada por los robots.
Y llega el final del capítulo, con Judy reflexionando sobre lo ocasionado y anunciando que contratarán mayor personal orgánico. Por último, Yaz comenta que le gustaría llevar el colgante de Dan Cooper a la hija de este, para que esta tenga el recuerdo de su padre, quien se sacrificó y salvó la vida de Yaz.
KERBLAM, el planeta robotizado
El capítulo de esta semana ha sido una vuelta a los orígenes de las últimas temporadas de Doctor Who. Seguramente sea el capítulo que más recuerda a las anteriores capítulos y se nota que Pete McTighe es un verdadero fanático de Doctor Who, con referencias al fez de Matt Smith -que habrá arrancado una sonrisa a todos los fans- o al episodio de Agatha Christie, de la cuarta temporada. En anteriores capítulos he criticado el modo de matar personajes, ya que pienso que muchas de las ejecuciones que hemos visto -y van unas cuantas- no tenían el desarrollo y la ejecución necesarias para que funcionen. En este capítulo hemos visto como -y desgraciadamente- la ejecución de Kira, Charlie y Dan han funcionado mucho mejor que en anteriores ocasiones, han dado desarrollo al personaje y hemos visto una carga dramática en ellos a pesar de ser secundarios. Incluso en Charlie que podríamos pensar en que terminaría salvándose a pesar de resultar ser el villano. Es curioso que en este capítulo este haya tenido castigo para el villano y en el capítulo de Arácnicos en UK, el villano haya tenido un final diferente. En cuanto a los secundarios vuelven a encontrarse en segundo plano, ya que en anteriores capítulos hemos visto como algunos habían eclipsado a la Doctor o los companion. Sin resultar inolvidables, creo que han funcionado muy bien, y el giro de Charlie realmente no me lo esperaba. Otra de mis críticas en esta temporada han sido los villanos, y aunque sigo sin ver un enemigo común a la temporada, me ha sorprendido el final de este capítulo, creo que ha estado muy bien llevado hasta el punto de resultar inesperado. Sigo sin ver en esta temporada tramas complejas y conectadas, así que no sé que nos encontraremos en el final de esta, aunque como dije al principio, parece que este capítulo vuelve a los orígenes de Doctor Who, aunque para muchos demasiado tarde para una temporada que parece casi un reinicio de la serie. Una de los defectos que veo en el capítulo son los Deus ex machina que vemos a lo largo de este. Hay varias cosas que yo al menos no encuentro explicación fácil y que simplemente nos tenemos que tragar para seguir a la trama. Sigo sin comprender cómo conoce el sistema del planeta a la Doctor entre otras escenas que me han parecido mal elaboradas y que han descuidado para no perder ritmo en el capítulo. Otro de los asuntos más propicios a debate es el final, y aunque como dije antes me ha gustado el giro, tengo algunas dudas sobre su realización, ya que no veo a Charlie como una persona capaz de asesinar a miles de personas inocentes, creo que en ese sentido han exagerado o no han desarrollado correctamente el personaje, y es una pena porque creo que podría haber quedado bastante mejor.
A pesar de algunos puntos negativos que no me han gustado, esto no quita que el capítulo me haya gustado. No me parece casualidad que su estreno sea unos días antes del Black Friday, por lo que podríamos conectarlo aún más con una crítica al capitalismo, ya que el episodio podemos verlo como una defensa de los derechos laborales y una crítica hacia el avance de la tecnología, sin resultar ser tecnófobo, más bien al uso que le damos a esta. Ya lo digo la Doctor: lo malo no es el sistema, sino el uso que hacen las personas que lo manejaban.
Sed felices