Con el cuarto episodio, entramos en la segunda mitad de temporada de Dune: La Profecía, serie que, creada por Diane Ademu-John y emitida por Max, oficia como precuela del universo de la saga Dune nacido en las novelas de Frank Herbert y recreado en las películas de Denis Villeneuve.
Hola otra vez, duneros. Aquí estamos para analizar un nuevo episodio de Dune: La Profecía, con el cual ingresamos ya en la segunda mitad de temporada sin saber todavía si habrá una segunda o la cosa quedará en miniserie. Y no es una inquietud menor, pues se ve difícil que en los dos capítulos que restan se vayan a responder todas las preguntas que la serie nos ha planteado y sigue planteando.
Sin el vuelo del anterior, se trata de un episodio con algunos giros interesantes, incluyendo una revelación especial sobre la identidad de Theodosia que conecta directamente con los libros originales, es decir los de Frank Herbert.
Sin perder más tiempo, pasemos pues a ver qué ha ocurrido en este cuarto episodio de Dune: La Profecía, cuyo título es Nacido dos Veces. Cumplo en advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y en recordarles que pueden leer aquí nuestros análisis previos.
Mal Sueño
Comenzamos en Wallach IX, donde por alguna razón casi todas las acólitas tienen una misma pesadilla al mismo tiempo e incluso una de ellas, Emeline (Aoife Hinds), camina como sonámbula y está a punto de rebanarse el cuello cuando es auxiliada por la oportuna intervención de Jen, que parece ser la única no afectada.
Intrigada, Tula las interroga sobre lo ocurrido mientras la hermana Avila busca convencerla de que solo se ha sido una secuela del malestar por las recientes muertes. Tula no se convence y quiere ir más allá…
Problemas Familiares
En Salusa Secundus y desplazadas ya Valya y las Bene Gesserit de la asesoría imperial, Desmond Hart está cómodamente instalado en palacio, situación que no gusta ni un poco a la princesa Ynez, quien lo pone en el centro de los rumores por la muerte del niño Richese. Temiendo por su seguridad, dice que regresará a Wallach IX, pero su familia no la autoriza…
Javicco encuentra a Hart destruyendo un libro de la Hermandad y quemando sus hojas. Consultado por el emperador, dice a este que ya se ha quitado de encima a la Hermandad en la corte, pero que puede ir un más allá y eliminarla del Landsraad. Le pregunta si está dispuesto a vivir postrado ante las casas nobles o, por el contrario, preferiría que se arrodillasen ante él. A Javicco, al menos de momento, le parece mucho…
Más Problemas Familiares
Valya, por su parte y como viéramos sobre el cierre del episodio anterior, ha ido a visitar a sus familiares en Salusa. Su propuesta para ellos es convertirse en decidora de verdad de la Casa Harkonnen para así recuperar para la misma el lugar de prestigio y poder que otrora tuviera y que injustamente le han quitado.
Lejos de entusiasmarse, el tío Evgeny la trata muy mal y se mofa de ella con que su único motivo para haber regresado es que la han despedido de la corte. Sin embargo, Harrow , nuevo barón Harkonnen (Edward Davis), parece atraído por la idea y Valya ve en él a un posible aliado…
Muestra de Sangre
Keiran Atreides está negociando tecnología prohibida con un contrabandista ixiano que le consigue un dron inteligente. La idea es utilizarlo para provocar un atentado en el Landsraad durante el discurso del Emperador, pero la princesa Ynez, desconocedora de ello y con otros planes en mente, le hace una visita para pedirle que la ayude a poner en evidencia a Desmond Hart, un plan que, desde ya, entorpecería el de los rebeldes, por lo que Keiran rehúye el asunto sin darle demasiada explicación.
Pero tras la trama del atentado se mueven otros hilos y más concretamente los de Valya, cuyo plan oculto es desenmascarar a los traidores (Atreides incluido) para entregarlos y volver a ganar la confianza del emperador para la Hermandad.
Llegado el momento, sin embargo, las cosas se complican: cuando Harrow está a punto de hacer la acusación contra Hart por la muerte de Pruwet Richese, irrumpe en el recinto Ynez y se le adelanta. Mientras Keiran abandona rápidamente el lugar, Valya ve diluirse su plan en tanto que Hart, asimilando la estocada en lugar de negar la acusación, muestra a todos un dron que no es otro que el que iba a detonar el explosivo.
Sobre esa base y ante el murmullo general, justifica que la muerte del niño no fue asesinato sino ejecución necesaria para acabar con quienes intentan reubicar en la sociedad a las máquinas pensantes.
Rebeldes maniatados son ingresados al recinto y, a una seña del emperador, quemados junto a la mayoría de los miembros del Landsraad en un virtual golpe de estado “desde arriba”…
En lugar de asustarse, Valya prefiere observar y nota que en el esfuerzo por quemar a tantos, Hart ha sangrado. Ella siempre dijo que no podía pelear de frente contra un enemigo cuya naturaleza desconoce, pero ahora tiene su sangre para someterla a la memoria genética en los túneles secretos de la Hermandad.
Visiones de Arrakis
Tula, en tanto y sin el visto bueno de la hermana Avila, realiza un experimento con las acólitas que tuvieron la pesadilla colectiva, las cuales se desconectan de su conciencia y plasman en carbonilla lo visto durante la misma. Todos los dibujos tienen tres denominadores comunes: la arena, lo que parece un pozo (pero todos sabemos que es la boca de un shai-hulud) y, finalmente, los fríos ojos metálicos.
Al mostrarle los dibujos a Avila, la expresión de esta ya no es la misma y no puede evitar relacionarlos con el “ajuste de cuentas” o “revancha” de que habló Emeline después de su episodio de sonambulismo.
Ya en las secretas cámaras subterráneas en donde sigue teniendo en suspensión a Lila, Tula tiene una visión (o al menos parece eso) en la cual es descubierta por Emeline y, cuando esta da media vuelta para ir a delatarla, la atrapa por detrás y le rebana el cuello. Terminada la visión, si es que lo fue, se encuentra con Lila que, al parecer, ha sido revivida finalmente por la inteligencia artficial, pero ahora luce unos profundos ojos azules que recuerdan a los Fremen…
Theodosia es un Danzarín Rostro
En Salusa, Valya vuelve al apartamento de sus familiares y, merced a dejarle sin oxígeno ni medicamentos, se libra de Evgeny, allanando así su camino dentro de los Harkonnen y, muy especialmente, su control sobre Harrow.
Por último, tiene un encuentro con su hermano Griffin, por cuya muerte se culpa, pero él la consuela con que todo fue decisión suya. Lo primero que pensamos es que es obviamente una alucinación, pero no. Súbitamente, ella lo llama Theo y, en efecto, al cambiar de forma su rostro, comprobamos que se trata de la hermana Theodosia que, de este modo y para nuestra sorpresa, se revela como un Danzarín Rostro, concepto que los lectores de la saga literaria encontrarán familiar.
Balance del Episodio
Un episodio que no ha tenido la intensidad dramática del anterior (hasta ahora el mejor de la serie), pero que redefine algunas cosas ya desde su mismo título, pues si pensábamos que lo de Nacido dos Veces hacía referencia a Desmond Hart, ahora más bien pareciera quedarnos la impresión de que la hace a Lila que, literalmente, ha nacido “una vez de la sangre y otra de la especia” tal como expresara la pista dejada en su momento por la Madre Superiora Raquella.
Habrá que ver cuál es el rol que le cabe en lo que viene y si se convertirá, como podría presumirse, en la antagonista de Hart, quien quiera que este sea de acuerdo a lo que de aquí en más logre determinar Valya. Por lo pronto, el episodio del Landsraad (una vez más muy reminiscente de Juego de Tronos) ha demostrado que tiene su costado débil, pues sangra ante un gran esfuerzo (no se me ocurre mejor analogía para mostrar una debilidad) y esa sangre podría precisamente convertirse en su perdición.
Valya sigue mostrando su costado más maquiavélico: lo tenía todo armado para reposicionar a las Bene Gesserit y a los Harkonnen con el atentado, pero Hart hizo que las piezas se movieran a su favor. Lejos de desanimarse, sin embargo, se ha apartado a un costado y observado con atención la escena (literal) para sacar sus propias conclusiones y saber a qué se enfrenta, un dato que, según parece, está próximo a revelarse y habrá que ver si confirma las presunciones que, sobre la identidad de Hart, veníamos haciendo en análisis previos.
La otra gran revelación sobre el final del episodio es que Theodosia es en realidad un Danzarín Rostro, lo cual explica algo hasta ahora poco claro que es por qué Valya quiso llevarla consigo a Salusa Secundus. La serie sigue, en ese sentido reconectando con los libros y no solo con las precuelas de Brian Herbert y Kevin Anderson (que, repito, no he leído), sino también y fundamentalmente con las novelas que componen la saga principal de Frank Herbert.
Los Danzarines Rostro, por cierto, tienen presencia importante a partir de la segunda novela El Mesías de Dune (próxima a ser adaptada a la pantalla grande) y no quiero decir demasiado sobre su origen o características por temor a dar a conocer algún dato que acabe haciendo de spoiler a quienes no hayan leído el material original.
Y si hablamos de los libros, la escena en que Valya asesina a su tío Evgeny me remite mucho a la muerte de Vladimir Harkonnen a manos de Alia Atreides, aunque la paradoja es que ese particular episodio, presente tanto en la primera novela como en la adaptación cinematográfica de David Lynch (aquí retro-análisis), no ocurre en cambio en las películas de Denis Villeneuve a las que uno emparentaría más con esta serie.
El gran interrogante, por supuesto, es si los dos episodios que restan serán suficientes para resolver todas las preguntas y más todavía cuando la trama se sigue complicando. Creo que no hubiera venido mal una temporada de ocho episodios, lo cual nos ubicaría ahora justo en la mitad de y con un poderoso cliffhanger de frente a lo que sigue. Pero habiendo solo seis, nos asalta el temor de que las tramas no se cierren bien o lo hagan de modo apresurado y sin terminar de conectarse. Ojalá que no; pronto lo sabremos…
Les espero para analizar el quinto episodio; hasta entonces y sean felices…