InicioSeriesAnálisis de Los Amos del Aire. Miniserie. Episodio 8

Análisis de Los Amos del Aire. Miniserie. Episodio 8

Continuamos analizando Los Amos del Aire, miniserie que, producida por Steven Spielberg y Tom Hanks, retrata los eventos y personajes ligados al 100° Grupo de Bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial, tocándonos hoy el octavo y penúltimo episodio, cuyo título es simplemente Parte 8. Creada y desarrollada por John Shiban y John Orloff, la miniserie es emitida semanalmente por Apple TV+.

Bienvenidos nuevamente para analizar otro episodio de Los Amos del Aire, octavo y penúltimo de una miniserie que está tocando a su fin. En cinco escenarios y tres arcos distintos, el mismo nos cuenta por un lado sobre el Día D, aunque tocando el desembarco de manera tangencial y, obviamente, desde el aire. Por otro, nos trae al 332° grupo de combate aéreo, mejor conocido como “los pilotos de Tuskegee”, el cual estaba íntegramente compuesto por afroamericanos.

A falta de una única entrega, pasemos a ver qué nos ha dejado esta octava, no sin antes advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA ni dejar de recordar que pueden leer aquí nuestros análisis previos.

Noticias de Normandía

Comenzamos en Stalag Luft III, donde John, en soledad, juega un imaginario partido de béisbol. Se le nota cada vez más hastiado e impulsivo: no soporta un día más allí y ello genera un nuevo cruce con Gale, que le llama a tener paciencia y pensar en lo ocurrido con los británicos que intentaron fugarse.

los amos del aire las cosas felices.38 e1710094208509

En algún momento están a punto de tomarse a golpes, pero son separados por el resto y la situación se diluye al notar nerviosos a los alemanes…

De inmediato, Gale entiende lo que está pasando: los aliados han desembarcado en Europa Occidental y así lo confirman las transmisiones de radio que pescan en la noche con el receptor que mantienen oculto, como también que los rusos ya han entrado en territorio alemán desde el este. Son desde luego noticias alentadoras, pero también abren un interrogante sobre el destino de los prisioneros si es que los nazis se ven obligados a abandonar el campo de un momento a otro. De hecho, a los pocos días el lugar está bajo control de las SS

Pilotos de Tuskegee

En Italia, nos encontramos con un cuerpo de aviadores compuesto íntegramente por afroamericanos: es el mítico 332°, habitualmente referido en la segunda guerra mundial como “los hombres de Tuskegee” en alusión a la academia que los formaba. El clima de camaradería interna es fuerte y, de entre los pilotos, la trama se centra principalmente en el teniente segundo Alex Jefferson (Branden Cook), un apasionado del dibujo, el jazz y Lena Horne.

Aun cuando mayormente el cuerpo tiene éxito en sus ataques contra objetivos italianos, sus miembros están algo desencantados y reclaman un papel más activo en misiones de mayor importancia sobre territorio dominado por los alemanes. Está claro que se les da un papel secundario y, de hecho, el teniente segundo Richard Macon (Josiah Cross), se queja justamente de que allí hay solo tenientes segundos y nadie jamás asciende. La razón es obvia, pero el comandante Davis replica no poder “cambiar el clima…”

No obstante, los deseos se vuelven realidad y les es asignada una misión contra tres objetivos en el sur de Francia a los fines de destruir radares alemanes. El clima es de euforia porque además, y para poder volar a mayor altura, se les asignarán cazas P-51 en lugar de los P-40 que venían utilizando. La buena noticia, sin embargo, trae aparejada una mala y es la autonomía de vuelo, pues los cálculos de Bacon indican que las largas distancias hacen posible que se queden sin combustible para regresar.

El coronel Davis, a cargo del grupo, le da en efecto la razón y sugiere liberar el mayor peso posible dejando caer los tanques cuando estén ya vacíos y regresar lo antes posible a territorio aliado para aterrizar en donde se pueda: lo que se dice casi una misión suicida.

los amos del aire las cosas felices.39 e1710094279462

Mientras dormías…

En la base de Inglaterra, todo está listo para un plan de acciones aéreas en apoyo del desembarco en Normandía. Crosby, de hecho, es quien está planificando las rutas misión tras misión sin siquiera dormir y absolutamente empastillado, aun a pesar de que sus compañeros le insisten en que duerma.

Finalmente tanto cansancio se paga y cae al piso inconsciente para despertar en el hospital tres días después con la noticia del desembarco ya ocurrido y Rosenthal como privilegiado narrador de primera mano al haber participado del apoyo aéreo del mismo sin haberse enfrentado, según cuenta, con un solo avión de la Luftwaffe.

Crosby quiere volver al trabajo, pero el coronel Jeffrey, quien está a cargo en reemplazo de Bennett, le pone al tanto de que los altos mandos han dispuesto para él unas vacaciones, lo cual significa que regresará a New York durante cuatro semanas y no tiene posibilidad de decir que no.

Rosenthal envidia su suerte, pero a Crosby se le ve preocupado: no está seguro de que todo esté igual a su regreso y especialmente su esposa Jean.

Por otra parte, no tiene noticias de la subalterna Westgate, de quien incluso, al llamar por teléfono para ubicarla, se entera que es aludida como capitana: o fue ascendida o nunca le contó todo. De hecho, la vemos por un momento a bordo de un tren en la Francia ocupada mientras un oficial alemán le pide su documentación, lo que deja claro que sus famosas misiones tienen que ver con espionaje.

Aun sin llegar a hablar directamente con ella, Crosby logra de segunda mano concertar encuentro en un hotel de Londres, pero la historia se repite y al llegar a la habitación, solo encuentra una nota suya excusándose por haber tenido que partir en misión nuevamente…

Colores

Mientras tanto, los hombres de Tuskegee han iniciado sus acciones sobre el sur de Francia. En una de las mismas, cuatro cazas logran destruir un par de radares, pero el fuego alemán, sumado a los problemas de combustible, hacen que un avión caiga al agua y los otros tres a tierra con el resultado de que sean capturados sus pilotos Alex Jefferson, Richard Macon y Bob Daniels (Ncuti Gatwa).

Sometidos a interrogatorios, estos contestan parecido a como antes lo hiciera John: solo nombre, rango y número de identificación. Uno de los interrogadores echa sal en las heridas del racismo norteamericano al preguntar por qué combaten por un país que los trata tan mal y hace incluso referencia a Watts, el famoso vecindario de Los Angeles en que fuera confinada la población afroamericana desde los años veinte. Macon replica que su país tiene defectos pero no sabe de uno mejor.

Los tres acaban siendo llevados a Stalag Luft III y ello hace que sus destinos se unan con los allí recluidos. De manera paradójica, los nazis han logrado lo que los americanos no: blancos y negros conviviendo en un mismo ámbito, aunque lo de convivir es solo un modo de decir porque el clima entre los prisioneros es tenso y con miradas de pocos amigos.

los amos del aire las cosas felices.34 e1710094341619

Gale, no obstante y superada, por consejo de John, su reticencia inicial, se acerca a los recién llegados y termina hablando amigablemente con Alex sobre diseños de aviones a escala. Por casualidad y en el interior de un libro, encuentra un mapa que revela que los negros están tramando una fuga, pero contrariamente a la postura antes mostrada con John, dice ahora que deberían trabajar juntos. Ambos oficiales se presentan mutuamente y estrechan sus manos en actitud de confianza.

Balance del Episodio

Y ya nos vamos acercando al final. Nos queda una sola entrega y se advierte el desenlace como inminente en la medida en que la derrota de la Alemania nazi se cierne tanto desde el este como desde el oeste. También puede apreciarse cómo, con el correr de la serie, las acciones aéreas van mermando para dejar lugar más bien a sus consecuencias humanas en tierra, lo cual tiene sentido porque Alemania se va quedando sin aviones y, además, lo que queda del 100° está bastante disperso.

Gran recurso, por cierto, que el desembarco en Normandía haya sido pasado por encima (nunca más literal) o prácticamente en off, lo cual queda respectivamente graficado en esa magnífica imagen sobrevolando la playa (presumiblemente desde el avión de Rosenthal) o en el hecho de que Crosby, a lo Rip Van Winkle, se lo haya perdido todo por estar durmiendo.

los amos del aire las cosas felices.40 e1710094401640

Y es lógico que el Día D discurra de manera tangencial, ya que no es el centro de la serie y la dupla Spielberg-Hanks cuenta al respecto en su haber con la película Salvar al Soldado Ryan (1998), así como con la serie Hermanos de Sangre, que tocaba las acciones de tierra adentro.

El confinamiento y la reclusión de los prisioneros ha pasado a ocupar claro lugar de relevancia y más ahora con el agregado de la mezcla étnica favorecida irónicamente por los nazis. Es un planteo interesante el que los mismos que se horrorizaran ante los trenes repletos de judíos miren mal a los afroamericanos que van llegando, como también una gran ironía que el interrogador alemán juegue como carta a su favor la referencia al vecindario de Watts, pero evite, obviamente, cualquier alusión al gueto de Varsovia.

El discurso o los sentimientos antirracistas terminan por ser acomodaticios según circunstancias: un comodín para jugar cuando conviene, lectura que puede hacerse extensiva a los días actuales. Y los propios Estados Unidos hacen gala de ello al negar a los negros misiones importantes (presumiblemente por no considerarlos capaces), pero sí enviarlos en una prácticamente suicida, lo que me trae recuerdos del filme Tiempos de Gloria (Edward Zwick, 1989), con la triste historia, durante la guerra civil americana, del Regimiento 54 de Massachusetts, también integrado por afroamericanos enviados a morir.

Por cierto, los pilotos de Tuskegee han tenido una destacada participación en las acciones aéreas finales de la segunda guerra mundial y, sin embargo, siempre ocuparon una segunda línea en el relato oficial hasta que, recién en 2007, el entonces presidente George W. Bush condecoró a los sobrevivientes del mismo o a sus viudas.

Aunque no podemos dejar de obviar, por supuesto, las películas que les hicieron honor, como la producción televisiva Escuadrón de Combate 332 (Robert Markowitz, 1995), protagonizada por Laurence Fishburne, o la cinematográfica Escuadrón Rojo (Anthony Hemingway, 2012), con papeles principales a cargo de Terrence Howard y Cuba Gooding Jr.

La serie sigue muy bien, pero continúa mostrando problemas con el tiempo otorgado a los personajes secundarios y al desarrollo de los mismos. Ya lo hemos vivido en el episodio anterior con Quinn y Bailey, aparecidos en bicicleta en Thorpe Abbots sin que supiéramos qué diablos había pasado desde que les dejáramos y aun a pesar de que se les había dado buen desarrollo a ambos e incluso a personajes ligados a la resistencia belga que les asistiera (por cierto y como era de prever, tampoco hubo en este capítulo flashback alguno que nos ilustrara sobre ello).

Algo parecido, pero a la inversa, ocurre aquí con los pilotos de Tuskegee, no porque desaparezcan de repente sino justamente porque es así como aparecen. Hubiera sido mucho más interesante, creo, que su historia hubiera sido contada en paralelo durante los episodios anteriores para que estuviéramos más familiarizados con ellos al llegar a este punto en lugar de verles simplemente caer de la nada.

Con respecto a ellos, dos datos interesantes. Por un lado, es increíble como Spielberg sigue rindiendo auto homenaje a aquel episodio de la serie Cuentos Asombrosos titulado La Misión pues, al igual que aquí ocurre con Jeff, el artillero que quedaba atrapado en la torreta lo pasaba haciendo dibujos y soñando con trabajar para algún gran sello. El otro: si les resulta conocido el rostro de Ncuti Gatwa, es posible que le hayan visto interpretar a Eric Effiong en la serie Sex Education o bien lo ubiquen actualmente como la decimoquinta encarnación del mítico Doctor Who.

En definitiva, la serie sigue volando por lo alto más allá de que sus protagonistas estén ahora mayormente en tierra y de que algunos personajes no tengan en pantalla el tiempo o tratamiento que quizás merecerían. Nos queda un solo capítulo y de más está decir que les espero aquí para analizarlo.

Hasta entonces y sean felices…

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
ARTICULOS RELACIONADOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Últimos artículos

Comentarios recientes