Bienvenidos a un nuevo análisis de Perry Mason. Tras el episodio anterior, los acontecimientos se precipitan. Entramos de lleno en el caso principal de esta segunda temporada y ya se ve que Perry lo pasará mal. Vamos con el enlace de episodios anteriores y al lío.
Directos al grano
Los primeros minutos del episodio nos muestran a Brooks McCutcheon (Tommy Dewey) muerto en su coche y la detención a toda mecha de los hermanos Gallardo, principales acusados del asesinato. En su poder se ha encontrado una moneda de oro que el difunto siempre llevaba encima. Hamilton Burger (Justin Kirk) anuncia que se hará justicia y que se ayudante principal, Thomas Milligan (Mark O’Brien) llevará el caso. Parece que por el momento no tendremos un clásico enfrentamiento Mason vs. Burger.
El que parece que tendrá más protagonismo de lo esperado es Sunny Grace, esa suerte de Juan Roig interpretado por Sean Astin que pretende abrir un supermercado en cada barrio de la ciudad (siempre precios bajos, amigos). Perry y Della siguen siendo sus abogados y verán en él una fuente de ingresos estable para financiarse mientras llevan el caso de los Gallardo de gratis.
El peso de Emily Dobson no sólo recae sobre Perry Mason en forma de fracaso sino también como un éxito. Mason es visto como el defensor de los desheredados, el defensor de aquellos en los que nadie cree, el defensor enfrentado al sistema. A él acuden la tía de los Gallardo y la mujer de uno de ellos, porque Perry Mason es quien salvó a Emily Dobson de la horca para que acabase suicidándose.
Porque si, porque Perry Mason sucumbirá y aceptará el caso. No es ningún spoiler. Ya lo sabíamos. El tipo tiene alma de boy scout y más cuando se huele que no cuadran las cosas. Alertado por Strickland de que el asesinato no se produjo a quemarropa, Perry se convertirá en un antecesor de Grissom para determinar que los hermanos no pudieron matar a Brooks a distancia, calculando altura y ángulo del disparo de forma artesanal pero efectiva.
Mientras Mason investiga por su cuenta, Della parece haber asumido el caso cuando ya negocia con Hamilton en una velada a la que acude como acompañante. Es significativo que tanto ella como él se vean obligados a esconder sus preferencias sexuales, lo que queda patente en la frase de la mujer de Mateo Gallardo, que le dice que lo tiene fácil porque puede permitirse ser ella misma, cosa que sabemos falsa.
Nuevos personajes
Aparecen en este episodio nuevos personajes que se añaden al reparto. Uno es un viejo conocido al que vimos la temporada anterior y en el pasado episodio, el detective Holcomb (Eric Lange), corrupto hasta la médula y socio de Brooks McCutcheon en ese casino flotante en aguas internacionales, libre de impuestos. En este episodio Mason se salva gracias a una buena treta pero seguro que aparece de nuevo en próximos episodios.
En la velada de la alta sociedad conocemos a la anfitriona, Camilla Nygaard (interpretada por Hope Davis), personaje inspirado en la magnate del petróleo Emma Summers, una mujer con una fuerte personalidad, emponderada para la época en la que vive y que quizás sirva de inspiración a Della.
Por último vemos como la ex-mujer de Perry parece que le ha perdonado su pasado de detective alcohólico ahora que es un respetado abogado y juntos acuden a conocer a la profesora del hijo de Perry, la señorita Ginny Aimes, interpretada por Katherine Waterston. No se qué papel tendrá. ¿Un futuro romance con Perry? Parece que entre ellos puede haber algo y además, no fichas a Katherine Waterston sólo para un cameo.
Perry vs. El Sistema
Perry Mason no lo tendrá fácil. Ya se ha visto en la vista para fijar la fianza que el juez no está precisamente de su parte. Tampoco el resto de la sociedad, que veía a Brooks como uno de sus puntales y a su padre como un pilar. Lo que no sabe la sociedad (como de costumbre) es que Brooks estaba prácticamente en la bancarrota, que su casino flotante hacía aguas por todos lados (literal y figuradamente) y que había sido citado por el Gran Jurado, esa misteriosa y fascinante institución americana.
La muerte de Brooks McCutcheon le ha venido muy bien a más de uno y sospecho que a su padre el primero, quien parece dejar una nota con un número de teléfono entre sus pertenencias incautadas a modo de cebo para quien lo encuentre. De igual modo, la muerte de Brooks está relacionada con la muerte de un tal Goldstein, cuyas cajas de productos frescos y no tan frescos aparecen por lo menos un par de veces en el episodio. La primera en el supermercado de Sunny Grace y la segunda en la cocina del barco-casino.
Por cierto que cuando Perry y Drake intentan subir al barco vemos un apunte más de porque fue una gran idea que Paul Drake, al contrario que en la serie original y en las novelas, fuese negro. El cambio de raza permite a los guionistas apostar por la crítica racial. Drake no lo tendrá fácil tampoco tras caer en la trampa de Strickland para acusar a uno de los más destacados hombres de color de la ciudad.
En ese barco nos ha llamado la atención esas máquinas tragaperras de la época. ¿En qué época se inventaron? Pues buscando por ahí hemos visto que allá por 1895. En 1935 las máquinas tragaperras ya circulaban por todo el país y habían dejado beneficios superiores a los 20 millones de dólares de la época. Os dejo el enlace a un interesante artículo sobre el tema pero aún así llamaremos a un experto para que nos certifique si esas máquinas son auténticas o de pega.
Esa citación del gran jurado aparece como un posible móvil de la muerte de Brooks pero no hay que fiarse. Nada es lo que parece en esta gran serie. Lo dejamos aquí. Nos leemos la semana que viene. Un saludo, sed felices.
Buen capítulo, aumentando el misterio, preparando el guiso de a poco. Brillante puesta en escena de la época. Nos seguimos leyendo en estos días
Hola Diego. Si, buen capítulo. Es una serie que requiere paciencia y quizás un segundo visionado porque creo que es fácil perderse. Nos seguimos leyendo. Gracias por el comentario.