Ya nos queda un solo episodio para decir adiós a Star Trek: Picard y las emociones están por lo alto en una temporada que parece casi un resumen de toda la franquicia y con un final para las lágrimas en este noveno episodio que hoy analizamos, cuyo título es Vox. La serie, que cuenta a Terry Matalas como showrunner y a Patrick Stewart como protagonista, es emitida por Prime Video.
Hola otra vez, trekkies y no tan trekkies. Cuesta decirlo, pero estamos a un único episodio de despedir no solo a Star Trek: Picard sino, de hecho, al propio capitán Jean-Luc Picard. Y nunca mejor dicho lo de capitán, ya que en esta entrega le vemos, justamente, “recuperar” ese rango con el que nunca hemos dejado de identificarlo por muy almirante que nos dijeran que era.
Esta tercera y última temporada de la serie se presenta prácticamente como un compendio final de toda la franquicia y siguen desfilando (otra vez nunca mejor dicho, ya que en un momento es exactamente lo que ocurre) los homenajes a las distintas películas y series que han poblado la franquicia, pero sobre todo y de manera especial por esos cinco minutos finales que son demasiado para nuestros corazones.
No quiero decir más porque puede estarme leyendo alguien que aún no haya visto el episodio y sería de muy, pero muy mal gusto, arruinarle el impacto de ese increíble momento. Pasemos, mejor, al análisis de esta novena y penúltima entrega advirtiendo que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y recordando que pueden leer aquí nuestros análisis anteriores.
Al Otro Lado de la Puerta
Retomamos a Jack que, acompañado en su mente por Deanna Troi, avanza hacia la puerta roja mientras desfilan imágenes de su infancia y un “árboreto carmesí” en el planeta Raritan IV: una vez más, guiño de Terry Matalas a su serie 12 Monos, ya que hace acordar al enigmático “bosque rojo” que allí aparecía (de hecho, también la puerta remite al mismo), en tanto que Raritan era la localidad de New Jersey donde tenía sede el Proyecto Splinter sobre viajes en el tiempo. Se me ocurre que el “IV” podría hacer referencia a las cuatro temporadas que tuvo esa gran serie.
Estructuras semejantes a vides le van jalonando a Jack el camino y es imposible no relacionar con los viñedos de su padre Jean-Luc, aunque Deanna las ve más bien como metáforas de conexiones. Pero Jack sigue teniendo problemas para cruzar la puerta roja y no puede abrirla por más que ella le empuje a hacerlo y misteriosas voces le llamen desde el otro lado.
Finalmente es ella quien la abre y lo que ve la impacta de tal modo que sale de la mente de Jack de manera abrupta. Jack le pregunta qué vio y nada le dice, pero luego se lo comenta al resto: lo que había más allá de la puerta era un cubo borg…
Ya algo nos había anticipado Data de que el síndrome irumódico de Picard bien podía haber sido un diagnóstico equivocado o apresurado. La realidad es que los borg, treinta y cinco años atrás y mientras estaba en modo Locutus, le implantaron un código genético para que en el futuro se activase a través de su progenie.
Picard siente mucha culpa, pero las circunstancias imponen que hay que aislar a Jack en la medida en que pueda constituir un peligro para el resto, así que él mismo va a decírselo. Pero Jack vuelve a echar mano de su recurso de control mental e, invirtiendo la situación, logra controlar a los guardias y escapar en una lanzadera, previa interrupción de cualquier comunicación o posibilidad de rastreo…
Tiempo de Celebración
El anunciado (y temido) Día de la Frontera está al caer y a bordo de la Titan captan una transmisión en la que Elizabeth Shelby hace una presentación formal del mismo. Sí, Elizabeth Shelby, ¿la recuerdan? En aquel ya icónico episodio doble titulado Lo Mejor de Ambos Mundos, emitido a caballo entre la tercera y cuarta temporada de TNG, era quien quedaba como primer oficial de la Enterprise mientras Picard/Locutus estaba con los borg.
Interpretada, como aquí, por Elizabeth Dennehy (hija del legendario e inmenso Brian), tuvo, recordemos, no pocos roces con Riker, pero siempre mostró actitud decidida y un fuerte sentimiento anti-borg. Es por ello que cuando en la transmisión elogia el nuevo sistema de la flota que interconecta todas las naves, Picard no puede dejar de sorprenderse de que avale “algo tan borg”. Mientras se prepara la celebración, en las imágenes vemos pasar naves con nombres que homenajean, entre otros, a Zulu y Cochrane, obvias referencias a quienes fueran respectivamente oficial piloto de la Enterprise-A e inventor del propulsor warp. ¿No es excelente el ver rendir culto a un pasado que aún no ha ocurrido?…
Pero los golpes emotivos siguen, pues nos enteramos que el Día de la Frontera, en definitiva, conmemora el viaje inaugural de la Enterprise NX-01, primera nave de construcción humana con propulsión warp. Y qué bueno que por fin se dé a Star Trek: Enterprise el lugar que merece dentro de la franquicia porque lo habitual es que esa serie sea muchas veces injustamente tratada como una “cenicienta” dentro de la misma. Tuvo que venir Star Trek: Picard para poner las cosas en su lugar e insisto en que esta tercera temporada es casi el tributo definitivo a toda la franquicia. De este lado, agradecidos…
Locutus II
Jack se dirige hacia una nebulosa, pero aparentemente no guía la nave totalmente: en un momento, de hecho, pregunta “¿por qué me has traído hasta aquí?”. Lo que hay frente a él es el cubo borg que vio Deanna tras la puerta roja…
Transportándose hacia el mismo, se encuentra con la reina borg, cuya voz vuelve a ser una vez más interpretada por Alice Krige. Esta lo trata como si fuera un hijo y tiene cierto sentido si fueron realmente los borg quienes pusieron el código genético en Picard. Él, no obstante, replica no saber quién o qué es, pero de ningún modo suyo. Intenta dispararle, pero no puede. “Si pudieras matarme, ya lo hubieras hecho”, le anoticia la reina mientras los ojos de Jack se oscurecen y es conectado al colectivo: ya tenemos Locutus Jr…
Volver a Casa
El código genético que los borg instalaron en Picard parece ser el motivo detrás del robo del cuerpo. Data descubre que está también presente en la arquitectura del transportador, lo cual significa que se valieron del sistema para inocular a la flota contaminando a quienes hacían uso del mismo. De todos modos, parece que la cosa no funciona con individuos maduros: solo afecta, por lo tanto, a jóvenes y LaForge se angustia al pensar en sus hijas Alandra y Sidney.
Estamos, entonces, a las puertas de una guerra entre jóvenes y adultos. Los primeros irrumpen disparando en el puente y Shaw cae como un héroe en la defensa. Antes de expirar, delega el mando en Siete y, por primera vez, la llama Siete de Nueve en lugar de Hansen. El momento es altamente emotivo y parece una ironía que acabemos por sentir tanto la muerte de un personaje al que comenzamos odiando.
El resto alcanza a escapar en una de las lanzaderas, pues las mismas, según se dice, no están interconectadas con el resto de la flota como sus naves-madre. LaForge les lleva, justamente, al Museo de la Flota, que en los últimos tiempos es prácticamente su hábitat natural. Dice que les tiene reservada una sorpresa y vaya si la tiene… para todos nosotros…
No cabemos, por cierto, en nuestra propia emoción al ser anoticiados de que allí tiene a… ¡la Enterprise-D! ¿Acaso pensábamos que cerrarían la serie a bordo de otra nave?
LaForge dice que la ha estado reconstruyendo durante veinte años: el platillo fue rescatado de Veridian III en cumplimiento de la Primera Directiva, es decir para no interferir con las manifestaciones locales de vida. Los motores y nacelas fueron tomados de la USS Syracusa (TNG, temporada 7, episodio 18: El Ojo del Observador). Y la principal ventaja es que la Enterprise-D ha quedado convertida en la única nave de la flota que, por responder a un modelo analógico previo, no se halla conectada al resto.
Vaya trago fuerte que nos tenía reservados LaForge, quien, además, en tono de broma, dice que ya no es posible reconstruir la Enterprise-E. Todos miran a Worf, que se defiende con un “no fue mi culpa”. No sabemos qué pasó…
Al entrar al puente de mando y mientras los corazones nos laten a mil, Riker dice que “la recordaba más grande” y Picard que “extrañaba las alfombras” (las nuevas naves no las tienen). El sistema reconoce automáticamente a Jean-Luc como capitán en lugar de almirante y este celebra la “degradación”. Nosotros también: siempre fue nuestro capitán. La voz del sistema, por cierto, es la de Majel Barrett, la fallecida esposa de Gene Roddenberry a quien (si no me falla la memoria), escuchamos por última vez y ya post-mortem, en la primera película del ciclo Abrams.
Como si estuviéramos otra vez en TNG, todos se sientan a los comandos y Picard, por supuesto, a la silla mientras sabemos perfectamente que está a punto de decir “engage”. Y así es: gracias por este momento…
Balance del Episodio
Difícil hacer un balance de esta entrega sin comenzar por el final. Trataremos, sin embargo, de hacerlo y debo decir que hasta allí me había parecido un buen episodio sin ser memorable.
Venía teniendo, sí, sus momentos de alto impacto para el mundo trekkie. La mención de la Enterprise NX-01 es un merecido homenaje al capitán Archer y a una serie que, si nos ceñimos a la cronología, es la primera: recordemos que esa nave fue la primera de fabricación humana en tener motor warp, pero aún no tenía rayo tractor ni sistema de transporte, por ejemplo.
También fue impactante ver a Elizabeth Dennehy ponerse una vez más en la piel de Shelby. Aun cuando en su momento no fuera un personaje que se hiciera querer mucho, siempre fue de firmes convicciones y, además, para esta altura, hasta nos alegra ver de nuevo a los borg…
Bueno, no sé si tanto: en nuestro fuero íntimo no hubiéramos querido volver a saber de ellos y, de hecho, según se dice, llevaban una década sin dar noticias. Pero hasta lo más terrorífico y sobrecogedor puede movernos a la nostalgia, aunque más no sea para recordar lo mucho que los odiábamos…
Por cierto, quizás muchos, a raíz de este episodio, hayamos quedado recalculando cómo encajan estos borg con los que dejamos al final de la segunda temporada, pero no hay que olvidar que aquellos pertenecían a otra línea temporal.
Aun así: ¿es para descartar que volvamos a saber de ellos y, por ende, de Agnes Jurati? Todo lo que se abrió puede volver a abrirse y no veo por qué no podamos tener un enfrentamiento entre los “borg clásicos” y los alternativos. Sé que suena aventurado, pero queda un solo episodio y si no nos ponemos osados ahora, no sé cuándo: yo, al menos, no descartaría la posibilidad.
Lo que está claro es que si iba a ver un enfrentamiento final para Picard, tenía que ser con los borg. Y la alianza de estos con los cambiantes es inquietante, pero tiene cierta lógica. Ya lo dijo Lore:”el enemigo de mi enemigo… ya sabes el resto” (temporada 3, episodio 7). Y si algo viene demostrando esta temporada es que prácticamente no hay frases dichas al azar o con un sentido unívoco.
Y no deja de ser interesante, en esto de las simbologías y los detalles no librados al azar, que la contienda final quede graficada entre jóvenes y “viejos”. Después de todo, esta es una serie que reivindica a los mayores y, como en algún otro análisis he señalado, no son muchas las que tienen como protagonista principal a un octogenario…
Me dio pena Shaw. No había imaginado que su reivindicación como personaje fuera a implicar también su sacrificio, pero si repasamos las series de la franquicia, no son extrañas las muertes de personajes importantes llegando a un final de temporada.
Shaw me cayó muy antipático de entrada, pero fui aprendiendo a quererlo al ir conociendo su historia personal y sus fantasmas. Si les pasó lo mismo y además gustan de los videojuegos, les tengo la buena noticia de que, según dejó entrever Matalas, le veremos en la próxima versión de Star Trek: Legacy, una buena forma de que no desaparezca de la franquicia.
Con respecto a Jack, por fin hemos sabido con quiénes se comunicaba y cuál era ese misterioso origen del que se venía hablando. Habrá que ver cómo sigue la cuestión ahora que los borg le han asimilado, pero su propio padre es la muestra viviente (hoy por hoy sintética, pero viviente al fin) de que puede haber vida después de los borg, así que no hay motivos para pensar que el suyo no sea también el caso…
Y llegamos así a la escena final, tan emocionalmente intensa que cuesta ponerla en palabras. Digamos la verdad: ¿no abrigábamos secretamente la esperanza de volver a ver a la Enterprise-D en alguna forma? ¿Cabía la posibilidad de que habiéndose reunido esa tan querida tripulación, fuera su batalla final a tener lugar en otra nave que no fuera esa? Por cierto, muy ingenioso el recurso a la Primera Directiva para explicar por qué se iban a preocuparse en rescatar el platillo en un mundo alienígena.
Pero volver a ver ese piso alfombrado al que hace alusión Picard y oírle pronunciar el famoso “engage” es algo que no tiene precio y no podemos dejar de agradecer a la franquicia. Lo pueden llamar fanservice, lo pueden llamar demagogia… ¿qué quieren que les diga?: llámenlo como quieran, pero no pretendan objetividad llegados a ese punto…
Queda por ver, desde ya, cómo hace ese queridísimo “cascajo” para enfrentarse a una alianza entre dos temibles razas que han unido propósitos y que, además, tienen el control de la flota de la Federación. La Enterprise-D contra la galaxia; ¿se podía imaginar algo mejor?
Todo apunta a que vamos hacia un final de antología y lo que me da un poco de temor es que no puedan meter en un único episodio lo que nos resta. Hay que liberar a Jack, acabar con la amenaza borg, salvar a la galaxia toda y, encima, dejar lugar a la emoción de despedir a nuestros personajes como merecen.
Ah, y ojo, que yo además quiero ver de una vez por todas a Janeway, a Tuvok (el verdadero, no ese gelatinoso que nos mostraron) y por qué no a O´Brien, tal como reclamaba un lector en los comentarios del episodio anterior.
¿Lograrán condensar todo eso? Lo sabremos cuando hayamos visto el episodio y estemos nuevamente aquí con (ay) nuestro último análisis de la serie. ¿No les ocurre que sienten mucha ansiedad por ver el final pero a la vez les gustaría que el tiempo hasta llegar a ello no pase nunca?
Hasta la próxima y sean felices. Larga vida y prosperidad…
Maravilloso el momento en que, tras llamar el ordenador “capitán” a Picard, él se refiere a Ryker como “número uno”. O el momento en que Data saluda a su silla. O las objeciones de Worf, que prefería los controles de la Enterprise E…
Hola Angel: gracias por comentar! En efecto, toda esa escena final tiene tanto poder emotivo que se me ha hecho difícil ponerla en palabras y he dejado sin mencionar algunas de esos hermosos detalles a los que haces referencia. Me cuesta aceptar que queda un solo episodio: espero que puedan resolver todo a la par de dejarle a la emoción el lugar que tiene que tener. En principio no parece fácil, pero veremos. Gracias por el aporte Angel. Larga vida y prosperidad!
Este episodio ha sido toda una montaña rusa para los fans de Star Trek dándonos guiños y cameos de todo tipo. No reconocí a Elizabeth Shelby que como dices habia salido en los dos episodios de Lo mejor de ambos mundos. Creo que una de las hijas de Laforge es hija en la vida real de Levar Burton ya que comparte apellido con el. Lo que no entiendo es porqué se llevaron el platillo de Beridiano 3 si era un planeta deshabitado. No recordaba que los Borg de la 2ª temporada eran de otra linea temporal y cuantas reinas Borg hay en el universo Star Trek, ya destruyeron 2, la de Primer Contacto y la de Voyager.
A mi también me gustaria ver a Janeway y a Tuvok y sobre todo a Chakotay, para ver que cara se le quedaba a Siete y saber que pasó con ellos realmente. Y hoy a disfrutar del ultimo episodio.
PD: Shelby habla del 250 aniversario del lanzamiento del Uss Entreprise NX-01 pero eso es algo que habría que corregir ya que en Strange New Worlds, Pike habló de una segunda guerra civil en Estados Unidos, las guerras eugenésicas y la 3ª Guerra Mundial, y para ser el primer contacto en 2063, vamos un poco justos de tiempo. Recuerdo haber leído hace casi 30 años que Gene Roddenberry dijo que el siglo XXI y XXII serian oscuros y que lo milagroso llegaría en el siglo XXIII, por tanto que la primera nave de la recien fundada Federacion navegue en el siglo XXII me pareció un poco precipitado.
Hola Joseluis: Muchas gracias por tu extenso comentario y tus interesantes apreciaciones. Vamos por partes: estás acertado en señalar que Veridian III está deshabitado, pero no olvides que la Primera Directiva se hace extensiva al sistema en que pueda haber un mundo habitado y este es el caso, pues Veridian IV sí lo está. Tal como yo lo interpreto, entonces (repito: como yo lo interpreto, sabiendo que puedo estar equivocado), el hecho de que el platillo hubiera quedado en Veridian III podía convertirse en un problema el hipotético día en que los habitantes de Veridian IV llegasen allí sin necesidad de warp y se encontrasen justamente con un motor warp. Para graficarlo en un ejemplo, sería cómo si alguien se hubiese olvidado un motor warp en Marte antes de que la Tierra los tuviese. ¿Se entiende? Si estoy equivocado o lo interpretas de otra forma, por favor dímelo.
Con respecto a las reinas borg, lo que sabemos es que cada vez que una es destruida, es reemplazada por otra, pero allí la franquicia tiene un gran misterio que nunca fue aclarado y es si hay varias reinas borg en simultáneo o solo una.
Con el tema cronología, voy a ser sincero: es donde más me pierdo. Sobre todo porque al llegar los noventa y no haber ocurrido ninguna guerra, hubo que redefinir todo y enviar muchos sucesos más adelante. Creo que no solo me confunde a mí sino a los propios showrunners y guionistas, que a veces parecieran manejarse con la cronología previa a los noventa y otras con la posterior. Por otra parte, se me escapó el dato de que eran 250 años: había , sí, retenido que era conmemoración del primer viaje y quizás estaba tan emocionado de ver a la NX-01 que no presté la suficiente atención a lo que se decía: ese detalle, por ejemplo. Según la serie STE, hasta donde recuerdo, el primer viaje de la NX-01 estaba fechado a mediados del siglo XXII. Trataré de ver nuevamente esa parte del episodio para prestar más atención a lo que dice Shelby y ver si puedo reacomodar la cronología, pero te repito: me pierdo…
En fin, a ver qué nos trae el episodio final. Desde ya, muchísimas gracias por tu valioso aporte. Que estés bien; larga vida y prosperidad!
Según Wikipedia Rodolfo, el Enterprise NX-01 se lanzó en 2151
Gracias por el dato Joseluis; lo recordaba bastante bien entonces: mediados del siglo XXII. Y me había quedado pendiente responderte lo de la hija de LaForge o, al menos, una de ellas. En efecto, Mica Burton, quien interpreta a Alandra, es hija real de LeVar Burton; lo he mencionado en algún análisis previo y me pareció un ingrediente extra interesante para simbolizar el papel que la paternidad ha tenido en toda esta tercera temporada. Gracias nuevamente! Larga vida y prosperidad…