Concluimos el análisis de esta segunda temporada de Vikingos: Valhalla con los episodios que nos restaban, es decir los que van del quinto al octavo. La serie, creada por Jeb Stuart y emitida por Netflix, es spin-off de Vikingos y transcurre cien años después de la misma.
Bienvenidos sean para terminar de analizar la segunda temporada de Vikingos: Valhalla. Desbrozamos hoy por lo tanto los episodios del 5 al 8 que, debo decir, no me han dejado la misma impresión que los anteriores. Creo que esta segunda mitad de temporada condensa lo más débil en lo que llevamos de serie.
Pero no nos apresuremos y veamos qué ha ocurrido en estas cuatro entregas sin dejar de advertir que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA. Les dejo los links de nuestros análisis anteriores por si desean echarles ojo:
. Análisis de Vikingos: Valhalla. Temporada 1. Episodios 1 a 4
. Análisis de Vikingos: Valhalla. Temporada 1. Episodios 5 a 8
. Análisis de Vikingos: Valhalla. Temporada 2. Episodios 1 a 4
Cautiverio, Escape y Lapidación
Después de los sucesos de la matanza de Jomsborg, Freydis da a luz recluida y prácticamente a solas pero, apenas nacer, el niño es apropiado por Harekr como suyo. En buena medida tiene que ver con la decepción con su propio hijo y está pensando en reemplazarlo. Su esposa consigue, de todos modos, que Jorundr le pida disculpas por su comportamiento pero, para demostrar su sinceridad, Harekr le exige matar a Freydis.
Es una petición difícil porque el supuesto arrepentimiento de Jorundr está lejos de ser sincero. En lugar de matarla, se llega hasta su lugar de reclusión con un plan para sacarla de allí. Ella no quiere irse sin el niño, así que él consigue llevárselo a escondidas para sacar a ambos en carreta y cubiertos con una lona mientras esgrime la excusa de llevar el cuerpo para darle sepultura.
Previendo la jugada, su padre le intercepta en los bosques con una guardia armada: hay rabia, decepción, recriminaciones y, tras algún breve forcejeo, Jorundr acaba capturado. Freydis aprovecha el entrevero para escabullirse de la carreta, pero al precio de dejar su bebé.
Jorundr es condenado a perder su mano y partir al exilio. Hrefna, en tanto, encuentra a Freydis en las cercanías del cementerio y entre ambas urden un plan para simular su muerte, dejando allí el vestido raído y manchado con sangre junto a huellas de lobo, que no sé cómo hicieron para plantar. Harekr anuncia a la comunidad que Freydis ha muerto y busca apropiarse de su memoria y legado presentándola como mártir..
Pero Freydis, munida de una espada que le ha hecho llegar Hrefna, se aparece a las puertas de la empalizada clamando por su nombre: se me cruza Aquiles yendo en busca de Héctor. Harekr acepta el desafío contando no solo con la espada de Freydis en su poder sino también con la ventaja de estar ella físicamente disminuida. Acaba, por ende, sacando ventaja y está a punto de ajusticiarla cuando una roca le golpea el rostro y luego otra y otra…
Los pobladores de Jomsborg, que aman y reverencian a Freydis, interpretan que él les ha mentido con que estaba muerta (en realidad así lo creía) y terminan lapidándolo al punto de ser su propia esposa quien le propina en la cabeza el golpe de gracia.
Problemas en el Río
El grupo de Harald está cada vez más cerca de Constantinopla, pero se ven obligados a hacer un alto porque se ha roto la pala del timón. Se les presenta un jinete que se hace llamar Baggi (Dan Poole), al que rápidamente identifican como varego en lugar de pechenego. Al saber el destino que llevan, dice que no pudieron elegir mejor momento porque los pechenegos han retrocedido y el camino está liberado.
La noticia, sin embargo, es que reconoce a Kurya identificándolo como el hermano perdido del kan, al que este dejó ciego además de violar y asesinar a su esposa. Cuenta además que hay precio por su cabeza, lo que, desde luego, despierta interés en el inescrupuloso Gestr que, habiendo perdido a una de las muchachas, ve una buena oportunidad de compensar la pérdida.
Mientras tanto y para conseguir una pala, planean llegar a una población tras las montañas a la cual el propio Baggi les alienta a ir porque hay allí buenos herreros: está claro que algo en este sujeto huele mal, por lo que sorprende que Harald y Leif decidan ir juntos y dejar desprotegidos al resto. Al llegar, sin embargo, no encuentran un alma y sí señales de destrucción y saqueo. Hallan, eso sí, una plancha de metal que les sirve para hacer una pala y un horno para fundirla y darle forma.
En el Dniéper, Gestr deja en evidencia su intención de entregar a Kurya; el grupo se le subleva y lo terminan maniatando y amordazando. Pero no es el único ni el menor problema: Baggi regresa con jinetes y, como era obvio, también quiere cobrar la recompensa, así que viene por Kurya. Les tienden una trampa: los atiborran de alcohol y ello no solo les resta fuerzas sino que da tiempo a que Harald y Leif regresen. Entre todos, dan cuenta de ellos y Gestr acaba muerto a cuchilladas por “sus” muchachas…
Ya tienen la pala, pero llegar a Constantinopla implica todavía sortear una catarata y, salvo Harald y Leif, nadie quiere hacerlo (¿recién ahora lo piensan?). Para convencerlos, hay que aligerar el barco a los efectos de que no sea una empresa suicida (¿no lo es de todas formas?) y ello implica para Harald desprenderse de las pieles, lo cual quita al viaje algo de sentido, pero es la única forma de que los demás acepten seguir camino.
Peor el Remedio…
En Londres y regresado de la guerra, Canuto se entera del intento de asesinato sufrido por Emma así como del consecuente interrogatorio con tortura seguida de muerte. La noticia le afecta: siente que de algún modo debe compensar a Godwin por la pérdida de su prometida y le entrega por ello la mano de la princesa Gytha (Henessi Schmidt).
Todo mal para Emma: al menos Aelfwynn era plebeya y no podía darle a Godwin un hijo con aspiraciones al trono. Pero con una princesa la cosa es distinta y aun cuando Godwin asegure a Emma que Dios le ha dado fuerzas para perdonarla, el rostro de esta exhibe profunda preocupación porque lo conoce y sabe lo ambicioso y traicionero que puede llegar a ser; ahora, además, tiene un motivo de venganza…
Veneno y Fuego
Finalmente, el grupo de Harald se lanza en barco por la cascada y queda librada a nuestra fértil imaginación la secuencia hasta que el mismo queda encallado y la tripulación dispersa, pero todos milagrosamente vivos (bueno, casi).
Harald tiene la mala suerte de encontrarse con los temidos pechenegos: para salvar a los demás, dice que transportaba esclavos y todos se ahogaron. Capturándole y arrastrándole con caballos, le llevan ante el líder y es sometido a horrendas torturas tras osar desafiarlo.
El resto del grupo ha encontrado el barco y logran invertirlo para que navegue nuevamente: al hacerlo, descubren tristemente el cuerpo sin vida de Catlín, única muchacha a la que no encontraban y muerte particularmente sentida por el esclavo africano Raysan, que había comenzado a trabar amistad con ella. Tras darle sepultura a la usanza cristiana (ella lo era) y hallando señales de que Harald fue capturado, Kurya se ofrece a ser entregado a cambio. La idea no goza de aceptación, pero Leif ve en ella una buena forma de llegar a Harald…
Lleva entonces a Kurya al campamento pechenego como si fuera su prisionero y, sabiendo del valor económico que para ellos tiene, amenaza con rebanarle el cuello si no le entregan a Harald y dos caballos. Perdonen mi memoria, pero no recuerdo si en algún momento se había dicho que el kan lo quisiera necesariamente vivo; creo que no…
El plan no tiene éxito (¿podía?) y ahora son tres los capturados mientras los pechenegos mandan a buscar al kan para entregarle a su hermano y cobrar la recompensa. Pero cuando ambos están frente a frente, Kurya arroja al rostro del mismo un veneno que le deja ciego y lo hace convulsionar hasta la muerte: ahora sabemos cuál era su único motivo para formar parte del viaje…
El campamento es atacado por las muchachas (sí, las adolescentes) que, conducidas por Elaena (Sofía Lébedeva), hija del fallecido Lord Vitomir, arrojan flechas en llamas contra las tiendas y al rato todo está ardiendo. Si los pechenegos eran así de inútiles, no sorprende que prácticamente hayan desaparecido como pueblo…
Tras el rescate de Leif y Harald, el grupo llega al barco para largarse de allí. Desde el río, ven cómo en la orilla torturan a Kurya y, no pudiendo soportar la escena, le disparan una flecha para ahorrarle el sufrimiento…
El Asedio de Jomsborg
Olaf llega al Rus pero, obviamente, no encuentra a Leif ni a Harald. Se entera que el grupo está separado y Freydis ha ido hacia Jomsborg, pero nadie sabe en dónde se halla ese lugar al que incluso algunos consideran mítico. Al hacerse a la mar para buscarlo, se topan con el bote en que navega a la deriva el manco y desterrado Jorundr, quien se ofrece a guiarlos como modo de vengarse de su padre: no sabe que este ya no gobierna sino Freydis, quien goza del apoyo de la comunidad tras abrir el templo para todos…
De todo ello se anoticia recién cuando llegan para conferenciar. Claramente arrepentido de haber llevado a Olaf y los suyos, pacta en secreto con su madre. Dice a los sitiadores que el punto más débil es la puerta principal, pero cuando le toca comandar una misión para matar al centinela, los están esperando y él se pasa de bando. Termina de todas formas muerto y en su último estertor pide que digan a su madre que no es ningún traidor.
Haciendo flamear una bandera, dan falso aviso a los barcos de que el centinela está muerto y, una vez que se acercan, ponen en marcha la trampa preparada. Olaf y Svein bajan al muelle, pero los locales han derramado bajo los barcos un combustible que los hace arder en cuanto Freydis arroja una antorcha: quienes vieron Juego de Tronos, quizás se hayan acordado del fuego valyrio en la Batalla del Aguasnegras. Durante bastante tiempo será difícil despojarse de la influencia de esa serie en todo lo que sea más o menos medieval…
Olaf se termina enfrentando en duelo personal con Freydis, quien acaba dándole muerte al atravesarlo con una lanza de un lado al otro. Al joven Svein se le perdona la vida y la propia Freydis se encarga de llevarlo de regreso a Kattegat con su madre, de quien obtiene de palabra el compromiso de mantener y respetar la paz con Jomsborg…
La Entrega
El grupo de Harald, en tanto, está cerca de Constantinopla y hace parada en unas ruinas griegas. Mariam está con su salud cada vez más deteriorada y acaba muriendo: aun cuando estuviera en los cálculos, su muerte es sentida de modo especial por Leif, para quien constituye su segunda pérdida en poco tiempo. No obstante, da la impresión de que Mariam le ha transmitido su pasión por la ciencia y se me ocurre que ello tendrá su importancia en la tercera temporada…
Harald, por su parte, ha iniciado una relación con Elaena, pero cuando el emperador de Constantinopla sale a recibirlos, se encuentra con la devastadora noticia de que el objetivo del viaje era justamente entregársela en matrimonio: era ella entonces eso tan preciado que debían llevarle y no, como había llegado a suponer, el valioso medallón que la joven portaba. Queda decepcionado, pero le cambia la expresión cuando el emperador, en premio, se ofrece a darle lo que sea. Pensará el precio, dice…
Balance de Temporada
Seré honesto: estos cuatro episodios no me gustaron tanto como los anteriores y ello hace que en el balance la segunda temporada me termine pareciendo inferior a la primera. En las últimas dos entregas, particularmente, se acumularon incongruencias y situaciones resueltas de modo a veces simplista y otras inverosímil.
Que rudos pechenegos sean prácticamente diezmados por un puñado de adolescentes que parecen salidas de un colegio de señoritas es algo que seguramente encaja en los actuales canones de diversidad, pero difícilmente en la realidad del siglo XI. Y no lo digo porque sean mujeres (no se apresuren): es que tenemos de un lado a chiquillas sin experiencia en combate y del otro a rústicos seminómades crecidos con un arma en la mano.
Otro tanto ocurre con Hrefna, de quien acerté en que tendría un rol importante en la definición de la temporada, pero no me creo que los esbirros de Harekr no sean capaces de encontrar a Freydis en los bosques y sí alguien que es prácticamente una niña.
En cuanto a lo del salto por la catarata, creo que ni merece comentario de tan inverosímil, como tampoco que el emperador de Constantinopla les salga al encuentro así de expuesto y con tan poca gente en un escenario convulsionado por invasiones.
Lo que sí me pareció un giro interesante fue que terminara siendo Elaena el “preciado bien” que debían entregar y, de hecho, nos quedamos pensando cuál será el precio que Harald exigirá por haberla llevado…. ¿Ayuda contra Canuto tal vez? Es una fuerte posiblilidad al ser precisamente lo que su tío le negó en Nóvgorod.
También me gustó el gesto final de Freydis: a algunos podrá parecerles sentimentalismo barato, pero creo que la restitución de Svein es entendible en la medida en que ahora ella es madre y, como tal, comprende el dolor que Aelfgifu pudiera llegar a sentir por la pérdida de su hijo. Suena, eso sí, a locura suicida que se presente personalmente, como a primera vista improbable que la madre del muchacho actúe con tanta honorabilidad. Habrá que tomarlo, supongo, como un compromiso de madre a madre y ya veremos cómo reacciona Canuto si algún día se digna regresar a Kattegat.
La subtrama de Londres me ha parecido la más interesante de estos cuatro episodios, pero lamentablemente la menos desarrollada. Emma se presenta como un personaje atormentado por la culpa y, en menor medida, también Canuto por principio transitivo. De Godwin ya sabemos cuán ruin y vengativo puede llegar a ser, así que ni por asomo nos creemos que la haya perdonado como ha dicho. Ese es un escenario que se avizora por demás atractivo y espero que le den en la tercera temporada el desarrollo que en esta le han negado…
Los fantasmas parecen haber desaparecido para Leif, aunque no deja de ser un garrotazo el volver a perder a alguien que ama. La escena de la muerte de Mariam fue bastante emotiva, pero lo habría sido más de haber dedicado más episodios a contarnos y desarrollar esa relación.
Algo parecido, pero peor, vale para la muerte de Catlín, cuya relación con Sayran estuvo apenas garabateada y con pocos minutos en pantalla; se nos hace difícil, de ese modo, captar en su real dimensión el dolor del africano por la pérdida. Y hasta se puede hacer extensivo a Harald pues, aunque su Elaena siga viva, la desazón del noruego no nos llega por completo con tan poco tiempo dedicado a la relación.
La muerte de Harekr es merecida pero, al igual que ocurriera en la primera temporada con Jarl Kåre, nos priva de un villano que podía ser interesante. No hubo tiempo para que conociéramos más al personaje y adquiriera matices ante nuestros ojos. Con Kåre, por lo menos, habíamos llegado a profundizar algo en su pasado, pero Harekr partió sin que entendamos por qué se comportaba cómo lo hacía o qué le llevaba a ser tan cruel y desalmado: un verdadero pecado considerando la sólida actuación de Bradley James.
¿Tendremos tercera temporada? Quiero suponer que sí, pero Netflix ya no tiene reparos a la hora de bajar la guillotina sobre series de alto presupuesto si la respuesta no es todo lo masiva que esperan. Y ahora ni siquiera es garantía que anuncien la renovación. Ojalá que la haya y, de ser así, repesquen el rumbo que perdieron en la segunda mitad de esta, porque Vikingos: Valhalla es una serie con potencial y una narrativa atrapante aun cuando todavía no nos hayan dado un Ragnar, una Lagertha o un Floki…
Gracias por leer. Hasta la próxima temporada o hasta cualquier momento en que nos encontremos en esta web. Sean felices…
Hola de nuevo Rodolfo. Poco mas que añadir, salvo recordar (a razon de las adolescentes empoderadas) que “supuestamente” estamos en el siglo XI.
En fin. Mira que soy de los que defendio la serie en su primera temporada, puesto que le vi un potencial enorme mas alla de sus licencias y falta de profundidad. Pero como suele suceder con Netflix en casi todas sus series, la segunda temp. es donde acaban pinchando.
Se han pasado de frenada con la dichosa inclusion hasta el punto de resultar hasta ofensivo. Ojala que para la tercera temp. metan Dragones, caminantes blancos atacando Constantinopla, a la guardia varega montados en helicopteros Apaches y al mismisimo emperador atropellandolos con su BMW…..Total,visto lo visto.
Por cierto. Me toca señalar otro anacronismo bien grande en lo que se refiere al opio. En los territorios eslavos no se consumia en aquellos tiempos, y es mas, solo crecia en la India. Por lo que no resulta verosimil lo del mercader chino y su “establecimiento”.
Lo de los pechenegos es que no vale la pena decir nada, salvo que me gusto el personaje de Kurya. Una lastima acerca de la pesima caracterizacion.
Todo lo de Jomsborg es un desproposito que no merece mencion alguna. Y que decir de las “batallas”…..
Esperemos que recuperen el rumbo en la tercera. Aunque tengo miedo por lo que vayan a hacer con Constantinopla. Tambien tengo la sensacion, e igual que te comente en tu anterior publicacion, de que con esta serie nos vamos a quedar a medias….Vamos, que ni batalla del puente de Stamford Bridge, ni Guillermo, ni normandos….ni nada.
Un saludo y gracias por la reseña.
Hola Solidus: gracias por comentar y por hacer la corrección. Es verdad: he cometido el clásico error de asociar año 1000 con 10. Gracias por señalarlo y ya está corregido. Sí, lo del opio también me llamó la atención: me parecía difícil que llegara hasta allí pero, bueno, uno nunca sabe qué vueltas pueda haber dado algún que otro mercader. De todas formas, a la larga la cuestión del opio terminó siendo inconducente. A mí me gustó la primera temporada y también en general como había arrancado esta, pero en su segunda mitad la han estropeado. Una pena.
Gracias por el aporte de siempre. Un saludo!