Para los amantes del thriller policial o para quienes no se lleven bien con las series kilométricas, aquí les traemos El Bosque, La Mantis, Glacé y Le Chalet, cuatro interesantes propuestas francesas en Netflix para esta cuarentena.
Es cierto que Francia no ha aportado en el terreno de las series tanto como en el cinematográfico. En cine, en pintura, en filosofía, en historiografía, en cómics, siempre han sido innovadores y creadores de escuelas propias.
Pero cuando hablamos de series, la primera impresión es que sus vecinos de Bélgica les han sacado ventaja y hoy son quienes, prácticamente, marcan el rumbo dentro del thriller policial hablado en francés.
Sin embargo, hay que cuidarse de hacer tal afirmación sin darle matiz alguno porque hay varias propuestas interesantes que, en ese ámbito, han salido de Francia: justamente he preparado aquí una lista de cuatro miniseries recomendables que se pueden encontrar en Netflix y que, además, todas tienen exactamente seis episodios y (al menos de momento) una única temporada, lo cual hace que sean de visionado fácil de digerir.
Pasemos a ver…
El Bosque (La Forêt, 2017):
La trama se inicia con una adolescente desaparecida y a la postre muerta, un pequeño pueblo y un bosque cercano (la historia está ubicada en las Ardenas); a primera vista, podría hacernos remitir a Stranger Things o a la alemana Dark, pero, definitivamente, no va hacia lo paranormal o sobrenatural. También puede recordar a Twin Peaks, pero no toma el rumbo de policial místico y con toques surrealistas que tiene la creación de David Lynch.
Se trata de lo que se suele llamar “whodunit”, donde hay que saber quién es el asesino, pero es mucho más que eso: se mete en la psicología colectiva o, incluso, en la sociología al explorar las reacciones individuales de los miembros de una pequeña comunidad que, de pronto, se ve envuelta en la paranoia y las sospechas recíprocas. Pueblo pequeño siempre será infierno grande, así que la trama irá desnudando secretos del pasado de los personajes que podrán llegar hasta lo más escabroso.
Un oficial de policía ha sido enviado al lugar sin tener conocimiento del mismo, en tanto que una agente local y conocedora tiende a no compartir sus sospechas, justamente por conocer bien a los lugareños y saber quién es quién. A pesar de algunos roces, los dos se complementan a la perfección ya que cada uno aporta lo que al otro le falta, pero, en el caso de ella, queda comprometida de un modo mucho más fuerte y emocional al ser madre adoptiva de una adolescente en problemas; poco a poco, irá sumando desengaños que harán que él tenga, más de una vez, que frenar sus impulsos: él es la razón, ella la emoción. Y no hay nada de tensión sexual entre ambos.
¿Qué es lo peor de El Bosque?
Hay algunos detalles inverosímiles, sobre todo la ineptitud que exhibe la “gendarmerie” al rastrillar los bosques, tanto que no son capaces de encontrar… en fin, no digo qué, pero es bastante grande. Tampoco me parece muy creíble la rapidez con que el laboratorio tiene los resultados de ADN en pocas horas, o quizás soy yo quien está desactualizado.
¿Qué es lo mejor de El Bosque?
La historia está bien narrada, atrapa a lo largo de los seis episodios y se sostiene, sobre todo, en una dupla actoral que se luce: Samuel Labarthe como el policía recién llegado y Suzanne Clément como la local; ella da rienda suelta a todo su dramatismo ante cada frustración y él, por su parte, se destaca por la naturalidad de una interpretación que no necesita de histrionismo alguno.
Balance final
Muy entretenida y mucho más que aceptable, a pesar de algún detalle menor ya mencionado.
Mi puntuación: 8
Glacé (2017):
Éxito arrasador en la TV francesa al momento de ser emitida por M6. Basada en una novela de Bernard Minier, se ambienta en una pequeña localidad de los Pirineos llamada Saint Martin. Comienza con la decapitación de un caballo (¿acaso John Wick no arranca con la muerte de su perro?); Martín Servaz es el capitán de policía asignado al lugar para investigar el hecho, cosa que en principio le molesta pues lo ve como un caso de poca monta. Una vez allí, tiene que trabajar en dupla con la oficial local Irène Ziegler.
El paisaje nevado y lo disparatado de la premisa inicial pueden dar lugar a pensar en Fargo, ya sea la película o la serie, pero esa sensación se diluye rápido: no se trata de una historia basada en el absurdo, el humor negro o los imponderables sino en una serie de crímenes de los cuales, aparentemente, se conoce al autor intelectual pero no así todos los móviles ni personajes que danzan en torno a éste, algunos de ellos con motivaciones propias.
El caballo sin cabeza es encontrado por los empleados del teleférico en lo alto de una montaña, en una escena que remite y homenajea claramente a aquel policía crucificado contra las rejas de prisión en El Silencio de los Corderos; la cabeza, en tanto, aparece en una capilla. Pero lo más sorprendente es que, al analizar los restos, se encuentra la presencia de cabello humano que, según estudios de ADN, coincide con Julian Hirtmann, un ex fiscal que, en su momento, fue condenado por el asesinato de varias mujeres. Más sorprendente aun es que este último se encuentre detenido en un pabellón psiquiátrico de alta seguridad, con lo cual no tiene lógica el haberse fugado para decapitar un caballo y luego regresar.
Pero allí no termina la cosa: el responsable de la detención de Hirtmann en el pasado ha sido justamente Servaz, el oficial al que le han asignado el caso, con lo cual puede empezar a presumirse que no fue una mera casualidad que lo hayan enviado allí. También nos enteraremos que en el centro de reclusión se desempeña Diane Berg, una psiquiatra recién llegada para hacerse cargo de las sesiones de Hirtmann pero que, sin embargo, oculta hechos del pasado, e incluso de su identidad, que la vinculan claramente con el paciente.
Un punto interesante a destacar es que la serie, en ningún momento, recurre al flashback como herramienta para desenmarañar el pasado (a lo sumo, unas filmaciones en VHS) sino que nos alcanza con los testimonios de los involucrados o con lo que nosotros mismos vamos deconstruyendo. La historia se va haciendo cada vez más compleja y enrevesada en una trama en la que confluyen asesinatos, desapariciones, violaciones, castraciones, venganzas y muchas, pero muchas culpas.
¿Qué es lo peor de Glacé?
Si tengo que ser sincero, no le encuentro grandes baches y, los que hay, pueden no serlo si se los pone en perspectiva. Se puede decir, por ejemplo, que la historia se empasta y se vuelve algo confusa en los episodios 3 y 4, pero al ver cómo luego todo cierra perfectamente, la cosa pasa a tener sentido. De igual modo, se puede alegar que Glacé copia mucho, en modelo y en trama, a las series escandinavas, pero sería tema de debate si eso es realmente defecto o virtud.
¿Qué es lo mejor de Glacé?
En primer lugar, hay que destacar la impactante fotografía. En lugar de, por ejemplo, mostrar a los personajes y al imponente paisaje como elementos separados, lo común aquí es que compartan idéntico protagonismo en una misma toma. La filmación, además, se vale de recursos que son inequívocamente cinematográficos y recurre a enfoques muy originales, como hacer girar la cámara en un recorrido de ciento ochenta grados o bien ubicarla en algún rincón perdido de una habitación. O al ras del piso. O contra el zócalo de un auto. Son muchas las veces en las que uno se queda extasiado diciendo: ¡pero qué buena toma!
En segundo lugar, las actuaciones están más que bien y se destaca, de manera especial, Charles Berning interpretando brillantemente a ese capitán de policía atormentado por su pasado (y por un arreglo que, en su momento, hizo con el asesino), que, además, ha embarazado a la esposa de un compañero de la fuerza y que larga cada tanto sangre por su nariz. El capitán Servaz es, a todas luces, un personaje completo y magníficamente actuado.
Balance final
Gran serie. Mantiene en vilo hasta el final y, a pesar de que los enigmas planteados se resuelven, deja algunas puntas como para una temporada 2 que, ahora, parece estar en manos de Netflix y del escritor de la novela original. Se hablaba de que llegaría en 2020 pero con esto de la pandemia, vaya uno a saber.
Mi puntuación: 9
La Mantis (La Mante, 2017):
Del Canal TF1 a Netflix saltó esta vibrante serie, cuyo título hace referencia a una asesina serial que, tras cometer ocho asesinatos, todos bien sádicos y contra hombres de dudosa moral, termina siendo detenida pero, por medio de un pacto con el inspector de policía que la atrapó, consigue que se la dé por muerta y se la encierre en un lugar apartado, secreto y con especiales condiciones: todo ello a cambio de confesar siete asesinatos que no le lograron probar.
Veinticinco años después del último de sus crímenes, ha aparecido un copycat, es decir un imitador que repite meticulosamente sus asesinatos, lo que hace que Jeanne Deber, la Mantis, pase a ser la mejor fuente de información para intentar capturarlo. Las cosas, sin embargo, no van a ser simples, ya que ella exige que, en caso de colaborar, su intermediario sea su propio hijo Damien, con el cual no ha hablado en todo ese tiempo; de hecho, él ha borrado toda vinculación con su madre incluyendo el propio apellido y hasta se convirtió en policía, apartándose de cualquier supuesto mandato genético.
Como no puede ser de otra forma, la tensión madre/hijo es esencial a lo largo de una historia en la que no faltan momentos escabrosos (la escena de las lavadoras en el episodio 2 es desesperante) y, además, tanto las conjeturas de los investigadores como las nuestras se verán una y otra vez confundidas con pistas falsas. De hecho, en los dos primeros episodios, la trama da la impresión de estar ya prácticamente resuelta pero no es así y la misma sensación volverá luego a repetirse hasta llegar a un final en el cual se destaparán perversos secretos del pasado familiar. Más aún, el copycat, una vez descubierta su identidad, hasta pasará a segundo plano cuando nos topemos con otras cuestiones a su alrededor.
¿Qué es lo peor de La Mantis?
Es difícil encontrarle problemas; solo por mencionar uno que no desempaña el resultado final, se podría decir que el confinamiento especial que le han dado a La Mantis no parece presentar mucha seguridad que digamos, sobre todo tratándose de una criminal de tan espeso prontuario.
¿Qué es lo mejor de La Mantis?
La historia está muy bien narrada. Atrapa apenas comienza y se hace casi imposible soltarla hasta el final.
El elenco está muy bien en general y hay que destacar a Carole Bouquet (alguna vez chica Bond, luego esposa de Gerard Depardieu y actual consuegra de Carolina de Mónaco), muy madura actoralmente en el papel de La Mantis, así como a los muy sólidos Fred Testot (como el hijo de la anterior) y Pascal Demonon (el inspector Ferraci).
La música también merece mención especial.
Balance final
Excelente serie. Aun cuando se puedan trazar algunas similitudes argumentales que nos lleven a pensar en Hannibal Lecter, la historia está resuelta de otro modo y toma un camino propio en el que culpas y traumas familiares terminan jugando un papel clave.
Mi puntuación: 9.5
Le Chalet (2018):
Otra miniserie de seis episodios, un formato con el que parecen llevarse bien los franceses. Es muy extraño lo que pasó aquí: al ser estrenada en la TV francesa (canal France 2) fue destrozada por la crítica y ni siquiera midió bien en audiencia. Sin embargo, la compró Netflix y, automáticamente, el toque de Midas la convirtió en oro: un éxito total gracias al boca a boca y ahora hasta se está hablando de una posible segunda temporada.
La historia se ambienta en una pequeña localidad de la zona de Grenoble llamada Valmoline. La misma ha sufrido un despoblamiento a lo largo de las dos últimas décadas hasta convertirse en poco más que un pueblo fantasma y allí es donde Manu y Adèle piensan concretar su boda, razón por la cual, siendo él oriundo del lugar, ha invitado a varias de sus amistades y relaciones de sus años de infancia y adolescencia, las cuales llegan a la villa para instalarse en un mismo chalet.
Pero cuando uno de los grupos de recién llegados atraviesa el puente de acceso al lugar, un desmoronamiento hace que una inmensa roca rompa el mismo, dejándolos aislados en un lugar al cual es imposible acceder por estar rodeado de un cerrado paisaje boscoso y, además, por supuesto, no hay señal ya que alguien ha destruido la única antena repetidora.
La historia irá discurriendo en dos líneas temporales, separadas por veinte años: una en 1997, la otra en 2017 y, así, nos iremos enterando, poco a poco, de algunas circunstancias oscuras de un pasado que carga con la presunta muerte de una familia casi completa. Con el correr de los días, se irán sucediendo muertes y desapariciones que afectarán a los recién llegados, quienes carecen de toda posibilidad de pedir auxilio al punto que, por ejemplo, se ven obligados a guardar los cadáveres en la misma cámara refrigeradora en que almacenan sus alimentos. En algún punto, la historia tiene bastante de Agatha Christie y remite, muy especialmente, a Y entonces no quedó Ninguno (luego conocida en teatro como Diez Indiecitos o Diez Negritos según los casos): es decir, el pequeño grupo aislado que, progresivamente, va perdiendo a sus integrantes mientras los que quedan se miran con desconfianza.
¿Qué es lo peor de Le Chalet?
En primer lugar, demasiados personajes (más que los diez de Agatha Christie), lo cual, además, se complica al tener que seguir dos líneas temporales pues algunos son claramente reconocibles en los diferentes momentos pero otros, sobre todo los que eran niños o adolescentes, no lo son tanto y no es tampoco que los hayan buscado tan parecidos, lo cual implica que nos lleva un cierto tiempo lograr entender bien qué está pasando.
Por otra parte, los tres primeros episodios son algo tediosos y casi diría que lo más emocionante que ocurre es la caída del puente, pero, claro, es evidente que hay una historia cocinándose y que en algún momento estallará.
Las actuaciones no ayudan mucho; sólo un par son correctas y el resto no está a la altura.
¿Qué es lo mejor de Le Chalet?
Pasados los tres primeros episodios y si uno ha logrado organizar las líneas temporales, la historia atrapa y el último episodio es pura vorágine. También son muy interesantes algunos de los dilemas éticos que se van planteando y que sobre el final se hacen mucho más claros, tanto que a uno mismo le cuesta tomar partido o determinar qué hubiera hecho.
Ah, y entre lo mejor hay que incluir también la canción de presentación: uno sabe perfectamente que si todo comienza con una niña cantando una melodía casi de arrullo, como de caja de música, difícilmente vayan a pasar cosas agradables.
Balance final
Aprueba, pero apenas con lo justo. Para ver en una cuarentena no está mal, pero no te va a cambiar la vida.
Mi puntuación: 6
Espero que hayan disfrutado este artículo y del mismo modo puedan hacerlo con estas cuatro series, pues, la que más, la que menos, cada una tiene lo suyo y dispone de potencial para entusiasmar y atrapar a los amantes del thriller.
Un saludo y hasta pronto…
Como siempre, un placer leerte.
Hola Gisele:
Ufff, muchas gracias por tan alto concepto. Muy amable de tu parte.
Un saludo y que estés bien!
Hola Rodolfo muy buenos comentarios de estas series!! Aunque no tenga el puntaje más alto, creo que voy a ver Glace. Veremos si luego coincidimos. Gracias por el aporte! Abrazo
Hola Javier:
Muchas gracias por comentar. Es una gran serie: no tiene el puntaje más alto, pero por poco. Espero que te guste!
Que estés bien, un abrazo…