En plena era de la globalización, si hay un país que ha revolucionado el cine en estos veintitrés años de lo que llevamos de siglo XXI ha sido Corea del Sur. Hasta el punto de que Parásitos, la última película de Boong Joon-ho, ganó el Óscar a mejor película y a mejor película internacional, algo absolutamente inédito en la historia del cine. Joon-ho llevaba años asombrando al mundo con sus películas y Parásitos fue la culminación de su carrera. Pero, dentro del cine coreano, también tenemos a directores como Kim Ki-Duk (director de Hierro 3) o, sobre todo, Park Chan-wook, el primero en asombrar a medio mundo desde Corea con Oldboy, uno de las películas de culto más reconocidas de la historia del cine. Hoy hablaremos de Decision to leave, su última película, estrenada a principios de año.
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Hae-Joon es un veterano detective, metódico y muy involucrado en su trabajo, hasta el punto de tener una pared de su casa dedicada a los casos sin resolver, que le acompañan y le angustian hasta el punto de generarle insomnio. Al principio de la película tendrá que investigar la muerte de un hombre que se ha precipitado de una montaña. Mientras intenta dilucidar si ha sido un accidente, un suicidio o un asesinato, Hae-Joon entablará una relación con la mujer del fallecido, Sore, una mujer china que se casó con este por conveniencia.
Lo primero de todo es que, teniendo una filmografía muy admirada por la crítica, he asistido a Decision to leave únicamente conociendo la famosa Oldboy. Una película desquiciada, innovadora en su enfoque de la acción y con una trama increíble en su punto de partida y en sus giros. Es decir, todo lo contrario que Decision to leave.
Queda claro que Park Chan-wook es lo que los críticos llaman un esteta. Es decir, de los que dirige películas que, cuando uno las ve, sabe que hay alguien moviendo la cámara. A todos nos ha pasado. Vemos películas, buenas o malas, en las que lo que más nos llama la atención es la interpretación del tal actor o lo que está ocurriendo. Pero ni nos paramos a pensar en cómo está nos están contando lo que está ocurriendo.
Por ejemplo, el famosísimo plano secuencia de Oldboy. No es tan impactante la pelea en sí como la forma de contarla.
Park Chan-wook es capaz de utilizar todo tipo de recursos fílmicos para, en el caso de Oldboy, impactar. En lo que respecta a Decision to leave, la gran cantidad de zooms, rimas estilísticas, uso del color, transparencias o travellings están destinadas a que cada fotograma de la película tenga una belleza atemporal.
Y esto ocurre porque, a diferencia de la tan conocida película de su director, Decision to leave es una historia tremendamente clásica. Tanto como para que al ver la película a uno le resuenen los nombres de Alfred Hitchcock y Max Ophuls, directores del periodo más clásico de la historia del cine.
Decision to leave parte de una concepción del cine negro clásico de los años 40, con su femme fatale y todo. Por ahí he leído que la película recuerda a Vértigo pero a mí me venía a la mente El proceso Paradine, aquel Hitchcock menor con un abogado que se enamoraba perdidamente de la mujer a la que debía defender.
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En sí, la historia es poco original y la hemos visto unas cuantas veces. Lo que mantiene el interés es el uso de la cámara de Chan-wook y las interpretaciones de los actores. Él, que con muy poco es capaz de expresar la lucha interna entre el deber y la pasión. Ella, absolutamente indescifrable.
Sin embargo, poco a poco la intriga se va difuminando y va dejando a paso a lo que verdaderamente le importa a su director. La historia de amor imposible entre Hae-Joon y Sore, entre detective y sospechosa, entre un hombre coreano y una mujer china con ciertas dificultades en el idioma.
Y el interés comienza a crecer. De hecho, lo que menos atrae de esta Decision to leave es, precisamente, su punto de partida. A medida que la relación entre los protagonistas se estrecha y la trama cambia de tiempo y espacio, el director comienza a atraparnos y atraparnos…hasta destrozarnos en su final.
Aquí es donde Decision to leave resuena a Max Ophuls, uno de los directores que mejor ha sabido extraer la emoción en una sala de cine. Es decir, uno de los cineastas más románticos de la historia.
En la suma de la elegancia y versatilidad de la puesta en escena a lo Hitchcock y en la capacidad de hacernos vibrar el corazón a lo Ophuls tenemos Decision to leave.
Lástima de que la película se haga un poco larga en su primer tercio, porque cuando atravesamos ese primer acto ya es difícil apartar la vista de lo que nos cuenta Park Chan-wook.
En definitiva, Decision to leave es una de las películas del año. Un elegante thriller noir que exuda clase por todos sus poros pero que es capaz de hacernos emocionar con su desesperada, imposible y tóxica historia de amor fou. Y es que sus personajes solo son capaces de dejar atrás lo que se ama cueste lo que cueste…o no abandonarlo nunca más, cueste lo que cueste.
Y a mí me ocurre un poco lo mismo con el final de esta película. Puede que el famoso giro final de Oldboy sea ese bofetón que nadie espera, pero los últimos minutos de Decision to leave es ese frío constante que, poco a poco, cala. Que, al igual que Hae-Joon y Sore, no se puede dejar atrás.
¡Un saludo y sed felices!
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