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El cómic de la semana: Conquistador, de Dufaux y Xavier. Hernán Cortés, Alien y la cólera de dios

Bienvenidos un sábado más a la sección de los amantes del cómic. Bienvenidos a El cómic de la semana, y también quiero dar la bienvenida a los auténticos creyentes, a La Tapa del Obseso, la sección de Raúl Sánchez. Otra semana más tenemos un especial de La Tapa del Obseso con el cómic de la semana.

Hace poco mi compañero César escribió en este sacrosanto blog una crítica de Oro, la película de Agustín Díaz Yanes sobre la expedición de conquistadores españoles comandada por Lope de Aguirre y Nuñez de Balboa. Me hizo recordar que tenía aún por leerme el segundo tomo de Conquistador, cómic escrito por el belga Jean Dufaux y dibujado por el francés Philippe Xavier. En España tenemos los dos tomos recopilatorios de la serie (aún sin acabar) publicados por Norma Editorial.

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La historia

La historia se sitúa en tiempos de Carlos V, en territorio azteca. Hernán Cortés está en aprietos: desde España se piensa que está enriqueciéndose saqueando a los indios y él realmente bastante tiene con que la tropa, cansada y sin dinero, no se le amotine. Tendrá un plan: robar algo del tesoro de Moctezuma, el gobernante de la ciudad más grande y rica del continente, la impresionante Tenochtitlan. Ese tesoro llevado a España convencerá al Rey de su lealtad a la Corona. Para ello manda para dicha misión a una banda variada de soldados comandados por una mujer de armas tomar, Catalina Guerrero. Acompañados por un sacerdote, un bruto, un cocinero y otro soldado, esta partida penetrará en la cámara del tesoro y robará lo que pueda…incluídos tesoros malditos por los dioses aztecas. Fuerzas sobrenaturales y todopoderosas aztecas se alzaran frente a los ladrones españoles, a las que se enfrentarán en una jungla oscura, lluviosa, salvaje, asfixiante.

En resumen, podemos decir así a lo bruto que el cómic funciona como una mezcla entre la película “Aguirre, la cólera de dios” (1972) y “Alien, el octavo pasajero” (1979). Es decir, el retrato de una obsesión enfermiza de conquistadores españoles en tierras aztecas por rapiñar todo el oro y fama posibles mezclado con la aparición de una maldición preternatural azteca en forma de criatura indestructible que aparece cuando menos se lo espera uno. En realidad, la historia va más allá de eso, al presentarnos como personajes a los mismísimos y reales Hernán Cortés, Pánfilo de Narváez o Moctezuma. Es decir, no sólo como personajes secundarios sino como auténticos protagonistas de lo que pasa. Se intenta llevar la secuencia cronológica de lo poco que tenemos más o menos establecido que pasó (incluyendo acontecimientos como el rapto de Moctezuma, la llamada “noche triste“, la lucha de Cortés con Pánfilo de Narváez, etcétera). Podríamos decir que se siguen las habituales costumbres de la novela histórica: los personajes inventados y también protagonistas tienen casi la misma importancia en lo que está pasando que los personajes reales, además de relacionarse con varios de ellos y evolucionando a lo largo de la historia. Aunque, claro, en este caso se añaden los elementos sobrenaturales que vienen de la mitología e imaginario azteca.

Conquistador004Seguro que muchos piensan lo mismo al ver algunas de las páginas de este post: que el dibujo es espectacular. Philippe Xavier es extremadamente detallista en escenarios, rostros, ropas y armaduras. Abrir el cómic y pasar simplemente las páginas es un espectáculo por su intento de llevar realismo y detalle en todo momento. La edición que nos ha traído Norma Editorial le sienta como un guante: desde luego quien lo lea en un ordenador, tablet o demás está perdiéndose un espectáculo visual, con todas esas escenas en la selva bajo la lluvia y en la oscuridad de los templos aztecas. Siempre suele ser mejor en papel, pero este es uno de los casos en que no hay comparación posible: por mucho que os impresione la ciudad de Tenochtitlan en pantalla no es nada para verlo en el papel. ¿Hay cosas que criticarle? Leyendo con calma vemos que el dibujante tiene un cariño especial por el plano frontal de cara, abusando más de una vez de él. No es que se maneje mal con otros, pero está claro que con muchos bustos o torsos parlantes se siente más cómodo que con nada. Es cierto que la narración visual de las acciones es clara y limpia, pero se arriesga sospechosamente poco: parece que tiene muy bien perfeccionada una manera de contar cosas y unos determinados planos y no quiere salir mucho de ello. La obra no sufre por ello, claro, pero da la sensación de que el dibujante conoce bien sus limitaciones y no quiere estropear nada por experimentos. También puede ser que lo haga así simplemente sin que sea consciente para él.

Dentro del guión, Jean Dufaux tiene fama de dar volantazos a sus historias de una manera que deja al lector más que incómodo. Quiero decir que en los dos tomos que tenemos de esta historia aún no ha pasado: la historia se desarrolla con naturalidad y lógica. La parte histórica es la que es, llevada por un malvado Hernán Cortés que incluso habla a los demás de conseguir sus ambiciones. Las cosas pueden contarse como cada cual quiera, por supuesto, pero parece que Hernán Cortés, un auténtico prodigio de la negociación, la política y las puñaladas en la espalda cuando era preciso, muchas veces en la historia revela sus planes alegremente hasta al último mono. Es decir, que lo mínimo no es ir contándole todo a casi todo el mundo, no ya para conquistar un imperio sino para ser jefe de cinco personas en una oficina. De todos modos, Hernán Cortés, personaje polémico por sus implicaciones políticas, queda retratado con sus contradicciones, sus ambiciones pero también su valía como estratega. Dentro del recurso facilón de pintarle como un monstruo no es de la peores cosas que se han hecho con él.

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El enfoque

Es más o menos respetuoso con lo que se sabe de toda aquella historia, como hemos dicho. Moctezuma aparece con una gran dignidad, no se le tacha de inocentón sino que su comportamiento es compresible teniendo en cuenta su historia. También, claro, que haya muchos de sus súbditos que no se terminen de creer que esos españoles sean enviados de los dioses, con los conflictos que eso genera. Es de agradecer también que se hable de los pueblos sometidos por Tenochtitlan y del auténtico odio que le tenían estos: sin esta opresión (de la que se aprovechó Cortés para forjar alianzas) la conquista de todo aquel imperio hubiera sido mucho más complicada con la tecnología de la época. No hay que engañarse: el enfoque del cómic da más valores positivos a los aztecas y tribus que a los conquistadores españoles, haciendo que más de uno se ponga del lado de los indios. Por más que veamos también partidarios de lo belicoso y de la tradición por la tradición en el otro lado, que suelen hacer el papel de monstruo que asusta a los europeos conquistadores. Está claro por los planos y el dibujo que les gusta más pintar aztecas poderosos y en actitud de guerra que a gente con coraza.

Al fin y al cabo se trata de transmitir agobio y claustrofobia en medio de la oscuridad y lo salvaje de las junglas. Perseguidos por horrores místicos aztecas indestructibles para la fe y la razón española, incapaz de detener el peso de la leyenda de un pueblo. En fin, ya sabemos todos cómo acabó aquello y quien terminó venciendo, pero la historia trata de ponernos, en la tradición artística al hablar de la conquista del Imperio Aztezca, en alerta ante la obsesión enfermiza que puede ocasionar ver que alguien menos poderoso que tú tiene unas riquezas fabulosas. Es el mismo relato otra vez, vaya, por más que todas las conquistas de todos los países hayan tenido estas poco bonitas inspiraciones.

Conquistador008 copiaLos personajes

Los personajes principales no históricos estarán influyendo en las acciones históricas, aunque en principio parecen una partida de rol: el protagonista guerrero/ladrón, la mujer guapísima pero más dura que nadie, el bruto superfuerte y básico con inteligencia con modificadores negativos, el pillo y ladrón enamoradizos…estos dos últimos de hecho recuerdan sospechosamente a Goliath y Crispín de El Capitán Trueno. En fin, que aunque los personajes tienden al cliché al inicio luego van cambiando y van pasando a ser otras cosas, quizás no el colmo de la originalidad pero sí cosas creíbles y coherentes con lo que les pasa y aprenden cada uno. No hay ninguna reacción rara por parte de nadie, vaya, por más que quizás sólo se salvan dos o tres de tener muchas miserias encima. Al final tenemos de todo: persecuciones en la selva, terrores sobrenaturales, tradiciones horripilantes, luchas políticas, peleas con espada, pistola y puñetazo, discusiones sobre si va a antes la patria o lo personal, escenas sexuales, el sexo como instrumento de poder, espías, ladrones, oro y supervivencia.  El guionista nos ofrece de todo lo posible con el escenario que hay montado, y es de agradecer. Mete, como suele ser normal, modos de pensar quizás demasiado modernos en más de una protagonista (hay una más que evidente reivindicación feminista en los personajes femeninos, como puede verse en la página de arriba por ejemplo) y quizás cosas en algunos personajes demasiado propias de alguien que ha vivido tras la Ilustración. Es muy complicado escribir diálogos y pensamientos de personajes anteriores a la Ilustración para los que estamos en el siglo XXI. Aún así no se cae en algo absurdo y constante, son sólo pequeños momentos y detalles que realmente no influyen en nada importante: se podría haber contado con otros diálogos algunas cosas y al final sería lo mismo.

En resumen, un cómic muy impactante visualmente, con toda la dificultad que lleva dibujar selvas o interiores de templos oscuros. Un cómic muy divertido, aceptablemente respetuoso con la historia en lo que toca y muy interesante en la parte sobrenatural del argumento. En cuanto el guión, es claro, fácil de seguir y honesto, aunque tenga sus concesiones facilonas y algo tramposas. Sin ser una obra maestra es un cómic recomendable a tener físicamente que hará pasar un buen rato al leerlo, que no es poco. A ver cuando lo terminan.

Sed felices.

Raúl Sánchez
Raúl Sánchez
Arriba es abajo, y negro es blanco. Respiro regularmente. Mi supervivencia de momento parece relativamente segura, por lo que un sentimiento de considerable satisfacción invade mi cuerpo con sobrepeso. Espero que tal regularidad respiratoria se mantenga cuando duerma esta noche. Si esto no pasa tienen vds. mi permiso para vender mis órganos a carnicerías de Ulan Bator.
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