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El Eternauta: Netflix adaptará el legendario cómic argentino

Como parte del lanzamiento de su filial argentina, Netflix hizo el anuncio oficial de que adaptará a serie el cómic de ciencia ficción El Eternauta, creado por Héctor Germán Oesterheld en los años cincuenta.

El Anuncio

El gigante del “streaming” sorprendió a todos con un anuncio que hizo público el 19 de febrero pasado, a través del cual dio a conocer que será llevado a la pantalla El Eternauta, icónico cómic argentino que, creo, ha sido, junto a la Mafalda de Quino, uno de los más publicados fuera de su país de origen. El mismo ya había conocido distintos proyectos para ser llevado al cine pero todos fueron cayendo en saco roto, casi siempre por problemas de presupuesto. Esta vez la adaptación va en serio y en formato de serie.

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¿Qué es El Eternauta?

La pregunta, por supuesto, tendrá una respuesta casi obvia para quienes vivan en Argentina e, inclusive para los lectores de cómic italianos, en cuyo país fue un título muy exitoso. También se publicó, desde 2015, en Estados Unidos, con una edición en inglés y de lujo, incluyendo cubierta dura y sobrecubierta que reproduce la escafandra del personaje principal Juan Salvo.

Con guión de Héctor Germán Oesterheld y dibujos de Francisco Solano López, se publicó en blanco y negro por primera vez en 1957 en la revista Hora Cero Semanal (Editorial Frontera), en la cual siguió apareciendo de manera regular durante dos años. La historia comienza ubicando como protagonista al propio guionista, es decir a Oesterheld, a quien en su propia casa y mientras intenta dar forma a una idea se le aparece de manera imprevista un hombre que se materializa sentado frente a él, al otro lado de su escritorio. Ese personaje es Juan Salvo, quien le manifiesta venir de un largo periplo, lleno de idas y vueltas, a través del espacio y del tiempo hasta terminar sentado allí. Y a continuación será el propio relato de Salvo el que nos transportará al momento en que todo comenzó. Así nos enteramos que una noche él se hallaba en su casa de la localidad de Vicente López (unos pocos kilómetros al norte de la ciudad de Buenos Aires), en donde vivía junto a su esposa Elena y a su hija Martita, compartiendo esa velada con tres amigos suyos con los cuales jugaban a los naipes. Mientras se hallaban en plena partida, uno de ellos descubre, con sorpresa, que afuera está nevando (algo extremadamente poco habitual en esa zona) y al momento en el cual están a punto de abrir el postigo para observar la nevada más en detalle, advierten que algo extraño está ocurriendo allá afuera. Un pájaro ha caído a la calle, aparentemente, sin vida; una persona que transitaba por la acera parece haber tenido idéntico destino.
Evidentemente, hay algo extraño en la nevada, razón por la cual deciden permanecer dentro de la casa a la espera de que la misma amaine. Sin embargo, con el correr de los días no hay novedad al respecto: sigue nevando y no pueden, en sus cabezas, desligar el fenómeno meteorológico de ciertas noticias que habían escuchado en la radio poco antes de que comenzara a nevar y que hablaban de extrañas explosiones en el Océano Pacífico. Todo parece estar muerto fuera de la casa; no hay señales de vida. Dada su afición por el buceo, Salvo y sus amigos se van a dedicar a adaptar unos trajes de buzo que hay en el sótano de la casa para volverlos aislantes con respecto a la nevada. Y, en efecto, es así como van a salir a enfrentarse con el mundo exterior.

Eso que les he contado es apenas el inicio y, para no ahondar demasiado en detalles que, quizás, pudiesen revelar demasiado acerca de la trama en sí, sólo diré que Salvo y los suyos descubrirán pronto que la nevada no es un fenómeno natural sino que es claramente producido por alguien.

Se trata de una invasión extraterrestre, procedente de un mundo aquejado por la superpoblación y que necesita con urgencia un nuevo planeta para instalar a parte de su raza.

Los invasores, a quienes se aludirá como los ellos, se valen, además, de otras criaturas y razas procedentes de distintos mundos a los cuales ya han dominado previamente y que ofician como una especie de cipayos a su servicio: entre ellos se destacan, muy especialmente, los manos, humanoides a los cuales se los denominará así por la larga fila de dedos que pueblan sus antebrazos Salvo y su gente descubrirán también que hay otros sobrevivientes y, así es como, poco a poco y desde las sombras, se irá organizando una resistencia con el objetivo de expulsar a los ellos.

El Contexto Político

Hemos dicho que la historia comenzó a ser publicada en 1957, es decir dos años después de que en Argentina tuviera lugar el golpe de estado que desplazara del poder al general Juan Domingo Perón.

El gobierno militar de facto que ocupó el poder entre 1955 y 1958 inició una política de persecución contra quienes hubieran estado vinculados ideológica o activamente con la etapa anterior, prohibiendo incluso el funcionamiento del Partido Justicialista, fuerza política creda por el propio Perón y que pasó a estar bajo proscripción.

En 1956, una sublevación a cargo del general Juan José Valle, de filiación peronista, fue sofocada y terminó con el fusilamiento de los militares que habían participado de la misma así como de algunos civiles, sobre todo sindicalistas, que se sumaron. En medio de ese contexto, muchos ex militantes peronistas eligieron el camino de la resistencia, inclusive por medio de las armas, dando lugar a lo que luego se conocería como peronismo combativo.

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Pues bien, El Eternauta está publicado justamente en ese contexto, del cual es imposible disociarlo. La resistencia ante la invasión alienígena bien puede ser vista como metáfora de lo antes expuesto.

Sin embargo, es bueno hacer una aclaración para quien nunca haya leído el cómic y, quizás, tema quedarse fuera de todo si no conoce el contexto social y político de la época: les puedo asegurar que es un temor infundado. Cuando yo me encontré con este cómic en mi temprana adolescencia, no tenía la menor idea sobre la metáfora política y, sin embargo, lo disfruté igual.

La historia de la invasión alienígena es algo que nos seduce fácilmente desde los tiempos de H. G. Wells y, como tal, no necesita de ninguna referencia externa para que nos atrape. Y eso mismo puede hacerse extensivo para quienes, el día de mañana, se topen, quizás, con la adaptación de Netflix.

El Legado

Desde el punto de vista artístico, El Eternauta es un punto altísimo para su época. No solo por el dibujo de Solano López que, en algún punto, es bien clásico pero a la vez impregnado de una atmósfera que llega a ser asfixiante, sino también por un guión maravilloso, por momentos cargado de tristeza.

Es cierto que hay algunos momentos en los cuales incurre en cosas que eran frecuentes en la época (contar lo que se está viendo en el dibujo por ejemplo), pero también hay otros en los que toma un cariz bellamente poético. Aun a pesar de que el claro mensaje de El Eternauta apunta a la solución grupal y colectiva por encima del individualismo, también es cierto que se sabe detener en la percepción puramente personal de los protagonistas y, muy especialmente, de Juan Salvo.

Recuerdo una escena que puede parecer tonta pero que, sin embargo, está para mí, cargada de significado: cuando, en medio de una situación apocalíptica, Salvo se sube a las tribunas de un derruido estadio de fútbol (al cual se pensaba utilizar como base para la resistencia) y entra a recordar cuántos encuentros había allí visto entre Boca y Ríver, sorprendiéndose a sí mismo por preguntarse qué habría sido de todos esos futbolistas tras la nevada.

Es en esa conciliación entre la historia grande y la pequeña donde El Eternauta tiene sus mayores logros, esos que hacen que haya perdurado en el tiempo. En ningún momento, además, se transforma en un panfleto, ni aun a pesar de su fuerte carga ideológica.

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Ya a mediados de los setenta, Oesterheld (otra vez con dibujos de Solano López) desarrolló una segunda parte, ubicada en un futuro post-apocalíptico varios años posterior a la nevada al cual tanto Juan Salvo como el propio Oesterheld eran transportados.

Sin llegar al vuelo de la primera, es una segunda parte atractiva aunque ha recibido fuertes críticas por parte de quienes ya directamente la veían como un panfleto puesto que, para esa época, la militancia de Oesterheld estaba mucho más marcada y había decantado hacia movimientos más de izquierda, los cuales hacían una fusión entre peronismo y socialismo (de hecho, veían al primero como una etapa de transición hacia el segundo): la propia viuda del escritor menospreció esa continuación por su carácter panfletario.

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En 1976, Héctor Germán Oesterheld fue secuestrado por la dictadura y permanece desaparecido hasta el día de hoy (al igual que cuatro de sus hijas).

Su nombre había sido, prácticamente, borrado de todos lados durante la dictadura que gobernó Argentina entre 1976 y 1983, aunque, paradójicamente, Ediciones Record (la cual había comprado los derechos de El Eternauta y los tiene al día de hoy) reeditó la historia en revista propia y en color, tanto la primera como la segunda parte, al igual que una tercera que, a principios de los ochenta, apareció seriada en la revista Skorpio pero que no había sido escrita por Oesterheld (aunque se supone que había dejado algunos bocetos) sino por el guionista Alberto Ongaro, en colaboración con los dibujantes Oswal y Mario Morhain a partir de diseños del propio Solano López, a quien, al parecer, Oesterheld había dado algunas pistas acerca de hacia dónde podría continuar la historia. Eso, por supuesto, es algo que no podemos comprobar.

Con posterioridad, y siempre en los ochenta, las tres partes fueron recopiladas por Ediciones Record en tomos únicos. Ya entre 1997 y 2010 se publicaron otras siete continuaciones con diferentes guionistas y, con excepción de sólo una, todas dibujadas por Solano López.

“El Eternauta” se publicó con éxito fuera de la Argentina y, muy particularmente, en Italia, pero su legado llegó más allá de eso. Así, en el tercer número de Batman Incorporated, el cómic creado por Grant Morrison, nos muestra en su entrega de marzo de 2011 a Batman viajando a la Argentina y en una de las viñetas puede leerse, en forma de graffiti sobre un paredón, una inscripción que reza: “¡El Odio Cósmico!“. Se trata de un claro homenaje al Eternauta ya que esa es la expresión que, en su agonía y en un acto de arrepentimiento, utiliza uno de los “manos”para referirse justamente a sus dominadores: “Ellos son el odio… el odio cósmico…”.

En 2015 El Eternauta fue publicado en Estados Unidos, en una lujosa edición de Phantagraphics Books, la cual recibió tres nominaciones a los premios Eisner, resultando incluso ganadora en la categoría Mejor Colección o Proyecto de Archivo de Tiras de Prensa.

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¿Qué sabemos de la adaptación de Netflix?

Por ahora no tenemos mucho más que el anuncio, el cual es muy reciente. Pero como primer dato, podemos decir que la historia no estará ambientada en los cincuenta sino en la actualidad: creo que era esperable y, según lo entiendo, no hace verdaderamente al fondo de la misma; El Eternauta tiene la suficiente universalidad como para ser ubicada en cualquier época.

Sí se respetarán los escenarios originales del cómic, lo cual significa que la trama se desarrollará en la ciudad de Buenos Aires y en el norte de la misma. El director (ignoro si de todos los episodios o de algunos de ellos) será Bruno Stagnaro, quien ha cosechado aplausos de la crítica con su película Pizza, Birra, Faso y con la ficción televisiva Okupas, en tanto que Martín Mórtola Oesterheld (nieto del autor del cómic) oficiará como consultor creativo.

La producción, según se dice, rondará un presupuesto de 15 millones de dólares (una locura para el medio argentino) y la serie será algo así como la punta de lanza de Netflix Argentina, tercera filial de producciones propias para Latinoamérica, luego de las ya existentes en Brasil y México.

El estreno llegaría hacia finales de 2021 o quizás principios de 2022 y, según se dejó en claro, la serie no estará disponible sólo para la plataforma argentina sino que podrá ser vista por los suscriptores de todo el mundo.

No faltan (siempre los hay) quienes despotrican contra el proyecto antes de que siquiera comience a tomar forma pues, claro, hay algunos muy nacionalistas que consideran como una traición el dejar en manos de Netflix (el imperio según su perspectiva) un cómic no sólo tan emblemático sino, además, impregnado con una lectura anti-imperialista. De algún modo se puede trazar un paralelo con quienes, en España, lanzaban furiosos dardos contra las adaptaciones americanas del Quijote o del Cid.

En lo personal, creo que las condiciones están dadas para que El Eternauta sea algo grande. Sólo nos queda esperar y, llegado el momento, veremos si el cómic habrá tenido el homenaje que merece. Ojalá así sea.

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Un saludo

Rodolfo Del Bene
Rodolfo Del Bene
Soy profesor de historia graduado en la Universidad Nacional de La Plata. Entusiasta del cine, los cómics, la literatura, las series, la ciencia ficción y demás cosas que ayuden a mantener mi cerebro lo suficientemente alienado y trastornado.
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