Ya tenemos en las pantallas de los cines españoles Elemental, la nueva producción de Pixar, una cinta que, sin llegar a las altísimas cotas de calidad a las que la productora nos tenía acostumbrados, al menos si que cumple con su intención de entretener y hacernos pasar un buen rato en el cine. Y eso siempre es una buena noticia después de que sus últimos estrenos hayan ido directamente al streaming en Disney+ (Soul o Luca).
Muchas de las películas de Pixar nos han contado historias en la que los objetos más inverosímiles cobran vida y tiene sentimientos, desde coches a robots hasta los mismísimos sentimientos. Así que ahora han decidido usar a los cuatro elementos para enseñarnos como sería un mundo en el que el fuego, el agua, el aire y la tierra vivieran juntos (pero no revueltos) en una misma ciudad.
El problema que tiene Elemental es que desde su trailer tiene un aire a algo que nos han contado mil veces que puede echar para atrás a mucha gente. Estamos ante el enésimo amor imposible al estilo “Romeo y Julieta” ya que los protagonistas de la película son Candela, una elemental de fuego y Nilo, un elemental de agua. Los dos se conocen de forma accidental por un accidente en las tuberías de la tienda de la familia de Candela y su vida queda entrelazada irremediablemente hasta que surge el amor entre ambos. Un amor del todo imposible ya que el agua y el fuego no se pueden mezclar (para que luego digan que los Montescos y Capuletos lo tenían complicado).
Y si, es cierto, la historia de amor entre Candela y Nilo tiene todos los elementos clásicos de las historias de amores imposibles pasado por un ligero filtro de las comedias románticas de los noventa. Pero esta contada con mucha gracia. Es algo que ya hemos visto muchas veces, aunque tiene toques originales y simpáticos que hacen que Elemental brille. Me refiero a la manera de presentar la personalidad de los elementales (los de agua como empáticos y llorones y los de fuego con un personalidad muy marcada y decidida), el como se relacionan los protagonistas o como va creciendo poco a poco su historia de amor en un entorno de lucha contra la burocracia.
Además, la película se preocupa de tratar otros temas que enlazan muy bien con la trama principal. El director de la cinta, Peter Sohn, ha querido mostrar parte de su experiencia vital como descendiente de una familia de inmigrantes coreanos afincados en Estados Unidos, mostrando el choque cultural inicial y sus dificultades para integrarse. La familia de Candela viene de otro país en el que solo había elementales de fuego así que les costo mucho abrirse camino en Ciudad Elemento. Algo que consiguieron con esfuerzo y tesón y sin olvidar las antiguas tradiciones de su lugar de origen.
Además, el padre de nuestro protagonista está deseando jubilarse y que su hija se haga cargo de la tienda que regenta. Aunque Candela no parece estar preparada para ello ya que tiene ataques de ira al tener que aguantar a clientes estúpidos, unos ataques que acaban por chamuscar a todo el mundo. Tal vez el problema sea que nuestra elemental de fuego favorita no quiere seguir el camino trazado para ella. Pero después de los sacrificios que han hecho sus padres para llegar a este punto, ¿cómo dejarlos tirados?
Si la película fuera solo una historia de amor quedaría bastante sosa y aburrida. Pero es la conjunción perfecta de estas tres tramas, comedia romántica, choque cultural y búsqueda del propio camino en la vida, la que hace que Elemental acabe contando una historia divertida, emotiva y con un mensaje positivo que hace que merezca la pena su visionado.
Hay otra cosa que también me gustaría destacar y que hace que la película sea aún más divertida. Cómo viene siendo habitual, Pixar sabe crear un mundo maravilloso en el que los cuatro elementos de la naturaleza conviven en una misma ciudad. Esto produce escenas geniales en las que se ve como viven los habitantes de dicha ciudad con las peculiaridades propias de sus características elementales. Desde esos árboles frutales “cosechando”, a los escenarios impresionantes de la ciudad, pasando por como usan sus habilidades elementales los protagonistas, todo funciona de maravilla y hace que el espectador tenga que estar atento en cada momento para no perderse nada. Desde luego, dar vida a una ciudad así es un dechado de imaginación.
Para lograr que el mundo de Elemental viva y respire se ha hecho un gran trabajo con la animación. Por poner un par de ejemplos, mantener la llama de Candela en perpetuo movimiento y el trabajo logrado en la animación del agua son dos trabajos de muy alto nivel. Sin olvidar además un tono cartoon que brilla en las expresiones faciales de los protagonistas y que subrayan su personalidad de forma perfecta.
En resumen, Elemental es una película que, aunque parezca la típica historia de amores imposibles, esconde más cosas en su interior que hacen que esta cinta sea muy disfrutable para verla tanto en familia (a los más pequeños de la casa les encantará) como entre adultos que sepan lo que van a ver y no tengan prejuicios. Es cierto que falta la chispa de las mejores producciones de Pixar, pero sin lugar a duda recupera algunas de las buenas sensaciones que habíamos echado de menos y sin olvidarse de ofrecer una buena dosis de diversión y entretenimiento.