¿Quién es Conan?
El asesino. El cimmerio. El rey de Aquilonia. Muchas cosas se le han llamado a Conan, el popular personaje de pulp creado por el escritor Robert E. Howard, pero sin duda el apelativo más famoso para el público en general es el de “bárbaro”. No en balde, este guerrero de la Era Hiboria popularizó el género de “espada y brujería“, un subgénero dentro de la fantasía que se aleja de esas historias casi mitológicas y épicas que cultivaron autores como Tolkien y que se acerca más al género puramente de aventuras. Templos malditos, objetos de gran poder, brujos y conspiradores trabajando juntos, criaturas abominables… elementos que hoy en día podemos considerar estereotípicos pero que en su conjunto conforman un género con una identidad muy reconocible.
Después de la inmensa popularidad que tuvo el personaje durante los años setenta y ochenta, parece estar experimentado un resurgimiento en la actualidad, ya que recientemente han surgido algunas emocionantes noticias relacionadas con el personaje. En primer lugar, Marvel ha anunciado que ha recuperado los derechos del personaje y que comenzará a publicar nuevos cómics sobre el mismo a partir de enero de 2019. Pero lo más importante, y lo que nos ha llevado a realizar el siguiente artículo, son las declaraciones de Amazon Studios sobre una nueva serie del aventurero cimmerio, y que contará con talentos provenientes de series tan prestigiosas como Juego de Tronos o Fargo, lo que garantiza un producto cuanto menos interesante y, anuncian, más fiel a los relatos originales de Howard.
Así que, aprovechando esta ocasión, repasemos la historia de un bárbaro que, a pesar de todos los años que han pasado desde que apareció por primera vez, sigue abriéndose paso entre la civilización.
El Conan original
El personaje surgió en 1932 de la pluma de Robert E. Howard, también creador de Solomon Kane y del rey Kull. Precisamente, su primera historia fue una reescritura de un relato rechazado de este otro personaje, lo que explica las similitudes entre ambos. Tras el éxito de las primeras historias, con un fuerte componente mitológico en relatos como el magnífico La hija del gigante de hielo, el escritor estadounidense comenzó a conformar un mundo que era el nuestro pero no lo era, muchos años antes del Siglo XX desde el que escribía. Dio vida a territorios lejanos, prototipos de las actuales naciones (lo que le suscitó y sigue suscitando críticas por racismo), y creó unos personajes que fascinaron a los lectores de entonces. Pocos brujos, enemigos o intereses amorosos de Conan volvían, claro, pero algunos como Valeria dejaron una gran impresión.
Cabe destacar que, a pesar de que la estructura de algunas historias pueden parecer bastante similares si se leen varios relatos seguidos, Howard logra introducir diversos géneros distintos en esta fantasía escapista: El coloso negro tiene elementos de terror, El dios del cuenco trata una trama detectivesca… aunque es cierto que, desde una óptica actual, esta obra pierde por estar conformada por episodios autoconclusivos, estos están redactados con una gran calidad que ha frenado su envejecimiento. Además, el carácter rebelde y violento del personaje le añade una capa de fascinación al mundo en el que vive, cercano en ocasiones al desarrollado por Lovecraft.
Su autor se suicidaría solo cuatro años después de su creación, por lo que los relatos originales de Conan no son demasiado extensos, pero el personaje viviría durante años en otros medios, cautivando a distintas generaciones.
Conan en el cómic
Durante los setenta, Marvel obtuvo muchas licencias para publicar tebeos, algo que salvó su maltrecha economía y les permitió expandir su catálogo. Publicó cómics de Star Wars, una adaptación de 2001 por el mismísimo Jack Kirby… y también comenzó a publicar cómics de Conan el Bárbaro.
De la colección se encargó fundamentalmente Roy Thomas, heredero de Stan Lee y guionista que en sus Vengadores ya había introducido a un sucedáneo de este bárbaro, el antihéroe Arkón. Al principio contó con los dibujos de Barry Windsor-Smith, que conformó la imagen del personaje y adaptó algunas de sus historias. Sin embargo, luego sería sustituido por John Buscema, que pulió sus diseños y ayudó a consolidar la estética del Conan definitivo. Violento, inteligente, con cierta nobleza… este personaje cautivó a los lectores de cómic en Estados Unidos y en otros países como España.
Se introdujo a nuevos personajes como Red Sonja, que se convertiría en una franquicia en sí misma, y se desarrolló a otros como la némesis del cimmerio Thoth-Amón o el héroe invitado Elric de Melniboné, además de cruces muy ocasionales con el Universo Marvel. El magazín en blanco y negro La espada salvaje de Conan, además, permitiría crear historias con una dosis mayor de violencia, algo raro en esa época y que llamó la atención del público. En general, el personaje de Conan fue recibido con los brazos abiertos por la audiencia, en el cómic y en la película que comentaremos más adelante. A pesar de ello, su popularidad se fue diluyendo en los años noventa, lo que hizo que Marvel vendiera sus derechos a Dark Horse en una mala época económica.
La editorial de Hellboy nos ha dado algunas grandes historias realizadas por estrellas del cómic como Kurt Busiek o Richard Corben, y ha explorado el árbol genealógico de Conan y su etapa como rey, alejando al cimmerio de esa imagen estereotípica de bárbaro que todos tenemos del personaje. A pesar de este encomiable esfuerzo en contar algo distinto, los derechos han vuelto a Marvel, que ya recuperó Star Wars y parece tener planes para esta creación de Howard.
Conan en el panorama audiovisual
A la mayor parte de la gente, lo que se le viene a la cabeza al oír el nombre de Conan (aparte del famoso detective) es la versión cinematográfica del mismo, que triunfó a principios de los años ochenta. A pesar de que su fidelidad a los relatos originales o al cómic podría ser mayor, no es difícil ver por qué: se trata de una soberbia película dirigida por John Milius y con un guión en el que participó Oliver Stone, este filme nos muestra a un imponente bárbaro interpretado por Arnold Schwarzenegger, que alcanzaría el estrellato. Con una música espectacular, unas escenas de acción crudas y bien coreografiadas y el villano Thulsa Doom interpretado por James Earl Jones, se entiende muy bien el éxito que tuvo. Además, logra algo muy difícil: humanizar a Conan sin afectar a su esencia, y transmitir la sensación de que en esta historia hay algo en juego, que no se trata simplemente de un relato autoconclusivo. Este Conan no llora pero sí sufre, y la película en la que aparece cuenta con una calidad incuestionable que difícilmente será superada.
Esta película tuvo una secuela menor pero entretenida llamada Conan el Destructor, y un remake de 2011 que pasó sin pena ni gloria, con una historia reciclada de la película original pero con una ejecución pobre que no la benefició para nada. Todo un desperdicio de talento por parte de Jason Momoa, que podría haber encarnado más que correctamente al bárbaro por sus capacidades interpretativas y su parecido visual, pero que no contó con un guión a la altura.
Cabe destacar que el cimmerio contó con una serie de televisión de una sola temporada a finales de los años noventa, quizás aprovechando el tirón de otros héroes como Hércules o Xena. En España es prácticamente desconocida, y en IMDb cuenta con una nota discreta pero favorable. Probablemente, sin embargo, esta serie no sirva de base a los creadores del nuevo producto, que se inspirarán con toda seguridad en los relatos o los cómics.
Conclusión
Los fans de Conan están de enhorabuena por esta serie, que solo por los nombres que hay detrás ya llamará la atención, y que podría adaptar los relatos con mucha más fidelidad que la película pero ajustándolos a los intereses de una audiencia moderna. Habrá que ver si deciden hacer una antología o habrá una trama conjunta para toda la serie y, mucho más importante, si el bárbaro logra conectar con el público del Siglo XXI. Esperemos que sí, y que le acompañen algunos compañeros como los pobres Kull y Solomon Kane, todavía sin una adaptación digna.