Hickman vuelve a sorprender a los aficionados en House of X 4. Pero no a gracias a una revelación sorprendente si no con unos de los mejores cómics de los X-Men que se han publicado en los últimos años. Así de simple. El guionista demuestra que conoce bien a los personajes y que cuando quiere, es capaz de escribir una gran historia de acción. Y eso es lo que vamos a leer aquí.
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Recordemos que los X-Men habían emprendido una Misión Imposible para destruir a Molde Madre en la estación espacial de Orchys antes de que fuera operativo. Este cómic arranca con las consecuencias de la explosión que vimos en el capítulo anterior, dos de los X-Men, Arcangel y Vaina, han muerto y los demás no tienen tiempo de llorarlos ya que lo principal es acabar la misión.
El toque de Hickman de este número lo vemos en la forma en la que este comando se comunica con el centro de mando mutante en Krakoa. Nunca se había visto funcionar de tal manera los poderes combinados de Tormenta, Xavier, Bestia, Trinary, la propia Krakoa y las Cucos. Entre todos establecen un puesto de observación para tener comunicación inmediata con el grupo de Cíclope y poder ver a Jean Grey a través de una manifestación suya en el agua gracias a Ororo. Se podrá objetar que los poderes de Tormenta, a pesar de ser elementales, no incluyen la manipulación acuática, pero a pesar de todo no deja de ser una idea bastante original y estimulante.
Desde el principio del cómic se nos presenta el alto precio que los mutantes han pagado en la guerra contra los humanos. Las matanzas y genocidios que han sufrido (las muertes a manos de los centinelas, el genocidio de Genosha, Diezmados…). No es de extrañar que luego pase lo que pasa.
En cuanto a la misión, se puede resumir de forma muy rápida. Tiene éxito y los X-Men logran acabar con Molde Madre, pero todos los miembros del grupo acaban muriendo. El ver cómo se van sacrificando para cumplir el objetivo es una verdadera gozada. Hay acción sin respiro, sacrificio y momentos muy emotivos. Cíclope esta magnifico como jefe del grupo, sabe que está dirigiendo a todos a la muerte pero no le queda otra opción y los demás lo saben y lo aceptan. Lo mejor de todo, la gran escena entre Lobezno y Rondador para acabar el trabajo. Hickman nos presenta un dialogo entre los dos personajes que demuestra que los conoce perfectamente y que logra sacarnos una (o más) lágrimas. Simplemente perfecto.
También hay que señalar que la doctora Gregor consigue poner en funcionamiento a Molde Madre, aunque sólo sea para que los mutantes logren acabar con ella. Lo reseñable es el monólogo de la máquina antes de morir incinerada en el sol gracias al sacrificio del comando de Cíclope. Viene a decir que humanos y mutantes son los Dioses del Olimpo en constante guerra con los Titanes. Y las máquinas son sus hijos, unos descendientes que consideran defectuosos a sus creadores y que por eso acabaran con ellos. De nuevo la idea en la que Hickman viene insistiendo sobre el conflicto humano-mutante y el papel de las máquinas como algo superior.
Las consecuencias de estas muertes se dejan sentir sobre todo en Xavier. Hasta ahora habíamos visto al mentor de los X-Men como un personaje muy frio, centrado sólo en su objetivo, sin la empatía que le caracterizaba. Pero la muerte de sus alumnos le afecta profundamente. El precio que los mutantes deben pagar por su supervivencia es demasiado alto y el Profesor toca fondo. NO MÁS, es lo último que piensa. Parece que estamos ante la certificación del fin del sueño de coexistencia pacífica entre las especies. Estoy deseando leer los próximos números para ver las consecuencias de esta nueva postura de un Xavier que no parece dispuesto a hacer más sacrificios.
Estas muertes tiene un problema muy grande
De un plumazo Hickman ha acabado con pesos pesados como Ciclope, Jean Grey, Rondador Nocturno y Lobezno. Personajes que todos sabemos que no pueden morir. Más que nada porque ya están anunciadas las futuras colecciones mutantes y todos ellos van a aparecer en alguna u otra.
Gran parte del peso de este cómic es el sacrificio de los X-Men para cumplir su misión. Pero si ya sabemos que este sacrificio no va a ser tal, pierde mucha fuerza. Está claro que los personajes no saben que van a volver y aun así están dispuestos a caer por la causa, pero como suele pasar en el mundo del cómic, al final estas muertes van a ser más un golpe de efecto que otra cosa. Un golpe de efecto muy bien escrito y magníficamente dibujado por Pepe Larraz, pero golpe de efecto al fin y al cabo.
El asunto ahora es cómo se las va a ingeniar Hickman para solucionar este embrollo. La solución más fácil sería una que ya hemos visto. Establecer como fallida esta línea temporal y pasar a una nueva vida de Moira-X. Hacer lo mismo que con la historia del futuro de Apocalípsis. Pero en este presente no hemos visto aún a Moira, así que tampoco está claro si está viva, muerta, en animación suspendida o de parranda… No parece que en este sentido el escritor pueda utilizar el mismo truco. Además, el repetir una idea tan buena tan pronto, dejaría en bastante mal lugar a Hickman.
¿Y si la solución ya nos la ha enseñado el propio Hickman? Os recomiendo a todos que repaséis las primeras páginas del House of X 1. En ellas Xavier observaba unos cuerpos salir de unos capullos en Krakoa. Tenemos una mujer pelirroja (¿Jean?) y un hombre al que los ojos le brillan con una luz roja (¿Scott?). El Profesor parece muy feliz al verlos mientras dice la típica frase “A mí, mis X-Men”. Esta escena me tenía bastante descolocado, pero ahora puede tener explicación.
Sólo nos queda esperar los próximos números para saber si Hickman logra cerrar bien una historia que de momento está siendo genial, pero que corre el riesgo de descarrilar si el guionista no sabe llegar a buen puerto toda esta trama tan rompedora y arriesgada.
Hickman es conocido por hacer historias muy hiladas pero haciendo a los personajes fríos; aquí se ha quitado ese sanbenito. A ver el spring final…
sprint* -.-´´
Que tal Manuel? Es verdad, ha dado en el clavo con la personalidad de los personajes y ha logrado tener a todos el mundo pendiente de su historia. Ojala la sepa acabar bien.