Hemos ya entrado en la segunda mitad de temporada de Willow y la pregunta es si este quinto episodio comienza a responder al menos algunos de los interrogantes de la historia: en nuestro análisis, la respuesta. Creada por Jonathan Kasdan, la serie de Disney+ está basada en la película homónima de 1988 que fuera dirigida por Ron Howard y producida por George Lucas.
Bienvenidos sean a un nuevo análisis de Willow, hoy para desbrozar (casi digo destrozar: acto fallido) el quinto episodio cuyo título es El Bosque Maldito. Nuestros protagonistas, que continúan su camino hacia la Ciudad Inmemorial, se encuentran con los Rompehuesos mientras hay una importante revelación sobre el pasado de Jade y todos comen ciruelas. ¿Eeeehhh? Pasemos mejor a analizar esta nueva entrega recordando que SE VIENEN SPOILERS DE LA TRAMA y que pueden aquí echar ojo a nuestros análisis anteriores.
Humor y Punk
Como se veía venir al cierre de la entrega anterior, el grupo es atacado por las galernas. Pero lo más impactante no es eso, sino la música de fondo. Es cierto que la serie, ya desde el comienzo, se viene caracterizando por la utilización de música actual, anacrónica o fuera de contexto, pero hasta ahora lo venían reservando para los créditos finales: aquí, ya de inicio, tenemos una batalla a ritmo de punk-rock con la banda sueca Arre! Arre!
No es que me moleste en sí: puede resultar chocante y me costó, por ejemplo, acostumbrarme en Peaky Blinders, pero una vez se lo tiene incorporado, genera un interesante contraste. Lo llamativo es que en el caso de Willow hayan decidido recién en el quinto episodio invertir la selección musical, de modo que la “música anacrónica” aparece esta vez a lo largo de toda la entrega y no, justamente, en los créditos finales.
No es lo único: el episodio, además, se caracteriza por una carga humorística mayor. Alcanza con ver a Willow acabar el combate con la vara de Cherlindrea en modo lanzallamas y soplarla luego como si fuera el cañón de un arma. “No te preocupes”, responde cuando se le pregunta al respecto… Me pareció un momento divertido, lo mismo que, más adelante, Boorman aseándose en una cascada a cámara lenta como en un aviso de jabón, pero los gags no están bien dosificados en el capítulo sino que llegan a volverse cargosos, convirtiéndolo prácticamente en comedia.
Que la Fuerza te acompañe
Una vez rechazado el ataque merced al fulminante truco de la varita, Willow cuenta a Elora que la misma está hecha con madera del Gran Árbol que está “en el centro de todas las cosas”. Invirtiéndose algo los roles, ahora es ella quien quiere ir rápido con el aprendizaje porque, envalentonada por curar a Graydon y hacer germinar el arbusto, se siente lo suficientemente capaz como para perfeccionarse.
Toda la secuencia, desde ya, tiene algo de Star Wars reemplazando a Yoda por Willow: insisto en que, por más que George Lucas no esté involucrado directamente en la serie (sí su compañía), la influencia se advierte en todo momento…
Por otra parte, la atracción que habíamos visto entre Graydon y Elora está cada vez más clara, solo que él pareciera más interesado que ella, a quien las dudas invaden desde la visión que tuviera al quitarle el Liche de adentro. Graydon está tan insufrible que hasta pide consejos amorosos a Boorman.
Mentiras, Decepción y Culpa
En su camino hacia el Mar Destrozado y la Ciudad Inmemorial, el grupo debe atravesar un paraje al que se conoce como Bosque Maldito. El nombre parece quedarle algo grande, pues lo que encuentran al internarse son vulgares bandidos que, usando calaveras por yelmos, les toman prisioneros: son los Rompehuesos, de los que esporádicamente veníamos teniendo noticias en anteriores entregas.
Tal como ya se había dejado entrever, Boorman los conoce. Ellos le daban por muerto tras un ataque de los trolls a las minas de Skelling: un relato en forma de flashback nos muestra que escapó con un barril, lo cual claramente remite a El Hobbit. Como Lucas, Tolkien es, desde ya, presencia permanente…
Pero Boorman no solo los conoce: también tuvo en el pasado una relación con su líder, una badass llamada Scorpia (Adwoa Aboah). A Jade, en tanto, le provocan un fuerte rechazo porque, según sabe, los Rompehuesos son los responsables de la muerte de sus padres. Se comporta entonces hacia ellos de modo provocador e insultante, al punto que la líder Scorpia dictamina que se van a “divertir con ella” mientras el resto son encerrados por separado: Willow con Graydon; Elora junto a Kit.
Pero resulta que Elora tiene la vara de Cherlindrea porque, en una distracción, la tomó de la mochila de Willow. Intenta repetir el truco explosivo, pero no funciona por más palabras, reales o inventadas, que pronuncie. Hasta que la sacude como haría uno con un control remoto con poca batería y, entonces sí, un potente estallido destroza la puerta permitiéndoles escapar.
Mientras tanto, en un foso, el cargoso de Graydon no tiene mejor ocurrencia para el cautiverio que seguir pidiendo consejos para seducir a Elora, en este caso a Willow. Poco interesado y algo paternal con respecto a la joven, este advierte que le falta la vara y maldice al inferir que ha sido ella la responsable: de hecho, instantes después oye la explosión.
Pero la suerte está de su lado y se encuentra allí con un viejo conocido: Rool. ¿Lo recuerdan? Era uno de los dos diminutos brownies de talla liliputiense que, en la película, le ayudaran a salvar a Elora. Siendo honesto, me resultaban algo insufribles pero a esta altura todo puente con la historia original se agradece y, además, produce un fuerte impacto emocional que esté otra vez interpretado por Kevin Pollak.
Le acompaña su hija Ganush (Amanda Vitale) pero no hay noticias de su compañero Franjean, de quien dice que partió (y no es eufemismo: se marchó a otro lado). Una pena que no hayan convocado también a Rick Overton…
Según cuenta Rool, los brownies han sido humillados por los Rompehuesos, que les han quitado su tierra y condenado a vivir bajo la misma, motivo más para ayudar a escapar a Willow y Graydon. Las también fugadas Elora y Kit, entretanto, llegan al lugar de reunión de los Rompehuesos y ven a Jade atada contra un árbol, lo que impacta especialmente en la segunda. La magia de Elora no funciona tan bien esta vez aunque sí provoca una distracción que permite a Jade liberarse y arrojarse contra Scorpia.
Se inicia un feroz combate entre ambas mientras el resto solo miran y alientan: o no quieren demasiado a su líder o respetan con carácter de ritual los enfrentamientos cuerpo a cuerpo. La lucha se desenvuelve de modo cambiante hasta que Scorpia está a punto de ensartar a Jade con su daga en la nuca, pero se detiene al verle allí una intrigante marca que, sin embargo, parece reconocer y es porque ella tiene una idéntica en su propia nuca.
Resulta que Scorpia y Jade son hermanas (buen detalle que se parezcan), únicas sobrevivientes de los quince hijos que tuviera el general Kael, personaje de la película que combatiera junto a Bavmorda y acabara muerto por Madmartigan: el nombre puede sonar a Superman, pero en realidad satirizaba a Pauline Kael, periodista de espectáculos que solía no tratar bien a las producciones de Lucas.
Tenemos un cambio de piezas: ahora Jade sabe que su vida ha sido una mentira y que el padre de Kit y del príncipe al cual están yendo a rescatar es en realidad el asesino de su padre, amén de las circunstancias en que ello ocurriera. Ella es, por lo tanto, una Rompehuesos y cuando pregunta a Kit qué tanto sabía acerca de su identidad, esta le responde que la desconocía pero que algo sospechaba: hay decepción en una y culpa en la otra…
Ciruelas
El reencuentro de Scorpia con su hermana menor es celebrado a puro discurso, baile y banquete. Elora sigue encontrándole a la varita usos mundanos que poco agradan a Willow: revolver la comida, por ejemplo. Él, en tanto, está trazando planes a futuro y dice que la única forma de llegar al Mar Destrozado es por las minas de Skellin, lo cual suena peligroso y nos vuelve a remitir a Tolkien y el paso por las minas de Moria.
El baile es muy particular y vuelve a encajar en lo que decíamos al principio acerca de la música de este episodio: tanto la misma como el modo de danzar lucen muy actuales y se oye, por ejemplo, a los neoyorquinos Pom Pom Squad (¿en dónde suenan exactamente?) versionando Crimson and Glover , clásico de 1968 de Tommy James and the Shondells, que ha sido también recreado por Prince, Cher, Joan Jett o incluso en vivo por The Velvet Underground.
Como parte de la celebración, se da a comer a los invitados unas frutas a las que se conoce como Ciruelas de la Verdad, de las cuales ellos, en principio, nada saben. Son más inofensivas de lo que pinta y, como el nombre lo indica, su único efecto en quien las ingiere es una compulsiva necesidad de decir la verdad.
Graydon, quien se ha afeitado para agradar mejor a Elora (eso también suena demasiado actual), se acerca a hablar con la joven y esta no puede evitar preguntarle acerca de la visión que tuvo y en la cual le veía arrojando a su hermano desde un árbol. Él dice que estaba poseído y no sabe exactamente qué le pasó en aquel momento, lo cual, dado que está bajo efecto de las ciruelas, solo puede ser verdad, como también cuando, consultado por ella acerca de qué lo define, afirma que lo desconoce y que le avisará en cuanto lo sepa.
Elora se cruza con la compungida Kit y rápidamente advierte lo que le pasa, confirmando una vez más sus dones especiales. Le recomienda ir a hablar con Jade y disculparse.
Mientras Boorman y Scorpia se besan, Willow, se encuentra con Graydon y, con la honestidad que solo dan las buenas ciruelas, admite no ser un gran hechicero y haber derrotado a Bavmorda por un incidente fortuito que luego fue magnificado. No es buen momento para decirlo, pues Elora, que sigue paseando por la fiesta, le ha oído al pasar y su rostro se ensombrece…
Kit, siguiendo el consejo de Elora, va en busca de Jade para disculparse y, dado que como Dios y el amor, las ciruelas están en todas partes, esta admite que está enamorada de ella, lo cual significa que no solo fueron las instrucciones de Sorsha lo que le llevó a estar a su lado. Están a punto de besarse, pero… osculum interruptus: Kit es capturada desde arriba y el campamento se halla bajo ataque troll…
Balance del Episodio
Lo diré sin rodeos ni eufemismos: hemos visto, con diferencia, el peor episodio en lo que va de la serie. Si habrá sido malo que hasta me alegré con la aparición de los brownies, que me resultaban bastante fastidiosos en la película. Pero a esta altura estamos pidiendo que los viejos personajes acudan a salvar la serie y no dejen solo al pobre Warwick Davis . Vaya en ello un tiro por elevación para Val Kilmer, de quien solo nos cabe esperar que, finalmente y como se anuncia, haga presencia en la próxima temporada (¿la habrá?).
No está mal que los episodios tengan personalidad. La serie Star Trek: Strange New Worlds (aquí los análisis a cargo de quien suscribe) demuestra perfectamente que se le puede dar una impronta diferente a cada uno cuando hay showrunners o productores que tienen en claro el rumbo general. Allí es donde, de momento, parece fallar Willow…
Cualquier esperanza de que, por entrar en la segunda mitad de temporada, comenzaran a ser desatados al menos algunos de los nudos que se han planteado, ha quedado desvanecida. No hemos avanzado sobre qué ocurrió con la aldea de Willow ni tampoco en la explicación de la naturaleza dual de Graydon; no estamos ni cerca de saber qué o quién es La Bruja ni mucho menos sobre esa ciudad en ruinas en la cual vimos al príncipe Airk al terminar la entrega anterior.
El único dato de relevancia ha sido el pasado de Jade, pero me da la impresión de que los conflictos y tormentas que de ello podrían haberse derivado quedan totalmente truncos si, como vimos al final y ciruelas mediante, ya ha dejado todo atrás como si nada. Ojalá haya sido solo sensación fugaz porque sería una pena desaprovechar el potencial de ver a Jade atrapada entre dos mundos…
Los Rompehuesos se merecen un párrafo aparte, pero por su idiotez. Por mucho que quieran asustar como émulos de Skeletor, la realidad es que para ser bandidos de los bosques, son bastante ineptos: se les escaparon cinco prisioneros de cinco capturados y a Jade la ataron bastante mal. Si ellos eran toda la amenaza que pudiera habitar en el Bosque Maldito, poco hay que justifique tal nombre: veamos qué ofrecen los trolls…
Con respecto a los toques de humor que hemos señalado al principio, podrá decirse que la película original también los tenía, pero estaban bien dosificados y no como aquí, que se devoran el episodio. Es más: ese formato de comedia puede calzarle bien a algunos integrantes del elenco (como Amar Chadha-Patel, que pareciera moverse con comodidad), pero no a otros (como Ellie Bamber, que deja en claro no estar en lo suyo).
Los gags, por otra parte, son por demás obvios y carecen del guiño cómplice que les dé la suficiente sutileza para llevarnos a la risa. Sacando los mencionados momentos de Willow soplando la vara o Boorman bañándose en la cascada, el resto es totalmente inocuo…
Si en el episodio anterior nos producía Boorman tanta hilaridad por aventurar que en la bóveda del castillo podía llegar a haber una estatua de oro de un águila luchando contra un caballo, ello se debe a que tenemos ya encima tanta fantasía épica que nos mueve a risa que se pueda normalizar todo eso como si se hablara de hamburguesas. Y eso es lo que falta en esta entrega…
Ya hemos hablado de la música y sus anacronismos: solo se puede agregar que, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en la mencionada Peaky Blinders, aquí no contribuye a marcar contrastes o generar climas corrosivos sino, por el contrario, a darle tono de videoclip a edulcoradas escenas de tono adolescente que terminan acercando más la propuesta a Las Crónicas de Shannara que a la película original, cada vez más lejana en todo sentido.
Lamentablemente, la serie venía de menor a mayor durante los tres primeros episodios y, a partir de allí, solo ha decaído aunque, viendo este último, el anterior parece ahora Juego de Tronos. No hay de momento un rumbo y aterra pensar que vayan a querer resolver todo en el episodio de cierre. Por lo pronto, les quedan solo tres para enderezar la cosa y espero que lo hagan, por el bien de la serie y de Warwick Davis, de quien no me gustaría que su descomunal actuación quedase en el olvido. Ojalá que no…
A ver si el próximo episodio nos devuelve esperanzas. Hasta entonces y sean felices…