Aunque se ha hablado largo y tendido, también en esta sacrosanta web, sobre la deriva de DC en el cine, no es el caso de la división animada de DC, con películas que han sido éxito de crítica y público, adaptando (que no copiando) grandes cómics como Luz de Gas. Una de las películas más polémicas surgidas de este periodo ha sido Batman Ninja, colaboración entre DC y conocidos artistas japoneses para trasladar al Hombre Murciélago al Japón feudal que ahora podemos disfrutar en Netflix.
¿El resultado?, una locura desbordante a la que hay que acudir con la mente muy abierta, liberada de prejuicios y dispuesta a no tomarse en serio nada de lo que está viendo. Aún así, no gustará a todo el mundo.
VIAJES EN EL TIEMPO
Batman Ninja no es un elsewords al uso en el que comencemos la historia en pleno Japón feudal. En lugar de eso, el guionista Kazuki Nakashima, autor de la demencial Terra Formars de Takashii Miike, decide hacer viajar al mismísimo Hombre Murciélago y a gran parte de los personajes de su universo al Japón feudal.
¿La excusa? El villano Gorila Grood (sí, un gorila superdotado y con poderes de control mental, como lo véis) ha diseñado una máquina del tiempo que traslada a dicho país al Joker, Harley Quinn, Dos Caras, Hiedra Venenosa, El pingüino y Deathstroke, así como a Catwoman, Alfred, Nightwind, Red Robin, Red Hood y Robin. Batman aparece dos años más tarde y deberá recabar aliados para poder derrotar a los villanos que pretenden unir Japón de forma diferente a la historia que conocemos (algo muy Ministerio del tiempo) y, posteriormente, poder volver a su época.
El argumento consigue al propósito de situar a Batman en un entorno inhóspito. Al fin y al cabo, el personaje siempre se ha situado entre su espíritu justiciero deudor de un trauma infantil y su condición de millonario, que le ha servido para acompañarse de sus famosos artefactos. Aquellos de los que se ve despojado al viajar al Japón feudal. Pero Bruce Wayne es mucho Batman, y su espíritu, su cuerpo y, sobre todo, su mente son superiores a los del ser humano corriente.
¡QUÉ VIVA EL EXCESO!
Aún así, el mensaje está totalmente al servicio de la radicalidad de la propuesta japonesa. DC ha dado rienda suelta a Takashi Okazaki, diseñador de personajes de Afro Samurai, para aportar la impresionante dirección artística de la cinta. Un diseño que no deja indiferente a nadie, y que no gustará por ser un pozo sin fondo del exceso japonés. Incluso se atreve con un cambio de estilo en un pequeño tramo en el segundo acto que rompe el ritmo, pero no deja de ser una decisión arriesgada y, como tal, meritoria.
El exceso no solo caracteriza al diseño artístico, si no al argumento en sí, repleto de giros absurdos, castillos japoneses que se convierten en mechas, combates que no tienen nada que ver con lo que podríamos esperar del hombre murciélago e incluso personajes que adaptan su comportamiento a los cánones del anime japonés.
Todo esto en un metraje de una hora y veinticinco minutos, lo que nos lleva a uno de los peros de la película. En todo ese tiempo hay que desarrollar un argumento y, aparte, centrar la atención del espectador en esa adaptación oriental del personaje. Poco queda para desarrollar a personajes secundarios o, incluso al argumento, lo que conlleva en agujeros argumentales como que Batman se acostumbre tan rápidamente a un viaje en el tiempo y que apenas haya momentos para la reflexión salvo algún que otro monólogo.
Por lo tanto, esto acentúa más la sensación de que Batman Ninja es una película que no pretende ser una obra maestra. Ni siquiera un largometraje de referencia. Es una película excesiva en todo, con momentos que son una verdadera locura y que hará las delicias de los fans del anime y el manga. Para los demás, entre los que me incluyo, nos queda una cinta entretenida, que sorprende por la virtuosidad de su diseño pero que, tan pronto como llegan los títulos de crédito, se olvida por no dejar ningún poso en el espectador. Y eso que, cuando he apagado la televisión al finalizar la película, todavía me estaba preguntando qué demonios he visto.
Un saludo y sed felices!
¿Un ejército de millones de monos fusionándose para luchar contra un mecha house? HELL YEAH. Coincido con tu buena reseña.
Efectivamente, ideas como esas que, a mí, me sacaron un poco de la historia. Pero, al fin y al cabo, no es una película que busque la simbiosis emocional con el espectador.
No pude con este esperpento.
jajajaja lo entiendo perfectamente. Es una película arriesgada y no apta para todo público.
A mi hija de seis años se la puse y me dijo que le encanto de principio a fin
Con más razón. Por norma, a menor edad más entretenimiento y menor profundidad se busca. Y Batman Ninja es tremendamente entretenida.