Se acaba de estrenar Wrong Turn, Sendero al Infierno que, siendo reboot de la ya clásica Km. 666: Desvío al Infierno (2003), constituye una interesante vuelta de tuerca para el cine slasher.
A las salas cinematográficas de España ha llegado Wrong Turn, Sendero al Infierno. La que hasta hace algún tiempo se anunciaba, erróneamente, como Wrong Turn 7 no es secuela ni tan siquiera remake, sino reboot de la primera que, estrenada hace ya dieciocho años como Km. 666, Desvío al Infierno, se convirtió en uno de los clásicos slasher por excelencia del nuevo siglo con una entonces ascendente Eliza Dushku que venía de ser Faith en Buffy, Cazavampiros y que sería más tarde protagonista de Dollhouse (otra serie de Joss Whedon), además de dar voz a icónicos personajes animados como Catwoman o She-Hulk.
La nueva película sigue algunos lineamientos básicos del slasher o no podría ser catalogada como tal, pero el director Mike P. Nelson da una interesante vuelta de tuerca y junto con Alan B. McElroy, quien fuera guionista de la original (además de Spawn, Halloween 4 y varios episodios de Star Trek Discovery), construyen un filme que, aun abrevando en varios lugares comunes del subgénero, se sale en buena medida de los manuales con una historia más acorde a los tiempos y, si se quiere, más “realista”.
Aclaro que ESTE ARTÍCULO NO TIENE SPOILERS, sino que se comenta solo lo mínimo de la trama como para hacer un análisis, así que pueden seguir leyendo sin temor.
¿En qué se asemeja a otros Filmes Slasher?
La idea base es la misma que en la película original: un grupo de jóvenes se pierden en los bosques mientras hacen senderismo en los Apalaches pero, ya desde el inicio, el planteo es diferente. Scott Shaw (Matthew Modine) es un padre que busca desesperadamente datos sobre el paradero de su hija, de quien ha dejado de tener noticias y su última comunicación se ha producido desde un pequeño poblado, cuyos habitantes (como suele ocurrir en el slasher) se comportan de modo hosco y poco hospitalario.
Pronto vemos que Jennifer (Charlotte Vega), la hija a quien ese padre busca, se ha perdido en los bosques con otros cinco jóvenes, entre los cuales Darius (Adain Bradley) es su pareja.
En su excursión, se han encontrado con un terreno jalonado por montones de trampas, sumado a la presencia de siluetas misteriosas entre los árboles y sujetos que visten pieles y ramas, así como lucen osamentas astadas a modo de máscaras.
Sin entrar en detalles de la trama, veamos en qué se parece Wrong Turn, Sendero al Infierno a las clásicas películas slasher y en qué se aparta de ellas. Semejanzas primero: como dijimos, hay un grupo de jóvenes perdidos más un poblado en las cercanías que no se caracteriza por su hospitalidad y en el que la policía, por supuesto, es inoperante. También se pierde la señal de los teléfonos móviles de los senderistas y, a la postre, hasta les son robados. Hay que sumar, claro, las clásicas escenas gore, aunque con matices que ya explicaremos.
¿En qué se diferencia de otros Filmes Slasher?
Bien, vamos ahora a lo que hace diferente a la película:
1) Si bien se repite lo de la policía inútil o corrupta, falta un típico lugar común slasher que son los padres imbéciles. Por lo menos el padre de la chica perdida es todo lo contrario: se le ve muy preocupado y haciendo todo lo posible por dar con el paradero de su hija, además de mostrar resolución para enfrentarse a los peligros del lugar. La madre, en cambio y aunque aparece poco, está más cerca del estereotipo del género: frívola, despreocupada y con nulo aporte. No está mal el no haber cedido a la moda de plantearlo al revés.
2) En la película original, la cabaña solitaria de los bosques era habitada por caníbales, todo un tópico del género que hunde sus orígenes en sus filmes fundacionales La Matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974) y Las Colinas tienen Ojos (Wes Craven, 1977). Pero aquí no hay nada de eso, sino una comunidad que vive apartada de la civilización remitiendo bastante a la del filme El Bosque (M. Night Shyamalan, 2004: La Aldea para América Latina).
Sus integrantes se hacen llamar La Fundación y tienen su asentamiento allí desde 1859 (dos años antes del inicio de la guerra civil norteamericana), cuando se autoconfinaron en los bosques por escapar de lo que avizoraban como inminente ocaso del país y la civilización.
No es que sean una comunidad perdida sin contacto con el exterior: de hecho, los habitantes de la región conocen su existencia y por algo son renuentes a hablar al respecto.
3) No tenemos al clásico junkie que busca drogas ni a la pareja ensartada cual brochette mientras tienen sexo; tampoco está el idiota frívolo con aires de winner que, imponiendo su voluntad al resto, los lleva por mal camino, ni la muchacha de cascos ligeros que se quita el sostén todo el tiempo y lo termina pagando con su muerte. No hay, de hecho, gran exuberancia femenina, cuando lo que generalmente sobra en las películas slasher son muchachas que podrían ducharse sin mojarse los pies.
4) Los habitantes de los bosques no son bestias irracionales que emiten sonidos guturales. Es verdad que cuando se comunican entre sí utilizan alguna lengua ancestral perdida, pero hablan también el inglés y están plenamente organizados. No hay traumados psicópatas deformes sino una comunidad cerrada, autosuficiente y ultraconservadora que cree estar defendiéndose ante lo que consideran como agresión o intromisión en su modo de vida, más allá de que puedan ser cruentos en cuanto a represalias y sanciones.
Digamos que uno no compartiría un fin de semana con ellos, pero tampoco es que anden matando porque sí o comiendo carne humana: en su lógica, ellos son víctimas, y el impulsivo comportamiento con fatales consecuencias que uno de los jóvenes ha tenido como producto de un malentendido, opera como base del conflicto. Los moradores de la aldea no parecen moverse por venganza ni por sadismo, sino por un sentido de la justicia propio y particular.
5) Por lo general, en las películas slasher no se actúa bien ya que ello importa poco cuando se buscaron otros atributos en el casting, o bien el presupuesto no daba para mejores actores: suele salvarse la final girl (tanto en lo actoral como en la historia) y algún otro, pero la mayoría son carilindos o bombas sexuales de madera pura. Aquí, por el contrario, el elenco está bien en general, con mención especial para el siempre sólido Matthew Modine (Birdy, Vidas Cruzadas, Stranger Things), que compone de manera muy creíble a ese padre que busca a su hija por cielo y tierra.
Y a propósito, también Charlotte Vega (El Club de los Incomprendidos, Velvet, La Monja Guerrera) está muy bien en el papel y se sale un poco de la final girl típica: por cierto, es una actriz madrileña criada en Barcelona, hija de padres ingleses, pero nieta de andaluces. Vaya ensalada de orígenes.
6) Si bien, como dijimos, no faltan las consabidas escenas gore, están bien dosificadas y se ajustan a la trama sin dar sensación de estar allí por mero regodeo.
7) Se desdibujan para bien las distancias entre víctimas y victimarios. No es, simplemente, un antagonismo lineal y, además, el malentendido y el choque cultural son los verdaderos disparadores de los problemas.
8) Hay algunos detalles originales que, más que al cine slasher, parecieran remitir, por su carga de ironía, al de Robert Rodriguez o Rob Zombie. El final, particularmente, encaja en esa tesitura, y ni se les ocurra levantarse de la butaca cuando comiencen a correr los títulos porque, junto con ellos, veremos el desenlace de la historia, cuyo carácter violento se contradice con la delicada canción que suena de fondo y sobre la cual ya volveremos.
Balance Final
Wrong Turn, Sendero al Infierno no es una obra de arte, pero viene a revitalizar un género que ya hace rato muestra signos de agotamiento. El terror es aquí más “social” que individual, apuntando a cuán peligroso puede ser el comportamiento de alguna gente cuando forma grupo o comunidad y la responsabilidad de sus actos se diluye en el colectivo. Quizás, después de todo, no haga falta ir a los bosques de los Apalaches ni tan siquiera a un ámbito rural para encontrar gente así de peligrosa.
En ese sentido, la película puede capturar a un público nuevo y quizás no tan afín a las películas slasher de los ochenta y noventa pero no por ello deja de tener los ingredientes justos como para mantener en vilo a quienes sí hayan disfrutado con aquellos filmes, ya que la trama atrapa y el suspenso se mantiene hasta el final… y nunca más literalmente dicho ya que, como dijimos, la historia se resuelve con los créditos ya corriendo.
En definitiva, una agradable sorpresa y una brisa de aire fresco, tanto que diría que Wrong Turn, Sendero al Infierno termina siendo la mejor de las siete películas de la franquicia. Con respecto a la canción que suena al cierre y de la cual antes hablé, se trata de un cover de Woody Guthrie cuyo título es This Land is your Land y quien la interpreta se llama Ruby Modine… Sí, adivinaron: es la hija de Matthew. Los dejo escuchando; hasta pronto y sean felices…
Buena crítica!
El 99% de las veces huyo del género slasher, con cabreao añadido porque hubo una época que se etiquetaba de terror, con trailers engañosos dando a entender que era terror de espiritus o criaturas que sí me va, y luego no… pero con tu manera de exponer la peli, y sabiendo a lo que voy, le echaré un vistazo a ver que tal 🙂
Saludos
Hola Peter:
Muchas gracias por comentar. Sí, claro, el slasher hace rato que da señales de agotamiento; creo que esto es algo diferente. Espero que te guste. Luego me cuentas. Gracias nuevamente por aportar. Un saludo!!