No es fácil adaptar al cómic una obra que se ha gestado en otro medio. Normalmente se obvian detalles y se opta por aparcar aquellos pasajes que no son “imprescindibles” para la historia en general. También tenemos el caso contrario, lo que podríamos denominar el método Peter Jackson: no sólo adapto la obra punto pot punto sino que además le añado más cosas para que me quede un bonita trilogía. No es este caso. La adaptación llevada a cabo por Chuck Dixon es muy fiel en lo que a escenas, situaciones y personajes se refiere. Todo lo que aparece en el libro lo encontraremos también aquí. Pero para eso se ha recurrido en muchas ocasiones a los textos de apoyo, un recurso que en el cómic actual prácticamente ha desaparecido. Este detalle, unido al dibujo de David Wenzel, hace que a veces tengamos la sensación de estar ante una novela ilustrada.
El Hobbit es una excelente adaptación, un cómic en el que recrearse en la lectura, para disfrutarlo y saborearlo, para detenerse en las ilustraciones y escuchar sus textos como si estuviésemos ante la novela original. Para mi, la mejor parte de El Señor de los Anillos es La Comunidad del Anillo, aquella en la que se nos narra la vida en La Comarca, como son los hobbits, sus costumbres, sus tabernas con su cerveza y su tabaco. Me evoca tiempos más sencillos que luego se complican en el resto de la novela. El Hobbit, como novela corta, como un cuento pensado por Tolkien para contar a sus hijos por la noche, tiene algo de ese aire de sencillez, de calma, un tono más liviano y sin pretensiones. Sí, hay batallas y conflictos y un viaje de iniciación tras el cual el protagonista no será el mismo. Pero las consecuencias de ese viaje no son tan dañinas para Bilbo como lo serán para Frodo. Frodo regresa cambiado pero herido física y psíquicamente, una melancolía y un malestar dañan su alma y el dedo que le falta será un dolor para siempre; Bilbo regresa mejor, más valiente, más osado y rico. Bilbo vivirá tranquilo y feliz en su agujero hasta que se despierte Saurón; Frodo no tendrá paz hasta que parta con los elfos. Y ese tono ligeramente optimista se refleja en El Hobbit, un cuento al fin y al cabo. Un saludo, sed felices y leed mucho.