Ya le gustaría a muchos autores tener el saque que tiene David B. Gil, que comenzó su andanza literaria con una apasionante thriller de ciencia ficción. Hijos del Dios Binario reúne todos los elementos buenos de una trama detectivesca: aventuras, misterios y viajes, todo ello en un contexto futurista y con una muy buena redacción. En resumen: un debut que no se conforma con lo correcto sino que aspira a marcar la diferencia.
Ya hablamos por aquí de El Guerrero a la Sombra del Cerezo, la segunda novela de este autor que, tras más de un año estando en el top diez de literatura histórica en español en Amazon, nos llamó la atención, y nos cautivó. Ahora hemos querido indagar en el camino que recorrió David B Gil antes de dar un pequeño salto a la fama en esto de las novelas y del mercado español, y el resultado es bueno, original e inteligente.
Buena trama, buen contexto y gran resultado
La trama nos lleva a un mundo de ciencia ficción no muy diferente al nuestro pero quizás un tanto más desalmado, en el que los avances tecnológicos han llegado al día a día de los ciudadanos con el precio que hay que pagar por ello: más control, pérdida de la intimidad, mercadeo de datos a gran escala, gente más interesada en lo virtual que en el mundo real, etc. Y en este mundillo nos encontramos a los dos protagonistas: una periodista y un cazatesoros interesado en encontrar una reliquia del pasado (más o menos de nuestro tiempo actual), los dos está necesitados de resolver el enigmático proyecto Zeitgeist. Eso les llevará a diferentes partes del mundo al más puro estilo Misión Imposible, desvelando información aquí y allá y conociendo a personajes muy interesantes que operan en las sombras. Todo esto está narrado con un estilo de aventuras y de espías, haciendo pensar al lector que de aquí se podría sacar una muy buena película. Y ojo, un despistado podría pensar que estamos ante un especie de Dan Brown español, con protagonistas que resuelven enigmas por todo el mundo y organizaciones ocultas y poderosas, pero estamos un paso más allá. Esto es más inteligente y profundo, lleno de referencias culturales, con un gran trabajo de documentación y una buena prosa, se nota que el autor busca algo más que un título palomitero que tan sólo aspira al entretenimiento sin pedir mucha atención al lector. Hay giros inesperados que no ves venir aunque intentes estar preparado, reflexiones y planteamientos muy interesantes sobre hacia donde puede caminar la ciencia, deshumanizando en ocasiones o dando oportunidades a personas con habilidades aparentemente inútiles. Se nota que hay un trabajo de fondo, varias vueltas y ganas de atrapar en las páginas, y por supuesto de meter guiños a la cultura japonesa que tanto aprecia el escritor y al que ha dedicado sus siguientes títulos.
Como siempre decimos por aquí: nuestra opinión no es absoluta. Puedes leer más críticas en Amazon o en nuestro querido IMDB de los libros: Goodreads, y todos llegan más o menos a las mismas conclusiones. Obviamente conseguir un diez es complicado, más en tu primer tiro, pero las cosas también hay que valorarlas por el momento del autor y desde luego arrancar así es buena señal, significa que quieres aportar algo y que antes o después serás un referente en la literatura española. Quizás se podría apreciar un par de matices que, como lector, nos podrían haber resultado más atractivos. Por un lado el personaje masculino puede parecer que se presenta como el típico detective fucker que fuma y bebe whisky mientras mira por la ventana tratando de sondear qué misterios hay detrás de su investigación… y mientras ignora la mujer sexy que duerme desnuda en su cama. Casi que nos lo podemos imaginar en blanco y negro. Y eso no tiene por qué estar mal porque de hecho su evolución es muy interesante y alejada del tópico, pero quizás condiciona al lector desde el principio, encuadrándolo en un perfil preexistente y empatizando más con el otro personaje, la periodista, pero eso puede depender de cada uno. Por otra parte es ciencia ficción, sí, pero light. Me explico: no hay naves espaciales, viajes interdimensionales, alienígenas y armas imposibles, es más bien un mundo moderno y factible al que nos encaminamos, y que incluso podría estar pasando dentro de poco. De hecho es probable que el autor quiera incluso advertirnos. Pero cuando un lector de este género se enfrenta a una novela nueva suele pensar: “a ver qué tipo de mundo me propone aquí y con qué avances inimaginables”, y sin embargo a veces te olvidas de que es ciencia ficción y sigues porque lo que atrapa es la parte thriller. Eso puede ser porque la novela tiene que estar encajada en dos o tres géneros para lograr su nicho de mercado, así funciona el márketing, pero es necesario saber qué te vas a encontrar. Quizás Hijos del Dios Binario guste más a los aficionados al thriller, la novela negra, las aventuras y los misterios, que a los seguidores de la ciencia ficción, donde puedes encontrar desde batallas planetarias hasta tecnología moderna. Y dentro del estilo es posible que los más clásicos no encuentren mucho riesgo sino más bien un conjunto muy equilibrado de todos los elementos que debemos encontrar, cosa que por otra parte es muy complicado de lograr. Ahí, de nuevo, cada uno verá acorde con lo que le gusta.
En cualquier caso es muy recomendable y muy interesante, y nos ha convencido como lo hizo El Guerrero a la Sombra del Cerezo. Hay que seguir a David B. Gil porque estamos seguros de que pronto pondrá sobre la mesa otro título que nos embelesará.