Reseñamos los nueve episodios restantes de Love, Death & Robots, antología animada que Tim Miller ha coordinado para Netflix, con elementos de ciencia ficción y fantasía. Tras una primera mitad sorprendente pero irregular, daremos nuestra opinión sobre los capítulos que nos quedan por criticar, y una conclusión global sobre esta serie.
Metamorfosis
Tras el ecuador de esta antología, nos llega una de las entregas más decepcionantes: dos hombres lobo son destinados a Afganistán, donde tendrán que enfrentarse a uno de los miembros de su propia especie. Sin embargo, los enemigos no están solo entre las filas de las terroristas.
La historia plantea un universo alternativo bastante interesante que ofrece posibilidades interesantes, pero que no explota adecuadamente. A pesar de un final emotivo, no hay ningún giro interesante que altere la estructura de una historia cuyo segundo acto provoca algún que otro bostezo.
Mano amiga
Este corto tampoco es de los más destacados, pero su corta duración lo hace soportable. Una astronauta, en un discurrir de los acontecimientos que recuerda a Gravity, acaba suspendida en el espacio. Para salvar su vida, tendrá que tomar medidas extremas.
Esta muestra de terror en el espacio destaca por su verosimilitud y por una brutalidad que hará sentirse incómodo a más de uno. Sin embargo, palidece al lado de otros fragmentos mucho más llamativos como…
Noche de criaturas marinas
La fantasía se adueña de estos minutos de metraje, dejando a la ciencia ficción en segundo plano. El coche de una pareja de vendedores ambulantes se avería en el desierto estadounidense. Entonces, estos dos agentes comerciales verán cómo el lugar donde se encuentran viaja en el tiempo y vuelve a la misma situación que hace millones de años: de nuevo, pasa a formar parte del fondo marino.
Este segmento visualmente apabullante no ofrece explicaciones, porque no son necesarias. Simplemente, nos recuerda que nuestro mundo no es realmente nuestro, y nos muestra la naturaleza bella y terrible que yace en una de las zonas más misteriosas del planeta: las profundidades del océano.
Afortunados 13
Durante un conflicto futurista contra un enemigo que no se nos hace explícito, una piloto novata tendrá que ponerse al frente de la nave “Afortunados 13”, considerada maldita: ya ha perdido dos veces a su tripulación, en brutales ataques de los que solo salió ileso el vehículo.
Esta historia sencilla y conmovedora, al igual que Metamorfosis, no ofrece muchas sorpresas. Sin embargo, su protagonista es bastante más agradable que los soldados de cartón piedra de su predecesora, y su voz narradora contribuye a ignorar la soporífera y oscura estética de guerra.
Zima Blue
Este corto es el más destacado de esta segunda mitad, y uno de los mejores de toda la antología. Seguimos los pasos de una periodista que se dispone a realizar una entrevista al misterioso artista Zima Blue, que ha creado fascinantes composiciones gracias a las innovaciones tecnológicas que ha incorporado a su obra, y que ha llegado a producir murales que llegan hasta el espacio exterior.
Con una estética en 2D cortesía de Passion Animation Studios, esta pequeña obra de arte cuenta con más de una sorpresa. Relata una historia de metamorfosis que resulta intimista a pesar de la gran escala en la que se desarrolla. Frente a la animación realista en 3D que impera en otros capítulos, este ofrece un aspecto mucho más único, con una gama cromática en la que destaca, cómo no, el azul.
Punto ciego
Frente a la historia más personal del episodio anterior, Punto ciego vuelve a desatarse, mostrando una frenética persecución en la que una banda de cíborgs intenta robar un vehículo blindado. Un novato ladrón tendrá que adaptarse a sus excéntricos compañeros.
Con una atmósfera y una estética a lo Mad Max, esta diminuta cinta de acción nos muestra a un grupo variopinto de antihéroes con personalidades complementarias… pero, de nuevo, no aporta nada nuevo más allá de un correcto aspecto visual. Parece más bien un piloto de una webserie sin demasiado desarrollo.
La edad de hielo
Una pareja se muda a su nuevo apartamento, pero se encontrarán con algo que no se esperaban: una civilización en miniatura que vive dentro de su congelador, y cuyos avances científicos y sociales se producen en cuestión de segundos. Enseguida pasan de la Edad Media al siglo XIX, luego a la actualidad… y más allá.
Esta simpática historia mezcla la ciencia ficción con un gracioso slice of life, y esta cotidianidad es su mayor virtud. No hay grandes tragedias ni giros, sino una pequeña píldora de entretenimiento.
Historias alternativas
¿Cómo sería una aplicación de móvil que simulara las consecuencias de posibles cambios en nuestra línea temporal? Historias alternativas responde a esta pregunta presentando distintas versiones de la muerte de Hitler. Lo que podría haber sido una elucubración inteligente acaba convirtiéndose en un divertimento desenfadado en el que cada posibilidad resulta más sorprendente que la anterior. Este fragmento de corta duración consigue provocar alguna carcajada que otra, y su irreverencia agradará a los espectadores de mente abierta.
La guerra secreta
Unos soldados del Ejército Rojo se trasladan a una pequeña población en el bosque siberiano para investigar una masacre. En cuanto se aproximen a la verdad, descubrirán que en la guerra civil rusa había frentes mucho más peligrosos de lo que se imaginaban.
Esta ficción bélica de fantasía oscura logra crear una atmósfera bastante atractiva, alejándose de los soldados estadounidenses que suelen aparecer en este tipo de productos. A pesar de su impactante final y de haber confeccionado una bonita historia de heroísmo, no es el broche de oro que debería suponer el último segmento.
Conclusión
Love, Death and Robots no es Black Mirror. Mientras que la serie de Charlie Brooker logra mantener una calidad bastante elevada, salvo excepciones, esta antología oscila entre la mediocridad más burda y la brillantez más desaprovechada. Sería más adecuado verlo como un experimento à la Fantasía, centrándose más en un aspecto atractivo frente a un argumento complejo, como hacía la cinta de la productora Disney. Sin alcanzar ni por asomo las cotas de calidad de esta obra maestra, presenta un formato muy similar, y supone un relevante puñetazo en la mesa para la animación adulta estadounidense. Es recomendable quedarse durante los créditos, para poder rastrear luego los otros trabajos de directores muy llamativos que muchos desconocerán.
Para la segunda temporada, si es que la hay, habría que recomendarle a Netflix que prescindiera de los servicios de Digic Pictures, empresa de animación 3D especializada en videojuegos que, a pesar de realizar un trabajo correcto en la mayor parte de cortos, debería dejar paso a fragmentos más arriesgados que no parecen producidos en masa. Love, Death and Robots tiene mucho que ofrecer, pero no alcanza todo su potencial. Si la productora planea estrenar otra entrega en el futuro, deberá aprender de los segmentos más destacados y dedicarle más tiempo y esfuerzo a los guiones.