La resolución de Flashpoint trajo unas consecuencias muy controvertidas, uniendo al Universo DC tradicional con Vertigo y Wildstrom en un único universo de ficción en que hay 52 tierras paralelas con diversas versiones de los personajes de la editorial. Sobre la conveniencia de esta idea y sobre su ejecución se han vertido ríos de tinta, con opiniones mayoritariamente negativas, pero no hay que olvidar que hubo alguna buena idea. Una de ellas fue la de crear una colección llamada The Wild Strom.
Es cierto que en el NuDC hemos podido ver nuevas versiones de los personajes de Wildstrom pero DC reservo uno de sus 52 universos para que Warren Ellis pudiera hacer lo que quisiera y partiendo desde cero con los personajes del sello que comandaba Jim Lee. Uno de los guionistas con más imaginación del medio y que mejor ha sabido tratar a personajes como Midnighter y Apollo tenía carta blanca para hacer lo que quisiera.
Y Ellis hace lo que mejor sabe hacer, escribir una historia de ciencia ficción con toques conspiranoicos en la que la gran mayoría de los personajes de Wildstrom juegan un papel de mayor o menor importancia. Pero no esperéis ver por aquí a los protagonistas de la magnífica Planetary , la gran obra de Ellis en este universo quedó cerrada y bien cerrada y el escritor no tiene ganas de volver sobre esos persones después de cerrar su historia.
La colección consta de 24 números que en España ECC Ediciones ha publicado en 4 volúmenes. Al tratarse de una serie larga, Ellis tiene tiempo de jugar con todos los elementos a su alcance para dar forma a una trama muy interesante y entretenida. El ritmo es alto y desde el principio el guionista empieza a lanzar un montón de elementos nuevos al lector. Tal vez no entendamos todo de primeras, pero la historia es tan “molona” que tampoco importa demasiado. Sobre todo si sabemos que al final todas las piezas acabaran encajando en su sitio. Esto puede descolocar un poco, pero al ser personajes que nos suenan y al ser una manera de narrar a la que el autor nos tiene ya acostumbrados, rápidamente entramos en su juego, y ya sabemos que no hay nadie tan “molón” como Warren Ellis.
Y ese juego es una historia de agencias secretas, conspiraciones, poderes ocultos en la historia de la humanidad y elementos de ciencia ficción que mezclan a la perfección en una compleja trama. Seguro que todo esto os suena, es algo que Ellis ha tratado muchas veces en sus obras y que además forma parte del núcleo central de la antigua Wildstrom (la editorial).
La historia trata básicamente del enfrentamiento entre dos agencias secretas que se disputan el control de la tierra. Por un lado, tenemos a Operaciones Internacionales (OI), comandada por un pusilánime Miles Craven (nada que ver con su versión anterior) y por otro Skywatch, liderada por un enloquecido Henry Bendix (este sí que se parece más al que todos conocemos). La primera tiene el control de lo que pasa en la superficie del planeta, mientras que la otra gobierna los cielos, pero siempre en un delicado equilibrio que salta por los aires por las acciones de Angela Spica (Engineer) al principio de la serie.
En medio de este enfrentamiento esta la corporación HALO de Jacob Marlowe, un inventor que según él sólo quiere lo mejor para la humanidad. Aunque esconde un oscuro pasado ligado a otros mundos y otras oscuras intenciones. A Marlowe lo ayuda un grupo de acción encubierta llamado Wildcats y compuesto por viejos conocidos como Cole Cash (Grifter), un cambiado John Colt (Spartan) o Void. Este grupo será el que primero ayude a Angela Spica a poner en orden sus prioridades mientras por otro lado se va desarrollando el enfrentamiento entre OI y Skywatch.
Pero todos los lectores sabemos que el lugar de Spica está con The Authority. Así que según avance la historia vamos a ver las nuevas versiones de Jack Hawksmoor, Jenny Sparks, la Doctora, Apollo y Midnighter, que acabaran formando una alianza para solucionar el enfrentamiento fratricida entre las dos agencias secretas que amenaza con llevarse por delante a toda la humanidad.
Es alucinante como Ellis logra dar forma a todo este embrollo de tal manera que, aunque al principio pueda parecer una historia muy confusa, al final todo (o casi todo, nadie es perfecto) tiene su sentido. Con sorpresas incluidas, como la participación del antiguo Team-7 y del maquiavélico John Lynch en una parte de la historia que deja un sabor triste pero que es de mis favoritas.
Al final prácticamente todos los protagonistas del Universo Wildstrom acaban apareciendo o se les menciona. El peaje a pagar es que hay personajes que quedan un poco desdibujados y situaciones que, aunque se solucionen, da la sensación de que podrían haber tenido más jugo (el papel de Michael Cray, el enfrentamiento entre Daemonitas y Querubines o el papel un tanto residual que acaban teniendo los Wildcats). Tal vez esas historias y algunos personajes (Gen 13) podrían aparecer en una segunda parte si Ellis se anima.
El arte de la serie corre a cargo de Jon Davis-Hunt (dibujo) e Ivan Plascencia (color). Este apartado tiene cosas buenas y no tan buenas. Lo principal es que los dos profesionales se encargan del arte de toda la obra y eso dota a The Wild Strom de una uniformidad que es de agradecer en estos tiempos. Sobre el estilo de Davis-Hun señalar que, aunque cumple y ofrece un dibujo que no desagrada, no llega a explotar como debería en una obra de estas características.
En el aspecto positivo tenemos unas composiciones de página que en muchas ocasiones son realmente espectaculares y que invitan a devorar el cómic. Pero sus personajes aparecen siempre acartonados y estáticos, algo que no desentona en las muchas escenas de diálogos que hay, pero cuando se trata de reflejar la acción algo falla. Sus coreografías son brillantes, pero esa rigidez de la que no se puede librar hace que las peleas no sean lo espectaculares que deberían ser. Además, la plasmación de la tecnología, algo fundamental en una obra como esta, también deja bastante que desear, ofreciendo unos diseños bastante raros que no quedan bien (por ejemplo, al mostrar cómo funciona el traje de Engineer). En cuanto a la paleta de Ivan Plascencia nada que objetar, opta por tonos fríos y asépticos que en una obra de ciencia ficción como esta cumplen su función.
En resumen, aunque el dibujo no es malo y se deja ver, esta no va a ser una obra recordada por su dibujo (como si lo es por ejemplo The Authority ). Pero a pesar de ello The Wild Strom ofrece una historia compleja y exigente con el lector, pero a la vez fascinante y muy divertida, casi a la altura de las mejores obras de un siempre genial Warren Ellis.